Episode Transcript
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Speaker 1 (00:00):
Una venta de mascotas
, una joven que sonreía y dos
muchachos que no sabían que esasería su última tarde con vida,
Porque a veces el peligro nogrita sino que se sienta a tu
lado y te mira directo a losojos.
Esta es la historia de Miguel yJuan Carlos, a quienes Ibel
Naime les arrebató la vida porun gato.
(00:23):
Hola mi gente, bienvenidos a sucanal.
Delitos de Sangre.
Yo soy Magaly.
Gracias por estar conmigodurante este episodio.
(00:44):
Como siempre, me tomo unossegundos para invitarlos a que
sean parte de esta familia.
Te suscribas al canal, me dejesun comentario, un like o me
compartan para que este caso yDelitos de Sangre llegue a donde
más personas, además de queesto ayuda bastante al canal.
Mi gente, durante esta historiavamos a ir hasta Caracas,
venezuela, para mediados de losaños 70.
(01:06):
Una ciudad en plenatransformación, donde la clase
media alta vivía enurbanizaciones cerradas con
seguridad privada, carros nuevos, casas de dos pisos que olían a
perfume importado y a represióndisfrazada de buena crianza.
En Prados del Este, una deestas zonas donde todo parecía
(01:27):
estar en orden, con calles bienasfaltadas y vecinos que sabían
lo mínimo de los demás, vivía lafamilia Naime, y ahí fue donde
creció Sibel.
Sibel Naime, jordi nació el 24de enero de 1976.
Era la hija menor de un hogardruso libanés.
(01:52):
Desde el momento en que llegóal mundo, su vida estuvo marcada
por expectativas muy claras ylímites muy estrictos.
Su padre, el Dr Shauky Naim,era un ginecólogo altamente
respetado en la ciudad.
Su nombre sonaba con autoridaden hospitales privados,
congresos médicos y en lasclínicas donde las familias más
(02:15):
acomodadas confiaban sus partosy consultas.
La madre, salam Jordi, era amade casa.
Era una mujer reservada, decarácter más suave, que parecía
(02:36):
vivir bajo la sombra de suesposo.
Sibel tenía hermanos mayores,pero pronto quedó claro que ella
sería el centro de una atenciónparticular, tanto por ser la
menor como por ser mujer ytambién por tener un carácter
que no encajaba del todo con loque se esperaba de ella.
Desde afuera, los Naimeproyectaban una imagen impecable
A los ojos del entorno.
La familia Naime era un modeloa seguir.
(02:58):
Eran profesionales, erandiscretos y eran exitosos.
Pero dentro de esa casa lo quereinaba no era la armonía, sino
el miedo.
El Dr Naime era un hombre decarácter duro.
No gritaba por debilidad,gritaba por poder.
Tenía una forma de ejercer laautoridad que para él era
(03:22):
completamente normal.
La disciplina se imponía concastigos físicos, con silencios
tensos, con miradas queparalizaban.
Su palabra era ley y cualquierintento de contradecirla era
visto como desafío o comotraición.
Yo creo que la mayoría quecrecimos en ese tiempo sabemos
(03:43):
que nuestros padres no teníanque gritarnos.
Con mirar nos bastaba paraentender el mensaje.
Pero en ese hogar no habíaespacio para la ternura ni para
las emociones suaves.
Todo debía mantenerse bajocontrol en orden, sin
cuestionamientos.
La madre Salam no era violenta,pero tampoco era un refugio.
(04:07):
Ella no confrontaba, nointervenía y tampoco defendía.
Su rol parecía estar limitado amantener la calma, a cuidar las
apariencias y evitar que losconflictos se pasaran de ciertas
líneas.
Pero las líneas dentro de esacasa ya estaban rotas desde
hacía rato.
(04:29):
Sibel, desde muy pequeña, mostróseñales que no iba a seguir el
guión que le habían impuesto.
Era una niña emocional, curiosay sensible.
Le gustaban los animales, lamúsica, los colores suaves, los
cuentos de hadas y todo lo queimplicara belleza, libertad y
expresión.
Pero en su casa eso eraconsiderado como una distracción
(04:51):
, como debilidad o como pérdidade tiempo.
En los primeros años escolares,sus maestras decían que era
tranquila pero melancólica.
Algunas notaban que parecíatener mucho que decir, pero que
decía poco.
Otros veían que le costabaconfiar, que se aislaba.
Nunca fue un estudiantebrillante, pero tampoco una
(05:14):
fracasada.
Lo suyo era la observación, osea, no se destacaba por lo que
decía, sino por cómo escuchaba,callada pero atenta.
Lo que nadie fuera de su casasabía porque ella nunca lo dijo
en voz alta era que cada error,cada nota por debajo del
estándar, cada gesto fuera delugar se pagaba caro en su casa.
(05:38):
Su padre Shauky no toleraba laimperfección.
No toleraba la imperfección.
Castigaba con golpes, conhumillaciones verbales, con
desprecio.
Y no eran castigos esporádicos,eran castigos frecuentes, a
veces por razones concretas yotras simplemente porque él
estaba de mal humor.
Sibel aprendió desde tempranoque hablar demasiado, pedir
(06:01):
explicaciones o mostraremociones podía desatar una
tormenta en su casa, así quedejó de hacerlo.
