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September 16, 2025 23 mins

Historias de Reddit

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(00:00):
Le fui infiel a mi novio y mi amiga, me lo quito.
Me llamo jany y desde siempre mehan dicho que soy pura chispa.
Nunca he sabido quedarme quieta,siempre tengo que estar en
movimiento, enredada en 1000, planes, risas, Fiestas, bailes y
charlas interminables. Crecí en una familia muy unida,
aunque algo estricta. Mis padres siempre me repitieron

(00:22):
que una mujer respetable debía cuidar su reputación, que debía
comportarse de cierta manera. No llamar demasiado la atención
y seguir las reglas que la sociedad imponía.
Pero desde que tuve uso de razón, yo hice lo contrario.
No es que me gustara desafiar por rebeldía, sino que me
quemaba por dentro la necesidad de vivir cada momento como si

(00:43):
fuera el último. Me encantaba salir con mis
amigas, bailar hasta el amanecer, conocer gente nueva,
reír fuerte sin importarme las miradas.
Muchos me llamaban fiestera y sí, lo era.
Pero también era soñadora cuandovolvía de alguna salida.
Agotada y feliz, podía pasar horas en mi cuarto escribiendo

(01:05):
en mi diario, deseando algún díaencontrar a alguien que me amara
sin intentar apagar mi brillo. En el colegio.
Yo era la que organizaba las reuniones, la que convencía a
las demás de escaparnos a la playa, aunque al día siguiente
hubiera examen. A veces me metía en problemas,
pero también era cierto que donde estaba yo siempre había
vida. Esa energía era mi sello.

(01:26):
Aunque también mi talón de Aquiles, porque más de una vez
me tildaron de irresponsable o inmadura.
Crecí sintiendo que tenía que demostrar que no era solo la
chica Fiestera. En el fondo anhelaba que alguien
viera a mi lado sensible, ese que casi no mostraba, el que
escribía poemas escondidas o lloraba con películas
románticas. Pero nadie parecía fijarse en

(01:48):
esa parte de mí. Solo veía nayani la que nunca
decía que no a una salida. La que sonreía con todo, si no
se cansaba de vivir de prisa, ese carácter mío fue el que me
llevó a tener una relación complicada con una de las
personas más importantes en mi vida, Andrea.
Mi mejor amiga. Andrea y yo nos conocimos cuando

(02:09):
apenas éramos niñas. Ella siempre fue todo lo
contrario a mí. Tranquila, preservada, aplicada
en los estudios con esa elegancia natural que parecía
sacada de una revista, era la típica que organizaba sus
cuadernos con colores. Que nunca llegaba tarde que
planeaba su futuro paso a paso. Mientras yo improvisaba y vivía

(02:29):
el momento, ella siempre tenía un plan para todo.
Éramos como agua y aceite, pero por alguna razón nos hicimos
inseparables. Andrea era el cable a Tierra que
me faltaba la voz de la cordura cuando yo quería volar demasiado
alto y yo, en cambio, era la chispa que la sacaba un poco de
su rutina. Recuerdo muchas veces que me

(02:51):
decía. ¿Yani no te cansas?
¿No te preocupa lo que los demáspiensen de TI?
¿Y yo me reía haciéndole un gesto despreocupado mientras le
contestaba, desde cuándo nos importa lo que piensen los
demás? ¿Andrea, la vida es corta, qué
sentido tiene vivir la aburrida ella fruncía el ceño, pero luego

(03:14):
terminaba sonriendo, por qué? Aunque no lo admitiera en el
fondo, creo que le gustaba tenerme cerca para darle un poco
de color Asus días. Sin embargo, había un punto en
el que Andrea siempre era insistente.
Me criticaba por ser demasiado fiestera Asus ojos.
Yo era alguien que se distraía con facilidad, que no tomaba en

(03:35):
serio las cosas importantes y melo repetía cada vez que podía.
Cuando nos quedábamos solas, conconfianza, me soltaba frases
como, ya ni de verdad tienes quemadurar, no puedes pasar toda tu
vida de fiesta en fiesta. ¿Qué hombre serio se va a fijar
en TI así? Yo me molestaba, aunque

