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February 23, 2025 29 mins
  • Pastora Ana Zepeda
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(00:00):
Aleluya, aleluya, gracias Señor. Gracias Padre en esta tarde maravillosa que Ud. nos permite una vez más Señor.

(00:09):
Te damos la honra y la gloria a Ti Señor. Al Dios poderoso, al Dios Santo. Gracias Señor porque Ud. es bueno.
Porque para siempre es su misericordia mi Dios amado. Gracias Señor por la oportunidad que nos da una vez más Señor de estar
Señor al aire conectado Señor. Padre gracias te doy Señor por cada uno de aquellos que van a oir Tu palabra Señor.

(00:34):
Que van a recibir el consejo de Tu palabra en esta tarde Señor. Padre gracias te doy Señor por la vida, por la salud o la salvación Señor.
Gracias Padre. Gracias Señor porque Su palabra dice que son nuevas cada mañana sus misericordias Padre.
Y en esta hora Señor la honra y la gloria sean a Ud. Padre. Gracias te damos Señor por un día más de vida que nos regala Señor.

(01:00):
Gracias Padre por el cuidado que tiene de cada uno de vosotros de nosotros en esta hora Padre. Gracias Señor porque sabemos Señor que Ud. tiene pensamientos de bien y no de mal para nosotros Padre.
Gracias Padre. Gracias Hijo y gracias Espíritu Santo. Aleluya. Le damos la honra y la gloria al Señor. Hermanos y amigos en esta tarde maravillosa que el Señor nos regala.

(01:25):
Le damos gracias al Señor porque nos permite una vez más estar conectados, estar al aire con su programa. Mujer levántate y resplandece.
Les habla la Pastora. Se peda hermano bendiciones en esta hora. La honra y la gloria sean al Señor hermanos. Estamos contentos porque sabemos que Dios tiene cosas buenas para sus hijos, para su pueblo.

(01:48):
Para todos aquellos que hemos nacido de nuevo. Todos aquellos que nos hemos instados en el ejército de Cristo. Todos aquellos que le hemos dicho al Señor que Él es el centro de nuestras vidas.
Que es el Señor de nuestras vidas. Que Él ha tomado el lugar en nuestros corazones. El Señor quiere depositarse en aquellos corazones que aun no le conocen.

(02:12):
Si usted no le conoce al Señor en esta hora. Amigo yo le invito que conozca al Dios verdadero. A este Dios maravilloso. A este Dios poderoso.
A este Dios que lo único que dice que tiene pensamiento de bien y no de mal para nosotros. Así es que gracias a cada uno de vosotros hermanos que se están conectando.
Y háganle like para que otros puedan ser edificados con la palabra del Señor. Para que esta palabra pueda llegar a otros corazones, a otras personas.

(02:41):
Y así podemos llevar el Evangelio del Señor. Porque a eso el Señor nos ha llamado. A predicar Su palabra. A Timoteo le dijo predica la palabra a tiempo y fuera de tiempo.
Le dijo el Apóstol Pablo a Timoteo. Así el Señor nos dice a nosotros en esta hora que prediquemos la palabra. Tal vez usted no puede ser un predicador. Pero con el hecho de darle like y hacer que otros puedan escuchar esta palabra.

(03:11):
Usted está siendo un evangelizador en esta tarde. Así es que yo le pido hermano, amigo, que en esta tarde está conectándose. Háganle like y comparta esta página con otros que pueden ser edificados con la palabra del Señor.
Y en esta hora vamos a hablar de la verdadera adoración. ¿Cuál es la verdadera adoración que el Señor quiere que nosotros tengamos hermanos? ¿Cuál es la verdadera adoración que el Señor demandó desde el principio de la creación hermanos?

(03:45):
Él dice que nos hizo para la alabanza de Su gloria. Hemos sido hechos para glorificarle, para bendecirle, para adorarle hermanos. Ese es el motivo por el cual el Señor hizo al hombre y a la mujer para que le adoráramos hermanos.
El Señor le gusta que el hombre le adore, que le adoremos. Pero no una adoración cualquiera. No. El Señor quiere una verdadera adoración. Y para eso la palabra del Señor nos dice hermanos allá cuando el Señor dice que le era necesario pasar por Samaria.

(04:18):
Y tuvo aquel dialogo con aquella mujer samaritana hermanos en aquel pozo. El Señor habló con aquella mujer y vio la necesidad que esa mujer tenía de saciar su corazón.
Había un vacío tan grande en aquella mujer que necesitaba ser llenado. Ese corazón necesitaba tener el verdadero amor. Y ese amor solamente lo da el Señor.