Aprendió a callar, a fingir y asobrevivir.
La adolescencia trajo loinevitable la rebeldía interna.
A los 14 años Sibel ya habíaempezado a pensar por su cuenta,
(06:25):
a tomar decisiones pequeñas aescondidas, a probar su
capacidad de salirse con la suyasin ser descubierta.
No era una delincuente ni erauna muchacha de la calle, pero
sí era una adolescentedesesperada por tener algún
control sobre su propia vida.
A los 15 años años ya habíarobado dinero del consultorio de
(06:47):
su padre en más de una ocasión.
Lo hacía con cuidado, sabíadónde estaban guardadas las
cosas, cuándo estaba solo ellugar, cómo moverse sin dejar
huella.
Había aprendido de laobservación.
Había aprendido también de lanecesidad de evitar el castigo
que recibía por parte de supadre.
Y mientras eso pasaba en suentorno, nadie sospechaba nada,
(07:12):
ni en el colegio, ni entre lasvecinas, ni entre las familias
conocidas de la comunidad drusa.
Porque, como pasa tantas veces,las apariencias lo cubrían todo
.
El Dr Naime era un profesionalimpecable, su esposa una mujer
discreta y sus hijos biencriados.
(07:33):
Nadie imaginaba lo que estabapasando puertas adentro y nadie
preguntaba.
Mientras tanto, sibel seguíaacumulando rabia.
No lo demostraba, pero pordentro sentía que vivía atrapada
en una prisión con mueblescaros.
No tenía voz ni teníadecisiones, y todo lo que
(07:55):
deseaba tenía que pasar por elfiltro del padre, un filtro que
sólo aprobaba lo que élconsideraba útil o necesario.
Y las cosas que Sibel deseaba,como la libertad, afecto,
belleza y pertenencia, nopasaban por ahí.
Cuando cumplió los 18 años, suvida seguía exactamente igual
(08:19):
que cuando tenía 13.
Seguía en la misma casa bajolas mismas reglas 13.
Seguía en la misma casa, bajolas mismas reglas, con los
mismos silencios y los mismostemores, pero ahora era mayor de
edad y en su mente, esosignificaba que estaba lista
para empezar a decidir por sucuenta, aunque no tuviera
permiso, aunque tuviera quehacerlo a escondidas, aunque
(08:42):
tuviera que romper todas lasreglas.
Y así lo hizo.
La oportunidad llegó con unanuncio de periódico.
Lo que parecía ser una menordecisión, la cual simplemente
era comprar un gato, seconvirtió en el punto de quiebre
de esta historia, una línearecta que hasta ese momento
(09:06):
había sido trazada por otros yque, en un solo movimiento,
sibel iba a borrar.
Era diciembre de 1994.
La ciudad de Caracas, como cadaaño, se llenaba del ruido de
las fiestas navideñas comprasnavideñas, líneas en las
panaderías, tráfico, luces,música y la sensación de que
(09:31):
todo el mundo estaba pensando enregalos, en ayacas y en cómo
cerrar el año.
Todo el mundo menos ella.
ella, si Ben, tenía 18 años y,aunque vivía en una casa cómoda,
con comida en la nevera y techoasegurado, lo que sentía era lo
(09:52):
contrario a la paz.
Para ella el mes de diciembre noera sinónimo de celebración,
sino de encierro.
Su vida seguía, marcada por lasreglas del padre, por la
tensión constante en el ambiente, por ese miedo infantil que
nunca se le había quitado delcuerpo.
Era mayor de edad, pero seguíasintiéndose como una niña
(10:13):
atrapada y estaba harta.
En medio de ese estadoemocional, un simple detalle
cambió el rumbo de su historia.
Sibel vio este anuncio en elperiódico Se vende gato angora
blanco, 20.000 bolívares,criador especializado, entrega
(10:37):
inmediata.
Era un gato, un gato blanco, deraza, de esos que no se veían
todos los días Y para muchos nohubiera pasado de un capricho.
Pero para Sibel ese gato eraalgo más.
Era símbolo de independencia,de ternura, símbolo de tener
algo propio.
Era una formación de llenar unvacío y también, aunque no lo
(11:01):
reconociera todavía, era unaexcusa perfecta para rebelarse.
Aunque fuera en silencio, pidiópermiso para comprarlo.
Se lo mencionó a su padre comoalgo casual y la respuesta
inmediata fue no, no.
Había discusión, no huboninguna explicación, simplemente
(11:21):
no, como todo en su casa.
Pero esta vez Sibel no se iba aquedar de brazos cruzados.
Quería al gato y lo iba a tener, y no le importaba lo que
tuviera que hacer paraconseguirlo.
Así que decidió actuar.
Sibel sabía dónde su padreguardaba los cheques de su
(11:41):
consultorio.
Sabía que a veces dejabaalgunos firmados y, si no, ella
sabía imitar su firma.
Lo había practicado desdeadolescente.
Nunca lo había hecho para algotan grande, pero ya había
cruzado esa línea mental dondeuno deja de ver las
consecuencias como algo real.
Sibel entró al consultorio desu padre y esperó a estar sola,
(12:06):
y robó tres cheques.