(03:56):
intentaba disimularlo con algunabroma porque por dentro me
dolía. ¿Por qué mi mejor amiga no podía
ver que yo era más que eso? ¿Que sí?
Me encantaba salir, reír y bailar, pero también tenía
sueños y un corazón enorme que estaba deseando entregarle a
alguien especial. Hubo noches en que después de
sus comentarios, me quedaba en cama preguntándome si ella tenía

(04:19):
razón. Sería yo simplemente la amiga
divertida, la que los chicos buscaban para pasar un buen
rato, pero no para algo serio. Era Andrea la que al final
siempre terminaría teniendo lo que yo deseaba, estabilidad,
respeto, un amor tranquilo. Aún así la quería con todo mi
corazón. Ella era la primera a la que

(04:41):
llamaba cuando estaba triste, laque me acompañaba a casa cuando
yo estaba ebria después de una fiesta, la que escuchaba mis
desamores con paciencia infinita.
Andrea siempre estaba ahí y aunque a veces sus críticas me
dolían, yo sabía que en su formaseria y rígida de ser me quería.
Nunca imaginé que esa misma Andrea, mi amiga de infancia, mi

(05:02):
cable a Tierra, la mujer que siempre me decía que me cuidara
un día se convertiría en la persona que más me lastimaría.
Siempre digo que la vida tiene maneras extrañas de
sorprendernos y mi encuentro conGaby fue una de esas vueltas
inesperadas que terminaron marcando mi historia.
Yo había pasado por una etapa alocada, con muchas salidas,
fiestas y relaciones superficiales.

(05:25):
Tenía esa costumbre de no detenerme demasiado en los
sentimientos, como si las personas fueran estaciones en un
viaje que nunca terminaba. Y aunque Andrea, mi amiga de
toda la vida, me repetía una y otra vez que tarde o temprano
iba a tropezar con alguien que me haría cambiar, yo no lo creía
del todo. Fue en una reunión universitaria
cuando lo vi Por Primera Vez. No era de esos chicos que llaman

(05:49):
la atención, apenas cruzan la puerta, no, Gaby era distinto,
su presencia era tranquila pero firme.
Mientras muchos competían por ver quién hablaba más fuerte o
quién hacía el chiste más atrevido, él simplemente
escuchaba, reía de vez en cuandoella hablaba, cuando tenía algo
importante que decir esa calma me intrigó.

(06:10):
Me acerqué casi por juego, pensando que sería uno más en mi
lista de conversaciones pasajeras.
¿Y tú? Y le pregunté con ese tono medio
desafiante que usaba siempre quequería probar a alguien.
¿Qué haces aquí si parece que note gusta mucho este tipo de
fiestas? Él me miró con una sonrisa,
tranquila y contestó, a veces vale la pena salir de la rutina,

(06:34):
aunque no te encaje del todo. Nunca sabes a quién puedes
conocer. Esa respuesta me descolocó.
Había un brillo sincero en sus ojos.
Una honestidad que no era común en los hombres con los que solía
relacionarme. Pasamos esa noche conversando
sobre temas que rara vez tratabacon alguien en un bar, sueños,
miedos, proyectos, incluso libros y películas que nos

(06:58):
habían marcado. Sentí que Por Primera Vez en
mucho tiempo, alguien realmente estaba prestando mi atención, no
sólo a mi apariencia o a mis palabras rápidas.
Después de ese encuentro nos cruzamos varias veces en la
facultad y en reuniones de amigos.
Con cada conversación descubrí más de ese chico que parecía no
necesitar demostrar nada para tener seguridad en sí mismo.

(07:21):
Era amable, dedicado Asus estudios, cercano a su familia,
muy distinto a los chicos fugaces con los que había salido
yo misma. Me sorprendía buscándolo con la
mirada cada vez que llegaba a unlugar.
Gaby tenía esa calma que me aterrizaba, que contrastaba con
mi caos y de alguna forma me hacía querer ser mejor.

