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October 9, 2025 • 25 mins
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Episode Transcript

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Speaker 2 (00:01):
Hola a todos y bienvenidos a Ideas para Vivir Mejor.
Soy Eugenio Paya Ruiz, lector empedernido, escritor y experto en
desarrollo personal. Y hoy te traigo las ideas principales de
Conviértete en lo que eres, un libro escrito por Alan Watts.
Alan Watts, por si no lo conoces, fue un filósofo

(00:23):
británico que dedicó su vida a explorar una idea, la
ilusión de la separación. Es decir, la ilusión de creer
que tú eres tú y que el mundo es otra cosa.
Y es que desde el primer día, todo lo que
nos rodea refuerza esa idea. Nuestros padres, por ejemplo, nos
enseñan a decir yo y tú. Nuestros profesores nos enseñan

(00:48):
a competir. La sociedad entera nos enseña a construir una
identidad sólida que al final no deja de ser una
frontera entre lo que somos y lo que no somos.
Y así crecemos, ¿no? Convencidos de que somos una especie
de isla rodeada por un océano que ni nos va

(01:10):
ni nos viene, ¿no? Pero Alan Butts decía que las
islas son en realidad las cimas de montañas submarinas, que
si pudieras mirar debajo del agua verías que todas ellas
están conectadas formando parte de una misma tierra. Y entonces

(01:32):
entiendes algo que lo cambia todo. Nunca has estado separado
de nada. Ese aire no es tuyo. Hace unos segundos
estaba en un árbol. Hace unos días estaba en los
pulmones de una persona que ni siquiera conoces. Y si
me apuras, hace unos siglos ese aire estaba en el

(01:53):
pecho de un animal que hace ya siglos que no existe.
El aire que te da la vida a ti es
el mismo aire que ha sostenido a millones de seres
humanos y no humanos antes que tú. Entonces,¿ por qué
seguimos diciendo que estamos separados unos de otros? No estás
en el universo, nos dice el libro. Eres el universo.

(02:15):
Eres el universo experimentándose a sí mismo a través de ti,
en este caso. No eres una cosa. Eres un proceso,
un río de materia, energía, recuerdos y emociones que están
en constante movimiento. Nos dice el libro que nada en
ti es fijo. Ni tu cuerpo, ni tus ideas, ni

(02:37):
siquiera tu nombre, si quisieras cambiarlo. Lo curioso es que,
aunque sabemos que todo cambia, seguimos aferrándonos a esa ilusión
de que yo soy yo y los demás son los demás.
Como si existiera un yo aquí dentro y un mundo
allí fuera. Y eso es como mirar el mar y

(03:01):
ver solamente las olas. Claro, cuando haces esto, desde la
superficie parece que cada ola es distinta, que tiene su
forma y tiene su destino. Pero si te sumerges en
ese mar, descubres que todas esas olas son el mismo mar.
Los pensamientos funcionan más o menos igual.¿ De dónde vienen

(03:22):
realmente tus pensamientos?¿ Puedes acaso señalar cuál es el instante
exacto en el que un pensamiento aparece en tu cabeza?
Seguramente no. Los pensamientos surgen de algo más profundo, de
un conjunto de experiencias, de emociones, de recuerdos y de
aprendizajes también que van mucho más allá de lo que
llamamos yo. Y si lo piensas bien, tu cuerpo incluso

(03:47):
tampoco te pertenece del todo. El 90% de las células
que te componen no son exclusivamente humanas. Tu microbioma, ese
pequeño universo interior del que hemos hablado alguna vez, pertenece
más al planeta que a ti. Y aceptar esa perspectiva
no significa perderte, significa ampliarte. No desapareces, te expandes. Dejas

(04:13):
de ser una ola que tiene miedo de romperse y
te reconoces como el mar que nunca muere. Eres una
expresión única del universo, una expresión irrepetible, pero también inseparable
del todo. Esto es como una nota en una sinfonía
que solamente tiene sentido dentro de la melodía completa. Cuando

(04:36):
entiendes esto,¿ qué es lo que sucede? Que dejas de
sentir que todo depende de ti. Dejas de resistirte a
lo que ocurre y empiezas a fluir con lo que eres.
Y ya no necesitas controlar cada cosa porque ves que
la corriente te sostiene. Y ya no compites porque entiendes

(04:57):
que no hay un otro en realidad. Solamente hay distintas
formas del mismo todo. Y ya no te sientes solo tampoco,
porque reconoces que siempre has estado acompañado por todo aquello
que existe. No eres una gota en el océano. Eres
todo el océano contenido en una gota. Y esto continúa.

