Episode Transcript
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Speaker 1 (00:00):
En Puerto Rico.
Se dijo que fue un tiroteo, quela policía actuó en defensa
propia y que los muertos eranterroristas.
Pero lo que no se dijo fue quelos jóvenes estaban desarmados,
que se habían rendido y que lequitaron la vida de rodillas.
Todo lo que pasó esa tarde loencubrieron, lo celebraron y por
(00:24):
años repitieron la mismamentira hasta que salió la
verdad.
Y cuando salió, enfureció atoda la isla.
Este caso no solo cambió lapolicía de Puerto Rico, mi gente
cambió su historia.
Este es el caso del CerroMaravilla.
Hola, mi gente, bienvenidos asu canal.
(00:46):
Delitos de Sangre.
Yo soy Magaly.
Gracias por acompañarme duranteeste nuevo episodio, como
siempre.
Los invito a que sean parte deesta familia, se suscriban al
canal, me dejen un like, uncomentario, compartan el video
para que llegue a donde máspersonas.
Puerto Rico en los años 70 noera fácil.
Si eras joven, erasindependentista y hablabas alto,
(01:11):
te vigilaban, te marcaban y aveces hasta te callaban.
El país estaba dividido, nosolo por ideologías, sino por el
miedo.
Miedo a pensar diferente, miedoa decir yo no estoy de acuerdo.
Miedo a que el gobierno mismote pusiera una carpeta con tu
(01:32):
nombre solo por ir a unaprotesta o repartir un panfleto.
Asimismo, una carpeta literal.
Una carpeta es un archivo contu nombre, tu apellido, tu foto,
información sobre quién túveías, qué decías, a quién le
hablabas, y toda esa informaciónla recopilaba la misma policía.
(01:54):
Esto no era teoría deconspiración, mi gente, esto fue
real.
Miles de puertorriqueñosterminaron fichados como
subversivos sin haber cometidoningún crimen.
En ese ambiente fue que llegó alpoder Carlos Romero Barceló del
Partido Nuevo Progresista, elPNP, un ardiente defensor de la
(02:17):
estadidad para Puerto Rico.
Su administración llegó trasaños de gobierno del Partido
Popular Democrático, el PPD.
Carlos Romero Barceló entró confuerza y rápidamente endureció
la línea contra grupos radicales.
Bajo Romero Barceló, la Policíade Puerto Rico, en colaboración
(02:39):
con el FBI, redobló esfuerzospara infiltrar y neutralizar
organizaciones independentistas,presentando a sus militantes
como terroristas.
Entró con mano dura, conpromesas de ley, orden y con un
discurso bien alineado con losintereses de los Estados Unidos.
(03:00):
Si tú decías independencia,inmediatamente eras una amenaza.
Y mientras más organizaban losgrupos independentistas, sobre
todo lo de los jóvenes, másfuerte respondía el aparato del
gobierno.
Infiltraban movimientos,recogían información y si
encontraban a alguien que podíanmanipular, lo usaban.
(03:22):
Y así fue como aparecióAlejandro González Malavé.
Alejandro González Malavé era unmuchacho de Río Piedras.
Era joven, inteligente,carismático, pero estaba al
servicio de la policía.
Alejandro fue entrenado parameterse en organizaciones
independentistas, para hacersepasar por uno de ellos, ganarse
(03:46):
su confianza y delatarlos.
Y ahí, justo ahí, comienza lahistoria que cambia Puerto Rico
para siempre.
Pero antes de hablar deloperativo, de los tiros, de
todas las mentiras, tenemos quehablar de ellos porque no eran
números, no eran terroristas yno eran amenazas.
(04:09):
Eran dos jóvenespuertorriqueños con sueños.
Tenían sus ideales y el corazónencendido por la injusticia.
Carlos Enrique Soto Arribí teníaapenas 18 años, Era natural de
San Juan, un niño aún.
Nació en 1959 y estaba todavíaterminando la escuela superior
(04:34):
cuando se metió de lleno en elactivismo independentista.
Pero él leía, preguntaba ydebatía.
Era un joven callado yobservador, pero con un
compromiso que se le veía en losojos.
La independencia no era unjuego para él.
