December 2, 2025 • 18 mins
En este episodio de La Biblia en un año con el pastor Jack Graham, Juan relata la visión que recibió mientras estaba desterrado en la isla de Patmos, donde el Señor lo visitó con una voz como trompeta y lo llevó a contemplar la majestuosa sala del trono de Dios. Juan vio siete candelabros dorados y, en medio de ellos, a Jesús glorificado, con rostro resplandeciente, cabello blanco como la luz, una espada saliendo de su boca y siete estrellas en su mano. Después, Jesús le ordenó escribir mensajes para las siete iglesias de Asia. Luego Juan fue llevado al cielo, donde contempló a Dios sentado en un trono rodeado de un arco iris esmeralda, veinticuatro ancianos con coronas, y cuatro seres vivientes que proclamaban continuamente: “Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso”. También vio un libro sellado con siete sellos que nadie podía abrir, hasta que apareció el Cordero de Dios, herido pero de pie, identificado como el León de Judá, quien tomó el libro mientras los seres celestiales y innumerables ángeles entonaban cantos de adoración diciendo que Él es digno de recibir toda gloria, honor y poder. Esta visión revela la santidad, majestad y soberanía de Cristo, y fortalece la esperanza de los creyentes al recordarles que Jesús reina sobre la historia, la vida y la eternidad
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Transcript
Episode Transcript
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Speaker 1 (00:00):
Oremos. Y al instante fui en el Espíritu, y he
aquí un trono estaba puesto en el cielo, y uno
sentado en el trono. Apocalipsis 4, 2. Jesús, al adentrarme en las
cosas más profundas de Dios, te agradezco que tu espíritu
familiar de consuelo y amor me rodee. Mientras me deleito
(00:22):
en tu gloria, te agradezco que a través de la
lectura de Apocalipsis pueda ser llevado a la belleza y
el esplendor de tu sala del trono. De la misma
manera que Juan oyó y vio a los ángeles volando
alrededor de tu trono, Señor, muéstrame y déjame escuchar las
alabanzas de tu grandeza en todo lo que hago. Cuando
(00:43):
miro a mi alrededor que la evidencia de tu gloria
y esplendor llene mi vista mientras la belleza de tu
sala del trono se me revela en espíritu y en verdad,
que tu continua fidelidad se sienta en mi vida. Que
mis alabanzas resuenen fuerte en la sala del trono de
la gracia, como los ángeles arriba, porque no importa cuán
(01:05):
glorioso piense que eres, sé que, como tu sala del trono,
hay diferentes niveles de tu grandeza. Y no puedo esperar
para explorarlos todos. En el nombre de Jesús. Amén. Gracias
por orar con nosotros hoy. Continúa tu tiempo con Dios
escuchando la historia bíblica de hoy. Presentada por BibleInAYear.com
Speaker 2 (01:34):
La Sala del Trono de Dios En esta historia... Desterraron
a Juan después de sumergirlo en una caldera de aceite hirviendo.
Sentado en la costa de Patmos, Dios viene a él
en una visión. Por medio de poesía y metáforas, Juan
describe la visión de la sala del trono de Dios.
(01:54):
Nos transportaremos con Juan y contemplaremos la hermosura y la
gloria de Dios. Inspirado en el libro de Apocalipsis.
Speaker 3 (02:05):
Hola, soy Jack Graham con el episodio de hoy del
podcast La Biblia en un Año. Pero antes de comenzar,
quiero informarte sobre un e-book único que puedes descargar completamente
gratis hoy. Se llama Rompiendo las cadenas del estrés. Y
mi oración es que te ayude a vencer las tareas diarias,
presiones y cargas que traen estrés a tu vida. Descarga
(02:28):
tu copia gratuita de Rompiendo con el estrés hoy visitando jackgraham.org,
diagonal estrés. Eso es jackgrahan.org.es. Estamos recorriendo toda la Biblia
y es una aventura increíble. En nuestro episodio anterior, escuchamos
la conclusión del Libro de los Hechos cuando Pablo llegó
(02:50):
a Roma y pudo compartir abiertamente el Evangelio allí durante
dos años. Aunque su vida finalmente terminó a manos de
un cruel déspota romano, un emperador malvado llamado Nerón, su
obra y testimonio continúan dando fruto hasta el día de hoy.