(07:43):
No sé en qué momento exacto. Dejé de verlo como alguien más y
empecé a sentir que realmente podría significar algo en mi
vida. Andrea, al notar mi interés, no
tardó en dar su opinión y él no es como los otros.
Yanni me dijo, un día no jueguescon él porque este sí que vale
la pena. Y aunque al principio me reí en

(08:04):
el fondo, sabía que tenía razón.Lo cierto es que poco a poco
gabi se fue convirtiendo en alguien imprescindible en mis
días. Y yo empezaba a reconocer que
Por Primera Vez tenía miedo, miedo de perder la oportunidad
de estar con alguien real. Salir con Gaby fue un proceso
muy diferente a lo que estaba acostumbrada.
No hubo juegos de seducción forzados, ni carreras por

(08:26):
impresionar todo con él. Parecía fluir de manera natural,
como si hubiéramos esperado el momento adecuado para coincidir.
Al principio me costaba adaptarme.
Yo estaba acostumbrada a relaciones intensas.
Llenas de drama y altibajos, donde cada día era una montaña
rusa. Con Gaby, en cambio, todo era

(08:47):
serenidad. Me escribía en la mañana para
desearme un buen día, me preguntaba cómo iba en la
facultad, me acompañaba en silencio cuando no tenía ganas
de hablar y celebraba cada uno de mis logros como si fueran
suyos. Recuerdo especialmente una tarde
lluviosa. Yo había tenido un examen
terrible y me sentía frustrada, con ganas de Encerrarme y no ver

(09:09):
a nadie. Sin embargo, Gaby apareció en mi
casa sin previo aviso, con 2 cafés y una bolsa de galletas.
No vine a hablar, me dijo, Vine a hacerte compañía.
Nos quedamos sentados en la salaescuchando la lluvia, golpear
contra las ventanas sin necesidad de llenar el silencio
con palabras. Fue en ese momento que entendí

(09:31):
la diferencia. Él no buscaba impresionarme,
sólo estar conmigo. También congeniamos en pequeños
detalles nuestras largas caminatas sin rumbo.
Las conversaciones nocturnas sobre lo que queríamos para el
futuro y hasta nuestras diferencias.
Yo era desordenada, impulsiva, un torbellino que nunca sabía
dónde terminaría. Él, en cambio, era organizado,

(09:53):
meticuloso, alguien que planeabacada paso, pero en lugar de
chocar nos equilibrábamos. Andrea, por su parte, comenzó a
mostrarse más distante cada vez que mencionaba a Gaby, aunque
decía alegrarse por mí. ¿Sus comentarios sarcásticos la
delataban, nunca pensé que terminarías con alguien tan

(10:14):
tranquilo, me dijo una vez, no te da miedo aburrirte?
Yo no ignoraba, convencida de que ella simplemente no entendía
lo que significaba para mí encontrar a alguien con quien
podía ser yo misma. Los meses pasaron y nuestro
vínculo se fortaleció. Gaby se convirtió en mi refugio,
en la calma que mi vida necesitaba.

(10:35):
Él me hacía sentir valorada, cuidada.
Y, sobre todo, respetaba. No había dudas, ni
inseguridades, ni esas trampas emocionales que me habían
consumido antes. Yo, que siempre me había
definido como una mujer incapaz de comprometerse de verdad, me
encontraba imaginando un futuro a su lado.
Y lo más sorprendente era que con él esa idea no me asustaba.

(11:00):
Cuando pienso en aquel momento, todavía me sorprendo de la
rapidez con la que todo se dio. Gaby y yo llevábamos poco más de
un año saliendo y aunque habíamos pasado por momentos
tensos, la mayoría provocados por mi costumbre de salir de
fiesta demasiado seguido, también es verdad que nuestra
conexión parecía fuerte, al menos en apariencia.