(05:24):
hace que se disuelva esa tensión de tener que ser alguien.
Se disuelve el miedo también a no ser suficiente. Y
lo que queda cuando eso se disuelve es paz. Pero
hay una cosa que se nos da terriblemente mal. Estar
aquí ahora. Y sin embargo, la vida, la verdadera vida,
solamente ocurre en este preciso instante. No en esos recuerdos

(05:49):
que vuelven una y otra vez a visitarte. No en
los planes que has hecho para el futuro. Sucede aquí,
en este latido, en esta respiración. Piénsalo,¿ cuánto tiempo pasas
recordando algo que ya ha ocurrido, dándole vueltas a una
conversación que ya no puedes cambiar?¿ Y cuánto tiempo pasas

(06:12):
imaginando aquello que podría pasar mañana preocupándote por cosas que
ni siquiera existen todavía? Eso nos pasa muchísimo, ¿verdad? Y
es como intentar conducir un coche mirando solamente por el
espejillo retrovisor o mirando tan lejos en el horizonte que

(06:33):
no ves los baches de la carretera por la que
estás circulando. Mientras tanto, el momento presente, ese punto exacto
donde realmente vives, a mucha gente le pasa completamente desapercibido.
Y cuando por fin se dan cuenta, ese momento presente

(06:53):
ya se ha ido. Alan Butts tiene un concepto que
es precioso, que viene del taoísmo. Es Bu Wei, que
literalmente significa no hacer nada. Ojo, no hacer nada no
se trata de quedarte tumbado en el sofá viendo series
todo el día. No es pasividad. Es fluir. Bu Wei

(07:17):
es como surfear una ola. No luchas contra esa ola.
No intentas controlarla. Simplemente te alineas con su movimiento natural.
Respondes al ritmo del agua. Te dejas llevar sin perder
el equilibrio. Es un esfuerzo sin esfuerzo. Es una acción
natural sin tensión. Como una flor que crece sin mirar

(07:41):
el reloj. O un pájaro que vuela sin necesidad de
tener un plan de vuelo. Y claro... Alguien podría decirme, vale,
todo eso suena muy bonito, pero yo, que tengo un
trabajo y tengo hijos y tengo facturas que pagar, no
puedo vivir como una hoja flotando en un río o
como una hoja mecida por el viento. Y tienen razón.

(08:03):
No se trata de renunciar a tus responsabilidades. Buway se
trata de cambiar desde dónde haces esas responsabilidades. Cuando tú
haces algo que te gusta de verdad, cuando estás tan
concentrado que el tiempo desaparece, ese estado de flujo del
que también hemos hablado, cuando no estás ni en el
pasado ni en el futuro, estás aquí, en el momento presente,

(08:27):
en ese estado, sin darte cuenta, eres más eficaz, eres
más creativo y eres más feliz también. Alan Batts lo
resume de una manera brillante. Estáis tan ocupados en hacer
cosas que habéis olvidado cómo ser vosotros. Y es verdad,

(08:47):
pasamos la vida entrenándonos para vivir, pero muy rara vez vivimos.
Esto sería como si los músicos nunca tocasen su instrumento
porque se pasan la vida afinando las cuerdas del instrumento.
Creemos que la felicidad va a venir después. Después del ascenso,

(09:08):
después de terminar de pagar la hipoteca, después de las
vacaciones o después de que todo esté en orden. Pero
la vida no espera. La vida no tiene un modo borrador.
No hay un ensayo general aquí. El escenario es ahora,
es en este momento, es en este segundo exacto en

(09:30):
el que estás escuchando mis palabras. Es ahora. Cuando consigues
estar presente, las cosas cotidianas se vuelven extraordinarias. Y si
no me crees, haz un experimento. La próxima vez que
te veas atrapado en un atasco, en el tráfico, en