Hoy comenzaremos a ver a través de los ojos del
(03:12):
apóstol Juan y la inspiración del Espíritu Santo una visión
para el futuro y una oportunidad de mirar el mismo
salón del trono de Dios y la esperanza de que
tenemos en el cielo. Así que escuchemos ahora la lectura
de El Apocalipsis, el último libro de la Biblia.
Speaker 2 (03:32):
Desterrado en la isla de Patmos, sentado sobre los acantilados,
observaba desde arriba cómo las oscuras olas se estrellaban contra
las rocas afiladas. Las nubes estaban oscuras y pesadas, a
punto de dejar escapar la lluvia. El viento soplaba contra
mi herida y marcada piel. La persecución por predicar el
(03:56):
Evangelio me había dejado marcado y solo, condenado a morir
en una isla lejos de mis seres queridos. Cerré los
ojos y vi a Dios, y lo que oí detrás
de mí fue como un rugir de un trueno. La
voz parecida al sonido de una trompeta estremeció mis huesos
y me dijo... Escribe todo lo que estás a punto
(04:18):
de ver, pues esto se difundirá entre las iglesias de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Teatira, Sardis,
Filadelfia y la Odisea. Después de discernir que era la
voz de Dios, tomé mi pergamino y mi pluma y
comencé a escribir. Aparté la vista de las olas para
(04:38):
observar la visión de Dios detrás de mí. Vi siete
candeleros de oro que ardían en llamas y admiración. En
medio de los candeleros estaba alguien semejante al hijo del hombre,
que vestía un manto largo y un cinto de oro
alrededor de su pecho. Su cabello era blanco puro, no
(04:59):
por su edad, sino por la enorme gloria. Sus pies
eran como bronce pulido y su voz era como el
rugir de un caudal de agua. En su mano derecha
tenía siete estrellas y de su boca salía una afilada
espada de doble filo. Su rostro resplandecía como mil galaxias.
(05:20):
Su presencia era indescriptible. Cuando lo vi, caí postrado como muerto.
No podía comprender lo que veían mis ojos y me
llené de temor. Una delicada mano se extendió hacia mí
y tocó mi hombro. Su presencia era tan cálida como
mi recuerdo. Era Jesús. Su voz era como fuertes olas
(05:41):
y al mismo tiempo, como una suave corriente. No temas,
me dijo. Yo soy el primero y el último. Morí
y ahora vivo para siempre. Yo tengo las llaves de
la muerte y del infierno. Mi mente estaba fijada en
su grandeza. Entonces... Él me dijo nuevamente que escribiera lo
(06:02):
que estaba diciendo y se lo enviara a las iglesias.
Pronunció entonces exhortaciones, reprensiones y llamados para las siete iglesias. Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Teatira, Sardis,
Filadelfia y la Odisea. Su voz era suave, pero su
tono era firme. Después de esto, miré hacia arriba. Había
(06:26):
una puerta abierta al cielo. Desde la puerta oí una
voz resonante que me decía,« Ven a ver». Al decir esto,
fui elevado y llevado al cielo. Apresuradamente, crucé la puerta
del tiempo y del espacio y quedé bajo el poder
del Espíritu y frente al trono de Dios. El que
(06:46):
estaba sentado en el trono tenía el aspecto de jaspe
y cornalina. El rojo era tan brillante como la misma sangre.
Alrededor del trono había un arco iris de color esmeralda.
Alrededor del trono había 24 tronos más pequeños. En cada trono
estaba sentado un anciano vestido de blanco con una corona
(07:08):
de oro en la cabeza. Un rayo destelló violentamente y
fijé mi mirada en el trono principal. Al instante, un
trueno retumbó. Del suelo salían siete antorchas de fuego. Me
vi obligado a mirar hacia abajo. El suelo parecía un
manso mar, liso como el cristal, aunque todavía con vida
(07:30):
y movimiento. Miré fijamente a los seres que estaban detrás
del trono y caí de espaldas. Alrededor del trono había
cuatro seres vivientes. Eran enormes y se asomaban en las
alturas de la sala del trono como guardianes majestuosos. El
primer ser viviente parecía un león. El segundo tenía la
(07:51):
fuerza de un becerro. El tercero tenía un rostro parecido
al de un hombre y el cuarto parecía un águila
que volaba en medio de la sala del trono. Cada
una de las bestias tenía seis alas y tenía ojos
por toda la cabeza. Moraban en majestad y cantaban con
voces graves que parecían el rugir de un trueno y decían, Santo, Santo,
(08:18):
Santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que fue, el
que es y el que vendrá. Todos estaban postrados delante
del que estaba sentado en el trono. Y mientras las
poderosas bestias agitaban sus alas y cantaban dándole gloria a Dios,
los veinticuatro ancianos se arrodillaban ante Él y ponían sus
(08:40):
coronas a sus pies. Sus voces sonaban como una sola.
