Pastor José Luis Cinalli
23/3/2025
El hombre fiel abundará en bendiciones
“Potifar dejó todo lo que tenía en mano de José… Después… la esposa… puso sus ojos en José y le dijo: “duerme conmigo”…Pero él no quiso y dijo… “¿Cómo podría yo cometer un mal tan grande y pecar contra Dios?”, Génesis 39:6-9 (NRV1990, MN).
¿Por qué razón José dijo “no” a la atractiva oferta de la esposa de Potifar? ¿Para no arruinar el futuro glorioso que Dios le había prometido en sueños? ¿Para evitar sufrimientos físicos? ¿Para no perder el cielo? Nada de eso. José nunca dijo nada acerca de la posibilidad de perder el trabajo, el ministerio o la herencia espiritual. No le dijo a la mujer: “si nos acostamos te estaría haciendo daño” o “estaría faltándole el respeto a tu esposo”, ni siquiera pensó en el perjuicio que se hacía a sí mismo o a su descendencia. La verdadera razón por la que José se negó a pecar fue el temor a Dios: “Sería un gran pecado contra Dios”, Génesis 39:9 (NTV). Lo que lastimaba la conciencia de José era la idea de pecar contra Dios. José sabía muy bien qué pensaba Dios acerca de la fidelidad en el matrimonio. Lo aprendió de sus padres. Sabía que Dios celebró el primer matrimonio y expresó claramente su deseo de que las parejas se mantuvieran unidas y fueran “una sola carne”, Génesis 2:24. También sabía que quienes intentaron romper otros matrimonios despertaron la ira de Dios. Por ejemplo, los hombres que quisieron acostarse con la esposa de Isaac, su abuelo, y con la de Abraham, su bisabuelo, se salvaron por poco de sufrir graves consecuencias, Génesis 20:1-3; 26:7-11. Si ‘Potifarsa’ le hubiera propuesto adulterar los libros de contabilidad a cambio de una abultada suma de dinero, ¿qué hubiera hecho José? Lo mismo: hubiera dicho que no, para no entristecer a Dios. El pecado ofende al Señor, lo entristece, lo apaga y lo aleja. Y además, cuando pecamos, le damos una gran alegría al diablo. ¿Es eso lo que realmente queremos? La razón por la que el diablo nos espolea a la desobediencia es partirle el corazón a Dios. Refiriéndose al pueblo de Israel la Biblia dice: “… Le dieron a Dios mucha tristeza”, Salmo 78:40 (PDT). “Se rebelaron… y entristecieron a su Santo Espíritu…”, Isaías 63:10 (NTV); Génesis 6:5-6. Y no olvides una cosa: la alegría que le damos al enemigo es retribuida con mucho sufrimiento. No pienses ni por un instante que aquel déspota y cruel amo te premiará por tu desobediencia a Dios. ¿Por qué tratar con tanto desprecio quién nos adoptó como hijos y nos libró del yugo del pecado y la condenación eterna? ¡No hay peor pecado que provocarle lágrimas a quien nos ha regalado sus mejores sonrisas!
La historia de José es impactante y está colmada de principios espirituales:
1) La unción de productividad es el resultado de la obediencia a Dios. “El Señor estaba con José, por eso tenía éxito en todo… Potifar… se dio cuenta de que el Señor estaba con José y que el Señor hacía que le fuera muy bien en todo”, Génesis 39:2-3 (NTV, PDT). ¿Qué tenía José para que Potifar reconociera a Dios en su vida? ¡Prosperidad! José era próspero. Y era próspero porque obedecía a Dios: “Si… obedecen a Dios, serán bendecidos con prosperidad por el resto de su vida…”, Job 36:11 (NTV). Por supuesto la prosperidad de José no era económica porque él era esclavo. Su riqueza no era material sino espiritual. Su mayor tesoro consistía en bienes intangibles como paz, salud emocional y bienestar integral. La prosperidad de José provenía de su temor a Dios y su vida bendecida era un poderoso testimonio del favor de Dios. Dios nos bendice para que