Se los llevó a su cuarto y, concalma, con método y con
precisión, comenzó a practicarla firma de su padre.
Cuando sintió que le salíaigual, escribió la cantidad
exacta 20,000 bolívares, quevendrían siendo algunos 118
(12:28):
dólares en ese año Y con esecheque falso en mano llamó al
número del anuncio en elperiódico.
Quien atendió esa llamada fueMiguel Antonio Tawil Musso, un
abogado de 30 años que, ademásde su trabajo en derecho, criaba
gatos y perros de raza junto aun amigo y los vendía.
(12:49):
Se presentaron, conservaronbrevemente y coordinaron un
encuentro.
Miguel le dio su dirección unacasa ubicada en la urbanización
Los Naranjos.
En la tarde del 6 de diciembrede 1994, sibel llegó al lugar,
hasta la casa de Miguel.
Fue recibida con cordialidadpor la madre de Miguel, quien
(13:14):
estaba en la casa y no sospechónada.
Al poco tiempo apareció Miguel.
Junto a él estaba Juan CarlosGonzález, su socio y amigo, un
joven de apenas 19 años quienera farmacéutico.
La transacción fue rápida.
Sibel le entregó el chequefalsificado.
Miguel los recibió sin mayorespreguntas.
(13:35):
Le entregó el gato.
Ella, con el animal en brazos,fingió naturalidad.
Fingió naturalidad, agradeció,sonrió, se despidió y se marchó.
Regresó a su casa como si nada,con su gatita, quien nombró
Jazmín, diciendo que una amigase la había regalado, y su padre
(13:55):
, aunque tenía dudas, lepermitió quedárselo.
Pero por dentro Sibel sabía loque había hecho.
Durante los días siguientesvivió en alerta.
El cheque ya estaba en manos deMiguel.
Su padre aún no se había dadocuenta, pero tarde o temprano lo
haría, y así fue.
(14:16):
Una tarde Shao K'inaymen notóla ausencia de uno de sus
cheques.
Revisó sus registros, reunió ala familia como era de costumbre
y lanzó una advertencia sinrodeos Dijo que había sido
víctima de un robo, que no iba atolerar ese tipo de
deslealtades y quien estuvieradetrás de eso lo iba a pagar
(14:40):
caro.
No mencionó nombres, pero todossabían hacia dónde apuntaba.
Sibel no confesó, no pidióperdón, no entregó el gato sino
que se mantuvo en silencio.
Pero dentro de su cabeza elpánico crecía, porque ella
conocía a su padre, sabía de loque era capaz y sabía que, si se
(15:02):
enteraba, no solo la golpearía,como otras veces, la destruiría
psicológica, emocional yfísicamente.
Sería el fin no solo del gato,sino de todo.
Así que tomó otra decisión, unamucho más peligrosa y mucho más
fría.
(15:24):
Sibel intentó recuperar elcheque.
Llamó a Miguel Tawil, leexplicó que había cometido un
error, que el cheque no podíaser cobrado, que por favor se lo
devolviera.
Miguel, desconcertado, le dijoque no podía hacer eso, que ya
lo había depositado, que todoestaba en orden.
No le creyó y no entendía porqué insistía tanto Sibel.
(15:46):
Insistió y hasta le suplicó alMiguel negarse por completo.
Sibel lo amenazó, pero él semantuvo firme que no se lo iba a
devolver Y en ese momento elladecidió que Miguel debía
desaparecer, no porque quisierahacerle daño, sino porque, en su
mente, miguel era la únicapersona que podía conectar el
(16:10):
cheque con ella.
Y si Miguel hablaba, todo secaía.
Ese fue el punto de quiebre, elmomento exacto en que dejó de
buscar una salida y empezó aplanear un crimen.
Cuando una persona toma ladecisión de quitarle la vida a
otra persona, no lo hace de lanoche a la mañana.
Hay un proceso, una secuenciade pensamientos que va de la
(16:32):
desesperación al cálculo, delmiedo al control.
Y eso fue exactamente lo quepasó en la mente de Sibel Naime.
Después de que Miguel se negó adevolver el cheque, sibel
comprendió que no había vueltaatrás.
En su mente, él no era unavíctima, miguel era una
amenazaría.
(16:53):
El castigo no sería simbólico,no sería una simple pescosa, una
cachetada, ni una discusión.
Sería una humillación pública,un infierno real desencajado por
(17:27):
la furia.
Era la vergüenza, el castigofísico, la condena dentro de su
propia casa.
Sí que decidió eliminar esevínculo, eliminar el problema, y
para eso había que engañar unavez más.
El 13 de diciembre de 1994,sibel tomó el teléfono y llamó a
Miguel.
Le dijo que su tía estabainteresada en comprar una pareja
(17:48):
de perros salchicha.
Le explicó que ella ya conocíaa Miguel, que sabía dónde
quedaba su casa y que podíanverse esa misma tarde para
concretar la venta.
Y Miguel aceptó.
No sospechó nada, era una ventamás Y los criadores saben que
en temporada navideña losclientes aparecen sin mucho
aviso.
Era algo normal.
Ese día, cuando Sibel llegó ala casa de Miguel en la
(18:13):
urbanización Los Naranjos, fuerecibida con la misma cortesía
de la vez anterior La madre deMiguel estaba en la casa.