Cantaban poemas a Dios. Resonaba en mi alma mientras cantaban,
Digno eres, Dios, de recibir toda la gloria y todo
el poder, porque tú creaste todas las cosas y por
tu voluntad existen. Al instante, toda la sala permaneció en silencio.
(09:03):
El que estaba sentado en el trono tenía en la
mano un libro con siete sellos. Entonces, un ángel que
estaba detrás de mí dijo,«¿ Quién es digno de abrir
los siete sellos?». Miré a mi alrededor y tuve una
visión de muchos hombres y mujeres que trataban de romper
los sellos. Sin embargo, ninguno pudo abrir el libro. En
(09:26):
mi corazón, yo sabía que el libro contenía la propia
vida y sabiduría más allá de lo imaginable. Así que
comencé a llorar al ver que no había nadie que
pudiera abrir el libro. De pronto, uno de los ancianos
tocó mi hombro y me dijo, no llores, porque el
león de Judá, la raíz de David, ha vencido a
(09:47):
la muerte y puede abrir el libro. Dejé de llorar
cuando lo vi. Allí estaba él delante de mí, el
Cordero de Dios. Llevaba las cicatrices del matadero. Aún estaba
ensangrentado y herido por la crueldad del hombre. En su
mano llevaba el libro sellado. Todos los ancianos y los
(10:08):
seres vivientes entonaban un cántico que decía,« Digno eres de
romper los sellos porque fuiste inmolado y por tu sangre
somos redimidos para Dios. Cada tribu, lengua y nación sabrá
que tú eres Dios». Más ángeles salieron a entonar cánticos
y decían,« Digno es el Cordero que fue inmolado de
(10:29):
recibir el poder, la gloria y las bendiciones». Observé mientras
cada ser viviente en el cielo y en la tierra
adoraba al rey herido y crucificado. Su belleza era indescriptible.
Speaker 3 (10:45):
Comenzamos la lectura de hoy con Juan en la isla
de Patmos. Es un hombre mayor, exiliado por persecución, como
él dijo, por la palabra de Dios y el testimonio
de Jesús. Muchos, si no todos, sus amigos habían enfrentado
la muerte por la causa del evangelio, pero Dios aún
no lo había hecho. Todavía no había terminado con el
(11:05):
apóstol Juan, aunque él era el último hombre en pie.
El para que Juan lo entregara, uno de extrema importancia
sobre la esperanza, la esperanza del cielo y cómo podemos
soportar incluso bajo persecución mientras esperamos el regreso de Cristo
y la promesa del cielo. Escuchamos cómo Dios habló a
Juan con una voz atronadora como una trompeta fuerte, y
(11:28):
le dijo que escribiera lo que estaba a punto de
decirle y mostrarle. Debía registrar lo que veía y enviarlo
en un libro a las siete iglesias de toda Asia.
Cuando Juan se volvió hacia la voz que escuchó, vio
algo increíble. Siete candelabros de oro. Y en el centro
había un hombre maravilloso con una túnica larga y un
(11:50):
cinturón de oro. Y esta imagen o retrato no era
otro que Jesús mismo. Se veía tan diferente de la
última vez que Juan lo había visto en una cruz,
luego en una resurrección y ascendiendo a las nubes. Pero
era verdaderamente Jesús. Simbólicamente, sostenía siete estrellas en sus manos,
(12:10):
significando su soberanía y propiedad sobre todos los que lo siguen.
De su boca salía una espada de doble filo, indicando
que él es el juez supremo. Entonces,¿ qué hizo Juan?¿
Corrió al principio con alegría para saludar a su amigo Jesús,
a quien no había visto en décadas? Después de todo,
él era el que Jesús amaba, y Juan amaba a Jesús. Bueno,
(12:34):
en realidad, Juan cayó sobre su rostro. Era como si
estuviera muerto. Estaba asombrado, maravillado por lo que estaba viendo.