La veía como dignidad, comojusticia, como algo que su
(04:56):
generación tenía que exigir,aunque les costara.
Le molestaba la hipocresía delsistema y, aunque no fue
violento, sí, creía que habíaque hacer ruido, que había que
dejar claro que no todo el mundoestaba conforme con la colonia.
Y entonces está Arnaldo DaríoRosado Torres.
Arnaldo tenía 24 años, parecíaun poco mayor por todo lo que
(05:19):
había vivido en la vida.
Nació en 1953 en el viejo SanJuan.
Su familia era humilde, de esasque luchan con lo que hay.
Era el hijo mayor y desdepequeño le tocó cargar con más
de lo que le tocaba.
Trabajó de todo, un poco comoayudante de construcción,
(05:39):
empleado de almacén, pero lo queverdaderamente lo movía era la
lectura, la poesía y la luchapor un país más justo.
Escribía versos, leía CheGuevara y hablaba de revolución
no como violencia, sino comotransformación.
Arnaldo era papá de un niñollamado Manuel, un bebé que
(06:02):
apenas tenía unos meses cuandosu papá salió de su casa aquella
mañana y nunca regresó.
Carlos y Arnaldo no eran partede una célula terrorista, ni
estaban organizando una guerra.
Querían hacer una acciónsimbólica, algo que llamara la
atención al país, algo quellamara la atención al país,
(06:25):
algo que dijera aquí estamos, noestamos dormidos y queremos
otro futuro.
El plan, según supieron después, era sencillo Causar un
incendio en una torre decomunicaciones del gobierno.
El Cerro Maravilla es unamontaña que se encuentra entre
(06:47):
los municipios de Villalba yJayuya, en el corazón de Puerto
Rico y en arriba en lacordillera central.
No estamos hablando decualquier loma.
Estamos hablando de un cerroalto, remoto, cubierto muchas
veces por neblina, con caminosestrechos, curvas peligrosas y
una vista que impone respeto.
(07:08):
¿y por qué ahí?
Por lo que había en la cima delCerro Maravilla.
Allá arriba estaban y todavíaestán varias antenas de
comunicación, torre detransmisión para radio,
televisión, telecomunicacionesde gobierno, y entre ellas una
que pertenecía a la Policía dePuerto Rico.
(07:29):
Esa torre era clave paramantener comunicación entre
cuarteles, agentes y unidadesespeciales, era como su nervio
central en esa zona.
Por eso, para los muchachosindependentistas como Carlos y
Arnaldo, ese cerro no era solouna montaña, era un símbolo del
(07:50):
poder del estado Y causar unincendio allí, aunque fuera
simbólico, sin intención determinar con la vida de nadie,
iba a ser un mensaje fuerte Unaquí estamos, no nos hemos
rendido y todavía creemos queeste país puede ser libre.
Ellos pensaban que esa accióniba a ser un grito, un acto de
(08:10):
resistencia, pero lo que nosabían es que los estaban
esperando.
Iba un tercer hombre ese díaAlejandro González Malavé, un
(08:31):
nombre que con los años seconvirtió en sinónimo de
traición.
Alejandro tenía apenas 23 añosen ese momento.
Era joven como ellos, vestíacomo ellos, hablaba como ellos.
Parecía uno más Y lo peor esque decía creer lo mismo que
ellos.
Peor es que decía creer lomismo que ellos.
Pero la verdad es que Alejandrollevaba años trabajando como
agente encubierto para lapolicía de Puerto Rico.
(08:52):
Desde jovencito, siendo aúnestudiante, los reclutaron, le
pagaban para infiltrarse engrupos independentistas y pasar
información a la división deinteligencia.
Alejandro se sabía los códigos,las palabras, las frases que
inspiraban confianza.
Y así fue como se metió en elgrupo donde estaban Carlos y
(09:14):
Arnaldo.
Se ganó su confianza, se hizoel revolucionario.
Les dijo también que él queríahacer algo grande, algo
histórico.
Y fue el mismo Alejandro quienles propuso la idea del Cerro
Maravilla.
Pero mientras hablaba con ellosde la patria y de querer hacer
(09:35):
algo grande, por debajo de lamesa le pasaba todos los
detalles a sus superiores.