(11:21):
Gaby siempre había sido un hombre organizado, estable, con
metas claras. Él trabajaba en una empresa de
logística y lo suyo era la rutina, horario fijo, planes a
futuro, gastos calculados yo. En cambio, era lo opuesto,
espontánea, desordenada, con un espíritu inquieto que no
soportaba sentirme atada, pero de algún modo nos

(11:44):
complementábamos. La idea de mudarnos juntos
surgió una tarde, mientras caminábamos por el malecón.
El viento nos enredaba el cabello y yo me aferraba a su
brazo con la excusa de tener frío.
Gaby, con ese tono serio pero dulce que lo caracterizaba,
soltó. ¿Has pensado en que ya sería
hora de dar el siguiente paso? ¿Yo lo miré un poco confundida,

(12:08):
un poco nerviosa, qué pasó? Y pregunté jugando a hacerme la
desentendida vivir juntos, dijo sin rodeos, como quien lanza una
piedra al agua y espera a ver las ondas.
Me quedé callada unos segundos. Parte de mí lo había esperado en
algún momento. No era descabellado después de

(12:31):
todo. Teníamos un año y medio juntos,
nos veíamos casi todos los días y yo ya pasaba más tiempo en su
departamento que en mi casa. Pero había otra parte de mí, esa
parte salvaje, fiestera e impulsiva que dudaba.
Realmente estaba lista para convivir bajo un mismo techo con
alguien como Gaby, tan estructurado y responsable.

(12:53):
Lo miré con su sonrisa tranquilay sus ojos fijos en los míos.
No parecía pedirlo por obligación.
Sino con un cariño sincero, con ganas de compartir su mundo
conmigo. Y entonces, casi sin pensarlo,
dije, y sí, sí, me parece bien. Su rostro se iluminó, me abrazó

(13:15):
con fuerza y en ese momento sentí una mezcla extraña.
Alegría por hacerlo feliz, pero también un miedo sordo,
escondido como un eco en el fondo de mi cabeza.
La mudanza fue rápida. En cuestión de semanas ya había
dejado mis cosas en su departamento, cajas de zapatos,
mis vestidos, mis cremas. Hasta ese montón de libros que

(13:35):
siempre llevaba a todas partes, pero que rara vez terminaba.
Gaby se ocupó de reorganizar el espacio con su obsesivo sentido
del orden, mientras yo me emocionaba por tener un lugar
que, al menos en teoría, era mío.
También al principio. Fue todo idílico, despertar
juntos todos los días. Preparar el desayuno los fines

(13:56):
de semana, ver películas tiradosen el sillón.
Yo hasta me esforzaba por cocinar, aunque la mayoría de
las veces Gaby terminaba arreglando el desastre que
dejaba en la cocina. Era como jugar a ser adultos.
Andrea, mi amiga de toda la vida, fue de las primeras en
enterarse. Cuando le conté que ya vivíamos

(14:16):
juntos, ella reaccionó con esa mezcla de apoyo y crítica que
siempre tenía hacia mí. Me alegro por ti yani de verdad.
Pero espero que no arruines esto, dijo mirándome con
seriedad. Gaby es un buen hombre, estable,
cariñoso, responsable, justo lo que necesitas para calmar un
poco esa cabeza loca que tienes.Yo rodé los ojos fingiendo

(14:40):
fastidio. Ay, Andrea, siempre me pintas
como si fuera una bala perdida porque lo eres, me respondió
Riendo, aunque con un trasfondo que no era del todo en broma.
En ese momento no lo vi como unaadvertencia, pero ahora que lo
recuerdo, quizás lo era. Lo cierto es que convivir con
Gaby era un reto. Sus horarios eran estrictos, sus

(15:04):
rutinas fijas. Yo trataba de adaptarme, pero
había noches en las que me escapaba con Andrea a alguna
fiesta, regresando de madrugada,encontrándome con la cara seria
de Gaby. Al despertar no me lo reprochaba
con gritos. Nunca fue de esos hombres, pero
ese cargado. Esa decepción muda dolía más que

(15:24):
cualquier reclamo. Y, sin embargo, ahí estaba yo,
aferrada a la idea de que vivir con él significaba un compromiso
real, un compromiso que, en teoría, yo quería.
Lo que nunca imaginé fue que en medio de esa rutina con Gaby, el
pasado volvería a tocar mi puerta.
Y lo hizo con nombre y apellido.José José había sido mi primer

(15:48):
amor de infancia. Nos conocimos en la secundaria.
Él era ese chico rebelde, de mirada intensa y sonrisa ladeada
que hacía suspirar a todas. Yo, obviamente, caí rendida.
Tuvimos un romance torpe y apasionado, lleno de cartas
dobladas en cuatro y de escapadas escondidas.

