La carga invisible que las madres sostienen en Navidad

En Navidad todo parece ser fiesta y alegría pero para muchas mamás no es así, ya que sobre ellas recaen los preparativos de las fiestas.

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Episode Transcript

Speaker 1 (00:02):
Cuando alguien se atreve a mostrarse vulnerable, ocurre algo muy poderoso,
la conexión. Y este es el espacio para conectar, reconocernos,
hablar de lo que sentimos, lo que nos hace felices
y lo que nos preocupa, hasta lo que nos incomoda.
Bienvenidos a mi podcast, Una Mujer Como Tú. Comenzamos. se

(00:34):
va sintiendo el peso del cierre de este año. Estamos corriendo,
acelerados un poquito, agitados, nerviosos, fastidiados, tratando de hacer milagros
con el dinero, la economía, gestionando, planeando y así. Es

(00:54):
como llega diciembre y como vamos cerrando porque llega la
Navidad y sí, tiene una magia muy especial, pero pero
también tiene este desgaste silencioso y casi siempre ese desgaste
tiene nombre de mujer. La mamá, la abuela, la señora,

(01:15):
las tías, porque sí, hay que decirlo, detrás de cada
arbolito bonito, de esas cenas maravillosas, de los regalos envueltos,
de la casa arreglada, pero la familia reunida, la sensación
de todo está bien, hay una mujer. Hay alguien que
se encargó, decíamos con la organización, con la logística, vamos,

(01:40):
no es fácil. Porque mientras todos esperan la fiestecita, hay
alguien que está resolviendo hasta los más mínimos detalles. Ella
está pensando en que no falte nada. Esa es la realidad.
Y yo no sé... qué imagen tengas tú, pero yo

(02:00):
estoy muy segura de que la imagen que yo tengo
es probablemente muy parecida a la tuya cuando pensamos en
las mamás. Corriendo para ver si cabe el Pyrex en
el horno, pero dividiendo las cosas en la cocina para
que alcance a meterse todo, que no se chorree, que

(02:24):
esté perfectamente considerado todos los que están con un lugarcito
en la mesa. La casa limpia. Pero la casa limpia, bonita, mana,
porque van a llegar las visitas, los que llegan a sentarse, ¿no?
Las niñas con sus moñitos bien bonitas y su vestidita
de terciopelo. Que los chamacos estén, pero así calados, para

(02:44):
que se vea que ahí hay mamá, ¿no? Y todo esto,
más los regalos que haya alcanzado, que no le falte
a nadie, este... Y hay una mujer, una peneaxer mujer,
antropóloga social de la Universidad Complutense de Madrid. Ella se

(03:07):
llama María Isabel Yosiles. Ella es catedrática de antropología, doctora
en sociología. O sea, está letrada la mujer. Y ella
hizo un tremendo artículo en donde habla justamente de de
todo esto, del papel importante que juega una vez más

(03:30):
la mujer ahora en este tipo de fechas, ese trabajo
invisible del cuidado, incluso en parejas en donde los dos trabajan,
en las relaciones en las que a veces no se
comparte de manera equitativa todas las responsabilidades de la casa
del cuidado. Una vez más son las mujeres quienes asumen

(03:52):
responsabilidades en mayor medida todas esas tareas que garantizan ese
bienestar emocional, porque además de todo lo que te acabo
de decir, pues viene ese rollito de evitar conflictos, de
mantener la armonía familiar, de gestionar la comunicación con la

(04:12):
familia política, de planificar las celebraciones, de negociar fechas, ¿no?,¿
De quién se duerme en tu casa si llegaron los
de afuera, los que vienen de lejos? Y no son
detalles menores. Todo esto es una parte central del cuidado familiar.

(04:32):
Y recae sobre las mujeres. Y a mí, ojo, si
algo no me gusta es que nos quejemos de esa
figura que sí o sí nos representa. Sí somos. Es más,¿
qué seríamos si no fuéramos mujeres? pues ese pilar, creo

(04:53):
que nos quejamos, pero en el fondo lo que tendría
que pasar es empezar por reconocernos nosotras mismas, entender qué
tan importantes somos en la familia, porque en la medida
en la que nosotras mismas nos reconociéramos, los demás lo harían.

(05:13):
El problema es que hacemos todo esto y todavía la
mujer luego, pues ya no se sentó, ya comió frío,
ya no le alcanzó. Y eso, eso ni siquiera es
un buen ejemplo, ¿sabes? Para las otras mujeres, ni tampoco
para los otros hijos, los hombres. Aquí lo bonito sería
el reconocimiento, el equipo, porque no, por más que le

(05:37):
aplaudan y le den muchos regalos, y si se acuesta
a muerta porque estuvo tan cansada que no alcanzó a celebrar,
a disfrutar todo aquello, pues tampoco se vale. La cosa
es entrarle con ella, ¿no? La Navidad tiene esa doble
cara que nadie quiere admitir públicamente. O sea, por fuera