Ella la saludó, sonrió y semostró cordial.
Si no me equivoco, creo que fuela segunda ocasión que la madre
de Miguel le dio el café, no laprimera.
Pero poco después llegaronMiguel y Juan Carlos, su socio y
(18:35):
amigo de apenas 19 años.
Ambos sabían que la supuestacompradora no era Sibel, sino su
tía, quien, según ella, laestaba esperando en la entrada
de la urbanización, así quedecidieron acompañarla.
Subieron los tres a lacamioneta de Miguel Él iba
manejando, juan Carlos se sentóal lado, sibel iba en el asiento
(18:57):
de atrás.
Lo que ellos no sospechaban eraque en su bolso Sibel llevaba
algo más que buenas intencionesLlevaba una pistola calibre 7.65
.
Y lo más escalofriante es estoEsa no era cualquier arma, mi
gente, sino una arma que lepertenecía a su propio padre, la
(19:21):
misma que había estado guardadapor años en una gaveta del
escritorio, que Sibel habíatomado, sin que nadie la notara,
y la había cargado.
El trayecto fue corto,conversaron de manera casual, no
hubo tensiones visibles, nadiepresintió lo que estaba a punto
(19:42):
de ocurrir.
Cuando llegaron cerca de laentrada de la urbanización,
miguel detuvo el vehículo y lepreguntó a Sibel si su tía venía
.
Ella dijo que sí, pero en lugarde bajar del carro, sibel sacó
el arma.
En cuestión de segundos laatmósfera cambió.
(20:02):
El silencio se volvió plumo.
Sibel les exigió el cheque.
Miguel se volteó confundido eintentó calmarla.
Le dijo que eso no eranecesario, que podían hablar.
Pero Sibel no quería hablar,quería resolver Y su forma de
resolver era letal.
Hubo un forcejeo, miguel tratóde detenerla, se le lanzó encima
(20:26):
y de repente Miguel cayó sinvida.
Al instante Juan Carlos entró enpánico, gritó, le suplicó que
lo dejara vivir.
Le dijo que no diría nada, queno la delataría, que él no tenía
nada que ver.
Pero Sibel no titubeó.
Tenía clara esa idea de nopuedo dejar testigos.
(20:47):
Eso fue lo que ella dijo mástarde Y entonces disparó de él.
Segundo disparo, segundo cuerpo,segundo silencio.
Todo eso ocurrió en menos de unminuto Dos jóvenes asesinados a
sangre fría dentro de unacamioneta por una joven de 18
(21:09):
años que hasta ese día jamáshabía cometido un acto violento,
una muchacha que, con una vidade represión a cuestas, tomó la
decisión más extrema posible.
Después del segundo disparo,sibel bajó del vehículo.
No corrió, no gritó, no pidióayuda, simplemente se fue.
(21:32):
Y se fue sin el cheque.
No limpió la escena, no sedeshizo del arma inmediatamente,
simplemente regresó a su casa,como si todo lo que acababa de
hacer fuera parte de unapelícula que ya había terminado
de ver, como si el crimen queella misma había planeado no
fuera una cadena de decisionesreales, sino un trámite para
(21:55):
evitar algo peor.
La noche del 13 de diciembre de1994 cayó sobre Caracas como
cualquier otra.
Nadie imaginaba que en unacamioneta estacionada en una
calle de la urbanización LosNaranjos, dos cuerpos sin vida
comenzaban a enfriarse.
El silencio de la urbanizaciónsolo fue interrumpido por el
(22:20):
hallazgo más inesperado y brutalque habría vivido esa zona
hasta ese momento.
Fue un vigilante de laurbanización quien notó que la
camioneta llevaba varias horasestacionada en el mismo lugar.
No era un sitio extraño paraestacionarse, pero la posición
del vehículo y el hecho de queno se moviera lo alertaron.
(22:41):
Se acercó para echar un vistazopor la ventana Y lo que vio
jamás podrá borrar de su mente.
Miguel Tawil estaba en elasiento del conductor,
desplomado hacia el ladoizquierdo, con sangre saliendo
de la cabeza, y Juan CarlosGonzález estaba inclinado sobre
(23:01):
el asiento del copiloto, tambiénensangrentado con un disparo en
la sien.
Los dos jóvenes se encontrabansin vida.
El interior de la camionetaolía a pólvora, a líquido vital
y a algo peor Olía a traición,peor Olía a traición.
(23:26):
De inmediato el vigilante avisóa las autoridades.
La policía científica llegó encuestión de minutos.
Sellaron el área, acordaron laescena y comenzaron a trabajar.
Lo primero que notaron fue queese crimen no se trataba de un
robo común, porque lasbilleteras de las víctimas
estaban completas, no faltabanobjetos de valor, no había
señales de lucha extendida.
Lo único claro era que los dosjóvenes habían recibido un
(23:48):
disparo a quemarropa.
A partir de ese momento lahipótesis de un asalto comenzó a
debilitarse, ya que no cuadrabacon los hechos.
Porque ¿quién termina con lavida de dos jóvenes en una plena
tarde, en un vehículo cerrado,sin llevarse nada?
Había como que algo personal enese crimen, algo planificado.
(24:10):
La policía revisó la escena condetalle.