(16:08):
Pero como pasa con los amores juveniles, terminó.
Él se mudó a otra ciudad y la vida siguió.
No había vuelto a saber de él hasta que un día cualquiera lo
encontré en redes sociales. Me envió un mensaje corto,
simple, eres tú. No lo puedo creer tanto tiempo,

(16:29):
jany, ese mensaje encendió algo en mí, era como abrir una caja
que llevaba años cerrada. Le respondí con entusiasmo.
Y pronto estábamos hablando todos los días de lo que
habíamos hecho en la vida, de nuestras anécdotas, de la
secundaria, de lo que sentíamos que habíamos perdido con el paso
de los años. Al principio lo tomé como una

(16:50):
amistad. Una especie de reencuentro
inocente, pero no puedo negar que me emocionaba.
Cada vez que veía su nombre en la pantalla de mi celular.
Sentía un cosquilleo, una chispaque hacía tiempo no sentía ni
siquiera con Gaby. José sabía exactamente qué
decirme. Me recordaba que yo siempre
había sido la chica diferente, la que brillaba en cualquier

(17:12):
lugar, la que no podía ser domada.
Y esas palabras me golpeaban porque en ese momento yo me
sentía todo lo contrario. Atrapada en la rutina con Gaby,
apagada en una vida que parecía prestada, fue Andrea quien notó
primero el cambio. Ella me conocía demasiado bien.
¿Quién es? Me preguntó una noche cuando vio

(17:34):
cómo sonreía mirando el celular.Nadie, un amigo de antes
respondí, evasiva, ajá, claro, me dijo alzando una ceja, esa
misma ceja de sospecha que me ponía nerviosa.
No insistió más, pero su mirada me dejó intranquila.
Con José, las conversaciones pasaron de lo nostálgico a lo

(17:58):
íntimo. Me preguntaba por mi vida con
Gaby y aunque trataba de pintarla como perfecta, siempre
terminaba soltando pequeñas quejas, que era muy rutinario,
que no salíamos tanto, que parecía no entender mi lado
fiestero y él, como buen estratega, aprovechaba esas
grietas para entrar, siempre supe que tú eras fuego.

(18:19):
Yani, no sé cómo lograste meterte en una vida tan apagada,
me escribió una noche. Esas palabras me dolieron porque
en el fondo yo misma lo sentía yal mismo tiempo me atraían
porque José me veía como quería verme libre, deseada, única.
No pasó mucho para que me propusiera vernos.

(18:41):
Al principio dudé de verdad que sí tenía miedo, sabía que estaba
jugando con fuego. Pero la curiosidad pudo más.
Le dije que sí, que podríamos tomar un café sólo para ponernos
al día. Recuerdo claramente como me
latía el corazón cuando lo vi llegar al café.
Había pasado tanto tiempo, pero seguía teniendo esa misma

(19:04):
sonrisa ladeada, esa misma mirada que parecía atravesarme.
Nos abrazamos y ese contacto breve pero cargado de recuerdos,
encendió una chispa peligrosa mientras hablábamos.
No dejaba de mirarme como si todavía fuera esa chica de
secundaria que le quitaba el sueño y yo, contra todo lo que
debía, me dejé envolver. En ese instante supe que mi vida

(19:29):
iba a cambiar y no necesariamente para bien una
tarde cualquiera. Mientras Gaby estaba en su
trabajo, José Me escribió, No fue nada grandilocuente, sólo un
nos vemos. Y yo, sin pensarlo demasiado,
respondí que sí. Lo cité en el pequeño
departamento que compartía con Gaby un espacio que debía ser