(09:59):
El 25 de julio de 1978, el Díade la Constitución del Estado
Libre Asociado de Puerto Rico, alas 2 y 45 de la tarde,
mientras el gobernador CarlosRomero Barceló estaba en Bayamón
dando discursos, carlos SotoArribí, arnaldo Darío Rosado y
Alejandro González Malavé subenpor la carretera 143 rumbo al
Cerro Maravilla en un taxiforzado conducido por el señor
Julio Ortiz Molina, a quienhabían tomado como rehén un
(10:19):
civil inocente que nunca se lepudo haber cruzado por la cabeza
, que ese día se convertiría entestigo de uno de los crímenes
más graves en la historiamoderna de Puerto Rico.
El carro sube por un caminoangosto rodeado de monte cerrado
.
El área está fría, nublada ycasi desierta.
(10:40):
Solo hay antenas, cables y másarriba, escondidos entre la
maleza, varios agentes de lapolicía de Puerto Rico.
Ya estaban listos y en posición.
La emboscada está montada Desdela mañana.
La división de inteligenciahabía desplegado a sus hombres.
(11:03):
Estaban esperando a lossupuestos terroristas que el
infiltrado Malavé había ayudadoa reclutar.
Sabían todo, sabían la hora,sabían que llegarían tres
personas, dos radicales y suinfiltrado.
Sabían que iban en un taxiblanco y sabían que la orden no
(11:23):
era arrestarlos, la orden eraeliminarlos.
Cuando el taxi se detiene en lacima, los tres jóvenes se bajan
del carro.
Arnaldo baja primero, carlosdespués y por último Alejandro
Malavé, julio Ortiz.
El taxista se queda en elasiento medio, encogido,
(11:43):
petrificado y nervioso, sinsaber qué era lo que estaba a
punto de pasar.
Y ahí es donde aparecen todoslos policías.
De repente Salen armados conrifles, escopetas, pistolas
automáticas y empiezan losgritos ¡Quietos Tiren las armas
manos arriba?
No hubo tiempo para nada Y,según testigos, no hubo
(12:08):
intercambio de disparos.
En ese momento Carlos y Arnaldolevantaron las manos y Malavé
también.
El taxista entra en pánico, setira al piso del carro y dice
que desde ahí solo escuchó unaprimera ráfaga de disparos,
fuerte y rápida, y después loque vino fue puro silencio.
(12:31):
Pero aquí los policías sacan aJulio Ortiz, el taxista del
carro, lo empujan, lo alejan delárea de las antenas y lo
ordenan que se siente y que secalle.
Y en ese momento Ortiz los ve,ve a Carlos y a Naldo de pie con
las manos arriba, ve a Malavédiscutiendo algo con los
(12:54):
policías Y luego los muchachosestán en el piso, no muertos,
vivos, los están golpeando y unode ellos estaba esposado.
Y es entonces cuando empieza lasegunda parte del horror.
Un agente lo cuenta añosdespués, que los muchachos
estaban arrodillados, no estabanarmados y que alguien dijo
(13:20):
Acaba con eso.
Entonces aquí fue que vino unasegunda ráfaga Tres, cuatro,
cinco disparos a corta distancia, uno por detrás de la oreja,
otro en el pecho, otro en lacara.
Eso no fue un tiroteo, mi gente, eso fue una ejecución.
Después de eso los policíasacercan a Malavé su informante,
(13:44):
le revisan la ropa, le dicen quefinja una herida.
Después de eso los policíasacercan a Malavé su informante,
le revisan la ropa, le dicen quefinja una herida Y él sostuvo
una leve herida de bala en undedo, en todo el revolú.
Le hacen posar para fotos dondeaparece como detenido, como si
fuera otro sospechoso, cuando enrealidad él era parte del
operativo.
Y luego, luego, manipulan laescena, colocan un arma junto a
(14:07):
uno de los cuerpos Y aquí creanla historia Ellos dispararon
primero, los abatimos en defensapropia.
Y que quede claro mi gentenunca hubo armas de fuego en
posesión real de Carlos ni deArnaldo, y la única arma
presentada por la policía notenía huellas.