No había cámaras, pero sí habíatestigos.
El comisario Leonardo DíazParuta, jefe de la División
contra Homicidios del CuerpoTécnico de Policía Judicial, fue
responsable de la investigacióndel caso.
Luego del crimen, lainvestigación inicial iba
(24:32):
dirigida a un posible ajuste decuentas o un intento de robo.
Que salió mal.
Que salió mal, pero la madre deMiguel fue la primera en hablar
.
Contó que su hijo habíarecibido a una joven esa tarde,
que ya había estado ahí antescomprando un gato, que se había
presentado con la excusa decomprar perros salchichas para
(24:53):
su tía.
Ella misma la había vistollegar, entrar conversar con
Miguel.
Luego los tres, miguel, juanCarlos y la muchacha se habían
ido en la camioneta.
La descripción era clara mujerjoven, delgada, tez blanca,
cabello castaño.
Los vigilantes de la entradatambién las recordaban, algunos
(25:15):
incluso dijeron que les pareciónerviosa.
Uno de ellos incluso recordóhaber anotado la placa del carro
con el que ella había entradola primera vez En la camioneta
donde ocurrió el crimen.
Se recuperaron casquillos delarma utilizada y también una
huella dactilográficaperteneciente a una tercera
(25:36):
persona y que a los detectivesle parecía que era de una mujer.
Con esa información la policíatenía un punto de partida.
No sabían su nombre, perosabían que no era una persona
desconocida para las víctimas.
Eso descartaba por completo lateoría del robo aleatorio.
Ya, no era un crimen sin rostro.
(25:57):
Había un vínculo, una cara, unahistoria detrás.
En enero de 1995, mientras lapolicía continuaba su
investigación, el padre de Sibel, shauki Naime, fue al Banco
Unión para consultar con elgerente sobre aquel cheque
desaparecido.
Allí le informan que el chequecon su firma había sido cobrado
(26:21):
en diciembre por 20,000bolívares.
Shawky le explica que esecheque no había sido entregado
por él y pidió el nombre delcolaborador, el que más tarde él
buscó en la guía telefónica.
Ahora, cuando Shawky llama elnúmero, es respondido por
Antonio Tawil, el padre deMiguel, y el doctor Schauke le
(26:43):
pide hablar con su hijo, peroéste le dice que su hijo no
podía atenderlo porque habíafallecido en diciembre.
Y mientras Schauke le da lascondolencias, durante esa breve
conversación el hombre se tocael tema del negocio de su hijo,
el de la venta de animales.
Y aquí Shauky hace la relaciónentre el cheque robado y el gato
(27:05):
que Sibel había llevado a sucasa, que supuestamente se lo
había regalado una amiga.
Aunque él no sospechó que Sibeltuviera algo que ver con la
muerte del joven, shauky regresóa su casa furioso y quiso
pegarle a Sibel en ese mismoinstante, pero su esposa lo
detuvo porque la familia se ibade vacaciones a Florida, en los
(27:28):
Estados Unidos.
Como Sibel iba a viajar así,toda moretoneada, ¿no Espera más
tarde, por eso, ¿verdad?
Cuando regresemos?
Y así la familia viajó y lacosa quedó en veremos.
La policía visitó el criadero demascotas donde Miguel y Juan
Carlos solían hacer sus ventas.
Allí, el socio mayor delnegocio, que no estaba presente
(27:51):
el día del crimen.
Les mostró el registro deventas recientes.
Uno de los cheques, el del gatoAngora, estaba a nombre del Dr
Shaoqi Naime.
La firma era de su puño y letra, o al menos eso parecía.
(28:12):
Pero el Dr Naime, al sercontactado, negó haber hecho esa
compra.
Dijo que jamás había compradoun gato, que ni siquiera sabía
que uno de sus cheques habíasido usado con ese fin.
Fue ahí cuando se dio cuenta delo que realmente había pasado.
Shaoqi Naime confirmó que uncheque de su consultorio había
desaparecido recientemente.
(28:33):
Y no solo eso también habíaanotado la falta de su pistola,
una pistola que llevaba añosguardada y que ahora,
misteriosamente, no estaba dondedebía estar.
La policía unió las piezas deinmediato Una mujer joven que
había entregado un cheque confirma falsificada del Dr Naime,
(28:56):
una transacción reciente con lasvíctimas Y ahora una pistola
desaparecida que coincidía conel calibre de los disparos
encontrados en los cuerpos.
El círculo se cerró rápidamente.
Le enviaron una foto a la mamáde Miguel para ver si las
reconocía como la misma jovenque fue a su casa.
Y la mamá las reconoció Hastase desmayó cuando le enseñaron
(29:18):
la foto.
El 15 de enero de 1995, lapolicía se presentó en la casa
de los Naime Iban, preparadospara una conversación difícil,
pero no esperaban encontrarsecon lo que vieron.
Al entrar, sibel estaba en suhabitación con el rostro
(29:40):
hinchado, el labio partido ymarcas visibles en su cuerpo.
Había sido golpeada, y no porun desconocido.
Su padre, al enterarse del robodel cheque, la había
confrontado días antes.
Ella no confesó de inmediato,pero las sospechas lo sacaron de
control.