(04:43):
Y por eso es que el Señor le dice a esa mujer y tiene el dialogo con ella hermanos. Y en Juan 4, 23 dice así la palabra del Señor en el nombre del Padre, del Hijo y de su Santo Espíritu.
Dice así el Señor, más la hora viene y la hora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque también el Padre, tales adoradores busca que le adoren.

(05:13):
Dios es espíritu y los que le adoran en espíritu y en verdad es necesario que le adoren. Este dialogo que el Señor, esta conversación que el Señor tenía con esta mujer en aquel pozo hermanos.
Esta mujer llegó a ese lugar queriendo saciar su sed física porque dice que ella iba a traer agua hermanos. El Señor sabía la necesidad de esta mujer.

(05:46):
El Señor sabía que esta mujer tenía un vacío, que esta mujer necesitaba ser saciada con el agua viva. Y el Señor tiene este dialogo con ella.
Y ahí el Señor le dice, porque ella pensaba que era en el monte como a ella le habían hecho creer que era donde se adoraba al Señor.

(06:09):
Porque muchas veces pensamos que la adoración tiene que ser una adoración cualquiera o pensamos que tiene que ser reflejada físicamente.
No, el Señor le estaba hablando de una adoración espiritual. Que tenía que adorarle en espíritu.
Porque la adoración tiene que llevar elementos hermanos que le agraden a Dios. Primeramente tiene que ser genuina.

(06:39):
Una adoración genuina a nuestro Dios. Quiere decir que cuando tú vengas a la iglesia, cuando tú vayas a tu iglesia.
El Señor quiere que le adores con una adoración genuina. Que no hagan estorbos. Que no hagan nada que interfiera entre tu creador y tú.

(07:01):
Una adoración que llegue hasta el trono de Dios. Una adoración que el Señor sienta que la estás haciendo con todo tu corazón.
Eso es lo que al Señor le agrada. Por eso dice que cuando el Señor sacó al pueblo de Israel allá en Egipto.
El Señor lo primero que les dijo a ellos que quería que fueran a adorarle al monte. Que querían que fueran a adorar.

(07:27):
Y el faraón no podía entender eso. Él no quería que fueran. El enemigo no quiere que tú le adores al Señor.
El enemigo se encarga de que la adoración que tú le quieres traer al Señor no sea genuina. Y te pone obstáculos.
Te pone tantas cosas para que tú no vengas a tu Señor y se le entregues de la forma correcta.

(07:52):
Muchas veces nos distrae. La iglesia te distrae. ¿Por qué? Porque no quiere que adores al Señor con una adoración verdadera.
Con todo tu corazón. El Señor allá en Proverbio dice, hijo mío dame tu corazón.
Hijo mío dame ahora tu corazón. Porque de él mana la vida.

(08:15):
Hermanos cuando nosotros venimos al Señor y traemos un corazón sincero al Señor.
Cuando usted viene y le entrega un corazón sincero a nuestro Dios genuinamente.
Cuando usted viene con un corazón sincero puede salir la adoración sinceramente de ti.
Puede salir desde el profundo de tu corazón. ¿Por qué? Porque se la estás entregando de una forma sincera.

(08:40):
No hay obstáculos. No hay nada que estorbe. No hay nada que impida para que tú puedas entregarle esa adoración a tu Señor.
Por eso la mujer no podía entender cuando el Señor le decía que de ella iban a brotar corrientes de agua viva.
¿Por qué? Porque cuando Dios llega al corazón de un hombre y una mujer, Dios hace el cambio.

(09:03):
Y entonces allí puede brotar de ti una adoración genuina. Puede brotar de ti algo diferente para el Señor.
Por eso el Señor demanda una hora, una adoración genuina hermanos. Una adoración verdadera.
Que salga de lo más profundo de tu corazón. Que en los momentos difíciles como en los momentos de gozo.

(09:27):
Como en los momentos que estés atravesando en cualquier etapa de tu vida.
Tú tienes que venir al Señor y venir y adorarle al Señor en todo tiempo.
Muchas veces queremos adorar al Señor solo cuando todo está bien.
Cuando todo va bien. Cuando tenemos todo lo que necesitamos y sabemos que no hay problemas.

