Episode Transcript
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(01:00):
Y esta es la noche 23 de nuestromaratón más oscuro, 31 noches de
pánico. Estamos a menos de una semana
del gran día y la línea entre este mundo y el otro es ya casi
(01:24):
invisible. Esta noche vamos a entrar en un
lugar donde se supone que la gente encuentra paz al final de
sus días, un lugar donde el tiempo debería ser lento y
bondadoso. ¿Pero qué pasa cuando el final
(01:49):
de la vida no es un descanso sino?
¿Una deuda? ¿Qué pasa cuando el único sonido
que queda es un silencio acolchonado que esconde un
horror mucho más antiguo que suspropios ocupantes?
(02:15):
Hoy la paz tiene un precio y la memoria es el primer pago.
Nos adentraremos en el acino delAlba, un lugar donde nadie
recuerda haber firmado, pero donde todos esperan el mismo
(02:35):
cobro. Hablamos de deseos banales de
juventud, pactados con una plumay una tinta carmesí que nadie
recuerda haber tocado. Los rumores dicen que aquí la
(02:55):
muerte no es aleatoria, sino quetiene un horario fijo y los
pacientes no están esperando la medicina, están esperando su
cobro. Prepárense para escuchar sobre
la maldición de la amnesia, la fría certeza de la muerte
(03:18):
programada. ¿Y el escalofriante ciclo de un
pacto olvidado? Sube el volumen, Ponte tus
audífonos y no intenten recordardónde pusieron ese contrato.
(03:49):
De la espera, don Elías despertó, como siempre, sin un
recuerdo firme de cómo había llegado a la habitación.
Dos 41 del asilo del Alba. Era una amnesia selectiva, densa
(04:16):
y pegajosa, como la niebla. Recordaba su nombre que le
gustaban los puros cubanos, el coñac y el sonido de la lluvia
en el asfalto, pero el viaje hasta ese lugar era un pulcro
vacío. La arquitectura de la cielo era
(04:41):
tan opresiva como su atmósfera. Los pasillos eran angostos y
estaban alfombrados con una moqueta color Burdeos que
parecía absorber no sólo el sonido, sino la luz y el calor.
Era el silencio Acolchado del que hablaban los rumores.
(05:04):
Un silencio tan profundo que 1 podía escuchar el zumbido de su
propia sangre al correr. El palpitar de tu corazón pegado
a tu tímpano, el aire denso y frío olía una mezcla enfermiza
(05:26):
de desinfectante de hospital talco para bebés y subyacente a
todo un sutil pero persistente aroma cobre como una la antigua
o sangre seca. Las ventanas estaban selladas.
(05:49):
La luz nunca era natural, sino un perpetuo amarillo enfermizo
que provenía de lámparas empotradas, proyectando sombras
largas y perezosas que nunca se movían.
No había relojes en las paredes y en los sonidos del exterior.
(06:13):
Bocinas, risas de Miños o el viento eran inexistentes.
Aquí el tiempo no transcurría, sino que se estancaba.
Don Elías no tardó en notar a los demás residentes.
(06:36):
No eran personas emiles que divagaban, sino figuras de
mármol. Permanecían sentados en sillones
de cuero. Bastaban el salón principal,
inmóviles, con la mirada fija enun punto más allá de la pared.
(06:57):
Sus rostros no expresaban demencia ni tristeza, sino una
resignación profunda, casi un contentamiento.
No esperaban la sopa ni la visita de algún familiar.
Eso era evidente una tarde, mientras la enfermera de turno,
(07:25):
una mujer pálida y simenciosa llamada Teresa, le pasaba una
tasa de consumo insípido. Y fue ahí cuando Don Elías se
atrevió a preguntar. Qué esperamos, Teresa, nadie
lee, nadie habla y nadie se queja que se espera.
(07:50):
En el acido del Alba, Teresa no levantó la vista.
Su voz era un susurro seco, comolas hojas muertas.
Aquí los Elías, no se espera la medicina.
Se espera el horario. El horario fijo era el eje de la
(08:17):
vida en el ácido no se refería al horario de comidas o de
baños, sino a la cadencia de la muerte en una certeza
escalofriante ajena al capricho de la enfermedad o el accidente.
Dos veces por semana sin falta, martes y viernes a la medianoche
(08:45):
exacta. A medida que el reloj interno de
Elías se acercaba a las 11:59 h PM de un martes, el así lo
cambiaba el silencio Acolchado se volvía más grueso.
(09:05):
La presión en el tímpano se intensificaba y el olor a cobre
se hacía metálico y punzante. Los residentes, hasta ese
momento estáticos, comenzaban a temblar ligeramente, como si una
corriente subterránea invisible corriera por sus decrepitos
(09:30):
huesos. Una de las pocas residentes que
aún mostraba destellos de lucidez era doña clara, una
mujer diminuta y de ojos azules abriles donde Elías me encontró
una noche susurrando frente a unespejo empañado.
(09:53):
¿El contrato? Preguntó Elías, acercándose con
cautela clara, la miró. Sus ojos no veían a Elías sino
algo a través de la tinta carmesí.