En un acto de furia y bajo lalógica retorcida de lo que lo
(30:04):
había definido como padre, lagolpeó sin piedad.
No fue una simple gasnata.
Mi gente fue una pela tremenda.
Cuando los detectives lainterrogaron, notaron que, a
pesar de las heridas, sibel nomostraba miedo hacia ellos.
Más bien, parecía resignada,cansada Y después de unos
(30:25):
minutos de preguntas confesó.
Dijo que sí, que fue ella, quelo había planeado, que no quería
hacerle daño a nadie, pero quese había sentido acorralada, que
tenía miedo de que su padre ladestruyera si se enteraba del
cheque falsificado, que Miguelse negó a devolverlo y que
(30:46):
sintió que no tenía otra salida.
Dijo también que no conocíabien a Juan Carlos, que no tenía
nada en contra de él, pero queno podía dejar testigos.
Y lo dijo sin lágrimas, sinrabia, sin dramatismo, como
quien admite haber llegado alfondo de algo que en realidad
empezó mucho antes del crimen.
(31:08):
Los detectives escucharon todoy tomaron nota.
Ya, no quedaban dudas Tenían elarma, el motivo, la confesión y
la conexión directa entrevíctima y victimaria.
Sibel Naimes fue arrestada esemismo día y a partir de ese
(31:28):
momento Venezuela comenzó aenterarse del caso.
Los medios de comunicaciónrecogieron la historia primero
con cautela, luego con morbo.
Las portadas de los periódicoshablaban de la joven asesina del
Este, el crimen del gato y dosmuertes por una mentira.
Pero en los tribunales eljuicio apenas comenzaba.
(31:51):
Cuando Sibel fue arrestada delpaís, no sabía quién era.
Para los medios, sibel erasimplemente una joven de buena
familia acusada de un crimen queparecía sacado de una novela,
pero conforme.
Cuando se fueron conociendo losdetalles, el caso dejó de ser un
crimen aislado y comenzó aconvertirse en una historia
(32:12):
nacional, una de esas queprovocan indignación, morbo,
preguntas incómodas y muy pocasrespuestas claras.
La fiscalía no tardó enpresentar.
Los cargos.
Eran múltiples y graves Primero, doble homicidio calificado,
después uso de armas de fuegosin porte legal Y también robo y
(32:35):
falsificación de documentobancario por el cheque sustraído
al padre.
El proceso judicial inicióoficialmente en enero de 1995.
Proceso judicial inicióoficialmente en enero de 1995 y
desde el comienzo fue seguidocon atención por la prensa, no
sólo por la brutalidad delcrimen, sino por lo que
representaba Una joven de clasealta, criada entre privilegios,
(32:57):
que había desvivido a dospersonas a sangre fría por un
gato, o al menos eso era lo quela narrativa popular repetía sin
parar.
Todo fue por un gato, o almenos eso era lo que la
narrativa popular repetía sinparar.
Todo fue por un gato.
Pero en la sala del tribunal lahistoria era aún más densa.
El abogado defensor trató deconstruir una imagen de Sibel
como una muchacha afectadapsicológicamente, criada bajo un
(33:21):
ambiente autoritario,emocionalmente inestable,
víctima de violenciaintrafamiliar.
Solicitó que se evaluara suestado mental.
Insinuó que su juicio estabanublado por el miedo, que sus
actos habían sido desesperados,no premeditados.
Sin embargo, la fiscalía teníaalgo mucho más sólido Un plan
(33:45):
con pasos claros un arma robada,una firma falsificada, un
encuentro fingido y unaejecución precisa.
La psicóloga forense que evaluóa Sibel confirmó que no padecía
ninguna enfermedad mental queanulara su responsabilidad penal
, sí tenía claros rasgos detrauma emocional, sí había sido
(34:06):
víctima de maltrato en su hogar,pero eso no bastaba para
justificar el desvivimiento dedos personas que no
representaban un riesgo físicoinmediato y mucho menos para
explicar la frialdad con la queejecutó el segundo disparo.
El juicio duró semanas.
Los familiares de Miguel y JuanCarlos asistieron a cada
audiencia.
(34:26):
La madre de Miguel no pudocontener las lágrimas cuando
contó que ella misma habíarecibido a Sibel ese día, sin
saber que estaba dejando entrara la asesina de su hijo.
La familia de Juan Carlos elmás joven, el que sólo estaba
allí por acompañar, exigiójusticia con el rostro
(34:48):
desencajado por la impotencia.
Cuando el jurado escuchó lagrabación de la confesión, no
hubo mucho espacio para dudas.
Los fiscales la reprodujeroncompleta.
Ahí estaba Sibel, con la vozcalmada, narrando paso por paso
lo que hizo, cómo planeó la cita, cómo llevó la pistola, cómo
(35:11):
disparó y cómo decidió que nopodía dejar testigos.
No hubo escándalos ni gritos,solo un silencio denso.
Cuando el jurado anunció elveredicto Culpable de todos los
cargos.
El fallo se dictó en 1996 y lasentencia fue firme 30 años de
(35:31):
prisión.
Esa fue una de las primerascondenas de 30 años en el país,
la cual es la pena máxima deprisión en Venezuela, sin
beneficios, sin posibilidad dereducción inmediata.