(09:48):
Sabemos que no hay dificultades. Que no hay enfermedades.
Entonces sí levantamos nuestras manos. No hermanos.
El Señor quiere que en todo tiempo tú le adores. Y esa adoración cuando tú la traes al Señor en los momentos difíciles de tu vida.
El Señor sí agrada esa adoración. Porque la estás haciendo con todo tu corazón.

(10:09):
Porque no hay obstáculos. No hay nada que impide.
Y de ahí tú le demuestras al Señor cuanto le amas. Cuanto le amamos al Señor.
Por eso esta mujer no podía entender.
Cuando el Señor le dice, vosotros adoráis lo que no sabéis.
Vosotros adoráis lo que sabemos. Dice, porque la salvación viene de los judíos.

(10:31):
Más la hora viene y la hora es, le dice el Señor.
Cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.
Esta adoración tiene que llevar estos dos elementos en espíritu y en verdad.
Hermanos, esta adoración tiene que salir de lo más profundo de nuestras entrañas. De nuestro corazón.

(10:57):
Tiene que ser como un gemir dentro de nosotros hermanos.
Que tenemos que adorar. Nosotros por naturaleza el hombre siempre quiere adorar algo.
Por eso allá cuando Moisés fue y fue a recibir los diez mandamientos y se tardó el pueblo.
Empezó a desesperarse y hicieron un becerro de oro. Y empezaron a adorarlo.

(11:22):
Porque ya en naturaleza del hombre quiere adorar algo.
Por eso el hombre siempre quiere andar adorando aquello que mira.
El Señor dice que la verdadera adoración tiene que ser en espíritu hermanos.
No tenemos que adorar aquello que vemos.
Tenemos que adorar aquello que no vemos al Señor.
A Él porque no lo vemos pero lo sentimos cuando adoramos al Señor.

(11:43):
Cuando levantas tus manos. Cuando levantas tus manos al Señor.
Puedes sentir su presencia en tu vida.
Podemos sentir como agua de río, de agua viva brota de nuestro ser hermanos.
Por eso el Señor dice Dios es espíritu.
Porque no podemos adorar algo que vemos.
Tenemos que adorar a Dios porque Él es espíritu hermanos.

(12:07):
Él es espíritu. Y entonces no podemos adorar en la carne sino en el espíritu.
En el espíritu es como podemos adorar a nuestro Dios.
Porque Dios es espíritu. Dice la misma palabra.
Y dice que los que le adoren en espíritu y en verdad es necesario que le adoren.
Es necesario que nosotros adoremos al Señor.

(12:30):
Es necesario que tú y yo vengamos al Señor y digamos Señor aquí estoy me rindo a usted Señor.
Vengo a adorarle. Vengo a entregarme.
Vengo a darle toda mi ofrenda. Vengo a darle ofrenda.
Y le traigo mi corazón a usted.
Cuando hacemos eso el Señor se agrada de eso hermanos.

(12:52):
Y Él puede ver tu adoración genuina.
Él puede ver tu adoración como tú lo haces.
Como levantas tus manos. Como tú clamas.
Como tú te rindes a tu Señor.
Por eso esta mujer era necesario que esta mujer necesitaba oír esta palabra.
Porque esta mujer estaba necesitada hermanos.
Esta mujer tenía un vacío. Ella necesitaba llenar ese vacío.

(13:16):
Porque ese vacío no lo llena el mundo.
Ese vacío no lo llena hermanos las cosas materiales.
Ese vacío no lo puede llenar nadie más que solamente Dios en tu vida.
Él es el único que llena ese vacío en tu vida, en tu ser.
¿Por qué? Porque muchas veces andamos buscando en el hombre, en las circunstancias, en lo material.

(13:39):
Andamos buscando llenar ese vacío.
Pero cuando tú tienes eso y te das cuenta que necesitas más y más.
Es porque Dios quiere trabajar contigo.
Es porque ese vacío ya no solamente llena las cosas materiales.
Sino que necesita ser llenado por nuestro Dios.
Por eso esta mujer cuando el Señor le dice ve y trae a tu marido.
Y esta mujer es sincera y le dice Señor no tengo marido.

(14:04):
Y entonces el Señor le dice bien has dicho.
Porque cinco maridos has tenido.
Mas este todavía tampoco es tu marido.
Porque muchas veces necesitamos ser llenados por las cosas terrenales de este mundo hermanos.
Necesitamos que alguien nos quiera sentirnos amados por alguien.
Y nos damos cuenta que el amor más grande, más verdadero es el del Señor hermanos.