(14:28):
Minutos después de la emboscada, mientras los cuerpos de Carlos
y Arnaldo aún estaban tiradosen el cerro, el gobierno de
Puerto Rico ya estabavendiéndole otra historia al
pueblo.
En Bayamón, el gobernadorCarlos Romero Barceló estaba en
plena ceremonia oficial por elDía de la Constitución del
(14:49):
Estado Libre Asociado y mientrasdaba su discurso le pasan una
nota, él la lee, se levanta delpodio y frente a las cámaras con
total seguridad, dice lapolicía de Puerto Rico ha
evitado un acto terrorista, hanmuerto dos atacantes, ningún
agente resultó herido, lapolicía actuó con valentía.
(15:12):
Y de ahí, mi gente, empezó lagran mentira.
Desde ese momento, la narrativaoficial fue clara y directa que
se trataba de un ataqueterrorista, que la policía actuó
en defensa propia, que hubo unintercambio de disparos y que
los agentes merecíanreconocimiento por su heroísmo.
(15:33):
Y así, sin ningunainvestigación, sin un informe,
sin una sola pregunta, sellaronla mentira que les repetirían al
país por años.
Los medios más grandes secomieron esa versión sin
cuestionarla.
Ese mismo día los noticiariosabrían con aplausos a la policía
(15:55):
Titulares como terroristas caenen tiroteo con agentes,
atentado frustrado en torre decomunicaciones.
Las estaciones de radio lopintaban como una victoria, la
televisión mostraba algobernador saludando a los
oficiales y los medios grandescalladitos repitiendo la versión
(16:15):
sin cuestionar nada.
Y qué pasó con el pueblo?
La mayoría, al principio, creyóla historia, porque ¿quién va a
pensar que la policía de supaís terminó con la vida de dos
jóvenes que se habían rendido?
Quién se imagina que ungobernador se atrevería a
felicitar policías asesinos enpúblico?
(16:36):
es que habían testigos.
Uno en particular era el taxistaJulio Ortiz Molina, un civil
sin agenda política, un hombreque solo estaba haciendo su
trabajo cuando lo obligaron amanejar hasta el cerro.
Y lo que dijo él fue la primeragrieta en el teatro.
(16:58):
El taxista Julio Ortiz Molina,sobreviviente del operativo, fue
entrevistado por la periodistaCarmen Jovet en televisión Y ahí
contó algo que el gobierno noesperaba escuchar.
Contó que cuando lo sacaron delcarro los muchachos estaban
vivos, que escuchó dos tandas detiros, no una, que no hubo
(17:21):
tiroteo.
Que vio a uno de los jóvenesrendido con las manos arriba,
que los vio arrodillados.
Su testimonio fue directo y sinadornos.
No, se lo estaba inventando,estaba diciendo lo que vio.
Estaba diciendo la verdad quetodos los demás estaban tratando
de esconder.
Y cuando el pueblo lo escuchó,comenzaron las dudas.
(17:44):
Y cuando se atrevió a decirlo,la maquinaria del gobierno se le
fue encima.
Lo atacaron, dijeron que estabaconfundido, que tal vez estaba
manipulando la historia.
El mismo Carlos Romero Barcelópúblicamente lo desacreditó, lo
llamó mentiroso.
La policía insinuó que sutestimonio era producto del
(18:06):
shock.
Pero la gente escena nopermitieron acceso a periodistas
independientes.
Todo estaba cerrado, bajo llave, todo era clasificado.
(18:31):
Los medios empezaron a insinuarque Julio tal vez había
simpatizado con los terroristas.
Todo era la palabra delgobierno contra el silencio de
los muertos.
Y mientras eso pasaba, lafamilia de Carlos y Arnaldo no
sabían a quién acudir.
Las familias estaban en shock.
(18:52):
Alguno ni protocolo nihumanidad, solo titulares, fotos
y declaraciones frías defuncionarios que no conocían ni
los nombres completos de losjóvenes a quien acababan de
(19:14):
eliminar.
A la familia solo se leentregaron los cuerpos y le
dijeron que ya todo estabaresuelto.