(19:51):
sagrado, nuestro refugio, pero que yo convertí en escenario de
mi traición. Lo recuerdo como si fuera ayer.
José entró con esa sonrisa de niño travieso que siempre me
había atraído desde que lo conocí.
En las fiestas no hablamos demasiado, apenas nos miramos y
nos dejamos llevar. Hubo besos, hubo caricias y hubo

(20:12):
un instante en que me olvidé de todo, de Gaby, de mi vida con
él. De las promesas que le había
hecho sentí un calor que me envolvió, pero al mismo tiempo
una punzada de vacío en el pechoque me gritaba que estaba
destruyéndolo todo. Cuando jose se fue, me quedé en
sentada en la cama que todavía tenía el olor de Gaby.

(20:32):
Lloré no porque jose me hubiera hecho daño, sino porque yo sabía
que había cruzado un punto sin retorno.
La infidelidad ya no era un secreto de palabras, de
mensajes, de Coqueteos. Ahora era una realidad grabada
en mi cuerpo. Pasaron semanas fingí,
normalidad, sonreí en cenas, besé a Gaby como si nada, me

(20:54):
metía en su cama cada noche, como si no llevara ese peso
conmigo, pero Andrea, mi mejor amiga, lo notaba, siempre fue
observadora, siempre supo leermemás de lo que yo quería.
¿Un día me preguntó, directo, Yani, estás bien con Gaby?
Me dijo mientras nos tomábamos un café.

(21:15):
Y claro que sí. ¿Por qué te mentí?
No sé, te noto distinta como distraída, como si tuvieras la
cabeza. En otra parte me reí nerviosa,
le resté importancia, pero algo en su mirada me atravesó.
Era como si supiera algo, como si sospechara, y en el fondo yo

(21:37):
misma sabía que le estaba empujando a mirar donde no
debía. El final llegó de golpe.
Una noche, Gaby me dijo que había sentido distancia, que ya
no confiaba del todo en mí. Yo intenté defenderme, jurarle
amor, pero él era más intuitivo de lo que yo creía.
No le confesé, no tuve valor, simplemente la relación se

(22:00):
quebró, discutimos, nos gritamos, lloramos.
Y finalmente él recogió sus cosas y se fue.
Yo me quedé en ese departamento vacío.
Con una cama que me quemaba, conun espejo que ya no me devolvía
a la misma mujer. Lo peor no fue perder a Gaby,
aunque eso ya me había dolido como nunca.
Lo peor vino después, cuando el destino decidió clavarme la

(22:24):
estocada final. Meses más tarde, en una salida
inesperada al centro comercial, los VI.
Andrea y Gaby Caminaban juntos de la mano con una complicidad
que me destrozó. En segundos se reían.
Él la miraba como antes, me miraba a mí y ella, ella tenía
esa sonrisa que siempre usaba conmigo, esa que yo creí que era

(22:46):
de amistad eterna. Me escondía entre la gente con
los ojos ardiendo. Sentí como el mundo se me caía
encima. No sólo había perdido a Gaby,
sino que mi amiga, mi confidente, la que me conocía de
pies a cabeza, se había quedado con el y lo más cruel de todo
era que yo misma le había abierto la puerta, mis errores.

(23:08):
Mis infidelidades, mis ganas de jugar con fuego fueron las
cenizas donde Andrea construyó su propia hoguera.
Esa noche lloré hasta quedarme sin voz.
Lloré por Gaby, porque lo perdí,por no haber sabido cuidarlo.
Lloré por Andrea, porque me traicionó tomando lo que más me
dolía, pero sobre todo lloré pormí, porque entendí demasiado

(23:31):
tarde que yo misma acabé el hoyoen el que terminé enterrada.
Hoy sigo sola, Andrea y Gaby. Por lo que supe después, siguen
juntos. No sé si ella lo ama.
No sé si él piensa en mí de vez en cuando.
Solo sé que yo me quedé con el arrepentimiento y con la certeza
de que hay errores que se pagan toda la vida.
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