(14:28):
Ese amor no es infiel.
Ese amor permanece fiel.
Aunque usted y yo seamos infieles.
Él permanece fiel.
Y él quiere llenar ese vacío que a lo mejor tú tienes en esta tarde.
Yo no sé cómo estás.
Yo no sé qué vacío es el que está allí en tu corazón.
Que necesita ser llenado.

(14:49):
Pero una cosa si te digo solamente lo puede llenar nuestro Señor.
Él es el único que puede saciar esa sed.
Él es el único que puede llenar.
A lo mejor tú piensas no, no hay nadie quien pueda llenar ese vacío.
Yo te digo que sí.
En esta tarde el Señor es el único que puede llenar ese vacío en tu vida.

(15:10):
Como lo llenó con esta mujer samaritana.
Como el Señor dice que la mujer cuando se dio cuenta quién era Jesús.
Cuando esta mujer se dio cuenta que le había dicho una gran verdad.
Dice que esta mujer se maravilló.
Esta mujer se maravilló al ver quién le había dicho esa verdad.
Que a lo mejor ella la tenía oculta por años.

(15:32):
Y se dio cuenta que era el Señor el que estaba ahí.
Entonces esta mujer dice que tuvo un verdadero encuentro con el Señor.
Y adoró, lo adoró hermanos porque podemos ver cómo esta mujer va.
Y empieza a pregonar que hay alguien que le ha dicho su verdad.
Y empieza a decir que hay un hombre, un profeta ha llegado a Samaria.

(15:57):
Así nosotros nos podemos decir hermanos.
Cuando venimos al Señor y le entregamos nuestro corazón.
Cuando tú le entregas todo tu ser al Señor.
Ya no vas a ser la misma.
Ya no vas a ser el mismo.
¿Por qué? Porque ya es vacío y hay alguien que lo está ocupando.
Es nuestro Dios hermanos.
Qué privilegio para nosotros la iglesia.

(16:21):
Que tenemos un lugar donde vamos y adoramos al Señor.
Adoramos a nuestro Dios cuando vayas a tu iglesia amigo.
Amiga, hermano, hermana levanta tus manos.
Clama al Señor.
Entrégate al Señor.
Adóralo como él se merece en espíritu y en verdad.

(16:42):
Adóralo como él se merece.
Adora, aprovecha el tiempo porque los tiempos son cortos, son difíciles.
Para llegar a un momento donde ya no vamos a poder adorar al Señor con libertad.
Y ahora tú tienes la oportunidad de hacerlo.
Ahora no hay nadie que te pueda impedir que tu adores a tu Señor, a tu creador, a tu Dios.

(17:04):
Pero hazlo de una forma verdadera.
Hazlo genuinamente.
Hazlo en el espíritu.
Hazlo en el espíritu.
Adora al Señor en espíritu.
De eso se agrada el Señor.
Cuando le adoramos en espíritu.
El Señor se agrada de esa persona.
Él se agrada de tu vida, de tu ser.

(17:29):
Por eso tenemos que hacerlo, hermano, sinceramente.
Tienes que depositarte en Él con sinceridad.
Él anda buscando verdaderos adoradores.
Él anda buscando que la iglesia le adore.
Él anda buscando que la iglesia le adore en espíritu.
Él anda buscando que quitemos todo obstáculo de nuestras vidas.

(17:53):
Que quitemos toda mentalidad carnal de nuestras vidas.
Y vengamos y adoremos al Señor en espíritu.
Y en verdad como Él se merece.
Por eso el Señor aquí le dice, la hora viene.
La hora viene donde los verdaderos adoradores le dicen.
Me van a adorar en espíritu y en verdad.

(18:15):
La hora viene donde van a poder adorarme, dice el Señor.
Qué privilegio para nosotros como pueblo de Dios.
Que tenemos un Dios vivo.
No adoramos a un Dios muerto.
No adoramos una imagen, una estatua.
Adoramos al Rey de reyes y Señor de señores.

(18:36):
Adoramos al que hizo los cielos y la tierra.
Adoramos al Dios verdadero.
Adoramos aquel Dios que hizo los cielos.
Y que hizo la tierra y toda la plenitud, hermanos.
Usted y yo no adoramos cualquier cosa.
No adoramos cualquier cosa.
Nosotros podemos venir y adorar a nuestro Dios, a nuestro Señor.