Una condena larga de 30 añospor desvivir a Miguel y Juan
Carlos Una vida entera marcadapor una decisión que, en menos
(35:54):
de un minuto, destruyó tresfamilias.
Sibel fue recluida inicialmenteen el Instituto Nacional de
Orientación Femenina, el INOF,en los Teques, un centro
penitenciario para mujeres concondiciones duras y convivencia
compleja.
El lugar estaba lleno deinternas condenadas por crímenes
(36:14):
diversos, desde robos hastahomicidios, muchos de ellos
provenientes de contextoscompletamente distintos al suyo.
Al principio Sibel se aisló.
No hablaba con nadie, no pedíafavores, mantenía el mismo
silencio que la había definidodurante toda su vida Y eso en
prisión se interpreta comoaltivez, como debilidad, como un
(36:36):
blanco fácil.
Durante sus primeros meses fueobjeto de burlas y de amenazas,
incluso de algunas agresionesfísicas.
Muchas internas no soportabansu presencia.
La veían como la niña rica deenvividura, la que creía no
pertenecer a ese lugar.
Un año después de su ingreso,fue transferida a la
(36:59):
Penitenciaría General deVenezuela en San Juan de los
Moros.
Allí la situación fue peor.
El penal estaba sobrepoblado,sin recursos y dominado por
jerarquías violentas.
Las reclusas más agresivascontrolaban los sectores
completos.
Isabel, para sobrevivir, tuvoque aprender a adaptarse.
(37:22):
No se convirtió en líder, noformó alianzas, pero sí entendió
que el silencio ya no bastaba.
Tuvo que hacerse duro, aprendera defenderse y, sobre todo,
entender que el encierro no eratemporal, era su nueva vida.
Con el tiempo se convirtió enuna interna modelo.
Evitaba conflictos, se dedicó aestudiar, terminó el
(37:43):
bachillerato en prisión.
Se inscribió en un programa dearquitectura técnica ofrecido
por la ONG externa.
Mantuvo contacto limitado consu madre, quien la visitaba de
vez en cuando.
Su padre, en cambio, nunca másfue a verla.
Según testimonios de otrasinternas, sibel pasaba la mayor
parte del tiempo leyendo oescribiendo.
(38:05):
Internas, sibel pasaba la mayorparte del tiempo leyendo o
escribiendo.
Tenía una pequeña libreta donde, según decían, anotaba
fragmentos de sus pensamientos.
Nunca habló públicamente de loque sentía, nunca pidió perdón,
pero tampoco negó lo que hizo.
No había arrepentimientoexplícito, tampoco arrogancia,
solo una especie de adaptaciónamarga, como si llevara los días
(38:27):
contados en la piel uno por uno.
Pasaron los años, 30 para serexactos.
Sibel Naime cumplió su condenacompleta, sin privilegios.
Fue una reclusa silenciosa, sinconflictos visibles, sin
reincidencias Y en el año 2025fue oficialmente puesta en
(38:47):
libertad.
Su salida no fue anunciada concámaras ni titulares, no hubo
periodistas en la puerta delpenal, no hubo familiares
esperando con parcartas, no huboabrazos masivos ni
celebraciones.
La mujer que salió por eseportón no era la adolescente de
18 años que había entrado tresdécadas antes.
(39:08):
Era otra versión de sí misma,con su rostro endurecido, con la
mirada pesada y con unahistoria a cuestas que Venezuela
nunca olvidó.
Durante los primeros días de sulibertad, nadie supo nada de
ella.
Se pensó que tal vez habíacambiado de identidad, que había
(39:29):
decidido empezar una nueva vidaen silencio.
Pero eso duró poco, porque undía, en febrero de 2025, sin
previo aviso, sibel reapareció,esta vez en la red social de
TikTok.
En TikTok, no como influencer,no como víctima, sino como la
(39:54):
protagonista de uno de loscrímenes más fríos y calculados
de la historia recientevenezolana.
El video no fue largo, tampocofue espectacular.
El video no fue largo, tampocofue espectacular.
Fue ella frente a la cámara,con un fondo neutro y una
expresión difícil de descifrar.
Dijo que había pasado 30 añospagando por sus errores, que no
(40:19):
buscaba lástima ni excusas, quesabía lo que había hecho y que
quería por primera vez pedirperdón.
Públicamente Dijo que cada díade su encierro había sido una
especie de castigo que nuncaterminó, que recordaba las caras
de Miguel y de Juan Carlos yque aceptaba el juicio de quien
aún no podía perdonarla.
Speaker 2 (40:37):
Ni cómo empezar esto,
pero quiero decirles que hay un
familiar de las personas que yodesviví.
Por favor tengan consideracióny ustedes, los familiares, por
(40:58):
favor digan somos familiares.
Así la gente entiende el odio yentiende todo eso, porque aquí
cuando critican, estáncriticando a los que juzgan y
todo eso.
Pero como?
yo dije si fueran los familiares, uno dice ok, pero le pido mil
disculpas, señora, y bueno, estoes mi trabajo, no puedo hablar
(41:43):
mucho, pero simplemente perdónsi yo hubiera tenido la papel de
víctima, ni nada.
