Episode Transcript
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Speaker 1 (00:10):
Si te gusta la tecnología, viajes, autos, alta cocina, vinos
y gadgets, llegaste al lugar indicado. Aquí comienza Eddie Warman
de noche.
Speaker 2 (00:21):
Soy un viajero del tiempo que va del siglo XXI
al siglo antes de Cristo y después de Cristo. Pero
ahora en este momento... Hago un salto brusco a un
momento de amargura que les voy a narrar y es
que estoy ahora en un salto brusco hacia la amargura,
hacia el siglo XVII que trajo el azote de las
epidemias y de la crisis. Realmente es un verdadero drama
(00:44):
que yo quiero ver desde arriba y desde afuera porque
no me quiero contagiar de esa epidemia. 1707, justo después
de la guerra de sucesión, la rabia de la centralización
que encarna el rey Felipe V. Siento un golpe seco,
muy profundo, con la derogación de los fueros valencianos. Ese
acto que castigó la adhesión austracista. que silenció la voz
(01:07):
política de Valencia, la autonomía que había sido su motor
y su gloria. Ahí se cercenó, se le cortó la cabeza.
No me voy a quedar en la tristeza. También veo
cómo la ciudad, a pesar de todo, renace en el
siglo XIX, con el vapor de la industrialización textil y
el rugido de la primera infraestructura ferroviaria de Valencia. Me
cruzo con el dolor de la guerra civil española. con
(01:29):
el miedo, con la tristeza, con las lágrimas, con la sangre,
bajo los bombardeos que hicieron de Valencia, un foco republicano.
Y vuelvo a aterrizar en el presente. La historia se
había transformado en la arquitectura futurista y en el ocio,
en la modernidad que olía a tecnología y a mar
y el antiguo cauce del gran río Turia que he
pasado una y otra vez y hasta me he metido,
(01:50):
me he mojado los pies, me he refrescado. El río
Turia fue desviado tras la riada tremenda de los 50. Muy
similar a la que se vivió hace unos meses en Valencia,
igual de grande o quizá mayor, pero se convirtió en
un verde y extenso pulmón en los jardines del río Turia.
A lo lejos, la ciudad de las artes y la ciencia,
(02:14):
esa proa de cristal y esa piedra futurista. Esa obra
de Calatrava y de Candela a la que asistí cuando
la reina Sofía inauguraba. Yo estaba ahí, yo fui a
esa inauguración. Qué bárbaro, qué salto al futuro, pero no
al futuro del siglo XXI, al futuro más lejos. En
la memoria persistía algo cotidiano, el humo fragante que aún
(02:38):
se eleva en marzo para quemar las figuras satíricas de
las fallas. El sabor humilde y perfecto de la paella
de los campesinos que cocinan con manos mágicas. La cocina
con el arroz de la albufera, donde se cosecha el arroz,
que crece con esa ingeniería pluvial creada en la antigüedad
(02:59):
con el ingenio musulmán. Esos canales que se abren y
se cierran para que se moje el campo, para que
se inunde y crezca el arroz. para que la naranja
siga aromatizando y adornando las calles de Valencia y los
campos donde aún no hay calles. Valencia es la isla
pluvial que se convirtió en capital de tres mundos, donde
(03:21):
el emperador, el visigodo y el sultán han dirigido el
futuro y el presente. Y quedan en el vestigio de
la historia, en el aroma de la rosal, en un
ciclo eterno de decadencia, pero a la vez de asombro
cuando volteas al futuro y si volteas al otro lado
ves el renacimiento. Había yo dicho que el corazón de
este auge es la lonja de seda donde el túnel
(03:44):
me lleva una y otra vez, el túnel del tiempo,
el túnel en el que viajo porque voy cruzando entre
lajas del pasado y del futuro. La arquitectura de la
lonja es magnífica y orgullosa. Me habla del poder de
los mercaderes, parecido al mercader de Venecia, pero al mercader
de Venecia yo lo conocí con Al Pacino en Nueva York.
(04:05):
lejos de aquí, allá en esa isla de Manhattan, pero
ya en la modernidad, en una obra de teatro un 25
de diciembre luego de una nevada tremenda en Nueva York.
Y ahí estaba el mercader de Venecia encarnado en Al Pacino.
Él hablaba en un inglés normal, pero los del jurado
hablaban en un inglés de Shakespeare. Bueno, eso es un
(04:26):
dato cultural porque la lonja es el espejo de una
ciudad que se gobierna a sí misma y que dicta
las reglas del comercio del Mediterráneo. Volteo al mar. El
puerto de Valencia es gigante. Veo cómo la ciudad se levanta.
Es la pionera en amurallar su perímetro con un sistema
defensivo muy avanzado. Los barcos no solo navegan en el Mediterráneo.