Vio la gloria y majestad de Cristo. Juan se sintió
indigno e incluso aterrorizado. Seguramente estaba como muerto porque había
visto el rostro de Dios, pero Jesús le habló con
ternura y suavidad, diciéndole, Jesús nuevamente le dijo que escribiera
(12:57):
lo que estaba a punto de ver y oír. Estos
eran mensajes importantes que comenzaban con palabras específicas a las
siete iglesias en Asia Menor. Eran palabras de aliento, reprensión, consuelo, corrección,
(13:19):
advertencia y testimonio. Palabras como estas a la iglesia en
la odisea se encuentran en Apocalipsis 3, 19 al 20. A todos los
que amo, los reprendo y disciplino. Sí, pues, celoso y arrepiéntete.
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Si
alguien oye mi voz y abre la puerta... Entraré a
él y cenaré con él, y él conmigo. Y aunque
(13:41):
estas eran instrucciones específicas dadas a iglesias específicas y estratégicas
en ese momento, son palabras que necesitamos escuchar hoy. De hecho,
no hay duda de que hay personas escuchándome ahora mismo
y la palabra de Dios hoy que necesitan abrir la
puerta de sus corazones y recibir a Jesús como Señor
(14:02):
y Salvador. Él está llamando a la puerta de tu
corazón y si abres la puerta con fe e invitas
a Él, Él entrará y vivirá en tu vida y
conocerás la vida eterna y el perdón de tus pecados.
A continuación, Juan miró hacia arriba y vio el cielo
abrirse cuando escuchó una voz llamándolo a subir y ver.
(14:23):
Fue levantado de sus pies y trasladado al cielo a
un lugar que nunca había visto. Era la sala del
trono de Dios y era maravilloso, majestuoso, magnífico. La descripción
que da Juan transmite una inmensa belleza, majestad y gloria.
Y en esta increíble sala había 24 ancianos vestidos de blanco
(14:43):
y con coronas. Estas eran figuras muy importantes, esto es claro.
Estos 24 ancianos representan a la iglesia de todas las épocas,
el pueblo de Dios, tanto los santos del Antiguo Testamento
como del Nuevo Testamento. Pero no estaban solos porque Juan
vio cuatro seres vivientes con alas. Los seres cantaban alabanzas
a Dios adorándolo en su sala del trono. Estos eran
(15:05):
mensajeros angelicales, testigos y adoradores.¡ Qué vista increíble! Solo puedo
empezar a imaginar lo abrumador que esto debió haber sido
para Juan. Mientras miraba alrededor de la sala, la sala
del trono de Dios, había una realidad inconfundible. Dios es santo, santo, santo,
y Jesucristo es Señor. Él es digno de toda nuestra alabanza.
(15:27):
Él es el único digno. Él es completamente digno. Y
Él es siempre digno. Todos estos seres fueron creados y
fue Dios quien los creó a todos. Nunca perdamos el
asombro de la grandeza de Dios y la gloria en
la presencia de Dios, no sólo en su espíritu hoy,
sino cuando estemos en su presencia para siempre. Como escuchamos
(15:50):
en la Escritura hoy, entonces sucede algo asombroso. Se hace
una pregunta,¿ Quién es digno de abrir los sellos, los
sellos del juicio? Y sólo uno podía presentarse que era digno,
aquel que acabamos de proclamar, Jesús. Y Juan, aunque estaba
muy triste porque nadie era digno de abrir los sellos
en el cielo o en la tierra, luego se regocijó
(16:12):
y se le dijo que no llorara porque Jesús mismo
abriría los sellos. La raíz de David, el león de Judá.
Él había conquistado la muerte y podía abrir el rollo.
Él está comandando toda la historia y el destino del
mundo y la eternidad. Juan vio a Jesús en toda
su gloria, el Cordero de Dios de pie ante él.
(16:35):
Jesús tomó el rollo y todos comenzaron a clamar,« Digno, digno, digno».¿
Por qué? Porque Jesús es Dios, Dios es Jesús y
Él es a quien adoramos. Fue esta verdad la que
Juan había abrazado hace tantos años cuando siguió a Cristo
en la tierra. Y aunque solo tenía una vaga comprensión
(16:57):
de lo que todo esto significaba, ahora se le dio
una visión del cielo mismo y la esperanza que tenemos
en Cristo. Se nos habla de cosas que aún están
por venir en la tierra, de gran tribulación y de
un anticristo, y de juicio. pero se nos dice sobre
todo que nuestro Dios reina.¡ Qué vista tan maravillosa para contemplar!