Yo vengo aquí a contar mihistoria, mi historia de vida,
para que la gente aprenda, lagente conozca, la gente sepa la
realidad que está viviendo unapersona después que haya
cometido todos sus errores quecometió en la vida, que todo
(42:04):
tiene sus consecuencias,cometido todos sus errores que
cometió en la vida, que todotiene sus consecuencias.
Y bueno, si nunca tuve laoportunidad de pedir perdón, por
miedo al rechazo y al saber queno iban a entender un perdón y
a la vista está que nunca van aperdonar algo así yo tampoco lo
(42:24):
perdonaría.
Si algo le hicieran, hizo a unfamiliar mío, es algo
imperdonable, pero no puedoregresar el tiempo, señora, y yo
lo estoy pagando día a día.
Y bueno, perdón, perdón.
Nuevamente le digo que ojaláhubiera sido yo la que no
(42:47):
estuviera en este mundo.
Speaker 1 (42:50):
Y la reacción fue
inmediata Mi gente explosiva,
dividida e incontenible.
Algunos le creyeron.
Dijeron que había pagado concreces, que todo el mundo merece
una segunda oportunidad, quenadie puede cargar una condena
eterna después de cumplir supena.
Otros, en cambio, no sequedaron con nada por dentro.
(43:13):
Los familiares de las víctimasestallaron.
Uno de los hermanos de JuanCarlos publicó un video donde
dijo mi hermano no tuvo segundasoportunidades, ella se las
quitó.
Ahora quiere venir a las redesa buscar redención.
Pero eso no se gana con likesni con vistas, se gana con
verdad, y esa ella nunca la hacontado completa.
(43:36):
El debate llegó a todas partesRedes sociales, medios digitales
, programas de análisis.
Algunos periodistas buscaronentrevistarlas, pero ella no
respondió.
Otros cuestionaron el uso deplataformas de TikTok para
hablar de crímenes tan graves.
Era eso justicia restaurativa osimple espectáculo?
(43:57):
Lo cierto es que el video sehizo viral, fue compartido miles
de veces.
Luego de eso Sibel no publicónada más, no apareció en
entrevistas, no dio discursos,solo ese video Y nuevamente
regresó a su silencio.
(44:19):
La historia de Sibel Naime no essolamente la historia de un
crimen, sino que es la historiade un silencio familiar que
nunca se rompió, de una sociedadque muchas veces se enfoca más
en castigar que en prevenir deun adolescente que vivió bajo
una constante presión hasta quedecidió convertirse literalmente
(44:39):
en el peligro que tanto temía.
Pero aún más, es la historia dedos jóvenes, Miguel y Juan
Carlos, que no merecían morir,dos hombres que confiaron en una
clienta, en una sonrisa, en unatransacción simple, y
terminaron asesinados en unacamioneta sin entender por qué.
Y ahí está lo más difícil deesta historia.
(45:03):
No se trata de justificar loque hizo Sibel, no Que quede
claro el crimen no se justifica,ni de convertirla en víctima,
porque lo que ella hizo fuemonstruoso, frío, calculado y
doloroso.
Pero tampoco podemos ignorarcómo llegó ahí y qué
responsabilidad tuvo el entornoque la formó.
¿y qué responsabilidad tuvo elentorno que la formó?
(45:26):
Porque nadie nace asesino.
Eso se va construyendo Y en sucaso, se construyó en silencio.
Hoy, a sus 49 años, sibel Naimevive lejos del foco público.
Apareció, pidió perdón y se fue.
No sabemos si realmente cambió,no sabemos si duerme tranquila,
no sabemos si alguna vez hasentido verdaderos
(45:49):
remordimientos.
Lo que sí sabemos es que hayheridas que ni el tiempo ni la
cárcel logran cerrar Y haycrímenes que una nación nunca
olvida Que, al fin del día, enrealidad no fue realmente por un
gato, sino que más bien por elmiedo.
Pero lo más fuerte de todo estoes que Miguel y Juan Carlos no
(46:11):
vieron nada venir.
Recibieron a una muchachavestida, educada, que parecía de
buena familia.
La dejaron entrar a su casa, lasubieron al carro, le ofrecieron
su confianza, porque uno noespera que quien sonríe venga
armado.
Y por eso hoy te digo algoclaro No todo el que se ve
inofensivo lo es.
(46:31):
No todo lo que parece normalestá bien por dentro.
Y no todo el mundo merece tuconfianza.
Miguel murió sin entender porqué Juan Carlos fue asesinado
solo por estar ahí.
Y la persona que les disparóera alguien que nunca levantó
sospecha.
Así que, antes de confiarciegamente en alguien,
pregúntate esto ¿Realmenteconoces a esa persona o solo
(46:55):
conoces la historia que tequiere mostrar?
Y ahora que conoces la historiade Sibel Naime, te pregunto yo
¿Crees que 30 años de prisiónson suficientes para pagar por
dos vidas?
¿Dónde realmente termina elmiedo y dónde empieza la maldad?
¿Se puede perdonar un crimenasí, aunque se haya cumplido la
(47:17):
condena?
Los leo en los comentarios.
Gracias por acompañarme duranteeste episodio.
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nuevo video, que hasta ahora notengo días fijos por mi horario
de trabajo.
Así estamos, los quiero mucho.
Mi gente Hagan bien, sin mirara quien Delitos de sangre, bye.