Pero la gente en la isla ya noera la misma.
Había un rumor corriendo callearriba y monte abajo Eso no fue
un tiroteo, eso fue un asesinato.
Y ese rumor empezó a colarse enlos periódicos, en las
(19:34):
universidades, en los pasillosdel Capitolio y en cada casa que
alguien decía y si lo que nosestán contando es mentira?
Mientras tanto la policíaseguía, celebrando públicamente
el operativo.
Se les rindieron homenaje aestos oficiales, se les
condecoró, se habló de ampliarsus funciones Y al mismo tiempo
(19:56):
los familiares de Carlos yArnaldo tenían que ver en
televisión cómo se honraba a losasesinos de sus hijos.
Y no había forma de defendereso.
Porque la cosa no cuadraba?
porque las familias conocían aCarlos Enrique y a Arnaldo,
porque cada día que salía undato nuevo era una contradicción
más, porque mientras máshablaba el gobierno, menos
(20:20):
creíbles sonaban.
Y entonces empezaron losrumores que los habían ejecutado
, que hubo una orden directa deno dejarlos salir vivos, que el
infiltrado no solo los entregó,sino que ayudó a montarlo todo.
Y mientras tanto el gobernador,callado, sin decir una palabra,
(20:42):
ni dar una disculpa, ni unapromesa de investigar a fondo,
solo repetía una y otra vez.
La policía actuó con valentía.
Y ese silencio, ese orgullo,esa falta de humanidad fue lo
que encendió la rabia, porque noera solo el crimen, mi gente,
era la arrogancia con la que seintentaba justificar todo lo que
(21:06):
pasó.
En los primeros días los mediosrepitieron la versión oficial
como si fuera palabra sagrada.
Pero con el pasar de lassemanas, algunos periodistas
comenzaron a hacer lo que sesupone que haga la prensa en una
democracia preguntar.
Y uno de los primeros en ponerel dedo en la llaga fue Luis
(21:27):
Francisco Ojeda, que en esemomento era uno de los
periodistas más incisivos de laisla.
Ojeda no se tragó el cuentocompleto y empezó a cuestionar
públicamente la versión delgobierno.
¿dónde están las armas de lossupuestos terroristas?
¿Por qué no muestran las balasrecuperadas?
¿Por qué no hay pruebasforenses abiertas al público?
(21:48):
¿Por qué, si el taxista diceque los vio vivos, no se le da
credibilidad?
Y no fue solo él.
También se sumó Carmen Jovet,que había entrevistado al
taxista Julio Ortiz Molina,dándole una plataforma para que
el pueblo escuchara su otraversión.
Carmen Jovet insistió en laimportancia de revisar los
(22:09):
testimonios sin prejuicios Ypoco a poco la versión oficial
se fue quebrando.
Juan Manuel García Pazalacua,abogado, analista y comentarista
público, también empezó aexponer las contradicciones.
Él, desde una postura analítica, fue dejando claro que lo
(22:31):
ocurrido no fue un operativocomún que aquí había indicios de
ejecución, encubrimiento yabuso de poder.
Y mientras más preguntas sehacían, más nervioso se ponía el
gobierno porque no teníanrespuestas O, peor aún, no
querían darlas.
Después de los disparos en elCerro Maravilla, ni Carlos Soto
(22:53):
Riví ni Arnaldo Darío Rosadofueron trasladados a un hospital
.
No hubo ambulancia, no huboparamédico, no hubo ni la más
mínima intención de salvarles lavida.
Los dejaron morir allí mismo.
Y eso no fue descuido, eso fueparte del plan Porque, según la
(23:14):
versión oficial, ellos habíandisparado primero y todo fue en
defensa propia.
Pero si uno de ellos sobrevivía, si llegaba al hospital, si
hablaba, se les caía la mentira,por eso los remataron y por eso
los dejaron morir en el monte.
Porque un muerto no habla, unmuerto no desmiente al gobierno,
(23:34):
un muerto no cuenta que estabaesposado, un muerto no dice que
se rindió.
El Departamento de Justicia dePuerto Rico abrió una
investigación, pero manejada porgente cercana al propio
gobierno.
