Esto es un extracto de la Tertulia de AutoFM que se emite cada jueves en Onda Cero
Analizamos la Nueva Directiva sobre el control de emisiones en Europa de la mano de OPUS RSE.
La revolución silenciosa que llega a las carreteras europeas
Una tecnología española, desarrollada durante casi dos décadas en los laboratorios de Opus RSE, está a punto de cambiar la forma en que la Unión Europea medirá —y gestionará— la contaminación del transporte por carretera.
Cómo funciona el “radar” que ve la contaminación
A la altura del asfalto se instala un dispositivo óptico que, en milésimas de segundo, mide óxidos de nitrógeno, partículas, monóxido de carbono e hidrocarburos de cada vehículo que pasa. Una cámara asocia la lectura a la matrícula, de modo que se conocen también la norma Euro del motor, el tipo de combustible y la antigüedad. En vías con tráfico mixto el sistema procesa hasta 5 000 vehículos diarios; en peajes de camiones, unos 2 500. Los datos acumulados son demoledores: solo el 1 – 2 % del parque genera hasta el 40 % de toda la contaminación medida.
La Directiva que obliga a medir el 30 % del parque
Esa evidencia ha inspirado una nueva Directiva europea publicada esta primavera. El texto impone a los 27 Estados miembros tres deberes:
1. Medir al menos el 30 % de las emisiones reales de todos los vehículos que circulan;
2. Enviar los resultados a la Comisión y mantenerlos actualizados;
3. Listar los “grandes emisores” (high-emitters) con un protocolo “justo y económicamente sostenible”.
El calendario es exigente: en un año y medio se fijará el estándar técnico y, en otros dos años, cada país deberá transponerlo a su normativa. Objetivo: que la obligación sea efectiva antes de 2030.
Del laboratorio a la ITV extraordinaria
La Directiva añade un paso decisivo: los vehículos declarados grandes emisores serán convocados a inspecciones técnicas extraordinarias en las que se comprobarán óxidos de nitrógeno y partículas con nuevos equipos. Las estaciones de ITV, por tanto, deberán modernizarse para detectar aquello que hoy apenas controlan (las V 16 miden partículas al ralentí, pero no NOₓ).
Qué ganan los ciudadanos y el transporte
• Ayudas bien dirigidas: en lugar de subvenciones “café para todos”, la renovación de flotas podrá concentrarse en el 1 – 2 % de vehículos realmente sucios, aliviando la carga presupuestaria y social.
• Convivencia tecnológica: la medición empírica permitirá evaluar de forma objetiva diésel, gas, HVO, híbridos o eléctricos, sin dogmas ni prohibiciones indiscriminadas.
• Más transparencia: los datos públicos facilitarán comparar qué combustibles o motorizaciones reducen más la contaminación en uso real.
Retos de implantación
Cumplir con el 30 % puede parecer imposible, pero simulaciones internas de Opus RSE indican que se lograría con menos equipos de los previstos. La empresa —único laboratorio acreditado del mundo para esta tarea— ya trabaja con el Centro Español de Metrología en una norma UNE que certificará la precisión del método. Mientras, integra sensores de ruido para que el sistema alerte también de contaminación acústica.
Una historia de innovación made in Spain
Opus RSE nació hace diecisiete años; cinco años atrás adquirió la propiedad intelectual de la tecnología a la norte-americana Opus Inspection y la rediseñó, reduciendo drásticamente su coste. Hoy exporta conocimiento desde Madrid al resto de Europa y del mundo. Josefina de la Fuente, que defiende la neutralidad tecnológica, resume así la filosofía del proyecto: «No venimos a poner trabas; venimos a sumar soluciones reales».
El radar que “ve” las emisiones promete convertir la transición ecológica en un proceso medible, justo y, sobre todo, eficaz. Europa se prepara para vigilar lo que nunca se había medido masivamente. Y lo hará con sello español.
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