Y esto era sólo el comienzo. Oremos. Dios, te agradecemos
(17:21):
por el libro de Apocalipsis que no sólo habla del ayer,
sino que habla del hoy y del mañana y para siempre.
La esperanza que tenemos en Cristo, lo que sabemos es
que Él está vivo, que Jesús es Señor y que
podemos poner nuestra fe y confianza en Él. Que vivamos
cada día en esta esperanza y esperemos con ansias el
día en que veamos a Jesús cara a cara. Amén.
(17:45):
Gracias por escuchar el podcast de la Biblia en un
año de hoy. Antes de irnos, quiero informarte sobre un
e-book único que puedes descargar completamente gratis hoy. Se llama
Rompiendo con el Estrés y mi oración es que te
ayude a conquistar las tareas diarias, presiones y cargas que
traen estrés a
Speaker 4 (18:05):
tu vida. Descargue su copia gratuita de Rompiendo con el
Estrés hoy visitando jackgraham.org diagonal stress. Eso es JackGraham.org. Diagonal Stress.
Oremos. Y al instante fui en el Espíritu, y he
aquí un trono estaba puesto en el cielo, y uno
sentado en el trono. Apocalipsis 4, 2. Jesús, al adentrarme en las
cosas más profundas de Dios, te agradezco que tu espíritu
familiar de consuelo y amor me rodee. Mientras me deleito
(00:22):
en tu gloria, te agradezco que a través de la
lectura de Apocalipsis pueda ser llevado a la belleza y
el esplendor de tu sala del trono. De la misma
manera que Juan oyó y vio a los ángeles volando
alrededor de tu trono, Señor, muéstrame y déjame escuchar las
alabanzas de tu grandeza en todo lo que hago. Cuando
(00:43):
miro a mi alrededor que la evidencia de tu gloria
y esplendor llene mi vista mientras la belleza de tu
sala del trono se me revela en espíritu y en verdad,
que tu continua fidelidad se sienta en mi vida. Que
mis alabanzas resuenen fuerte en la sala del trono de
la gracia, como los ángeles arriba, porque no importa cuán
(01:05):
glorioso piense que eres, sé que, como tu sala del trono,
hay diferentes niveles de tu grandeza. Y no puedo esperar
para explorarlos todos. En el nombre de Jesús. Amén. Gracias
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Speaker 2 (01:34):
La Sala del Trono de Dios En esta historia... Desterraron
a Juan después de sumergirlo en una caldera de aceite hirviendo.
Sentado en la costa de Patmos, Dios viene a él
en una visión. Por medio de poesía y metáforas, Juan
describe la visión de la sala del trono de Dios.
(01:54):
Nos transportaremos con Juan y contemplaremos la hermosura y la
gloria de Dios. Inspirado en el libro de Apocalipsis.
Speaker 3 (02:05):
Hola, soy Jack Graham con el episodio de hoy del
podcast La Biblia en un Año. Pero antes de comenzar,
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y es una aventura increíble. En nuestro episodio anterior, escuchamos
la conclusión del Libro de los Hechos cuando Pablo llegó
(02:50):
a Roma y pudo compartir abiertamente el Evangelio allí durante
dos años. Aunque su vida finalmente terminó a manos de
un cruel déspota romano, un emperador malvado llamado Nerón, su
obra y testimonio continúan dando fruto hasta el día de hoy.
Hoy comenzaremos a ver a través de los ojos del
(03:12):
apóstol Juan y la inspiración del Espíritu Santo una visión
para el futuro y una oportunidad de mirar el mismo
salón del trono de Dios y la esperanza de que
tenemos en el cielo. Así que escuchemos ahora la lectura
de El Apocalipsis, el último libro de la Biblia.
