El Lavacro en el Tabernáculo
También conocido como "Lavacro de Bronce o Fuente de Bronce"
**Introducción**
El lavacro mencionado en el libro del Éxodo, es una pieza cargada de significados simbólicos en el contexto del antiguo Israel. Este objeto no solo servía para la purificación ritual de los sacerdotes, sino que también representa conceptos profundos que resonan con las enseñanzas del Nuevo Testamento y tienen aplicaciones valiosas en la vida cristiana contemporánea.
**Significado y Función del Lavacro**
El lavacro estaba situado en el atrio del Tabernáculo, entre el altar del holocausto y la entrada al Lugar Santo. Era esencial para los rituales de purificación, simbolizando la necesidad de limpieza antes de entrar en la presencia de Dios (Éxodo 30:18-21). Los sacerdotes debían lavarse las manos y los pies en este lavacro, lo cual era un acto de preparación espiritual y de purificación.
**Hechura y Materiales**
Fabricado en bronce, el lavacro se hizo con los espejos de las mujeres que servían a la entrada del Tabernáculo (Éxodo 38:8). Aunque las dimensiones exactas del lavacro no se detallan en la Escritura, su construcción enfatiza la importancia del sacrificio personal y la devoción a Dios, ya que el bronce, un metal asociado con el juicio, también refleja la resistencia y la durabilidad.
**Simbolismo de Jesús y el Lavacro**
Jesús, en el Nuevo Testamento, es presentado como la fuente de purificación definitiva, superando el simbolismo del lavacro mediante su sacrificio en la cruz. Su sangre ofrece una limpieza profunda y eterna, accesible a todos los creyentes sin las restricciones de los rituales antiguos (Hebreos 9:13-14). Además, el acto de Jesús lavando los pies de sus discípulos refleja y actualiza el simbolismo del lavacro, destacando la humildad y el servicio como formas esenciales de purificación y preparación espiritual (Juan 13:5-10).
**Aplicación a Nuestras Vidas**
En la actualidad, los creyentes son vistos como un sacerdocio real, llamados a acercarse a Dios directamente (1 Pedro 2:9). La palabra de Dios actúa como un lavacro espiritual, limpiando a los creyentes diariamente a medida que se sumergen en las Escrituras (Efesios 5:26, Juan 15:3). Esta purificación espiritual es esencial para mantener una relación íntima con Dios y para vivir de una manera que refleje los principios del Reino.
**Conclusión**
El lavacro del Tabernáculo, aunque perteneciente a un contexto y tiempo muy distintos, ofrece lecciones duraderas sobre la purificación, la preparación espiritual y el acceso a Dios. A través de Jesucristo, estos conceptos se profundizan y universalizan, ofreciendo a cada creyente no solo un modelo de humildad y servicio sino también un medio continuo de renovación y santificación a través de la palabra de Dios. Así, cada día, al "lavarnos" en la palabra, estamos preparándonos para entrar en la presencia de Dios, llevando vidas de servicio y adoración genuina.