El resultado era predecible quetodo se manejó bien, que no
hubo exceso de fuerza, casocerrado.
(23:56):
Pero el pueblo de Puerto Ricono estaba satisfecho.
Empezaron a aparecer detallesinquietantes, por ejemplo el
informe de la balística, quenunca fue divulgado
completamente.
Las autopsias mostrabanimpactos de bala a corta
distancia.
Carlos Soto Arribí tenía marcasen las muñecas.
(24:17):
Todo indicaba que estabaesposado.
Cuando le quitaron la vida, unode los cuerpos tenía moretones
en la cara.
Se escucharon dos tandas dedisparos, no una.
Entonces la pregunta ya no erasi fue una ejecución, la
pregunta era quién dio la orden?
El pueblo ya no aguantaba más.
Hubo protestas, marchas,vigilias, comunicados de
(24:41):
sindicatos, de organizacionesciviles, de universidades.
Y lo más fuerte es que lospadres de los muchachos no se
quedaron callados.
Comenzaron a exigir justicia entodas partes.
Fueron a los medios, hablaronsin miedo, dijeron nombres,
pidieron una investigaciónfederal, porque ya estaba claro
que en Puerto Rico no iban adejar que se supiera la verdad.
(25:02):
Y aquí es donde el caso seempieza a salir de las manos del
gobierno local, porque lapresión fue tanta que en 1979,
el Departamento de Justicia deEstados Unidos anunció que iban
a intervenir.
Iban a montar un gran juradofederal para investigar si en el
Cerro Maravilla huboviolaciones a los derechos
(25:23):
civiles, para investigar si enel Cerro Maravilla hubo
violaciones a los derechosciviles.
Y con eso el muro de silencioque el gobierno había levantado
empezó a resquebrajarse.
El proceso fue lento y conmucha piedra en el camino.
El FBI, el mismo que por añohabía vigilado a los
(25:44):
independentistas como si fueranenemigos de guerra.
No se mostraba muy interesadoen ir hasta el fondo, pero la
presión del pueblo era constante.
No querían dejar que esto seenfriara y por fin empezaron a
salir las verdades que tantoquerían esconder.
Uno de los primeros que hablófue Miguel Cartagena, agente de
la policía de Puerto Rico.
(26:04):
Cartagena dijo algo queestremeció al país entero que
los muchachos estaban vivoscuando fueron arrestados, que se
habían rendido y que no huboningún intercambio de disparos
como se había dicho al principio.
Pero eso no fue todo.
Confesó que vio a Carlos y aArnaldo arrodillados y que,
(26:25):
mientras él apartaba la mirada,escuchó los disparos.
Que los mataron, que sí losejecutaron de rodillas rendidos
y los policías dispararon amatar.
Bien, se reveló que las órdeneshabían llegado desde arriba.
(26:47):
Cartagena dijo, bajo juramento,que el entonces coronel de
inteligencia, ángel PérezCasillas, había dado una orden
clara la noche anterior Esos dosno pueden bajar vivos de la
montaña.
Y así fue.
Esa declaración lo cambió todo.
Los medios ya no hablaban deterroristas muertos, ahora
hablaban de ejecucionesextrajudiciales.
(27:09):
La gente se tiró a la calle,los noticieros abrían con las
confesiones, los programas deradio y televisión analizaban
palabra por palabra lostestimonios no-transcript fueron
(27:46):
televisadas en vivo y les voy adejar los enlaces en la
descripción del video por sigustan verlos.
Comenzaron a desfilar policías,forenses, testigos y oficiales
Y la verdad se derramó frente,frente a todos, sin poder
taparla.
Ya, El taxista Julio OrtizMolina testificó, lo repitió
(28:09):
todo, que los vio vivos, que loalejaron, que escuchó una
segunda ráfaga de disparos.
El agente Carmelo Cruz tambiénrompió el silencio.
Dijo que Alejandro GonzálezMalavé, el infiltrado, no solo
llevó a los muchachos al cerro,sino que él sabía que los iban a
(28:29):
matar, que él pudo haberevitado que llevaran al taxista
y no lo hizo.