(09:52):
lugar de frustrarte, observa. Y mira cómo el sol se
refleja en los coches, mira cómo respiran las personas a
tu alrededor, mira cómo el mundo sigue su propio ritmo
con o sin ti. No hay nada que cambiar, solamente
hay muchas cosas que tenemos que notar Y el bubué

(10:14):
está ahí, en medio del ruido, en medio del tráfico,
en ese atasco, en medio del trabajo también. Porque el
momento presente no es un lugar de paso hacia algo
más grande que vendrá en el futuro. No es el
medio para conseguir nada, no puede serlo. Es el fin
en sí mismo, el momento presente es el fin en
sí mismo. Es el escenario principal, es donde todo ocurre.

(10:40):
Y si lo piensas bien, este instante, este segundo exacto
en el que tú y yo coincidimos aquí a través
del podcast, pues en este momento es el único lugar
donde de verdad estás vivo. Ni antes ni después, solo
aquí y solamente ahora. Y hay otra cosa que también
nos cuesta mucho aceptar. La vida no es segura. Entonces,

(11:05):
buscar seguridad absoluta es una batalla perdida contra lo inevitable.
Y sin embargo, muchas veces pasamos la mayor parte de
nuestros días luchando por tenerlo todo bajo control, luchando por
evitar el riesgo, luchando por construir un suelo que no
tiemble bajo nuestros pies, bajo ningún concepto. Alan Butts dice

(11:29):
que en nuestro empeño por hacer que todo sea seguro
y estable, hemos perdido nuestra capacidad de disfrutar la diversión
que hay en esa inestabilidad. Porque hay cierta diversión. Porque
la vida tiembla, la vida vibra, la vida cambia, se

(11:50):
escapa y nosotros en lugar de dejarnos llevar... Queremos de
alguna manera clavarla a la pared para que no se mueva.
Queremos que se quede quieta, queremos que nos obedezca y
que no se mueva a ningún sitio. Queremos relaciones estables,
queremos carreras profesionales lineales, queremos resultados predecibles. Pero la vida,

(12:13):
por suerte o por desgracia, no está hecha para eso.
No es una fotografía, es una película. Y una película
solamente cobra sentido cuando fluye, ¿verdad? Cuando se mueve. Si no,
es una fotografía. En el Zen hay una idea que
a mí me gusta mucho y la he vuelto a
leer en este libro. Dicen que no existe un allí,

(12:34):
no hay un destino final, no hay un punto de llegada,
no hay un lugar donde por fin todo encaja y dices, hala,
ya está, ya he llegado, ya soy feliz. Y suena
raro porque nos educan justo al revés. Desde que somos
pequeños nos enseñan a qué? Pues a pensar que la
felicidad está siempre en el siguiente paso. Cuando consiga ese trabajo,

(12:59):
cuando compre esa casa, cuando encuentre a la persona perfecta.
Entonces sí, entonces ahí ya seré feliz. Claro, el problema
es que ese entonces nunca llega, como me has oído
decir muchas veces. Porque ese allí se mueve. Se mueve

(13:19):
siempre un poquito más lejos. Se mueve siempre un poquito
más alto. Y cuando lo alcanzas ya no te vale.
Ya no te vale. Ya estás pensando en el siguiente.
Batz dice en el libro que tratamos la vida como
un problema que hay que resolver. Y en realidad no

(13:39):
es eso. En realidad la vida es un misterio que
hay que vivir. Nos pasamos la vida intentando resolverla. Intentando resolverla,
no sé, como si fuera una ecuación con un resultado final.
Queremos respuestas, queremos control, queremos seguridad, queremos un plan que funcione,

(14:01):
un manual de instrucciones. Eso es lo que queremos, un
manual de instrucciones. Pero la vida no tiene manual, viene
sin manual. La vida es como un río y el
río no se detiene para que tú lo entiendas.¿ Qué
puedes hacer? Puedes nadar en ese río y cuando intentas
coger el agua con las manos,¿ qué pasa? Que se
te escapa entre los dedos. No puedes, no puedes. Solamente

(14:23):
puedes lanzarte y nadar. Un árbol. Un árbol no tiene
un plan quinquenal, ¿verdad? No se compara con el árbol
de al lado, no se pregunta si sus hojas son
lo bastante verdes o si su crecimiento va retrasado. Simplemente
crece a su ritmo, se adapta, se dobla con el
viento cuando hay viento, se le caen las hojas en