Siempre es en tinta carmesí. Lo firmamos por algo tan vano,
(10:19):
Elías, tan, tan vulgar. Yo yo sólo quería ser la más
bella de mi baile de graduación una noche.
Una sola noche y pagué con la espera.
(10:39):
Pagar con la espera no es la muerte, lo que viene es el
cobro. El cobrador viene a llevarse la
deuda de tu alma. Lo peor es el olvido.
Elías, olvidar dónde y por qué firmaste.
Solo recuerdas la sensación de la pluma.
(11:03):
Elías sintió un escalofrío de reconocimiento, una noche, un
recuerdo fugaz, una habitación oscura, el olor a incienso, una
voz que no era una voz y una hoja de papel tan gruesa como
cuero y el en su juventud arrogante.
(11:29):
Riéndose mientras trazaba su firma, que había pedido un
ascenso, una venganza o un carrodeportivo rojo, algo que le
pareció importante en ese momento y que ahora se había
disuelto en la irrelevancia. ¿El precio?
(11:53):
Su alma al final de sus días en un lugar donde la memoria.
Moriría primero. Esa noche de viernes, Don Elías
decidió no esperar en su habitación.
Quería ver a él cobro. Se escondió detrás de una
(12:14):
columna en el vestíbulo principal, envuelta en la sombra
amarillenta. Los residentes estaban alineados
a lo largo de la pared. Sus manos huesudas crispadas
sobre los apoyabrazos de sus sillas.
Eran las 11:50 H y 20:00 H de lanoche.
(12:40):
Elías no pudo ir la medianoche, pues en el asilo del Alba no
había campanadas, pero lo sintióa las 12:00 h el aire se
desgarró. No hubo sonido, sino una
implosión de silencio. Fue como si el vacío acolchado
(13:06):
del asilo se hubiera concentradoen un solo punto justo al final
del pasillo. La luz amarilla de las lámparas
parpadeo y por un instante el pasillo se tiñe de un rojo
profundo impulsante como la tinta del contrato, una figura
(13:32):
emergió no era la muerte con unaguadaña, era una ausencia
tridimensional. No podías ver su forma, sino la
forma de lo que no estaba ahí, un agujero negro envuelto y de
una gabardina de una tela que parecía absorber la luz de la
(13:57):
obscuridad. Brotaron 6 apéndices finos y
nerviosos como patas de araña hechas de humor solidificado.
Estos apéndices se extendieron ypalparon el aire siguiendo un
patrón fijo e inmutable a lo largo de la línea de residentes.
(14:22):
Era el cobro. El cobro se detuvo ante Don
Roberto, un hombre que no había movido un músculo en 3 meses. 1
de los apéndices lo tocó suavemente en la frente, Elías
cerró los ojos esperando un grito, una suplica, pero sólo
(14:49):
hubo un sonido. La succión fue el sonido de una
pluma estilo gráfica gigante succionando hasta la última gota
de tinta de un tintero. El cuerpo de Don Roberto no cayó
ni se desplomó. Simplemente se secó.
(15:14):
Sus ojos se hundieron. La piel se tensó sobre el hueso
en un instante y lo que quedaba emulaba una cáscara de pergamino
sentado en la silla. El apéndice retiró lo que había
extraído. Una luz tenue y asolada, la
(15:36):
forma etérea de un hombre joven riendo Elías sabía que esa era
el alma destilada a la esencia de la vida que había vendido.
El cobro se movió y desapareció tan abruptamente como había
(15:57):
llegado, llevándose el éter a sulado consigo.
El olor a cobre se desvaneció y el silencio volvió a ser sólo
espeso. No implosivo.
Don Roberto era una momia en unasilla.
(16:19):
Los demás residentes volvieron asu resignación esperando su
propio turno. Don Elías sabía que su turno
llegaría. El siguiente martes, los días
pasaron en una niebla amarilla. El día se sentía cada vez más
(16:43):
débil. Se sentía más cerca de la
resignación de sus compañeros. Intentó recordar el deseo, el
trato para encontrar una Laguna,pero la memoria se había ido.
Sólo quedaba la imagen de la pluma y la tinta carmesí.
(17:08):
La noche del martes llegó 1158 PM.
Olor a cobre. El temblor recorrió su cuerpo.
Elías estaba sentado en su sillón, ya no podía correr.
(17:29):
A las 12:00 H de la noche, la implosión de silencio, La luz de
tornó roja el cobro apareció, lafigura de sombra se movió por la
línea, se acercó a Elías, ignorando a los demás.
(17:52):
Los 6 apéndices se alzaron el aire cruzando con la obscuridad.
Elías cerró los ojos preparándose para la succión en
el toque. Nunca llegó a su frente.
En cambio, sintió algo cálido y húmedo en su mano.
(18:15):
Teflorosa abrió los ojos y para su sorpresa, el cobro estaba
arrodillado frente a él. La figura de sombra no lo miraba
con ojos, sino con el abismo. Y en el centro de su nada, un
(18:39):
punto minúsculo y brillante de luz parpadeaba la mano de la
sombra. Un apéndice con forma humana,
sostenía un objeto. No era el contrato carmesí de su
juventud. Sino un documento nuevo,
(19:00):
involuto con una caligrafía perfecta y a su lado, dame un
frasco de tinta no carmesí, sinodorada, brillando con un calor
antinatural. Una voz resonó en la mente de
(19:23):
Elías. No era el siceo del cobrador,
sino una voz humana conocida y desesperada.
