Donde Adorar al Padre en tiempos del COVID-19
El 14 de Marzo del 2020 la Gobernadora de Iowa incluyo dentro del programa preventivo para COVID-19 conocido como “Distanciamiento Social” a los servicios religiosos. Esto ocurria en la mitad de la Cuaresma. Al dia siguiente, el 3er Domingo de Cuaresma, llegaba a las parroquias la comunicacion de la suspension de las misas en la Diocesis de Des Moines. Algunas parroquias lograron ofrecer las misas programadas a primeras horas. Desde ese dia hasta la fecha de este podscast no se han vuelto a ofrecer celebraciones con publico.
Pareceria ser coincidencial, o quizas mejor decir “profetico” lo que nos esperaba en la lectura del evangelio de ese 3er Domingo de Cuaresma. Aunque es una historia muy conocida en la que “Jesus habla con la Samaritana”, hay dentro de esta lectura del Evangelio de Juan 4, 5-42, unas palabras que calan muy profundamente en medio de esta pandemia:
20 Nuestros padres adoraron a Dios en este monte, y vosotros decís que el lugar donde se debe adorar está en Jerusalén.
21 Le respondió Jesús:
—Créeme, mujer, llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no conocéis, nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación procede de los judíos. 23 Pero llega la hora, y es ésta, en la que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque así son los adoradores que el Padre busca. 24 Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorar en espíritu y en verdad.
Este detalle podria ser irrelevante para nosotros por lo obvio de su significado para ese tiempo. El Templo, el lugar sagrado por excelencia, a donde se acudia en peregrinacion en la pascua, donde se “tramitaban” las expiaciones, el centro de la Fe judia, se encontraba en Jerusalem, no habia otro lugar.
Hoy vivimos de una manera similar. Por que hoy nos llega la hora en que no podemos adorar al Padre en nuestras iglesias y templos. Pero el mismo evangelio nos da la respuesta y la esperanza de seguir junto al Padre: 24 Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorar en espíritu y en verdad.