Speaker 2 (03:32):
Desterrado en la isla de Patmos, sentado sobre los acantilados,
observaba desde arriba cómo las oscuras olas se estrellaban contra
las rocas afiladas. Las nubes estaban oscuras y pesadas, a
punto de dejar escapar la lluvia. El viento soplaba contra
mi herida y marcada piel. La persecución por predicar el
(03:56):
Evangelio me había dejado marcado y solo, condenado a morir
en una isla lejos de mis seres queridos. Cerré los
ojos y vi a Dios, y lo que oí detrás
de mí fue como un rugir de un trueno. La
voz parecida al sonido de una trompeta estremeció mis huesos
y me dijo... Escribe todo lo que estás a punto
(04:18):
de ver, pues esto se difundirá entre las iglesias de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Teatira, Sardis,
Filadelfia y la Odisea. Después de discernir que era la
voz de Dios, tomé mi pergamino y mi pluma y
comencé a escribir. Aparté la vista de las olas para
(04:38):
observar la visión de Dios detrás de mí. Vi siete
candeleros de oro que ardían en llamas y admiración. En
medio de los candeleros estaba alguien semejante al hijo del hombre,
que vestía un manto largo y un cinto de oro
alrededor de su pecho. Su cabello era blanco puro, no
(04:59):
por su edad, sino por la enorme gloria. Sus pies
eran como bronce pulido y su voz era como el
rugir de un caudal de agua. En su mano derecha
tenía siete estrellas y de su boca salía una afilada
espada de doble filo. Su rostro resplandecía como mil galaxias.
(05:20):
Su presencia era indescriptible. Cuando lo vi, caí postrado como muerto.
No podía comprender lo que veían mis ojos y me
llené de temor. Una delicada mano se extendió hacia mí
y tocó mi hombro. Su presencia era tan cálida como
mi recuerdo. Era Jesús. Su voz era como fuertes olas
(05:41):
y al mismo tiempo, como una suave corriente. No temas,
me dijo. Yo soy el primero y el último. Morí
y ahora vivo para siempre. Yo tengo las llaves de
la muerte y del infierno. Mi mente estaba fijada en
su grandeza. Entonces... Él me dijo nuevamente que escribiera lo
(06:02):
que estaba diciendo y se lo enviara a las iglesias.
Pronunció entonces exhortaciones, reprensiones y llamados para las siete iglesias. Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Teatira, Sardis,
Filadelfia y la Odisea. Su voz era suave, pero su
tono era firme. Después de esto, miré hacia arriba. Había
(06:26):
una puerta abierta al cielo. Desde la puerta oí una
voz resonante que me decía,« Ven a ver». Al decir esto,
fui elevado y llevado al cielo. Apresuradamente, crucé la puerta
del tiempo y del espacio y quedé bajo el poder
del Espíritu y frente al trono de Dios. El que
(06:46):
estaba sentado en el trono tenía el aspecto de jaspe
y cornalina. El rojo era tan brillante como la misma sangre.
Alrededor del trono había un arco iris de color esmeralda.
Alrededor del trono había 24 tronos más pequeños. En cada trono
estaba sentado un anciano vestido de blanco con una corona
(07:08):
de oro en la cabeza. Un rayo destelló violentamente y
fijé mi mirada en el trono principal. Al instante, un
trueno retumbó. Del suelo salían siete antorchas de fuego. Me
vi obligado a mirar hacia abajo. El suelo parecía un
manso mar, liso como el cristal, aunque todavía con vida
(07:30):
y movimiento. Miré fijamente a los seres que estaban detrás
del trono y caí de espaldas. Alrededor del trono había
cuatro seres vivientes. Eran enormes y se asomaban en las
alturas de la sala del trono como guardianes majestuosos. El
primer ser viviente parecía un león. El segundo tenía la
(07:51):
fuerza de un becerro. El tercero tenía un rostro parecido
al de un hombre y el cuarto parecía un águila
que volaba en medio de la sala del trono. Cada
una de las bestias tenía seis alas y tenía ojos
por toda la cabeza. Moraban en majestad y cantaban con
voces graves que parecían el rugir de un trueno y decían, Santo, Santo,
(08:18):
Santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que fue, el
que es y el que vendrá. Todos estaban postrados delante
del que estaba sentado en el trono. Y mientras las
poderosas bestias agitaban sus alas y cantaban dándole gloria a Dios,
los veinticuatro ancianos se arrodillaban ante Él y ponían sus
(08:40):
coronas a sus pies. Sus voces sonaban como una sola.
Cantaban poemas a Dios. Resonaba en mi alma mientras cantaban,
Digno eres, Dios, de recibir toda la gloria y todo
el poder, porque tú creaste todas las cosas y por
tu voluntad existen. Al instante, toda la sala permaneció en silencio.
