Pastor José Luis Cinalli
30/3/2025
Las heroínas de Dios
“… El temor del SEÑOR es tu tesoro”, Isaías 33:6 (LBLA).
La familia de José era muy pequeña cuando llegó a Egipto: “… Solo… setenta personas…”, Deuteronomio 10:22 (TLA). Pero en poco tiempo Dios los hizo “un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo”, Deuteronomio 10:22 (BAD). “Dios les dio su bendición y ellos… se multiplicaron”, Salmo 107:38 (TLA). Qué fácil le resulta a Dios aumentar y multiplicar, así como disminuir y humillar cuando no se lo obedece: “Ustedes son un pueblo muy numeroso; pero si no obedecen a Dios, quedarán solo unos cuantos”, Deuteronomio 28:62 (TLA). “Los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron” (Éxodo 1:7, RV95) tal como Dios se lo había prometido a Abraham (Génesis 12:2; 13:15-16; 15:5; 22:17) a Isaac (Génesis 26:4) y a Jacob, Génesis 28:14; 35:11; 46:3-4. Lo que Dios promete, ¡lo cumple! Cuando Dios dijo “tiempo de activación sobrenatural”, decenas de equipos misioneros fueron liberados a la obra e innumerables casas de oración vieron la luz. La Biblia dice claramente que “hay dos cosas imposibles: que Dios mienta y que no cumpla lo que promete…”, Hebreos 6:18 (PDT). “Dios siempre dice la verdad” (Romanos 3:4, TLA) y “Dios… siempre cumple su palabra…”, 1ª Samuel 15:29 (TLA). Dios le dijo a Abraham: “… Voy a darte muchas riquezas” (Génesis 15:1, TLA) y el hombre se volvió riquísimo, Génesis 13:2. Le dijo a Isaac: “… Tus descendientes… se convertirán en una gran nación…” (Génesis 26:24, NTV) y los israelitas se volvieron más numerosos que los egipcios, Éxodo 1:9. No existe razón para desconfiar del Señor: “Dios no ha dejado de cumplir… lo bueno que… prometió. Todo lo que prometió se ha hecho realidad”, Josué 23:14 (TLA). Tengamos fe, Dios cumplirá lo que ha prometido. ¿Y sabes por qué? Porque “Dios… es fiel para hacer lo que dice…”, 1ª Corintios 1:9 (NTV).
Dios cumplió su promesa y faraón dijo: “¡Cuidado con los israelitas, que ya son más fuertes y numerosos que nosotros!”, Éxodo 1:9 (NVI). Y luego agregó: “Tenemos que idear un plan para evitar que… sigan multiplicándose…”, Éxodo 1:10 (NTV). ¡Qué locura! Encontramos a un hombre que pretende frustrar los propósitos del Todopoderoso Dios. Y, ¿cómo lo hará? Haciéndoles la vida imposible a los hijos de Dios: “… Los egipcios esclavizaron a los israelitas y les pusieron capataces despiadados… para que los oprimieran con sus cargas…”, Éxodo 1:11 (NTV, RV95). Una carga es un peso extra que agobia, cansa, desgasta y hace sufrir. Esas cargas consistían en impuestos y trabajo duro. Hoy día muchos creyentes son agobiados por pesadas cargas, cargas por un pasado no sanado, pleitos no arreglados, ofensas no perdonadas y una conciencia que los acusa de pecado. ¿Cómo le fue al faraón en su intento de medir fuerzas con el Eterno Dios? ¡Muy mal! “Cuanto más los oprimían, más se multiplicaban… de modo que los egipcios llegaron a tenerles miedo”, Éxodo 1:12 (BAD). Obrar sin tener en cuenta a Dios es el peor error. Tarde o temprano los propósitos del Señor se impondrán y los planes del ser humano serán destruidos. Lo que emprendemos independientemente de Dios puede durar a lo sumo el tiempo presente. Todo lo que es humano, por sólido y brillante que parezca, está destinado a ser presa de la muerte y a caer deshecho en el polvo; mientras que todo lo que se relaciona con Dios y se apoy