Que usaron una pistola sinhuellas para decir que los
muchachos habían disparado, queel informe forense original
había sido editado, que a uno delos cuerpos se le encontró un
(28:53):
disparo detrás de la oreja.
Cómo se explica eso en untiroteo?
Eso no se explica, eso se llamaejecución.
Durante esas vistas el pueblo noparpadeaba.
Cada noche el país se sentabafrente al televisor y escuchaba
cosas que uno pensaría que solopasaban en dictaduras, pero no
(29:16):
Pasaron en Puerto Rico bajo ungobierno democrático, con un
policía que decía actuar por elbien del pueblo.
Y en medio de todo eso, elgobernador de Puerto Rico,
carlos Romero Barceló, seguíanegándolo todo.
Siguió repitiendo su frasefavorita Los policías actuaron
con valentía mientras medio paíslloraba y el otro medio se
(29:40):
llenaba de rabia.
Después de todo lo que salió enlas vistas públicas, ya no
había forma de seguirescondiendo la verdad.
Había que hacer justicia, o almenos intentarlo.
Para 1984, después de años deinvestigación, presión pública y
gritos en la calle, seerradicaron cargos contra 10
(30:02):
policías.
Se erradicaron cargos contra 10policías 10, mi gente.
Y no eran cualquiera.
Algunos eran agentes, otroseran mandos superiores Y todos
tenían algo que ver con eloperativo, con la ejecución o
con el encubrimiento.
Entre ellos estaban MiguelCartagena Flores, juan Bruno
González, william Colombe Ríos,rafael Torres Marrero y otros
(30:26):
que, aunque no dispararon,mintieron bajo juramento,
ocultaron pruebas o participaronen la siembra de evidencias.
Los cargos incluían asesinato ensegundo grado, obstrucción a la
justicia, perjurio yviolaciones a derechos civiles.
Y por fin, en el tribunal seempezó a escuchar la palabra que
(30:49):
tanto se había evitadoEjecución Uno a uno.
Los testimonios se volvieron aescuchar, las pruebas forenses
se presentaron completas.
Esto no había manera de taparlo.
Fueron culpables Cuatro de lospolicías fueron convictos por
asesinato en segundo grado.
Otros fueron hallados culpablesde encubrimiento.
(31:09):
Ahora, las sentencias no fuerontan fuertes como el país
esperaba, algunos cumplieronmenos de lo que debía Y, como
siempre, los peces grandessalieron intactos.
Nadie en el gobierno de CarlosRomero Barceló fue procesado,
nadie Ni por omisión, ni porencubrimiento, ni por mentirle
(31:32):
al pueblo, nada.
Carlos Romero Barceló se lavólas manos como Poncio Pilato
desde el día uno Y aunque perdióla reelección en 1984 contra
Rafael Hernández, colón jamáspidió perdón Hasta el día que
murió siguió defendiendo loindefendible.
Dijo que él creyó en la versiónque le dieron, pero nunca se
(31:56):
retractó, nunca llamó mártires alos muchachos, nunca se paró
frente a sus madres para pedirleperdón.
Y el traidor, el infiltrado, elque nos llevó al cerro,
alejandro González Maravé, esese hizo testigo, estrella de la
(32:17):
fiscalía.
Gracias a su testimonio selograron las convicciones, pero
también gracias a su traicióndos jóvenes terminaron muertos.
Y aunque se salvó de ir presoporque le dieron inmunidad, la
calle no lo perdonó.
Después del juicio Vanavet quisovolver a la policía, pero no lo
aceptaron.
Quiso rehacer su vida, peronadie confiaba en él.
(32:39):
Empezó a hablar, a quejarse, adecir que tenía información que
nunca reveló, que él no fue elúnico, que había gente más
arriba.
Y un día alguien se cansó deescucharlo.
El 29 de abril de 1986, frentea la casa de su madre en Coupé.
Malavé recibió varios disparos,por lo que murió en el acto a
(33:03):
los 30 años.
Un grupo clandestino llamadoOrganización Voluntaria por la
Revolución se atribuyó el crimeny dijeron que fue justicia
revolucionaria.
Pero otros creen que no fueronrevolucionarios, que fue alguien
que quería callarlo porqueMalavés sabía mucho, demasiado y
estaba hablando más de lacuenta.