(09:03):
El que estaba sentado en el trono tenía en la
mano un libro con siete sellos. Entonces, un ángel que
estaba detrás de mí dijo,«¿ Quién es digno de abrir
los siete sellos?». Miré a mi alrededor y tuve una
visión de muchos hombres y mujeres que trataban de romper
los sellos. Sin embargo, ninguno pudo abrir el libro. En
(09:26):
mi corazón, yo sabía que el libro contenía la propia
vida y sabiduría más allá de lo imaginable. Así que
comencé a llorar al ver que no había nadie que
pudiera abrir el libro. De pronto, uno de los ancianos
tocó mi hombro y me dijo, no llores, porque el
león de Judá, la raíz de David, ha vencido a
(09:47):
la muerte y puede abrir el libro. Dejé de llorar
cuando lo vi. Allí estaba él delante de mí, el
Cordero de Dios. Llevaba las cicatrices del matadero. Aún estaba
ensangrentado y herido por la crueldad del hombre. En su
mano llevaba el libro sellado. Todos los ancianos y los
(10:08):
seres vivientes entonaban un cántico que decía,« Digno eres de
romper los sellos porque fuiste inmolado y por tu sangre
somos redimidos para Dios. Cada tribu, lengua y nación sabrá
que tú eres Dios». Más ángeles salieron a entonar cánticos
y decían,« Digno es el Cordero que fue inmolado de
(10:29):
recibir el poder, la gloria y las bendiciones». Observé mientras
cada ser viviente en el cielo y en la tierra
adoraba al rey herido y crucificado. Su belleza era indescriptible.
Speaker 3 (10:45):
Comenzamos la lectura de hoy con Juan en la isla
de Patmos. Es un hombre mayor, exiliado por persecución, como
él dijo, por la palabra de Dios y el testimonio
de Jesús. Muchos, si no todos, sus amigos habían enfrentado
la muerte por la causa del evangelio, pero Dios aún
no lo había hecho. Todavía no había terminado con el
(11:05):
apóstol Juan, aunque él era el último hombre en pie.
El para que Juan lo entregara, uno de extrema importancia
sobre la esperanza, la esperanza del cielo y cómo podemos
soportar incluso bajo persecución mientras esperamos el regreso de Cristo
y la promesa del cielo. Escuchamos cómo Dios habló a
Juan con una voz atronadora como una trompeta fuerte, y
(11:28):
le dijo que escribiera lo que estaba a punto de
decirle y mostrarle. Debía registrar lo que veía y enviarlo
en un libro a las siete iglesias de toda Asia.
Cuando Juan se volvió hacia la voz que escuchó, vio
algo increíble. Siete candelabros de oro. Y en el centro
había un hombre maravilloso con una túnica larga y un
(11:50):
cinturón de oro. Y esta imagen o retrato no era
otro que Jesús mismo. Se veía tan diferente de la
última vez que Juan lo había visto en una cruz,
luego en una resurrección y ascendiendo a las nubes. Pero
era verdaderamente Jesús. Simbólicamente, sostenía siete estrellas en sus manos,
(12:10):
significando su soberanía y propiedad sobre todos los que lo siguen.
De su boca salía una espada de doble filo, indicando
que él es el juez supremo. Entonces,¿ qué hizo Juan?¿
Corrió al principio con alegría para saludar a su amigo Jesús,
a quien no había visto en décadas? Después de todo,
él era el que Jesús amaba, y Juan amaba a Jesús. Bueno,
(12:34):
en realidad, Juan cayó sobre su rostro. Era como si
estuviera muerto. Estaba asombrado, maravillado por lo que estaba viendo.
Vio la gloria y majestad de Cristo. Juan se sintió
indigno e incluso aterrorizado. Seguramente estaba como muerto porque había
visto el rostro de Dios, pero Jesús le habló con
ternura y suavidad, diciéndole, Jesús nuevamente le dijo que escribiera
(12:57):
lo que estaba a punto de ver y oír. Estos
eran mensajes importantes que comenzaban con palabras específicas a las
siete iglesias en Asia Menor. Eran palabras de aliento, reprensión, consuelo, corrección,
(13:19):
advertencia y testimonio. Palabras como estas a la iglesia en
la odisea se encuentran en Apocalipsis 3, 19 al 20. A todos los
que amo, los reprendo y disciplino. Sí, pues, celoso y arrepiéntete.