(04:48):
Se siente ya el descubrimiento de las nuevas rutas comerciales
que se extienden hasta la Nueva América. Hasta eso que
no fueron las Indias, pero que es América. Hasta México
llega la economía global naciente de Europa para cruzar al
oriente por México. Voy
Speaker 1 (05:04):
a
Speaker 2 (05:04):
regresar a Valencia, voy a entrar a la catedral donde
la tradición custodia el santo grial, este objeto rodeado de
misterio y la peregrinación que añade una capa de trascendencia
espiritual a eso que se conoce como el hedonismo mercantil,
el del pasado, el del presente y del futuro. Me
voy a saltar la guerra de sucesión que ya comenté.
El rey Felipe V, el monarca Borbón, es la personificación
(05:28):
del castigo. El túnel me muestra el decreto, la derogación
de los fueros valencianos. Es una herida que va a
estar siempre abierta, una amputación legal. La autonomía que había
durado siglos se disuelve en la tinta y el papel.
Se siente la humillación de los valientes y de los
que caminan las calles. Se siente la tristeza de un
(05:48):
pueblo que pierde su voz política y es absorbido en
este tiempo, en el pasado, por el futuro de la
uniformidad borbónica. Para muchos es devastador. ya no tienen la identidad.
No puedo saltarme la época de Franco, no puedo saltarme
el siglo XIX y la industrialización, pero llegar a 1930, donde
(06:10):
el aire huele a ideología, rabia, miedo y se siente
el terror de la fuerza aérea de la guerra civil española.
Valencia ha sido un foco republicano vital, una capital que
marca la resistencia. Se oye una bomba allá. ¡Pam! Otra
bomba acá. Es el fragor de los combates en una
(06:32):
ciudad que ya ha vivido asedios una y otra vez.
Yo no sé por qué les gusta asediar Valencia. Bueno,
sí sé, porque es una gran ciudad, porque hay una
gran población, porque es una entrada al Mediterráneo. Pero como nunca,
hoy con las bombas se ve la capacidad de destrucción.
Lo bueno es que yo sé que en el futuro
va a ser una ciudad que nunca más va a
(06:53):
estar destruida. Bueno, por lo menos mientras yo vive y
pueda hacer esta narración del futuro y del pasado y
del presente. Estoy caminando entre la dictadura de Franco. Veo
las noticias que llegan a otras partes del mundo y
no siempre dan la verdad o no siempre dan la
información completa. Muchas veces los periodistas son, caray, ya no son,
los mataron. La represión política también les tocó. Hoy como
(07:16):
cronista percibo el régimen que intenta sofocar cualquier manifestación de identidad,
cualquiera que no encaje en el molde centralista. Pero yo
no soy quien para juzgar porque yo las voy a
ver otra vez en el futuro. Sin embargo, siento la oscuridad.
y la resiliencia cultural. Es una sátira que mantiene un
grito festivo colectivo en secreto. La lengua valenciana sobrevive en
(07:38):
los hogares y en la huerta a pesar de los
soldados que prohíben oficialmente el uso de esa lengua. A
mediados del siglo XX, en 1957, la riada, como dije, azota
la ciudad. Queda otra vez devastada y queda la cicatriz,
pero se desvía el río en el plan del sur.
(07:58):
Sin embargo, ya voy a llegar... A otro momento, voy
y vengo en el arco de la resiliencia, de la
democracia y del futuro, del futuro del siglo XX, del
futuro naranja. 1707, cuando llega la democracia antigua, la voz
política silenciada en 1707 comienza a recuperarse. Y ya de repente
(08:21):
estoy en la Valencia turística y moderna, en un jardín
de Río Turia, en un pulmón verde inmenso, en la
ciudad de las artes que ya comenté, con todo y
que lo construyó, lo diseñó, lo creó Santiago Calatrava y
Félix Candela. Hay una crítica muy fuerte porque se cuela
el agua, porque cuando llueve aquí, llueve y se cuela
por los techos. Huele a una demanda de abogados, de tribunales.
(08:47):
Las fallas de marzo, el olor de pólvora, la sátira
ardiente allá en la crema. En el ritual que limpia
el año y que celebra la identidad que ni los
reyes ni los dictadores han podido sofocar. La paella. Hoy sí,
la paella. Hoy voy a comer paella. Voy a ir
con Carmina Peñasco a Lealter. Voy a ver por qué
es tan famosa la paella. Voy a disfrutar hoy el
(09:12):
perfume eterno de Valencia, la naranja. Ese aroma que es
el telón de fondo de esta crónica de Valencia, de
la capital de los críticos, de la fragancia que une
una huerta árabe a la modernidad. Aquí concluye esta primera
parte del viaje. Regreso al siglo XXI, regreso a Lealter,
(09:34):
traigo una y otra vez mi recuerdo de cuando vi
a Jaime I de Aragón, cuando veo a los primeros musulmanes,
cuando veo el Arco de la Resiliencia. Esa es mi
memoria de Valencia, cuando veo a mi amigo Leonardo y
a mi amiga Carmen. comiendo frente a mí, disfrutando con
(09:55):
amistades de la época moderna y un muy buen vino
en Lealté. Vamos a cocinar, vámonos al siglo XXI. Regreso
a esta Valencia anclada en el agua y a la
tierra fértil donde está la albufera que es inmortal
Speaker 1 (10:12):
Estás escuchando el podcast de Eddie Warman.