(19:01):
Y Él se agrada de eso, hermanos.
Porque dice su palabra que un corazón constricto y humillado.
Él no lo desprecia.
Él no desprecia tu corazón cuando lo entregas a Él.
Él no te desprecia cuando vienes y te postras ante Él.
Él no te desprecia cuando vienes y lo alabas y lo bendices.

(19:23):
Por eso esta mujer pudo entender.
Por eso esta mujer al principio ella no entendía con quién estaba hablando.
Porque ella pensaba que era un fariseo más.
Ella pensaba que era un judío más, un irraelita más.
Pero cuando ella empieza a hablar con Él, se le demuestra quién es el Señor.

(19:46):
Entonces ella puede quitar la venda de sus ojos.
Ella puede adorar al Señor.
Ella entendió quién era el Señor.
El Señor conoce tu necesidad como la conocía de esta mujer samaritana.
Porque dice la misma palabra al principio.
Que le era necesario pasar por Samaria.

(20:10):
Le era necesario salvar esta vida.
Él sabía que esta mujer iba a poder llevar las buenas nuevas de salvación a ese pueblo, a Samaria.
Así al Señor le es necesario pasar por tu casa.
Así al Señor es necesario pasar por tu casa, por tu vida, por los tuyos.

(20:32):
Porque tú vas a llevar el Evangelio.
Porque tú vas a llevar estas nuevas de salvación a tu familia que aún no lo conoce al Señor.
Por eso le es necesario al Señor pasar por nuestras vidas.
Porque Él conoce la necesidad.
Porque Él conoce lo que estás atravesando.

(20:53):
Porque Él conoce lo que tú estás pasando en este día.
Yo no lo conozco hermano, amigo, amiga.
Pero el Señor sí conoce tu necesidad.
Y por eso el Señor quiere pasar por tu casa.
Le es necesario pasar por tu casa en esta tarde.
Porque Él quiere rescatar tu vida.

(21:15):
Él quiere saciar ese vacío.
Quiere llenar ese vacío.
Quiere saciar tu alma.
El Señor quiere hacer cambios contigo.
El Señor quiere que le aprendas a adorar en espíritu y en verdad.
El Señor quiere que aprendas a adorarle.

(21:36):
El Señor quiere que aprendas a bendecir su nombre.
A exaltarle.
A decirle al Señor cuán grandes cosas el Señor va a hacer contigo.
El Señor quiere hacer cosas grandes en tu vida.
Pero tienes que aprender a adorarle.
Tienes que aprender a bendecir su nombre.

(21:58):
Tienes que aprender a depender de Él.
Tienes que conocer al Dios vivo. A este Dios maravilloso.
Y solamente lo vas a conocer en el espíritu.
En la carne nunca vas a poder entender las maravillas.
Y la delicia de nuestro Dios tiene que ser en el espíritu.

(22:19):
Porque solamente en el espíritu podemos entender a nuestro Dios.
Porque Él es espíritu.
Y dice su palabra que el espíritu da testimonio si somos hijos de Dios.
La verdadera adoración que el Señor anda buscando.
Es aquella que sale de lo más profundo.

(22:42):
De lo más profundo de nuestro ser.
Es aquella que cuando los momentos difíciles.
En los momentos donde piensas que ya no hay esperanza para tu vida.
Donde piensas que se te cerró todo. Que ya no hay nada para ti.
Donde los problemas, las situaciones difíciles, las enfermedades.

(23:05):
Donde aquello que te agobia ya llegó al punto en tu vida.
Pero tu ahí levantas tus manos.
Ahí tu levantas tus manos y adoras al Señor.
Ahí tu le dices Señor aquí estoy.
Señor aquí estoy. Señor quiero adorarte.
En medio de los problemas.

(23:27):
Quiero adorarte en medio de la tormenta.
Quiero adorarte en medio de la tempestad.
Pero aquí estoy Señor me rindo a usted.
Ahí es donde nace la verdadera adoración.
Ahí es donde nace la adoración genuina de la que te estoy hablando en esta tarde amigo.
Amiga, hermano, hermana.

(23:48):
Ahí es donde nace una adoración que sale de lo más profundo de tu corazón.
Cuando sientes que ya no puedes más.
Cuando sientes que ya no hay nada más para ti.
Yo te digo. Dios tiene la última palabra.
Al Rey de reyes y Señor de señores al cual yo sirvo y busco.

(24:11):
Él tiene la última palabra.
Él tiene la última palabra en tu vida.
Pero aprende a adorarle en todo tiempo.
En todo tiempo adórale al Señor.
Esta mujer aprendió a adorarle.
Esta mujer ya no fue la misma.