(05:59):
todo suena así justo y parece armonía y luces y familia,
pero la realidad es que por dentro hay muchas personas
que están cargando Silencios, tensiones, a veces hasta conflictos que
en esta época se dan, que lejos de poder esconder
se amplifican. Porque a veces estas fiestas, lejos de borrar

(06:23):
los problemas, le suben el volumen. Y dime si no, porque,
por ejemplo, los problemas económicos se sienten más fuertes. Hay
demasiadas expectativas por donde regalos de cenas... de dar los
problemas de pareja. Se vuelven más evidentes, hay mucha convivencia,

(06:46):
hay cansancio, hay presión, hay tensión y eso que ya
digamos que se venía cojeando, pues duele más en estas épocas.
La familia política, si no la llevas bien, bueno, pues
justo en estas épocas empieza a sentirse esa resistencia ante

(07:12):
cualquier cosa. Y entonces se sienten las opiniones que no
pediste o sientes que alguien rebasa tus límites o hay
comparaciones o hay juicios o hay tensiones que ya habían
y se reviven en estas épocas. En la Navidad la
convivencia muchas veces es incómoda. Y por eso nos sentimos

(07:37):
a veces agotados. Y en algunos casos más agotados que felices,
hay que decirlo. Porque además de los problemas, se carga
bajo esa presión de por qué no estoy bien, si
tengo que estar bien. O sea, hay que sonreír para
la foto, pero no hay que romper la armonía. O sea,

(07:57):
eso también. no ser la persona que termina arruinando la cena,
porque hay el ocurrente que tomó tantito de más y
que entonces echa a perder el trabajo de varios. La
Navidad es a veces una confrontación interna, ¿sabes? Es ese

(08:20):
momento en donde cada quien se enfrenta con su propia
historia familiar, con algunas heridas, con expectativas, con la necesidad
de aprobación, con su miedo a decir que no, con
sus dificultades para poner límites. Y es complicada esta época.

(08:43):
Por eso hay que reconocer lo que sentimos. Hay que trabajarlo.
Hay que revisar a quién estás invitando, con quién vas
a compartir la mesa. Porque luego queremos mesas muy largas,
Y con tal de que sean largas, a veces están
quienes no tendrían que estar. Es que hay que decirlo.

(09:05):
Y soy la menos partidaria de recortar gente. No me gusta.
Sin embargo, hay personas que literalmente a veces no valen
la pena porque, como decía la frasecita, si ya sabes
cómo me pongo,¿ para qué me invitas? De veras,¿ para
qué lo invitas?¿ Cómo para qué? Qué importante sería entender que,

(09:31):
a ver, la Navidad no es una prueba de perfección familiar,
ni tampoco un concurso de sonrisas obligadas, ni nada de eso,
ni la publicación perfecta para Instagram o para Facebook. Es
más bien un recordatorio de algo mucho más simple y

(09:52):
más honesto. Y es que la realidad es que todos
estamos haciendo lo mejor que podemos con la historia que tenemos.
Cada familia va llegando con sus fortalezas, con sus heridas,
con su lado A y su lado B, con sus silencios,

(10:12):
con sus aprendizajes. Y la madurez emocional no está en
evitar conflictos. Esto es importante. Es más bien aprender a
transitarlos sin lastimarnos, sin destruirnos ni destruir al otro. En
estas fechas, digamos que lo más inteligente es que dejemos

(10:34):
de aspirar a que todo sea impecable. Vamos tratando de
que sea más verdadero. Y al estar así, sin tantas máscaras,
reconociendo nuestros propios límites, pidiendo ayuda cuando lo necesitemos y
no exigiéndonos un estado de ánimo que no sentimos. Y

(10:57):
sobre todo dejando de cargar tanta expectativa, vamos a lograr
que sea una mucho mejor Navidad. Si logramos esto, la
Navidad ya ganó. Porque entonces dejamos de, digamos que de forzar,

(11:18):
La armonía. Y empezamos a construirla. Empezamos a ser responsables
de nuestra parte. Hay que dejar que las cosas fluyan
muchísimo más. Si tratamos de controlar menos, vamos a disfrutar
sin duda mucho más. Y ¿sabes? Cuando una familia aprende

(11:44):
a convivir desde la honestidad, aparece La paz. Aparece, digamos que,
un estado emocional mucho más verdadero, de tranquilidad, y entonces
sí puede haber felicidad, ¿no? Y no depende ni de
la mesa, ni de los regalos, ni de si los

(12:04):
romeritos salieron perfectos, nada. Sino de ese corazoncito más sereno
de los que vamos a estar ahí. Sería maravilloso que
cada quien hablara con su propia familia antes de llegar
a casa de los abuelos, si es que hay abuelos
y hay los hermanos y la descendencia de cada uno, diciendo, oigan,

(12:27):
vamos a hacernos responsables, cada quien de cada uno de nosotros.
No vamos más que en son de paz, de buena onda. ¿No?
Seamos promotores de De la armonía. Y alejémonos de lo
que nos pueda conflictuar, ¿no? O sea, si por ahí

(12:50):
hay una plática tensa, pues aléjate, ¿no? En fin.