La deuda es eterna, tu alma ya no es la paga, tú lo sabías
(19:43):
donde Elías, por eso estás aquí la deuda.
¿Eres tú, don Elías? Miro el documento y el frasco de
oro. Las palabras en el papel no eran
una exigencia, sino un contrato de trabajo.
(20:06):
El texto rezaba Yo, don Elías, por la eternidad.
Me comprometo a ser el custodio del olvido y el vendedor de la
esperanza, usando mi experienciaen la desesperación humana.
(20:30):
Garantizaré que todo nuevo residente del asilo del Alba
firme su contrato. Carne, sí, por la mala emoción
de sus deseos olvidados. La paga sea en silencio,
Acolchado y la ausencia de culpahasta que el siguiente custodio
(20:52):
tome mi lugar. Elías recordó entonces su deseo
de juventud, no fue un ascenso ni un carro deportivo, fue mucho
más cruel. De joven había deseado con todas
(21:16):
sus fuerzas ser el único en la tierra que supiera que el mal
existe, pero no pudiera hacer nada al respecto para sentirse
superior en su conocimiento trágico.
El cobro se inclinó aún más y lavoz suplicante en su mente.
(21:41):
Continuó, firma el contrato de Custodio Elías.
Por favor, tienes que garantizarla cosecha, necesitamos más
almas. Tu alma era la más vieja y la
más astuta, y ahora estás vacío.¿Necesitas un propósito?
(22:11):
Firma sino firmas Elías, este lugar se irá a la nada.
Y yo, que soy el cobrador, tendré que quedarme para siempre
en el asilo del Alba esperando que alguien me releve.
(22:34):
El saldo no era la muerte, era el antiguo custodio.
Atrapado en el horror de su propio deseo y la paga, no era
el silencio, sino la condena a mantener el engranaje macabro de
(22:56):
la casa. Don Elías sintió la tinta dorada
pesada como mercurio entre sus dedos.
Su alma estaba demasiado vacía para sentir miedo, pero el
horror era intelectual, era inmenso.
(23:19):
La muerte tenía miedo y su deseobanal había sido condenado al
asilo y a su cobrador a una existencia eterna.
La pluma tocó el papel. Tinta dorada sobre el papel
(23:41):
blanco, el grito que resonó no fue de Elías, sino del abismo
del cobro, un chillido de desesperación que por fin, tras
eones de servicio, había encontrado un reemplazo.
(24:04):
Elías sonrió. Sintió el poder del silencio
Acolchado, fluir en él un nuevo propósito, un nuevo horario,
miro a la momia de don Roberto, ahora solo una cáscara, y luego
miro a la pálida enfermera Teresa, que entraba empujar el
(24:29):
carrito de la cena y don Elías. El nuevo custodio del olvido
supo lo que debía hacer. Se levantó sintiendo que la
gabardina de sombra era ahora supiel y camino hacia Teresa con
(24:50):
la pluma de tinta dorada. El juegos, el rito de la esfera,
apenas había comenzado para él. Y así, queridos oyentes, Noelia
(25:12):
se ha vestido con la sombra paraconvertirse en el nuevo
encargado del asilo del Alba, atrapado en una eternidad de
burocracia infernal. Que la certeza de la tinta
dorada hacia el terror que los acompañe hasta el amanecer.
(25:38):
El verdadero horror no es la muerte, sino el trabajo forzado
después de ella. Espero sinceramente que el
silencio acolchado de esta historia no se les pegue a los
oídos esta noche. Ayúdame a aumentar el pánico.
(26:03):
Si la agonía del rito de la espera te ha gustado, el mejor
pago y ofrenda que pueden darme es compartir este episodio.
Quiero que más alma se una a nuestro encierro de 31 noches de
pánico. Compartan gritos de terror con
(26:27):
ese amigo que odia los asilos suscríbanse y dejan un
comentario en tu plataforma favorita.
Cada estrella que nos dan es unavela que encendemos para
mantener a raya a el cobro por ahora.
(26:53):
En ocasiones, el terror es el más difícil de borrar.
Mañana dejamos atrás el olor a la cilo para adentrarnos en un
horror que cabe en La Palma de la mano.
En la noche 24 exploraremos la historia de una joven que decide
(27:17):
limpiar la galería de su teléfono sólo para descubrir.
Que hay un grupo de imágenes quejamás tomó una colección de
fotos macabras que se niegan a ser eliminadas, que reaparecen
solas y cada noche se acercan más a la realidad.
(27:44):
¿Qué sucede cuando tu historial digital te guarda un rencor tan
oscuro? Únete a nosotros mañana si te
atreves, cuando descubramos que la memoria de un smartphone
puede ser el lugar más peligrosodel mundo, gracias por escuchar
(28:08):
a hasta entonces manténganse cerca de la luz.