(24:32):
Ya no fue aquella mujer que tenía aquel vacío.
Que lo llenaban hombres.
Ya no fue la misma.
Y ese vacío fue llenado por Cristo.
Ese vacío fue llenado por el Rey de reyes y Señor de señores.
Ya el Señor se convirtió en su Señor.

(24:55):
Como aquella mujer magdalena.
Aquella mujer dice que era una mujer, hermanos.
Que había tenido una vida desastrosa.
Pero dice que esta mujer cuando oyó del Señor.
Esta mujer corrió a sus pies y derramó aquel perfume.

(25:22):
En agradecimiento por lo que Dios había hecho en su vida.
Aquella mujer al sentir que Dios la amó.
Que Dios la amaba.
Con un amor incondicional.
Aquella mujer dice que derramó aquel perfume.
Y con sus cabellos enjugaba.

(25:44):
Enjugaba los pies del Señor.
Sus lágrimas caían en los pies del Señor.
Y en agradecimiento por lo que Dios había hecho en su vida.
Porque solamente el Señor es el único que nos puede dar esa paz, ese gozo.
Solamente Él sacia nuestro ser, hermanos.
Amigo.

(26:06):
Nada más puedes saciar tu sed.
Nada más puedes saciar lo que tú necesitas.
En esta tierra todo es pasajero.
Todo esto es vanidad de vanidades.
Como dice Eclesiastes.
Todo esto va a pasar.
Pero lo único que nos vamos a llevar para la otra vida.
Es como hemos sido en esta tierra.

(26:27):
Como tú le has servido al Señor.
Como le has buscado.
Como le has adorado a tu Señor.
Porque eso vamos a estar haciendo en el cielo, amigo, amiga.
Si tú no le conoces.
Hermano, hermana, vamos a estar adorando al Señor día y noche.
Día y noche vamos a estar alabando y glorificando a nuestro Rey, a nuestro Señor.

(26:50):
¿Cómo lo estamos haciendo ahorita?
Tenemos que ensayar en esta tierra.
Si tú no ensayas en esta tierra cómo adorar al Señor.
¿Cómo lo vas a querer adorar en el cielo? Va a ser imposible.
Si aquí te da pena levantar tus manos.
Si aquí te da pena decir gloria a Dios, aleluya.
¿Cómo lo vas a hacer en el cielo?

(27:13):
Si aquí no queremos ni siquiera cantar.
No queremos.
No queremos entregarnos por completo al Señor.
¿Cómo lo pensemos hacer en el cielo? Va a ser imposible.
Por eso tenemos que empezar a ensayar acá.
Alabar y glorificar a nuestro Dios en todo tiempo.
Levantar manos santas al Señor.

(27:35):
Levantar nuestras manos al Señor.
Darle lo que él se merece.
Porque él dio todo en la cruz del Calvario por nosotros.
Él se merece toda la adoración de nosotros como seres humanos.
Él se merece todo de nosotros, hermanos.
Porque él se dio por completo en la cruz por usted y por mí.
Él se merece que le adoremos.

(27:57):
Él se merece que usted y yo le adoremos.
Glorifiquemos su nombre.
Exaltemos su nombre.
Porque él dio todo en la cruz.
Aleluya.
Le damos gracias al Señor, hermanos.
Porque Dios es bueno.
Porque Dios es santo.
Porque este Dios maravilloso.

(28:20):
Quiere que usted aprenda a adorarle.
Esta tarde yo te he enseñado la forma correcta.
En espíritu y en verdad.
Genuinamente.
Con sinceridad.
Y verdaderamente de corazón, hermanos.
Solo así va a poder esta adoración.
Agradar a nuestro Dios.
Gracias le damos al Señor en esta tarde.

(28:42):
Por la oportunidad que me da a mí de compartir su palabra.
Ante cada uno de vosotros, hermanos.
Gracias, gracias por aquellos que se conectan cada sábado.
Yo les invito.
Que le hagan la y a la página.
Para que otros puedan.
Para que otros puedan ser edificados.
Con la palabra del Señor.
Le doy gracias al Señor.

(29:03):
Por la oportunidad que me dio en esta tarde, hermanos y amigos.
Gracias a cada uno de vosotros.
Que el Señor me lo bendiga.
Rica y abundantemente.
Les habló la Pastora Ana Cepeda.
Bendiciones, hermanos.
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