(14:45):
invierno y se desnuda y vuelve a empezar cuando llega
la primavera. Hay una sabiduría muy profunda en esa manera
de estar en el mundo. En esa manera, no desde
la rigidez, sino desde la flexibilidad. No desde el control,
sino desde la confianza en la vida. Y esto no

(15:05):
significa que tengas que tirar tu vida por la ventana
y que empieces a vivir sin rumbo y demás. No
se trata de volverse un imprudente. Se trata de soltar
un poquito el control. Se trata de dejar de pelearte
con aquello que es. De aprender a bailar con la
incertidumbre en lugar de intentar someterla. La seguridad total no existe,

(15:30):
no existe, pero la plenitud sí. Y la plenitud no
aparece cuando por fin controlas todo lo que te rodea. No,
la plenitud aparece cuando te rindes al movimiento de la vida.
Piensa por un momento en tus mejores recuerdos. En esos
momentos que más te marcaron en la vida.¿ Salieron de

(15:52):
un plan milimétrico?¿ Salieron de una agenda que estaba perfectamente organizada?
Seguramente no. Son cosas que ocurrieron. Ocurrieron porque algo inesperado pasó.
Porque alguien apareció sin avisar. Porque te atreviste a decir
que sí cuando lo fácil era decir que no. O
al revés. Lo bueno, lo bello casi siempre llega cuando

(16:16):
no lo has planeado. La vida te sorprende precisamente cuando
dejas de intentar predecirla. Pero claro, vivimos como si la
seguridad fuera una obligación moral, como si estar a salvo
fuera más importante que estar vivo. Y sin darnos cuenta,

(16:38):
morimos en vida intentando no morir. Es una paradoja, ¿verdad?
Batch dice, el significado de la vida es simplemente estar vivo.
Simplemente estar vivo. Y si lo piensas, no hay nada
más revolucionario que esto. No se trata de entenderlo todo,
no se trata de controlarlo todo, no se trata de

(16:59):
llegar a ninguna parte. Se trata de bailar mientras dura
la canción. Así que suelta un poquito el timón. No
necesitas saber exactamente hacia dónde vas en todo momento. Solo
necesitas estar presente en ese viaje. Otro de los grandes

(17:20):
problemas de los que habla el libro, quizás uno de
los problemas más universales que tenemos, es que nos aferramos demasiado.¿
A qué? Pues a una persona o a una idea
o a una versión antigua de nosotros mismos nos aferramos.
Nos aferramos porque creemos que si soltamos perderemos algo. Y

(17:43):
sin embargo, en ese acto de soltar es donde nos
dice el libro que realmente estamos ganando libertad. Alan Batts
lo resume con una frase muy sencilla. La verdadera magia
ocurre cuando dejas ir. Cuando dejas ir. Y te repito,
no consiste en que lo vendas todo y te marches

(18:03):
al bosque a abrazar árboles. No es eso. No se
trata de renunciar al mundo, sino de soltar el control
que intentamos ejercer todo el tiempo sobre el mundo. No rendirse,
sino dejar de intentar que la vida se parezca exactamente
a lo que tú crees que la vida debería ser.
Es aflojar esa cuerda que te ata a tus expectativas,

(18:27):
te ata a tus miedos o te ata a esa
necesidad constante de tener razón. Nos han enseñado a creer
que somos algo sólido, fijo y estable. Que somos un
yo con un nombre, unos apellidos, una biografía, un personaje
que debe sostener su historia pase lo que pase. Y

(18:49):
está bien, pero¿ qué pasa si no fueras un nombre,
si fueras un verbo?¿ Qué pasaría si fueras un verbo?
Y si no eres, sino que ya estás siendo. Los
maestros Zen a esto lo llaman el no-yo, que no
significa que no existas, ni mucho menos, sino que eres
mucho más que esa pequeña historia que te vas contando

(19:09):
cada día. Eres movimiento, eres cambio, eres transformación. Por ponerlo
en un ejemplo, eres el viento y no la cometa.
El problema es que confundimos soltar con perder. Y soltar
no es perder. Soltar es crear espacio para que lo