(33:25):
Hasta el día de hoy nadie hasido arrestado por su muerte.
Nadie sabe quién apretó elgatillo, pero muchos saben por
qué lo hicieron.
Han pasado más de cuatrodécadas desde aquel 25 de julio
de 1978.
Y todavía el caso de CerroMaravilla no cicatriza, porque
(33:48):
no fue solo la muerte de dosjóvenes, fue todo lo que vino
después La traición, elencubrimiento, la mentira
repetida en cadena nacional, laarrogancia de quienes juraron
proteger al pueblo y los matarony la impunidad de los que
sabían todo y se escondierondetrás de un cargo político.
(34:10):
Puerto Rico aprendió muchascosas con este caso.
Aprendió que la democracia noes garantía de justicia, que el
uniforme no siempre protege, quelos gobiernos también mienten y
que la verdad, cuando seinsiste en buscarla, sale,
aunque sea.
Arrastrándose A Carlos y aArnaldo, los trataron de borrar,
(34:33):
los llamaron terroristas, lospintaron como salvajes, los
mataron de rodillas y luegoquisieron matar su memoria.
Quisieron matar su memoria,pero no pudieron, porque cada
año en el Cerro Maravillafamilias, estudiantes, líderes
(34:58):
comunitarios y sobrevivientes delucha se reúnen a recordarlos.
Ese cerro ya no es solo unaantena, ese cerro es símbolo de
resistencia Y cada 25 de juliolas flores, las banderas, los
versos y el silencio suben hastala cima para gritar una sola
cosa Prohibido olvidar.
El pueblo también aprendió quesin prensa libre no hay justicia
(35:23):
.
Aprendió que sin prensa libreno hay justicia, que si no fuera
por los periodistas como LuisFrancisco Ojeda, carmen Jovet,
juan Manuel García Pazalacua ypor testigos que se atrevieron a
hablar, esta historia hubieraquedado enterrada.
La verdad salió porque alguientuvo el coraje de decir eso no
fue un tiroteo, eso fue unaejecución.
Y sí, se condenaron a variospolicías Y sí, el gobernador
(35:49):
perdió la elección.
Pero hay heridas que no securan con sentencias, porque el
dolor de una madre que enterró asu hijo mientras el asesino era
condecorado, ese dolor no seborra.
Mi gente, hoy muchos ni siquieraconocen esta historia.
Yo nací en el 79, crecíescuchando El Cerro Maravilla,
(36:10):
pero nunca conocí esta historiaa fondo hasta ahora.
Otros prefieren no hablar deella, porque incomoda, porque
duele, porque señala, perojustamente por eso es que hay
que contarla, para que nuncavuelva a pasar, para que ningún
joven idealista vuelva a servisto como una amenaza solo por
(36:30):
pensar diferente Y para que elpoder sepa que, aunque tenga
uniforme, pistola o micrófono,la verdad siempre encuentra la
forma de abrirse paso.
Gracias por estar aquí.
Este no fue un caso más.
Este fue un crimen de estado yPuerto Rico nunca volvió a ser
el mismo después de este casodel Cerro Maravilla.
(36:52):
Que en paz descansen.
Carlos Enrique y Arnaldo, siesta historia te ha tocado, te
invito a que la compartas,porque a los que se fueron le
debemos algo Que el país no seduerma otra vez.
Gracias por acompañarme duranteeste episodio.
Mi gente, dígame qué ustedespiensan de la historia del Cerro
Maravilla, de lo que pasó allí.
(37:14):
Realmente, este es un caso quetiene que ver con política.
No quiere decir que yo lepertenezca a alguna política.
Yo ni siquiera vivo en PuertoRico en este momento.
Por los últimos 26 añosquieravivo en Puerto Rico en este
momento.
Por los últimos 26 años yo vivoen los Estados Unidos.
Son historias que uno tiene quemencionar, quiera o no.
No quiere decir que yo, comonarradora, estoy defendiendo
(37:36):
algún partido, pero recuerdenque los quiero mucho.
A veces no me creo.
El apoyo que me han brindado,como que todavía no me, es real.
No-transcript.