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Si
alguien oye mi voz y abre la puerta... Entraré a
él y cenaré con él, y él conmigo. Y aunque
(13:41):
estas eran instrucciones específicas dadas a iglesias específicas y estratégicas
en ese momento, son palabras que necesitamos escuchar hoy. De hecho,
no hay duda de que hay personas escuchándome ahora mismo
y la palabra de Dios hoy que necesitan abrir la
puerta de sus corazones y recibir a Jesús como Señor
(14:02):
y Salvador. Él está llamando a la puerta de tu
corazón y si abres la puerta con fe e invitas
a Él, Él entrará y vivirá en tu vida y
conocerás la vida eterna y el perdón de tus pecados.
A continuación, Juan miró hacia arriba y vio el cielo
abrirse cuando escuchó una voz llamándolo a subir y ver.
(14:23):
Fue levantado de sus pies y trasladado al cielo a
un lugar que nunca había visto. Era la sala del
trono de Dios y era maravilloso, majestuoso, magnífico. La descripción
que da Juan transmite una inmensa belleza, majestad y gloria.
Y en esta increíble sala había 24 ancianos vestidos de blanco
(14:43):
y con coronas. Estas eran figuras muy importantes, esto es claro.
Estos 24 ancianos representan a la iglesia de todas las épocas,
el pueblo de Dios, tanto los santos del Antiguo Testamento
como del Nuevo Testamento. Pero no estaban solos porque Juan
vio cuatro seres vivientes con alas. Los seres cantaban alabanzas
a Dios adorándolo en su sala del trono. Estos eran
(15:05):
mensajeros angelicales, testigos y adoradores.¡ Qué vista increíble! Solo puedo
empezar a imaginar lo abrumador que esto debió haber sido
para Juan. Mientras miraba alrededor de la sala, la sala
del trono de Dios, había una realidad inconfundible. Dios es santo, santo, santo,
y Jesucristo es Señor. Él es digno de toda nuestra alabanza.
(15:27):
Él es el único digno. Él es completamente digno. Y
Él es siempre digno. Todos estos seres fueron creados y
fue Dios quien los creó a todos. Nunca perdamos el
asombro de la grandeza de Dios y la gloria en
la presencia de Dios, no sólo en su espíritu hoy,
sino cuando estemos en su presencia para siempre. Como escuchamos
(15:50):
en la Escritura hoy, entonces sucede algo asombroso. Se hace
una pregunta,¿ Quién es digno de abrir los sellos, los
sellos del juicio? Y sólo uno podía presentarse que era digno,
aquel que acabamos de proclamar, Jesús. Y Juan, aunque estaba
muy triste porque nadie era digno de abrir los sellos
en el cielo o en la tierra, luego se regocijó
(16:12):
y se le dijo que no llorara porque Jesús mismo
abriría los sellos. La raíz de David, el león de Judá.
Él había conquistado la muerte y podía abrir el rollo.
Él está comandando toda la historia y el destino del
mundo y la eternidad. Juan vio a Jesús en toda
su gloria, el Cordero de Dios de pie ante él.
(16:35):
Jesús tomó el rollo y todos comenzaron a clamar,« Digno, digno, digno».¿
Por qué? Porque Jesús es Dios, Dios es Jesús y
Él es a quien adoramos. Fue esta verdad la que
Juan había abrazado hace tantos años cuando siguió a Cristo
en la tierra. Y aunque solo tenía una vaga comprensión
(16:57):
de lo que todo esto significaba, ahora se le dio
una visión del cielo mismo y la esperanza que tenemos
en Cristo. Se nos habla de cosas que aún están
por venir en la tierra, de gran tribulación y de
un anticristo, y de juicio. pero se nos dice sobre
todo que nuestro Dios reina.¡ Qué vista tan maravillosa para contemplar!
Y esto era sólo el comienzo. Oremos. Dios, te agradecemos
(17:21):
por el libro de Apocalipsis que no sólo habla del ayer,
sino que habla del hoy y del mañana y para siempre.
La esperanza que tenemos en Cristo, lo que sabemos es
que Él está vivo, que Jesús es Señor y que
podemos poner nuestra fe y confianza en Él. Que vivamos
cada día en esta esperanza y esperemos con ansias el
día en que veamos a Jesús cara a cara. Amén.
(17:45):
Gracias por escuchar el podcast de la Biblia en un
año de hoy. Antes de irnos, quiero informarte sobre un
e-book único que puedes descargar completamente gratis hoy. Se llama
Rompiendo con el Estrés y mi oración es que te
ayude a conquistar las tareas diarias, presiones y cargas que
traen estrés a
Speaker 4 (18:05):
tu vida. Descargue su copia gratuita de Rompiendo con el
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