(19:29):
nuevo pueda llegar. Dejar ir no es algo que haces,
es algo que dejas de hacer. Dejas de empujar, dejas
de resistirte, dejas de aplazar la vida para cuando todo
encaje perfectamente. No es vivir sin rumbo, no es renunciar

(19:50):
a tus metas. Se trata de tomarte tus planes con
un poco más de ligereza, de bailar con la vida
en lugar de luchar contra la vida. Sigue soñando, por supuesto,
pero que tus sueños no te aten. Sigue avanzando, por supuesto,
pero sin exigirle al camino que sea exactamente como tú

(20:11):
lo has dibujado. Significa también que te rías cuando algo
no sale como tú esperabas. Porque tienes que entender que
tú no controlas las olas. Solamente aprendes a surfear esas olas.
Y eso está bien. Y en ese punto es cuando
descubres que puedes sentir miedo y estar en paz. A

(20:32):
la vez, sí, a la vez. Que puedes tener dudas
y seguir avanzando. A la vez. Que puedes no tener
todas las respuestas y no pasa nada. Que eso está bien.
Soltar no te hace débil, te hace real. Dejar ir
es un acto de fe en la vida. Lo que
pasa es que nos han dicho que tenemos que llegar

(20:54):
a algún sitio, que hay que llegar a ser alguien,
que hay que encontrar una identidad sólida. Y así empezamos
a construirnos, capa a capa, logro a logro, error a error,
como si fuéramos moldes esperando a ser rellenados. rellenados con
un nombre, con un trabajo, con un título, con una

(21:16):
historia personal que podamos contar y que suene lo bastante
coherente a los demás, y así poco a poco acabamos
creyendo que eso, toda esa narrativa, es lo que somos.
Y lo cierto es que no somos un nombre, un título, etc.
No somos algo fijo. No somos una estatua que se

(21:39):
esculpe hasta alcanzar la forma perfecta. Somos más bien un verbo,
somos más bien un movimiento, cambio, proceso. Somos vida en
transformación constante. Convertirte en ti mismo... no consiste en construir
nada nuevo, consiste en despejar, consiste en quitar aquello que sobra,

(22:02):
en ir pelando las capas,¿ capas de qué? De miedo,
de expectativas, de juicios, de etiquetas, hasta que aparece debajo
de esas capas lo que siempre ha estado ahí, tú,
tú sin adornos y tú sin disfraces. Es como cuando
las nubes se apartan y se vuelve a ver el cielo.
El cielo no se ha ido a ninguna parte porque

(22:24):
estén ahí las nubes. Solamente estaba esperando a que dejaras
de mirar las nubes.¿ Se entiende? A veces el verdadero
coraje no está en conquistar nada. Está simplemente en detenerse.
En detenerse para mirar hacia adentro y aceptar lo que
ya eres. Incluso si no encaja con lo que imaginabas ser.

(22:48):
No necesitas construirte. Necesitas reconocerte tal y como eres. Imagínate
que eres un río. El río no se pregunta dónde va.
El río no se pregunta si está fluyendo correctamente o no.
Simplemente fluye. A veces va más despacio. A veces fluye
con más fuerza. A veces se desborda. A veces se seca.

(23:11):
Pero siempre es un río. Y tú también estás fluyendo.
Y la paradoja es que solamente cuando dejes de remar
contra la corriente, vas a poder descubrir que la corriente
ya sabe a dónde va. Deja de intentar llegar, porque
no hay ningún lugar al que llegar. No hay una

(23:34):
versión ideal esperándote al final del camino. Ya estás aquí,
ya eres. Y todo lo que tienes que hacer es
darte cuenta de que ya eres. La vida no necesita
que la controles, necesita que la acompañes. Así que ya
lo sabes, no intentes ser alguien mejor, no busques dar

(23:57):
el siguiente paso, no busques el siguiente objetivo por buscarlo
o el siguiente entonces. Ya estás completo, ya eres y
eso debería ser suficiente. Bueno, espero que este episodio te
haya inspirado y que te lleves al menos una idea
que puedas poner en marcha hoy mismo. Y si quieres

(24:19):
seguir profundizando en todo esto, quiero contarte que hace unas
semanas lancé el volumen 1 de mi nueva colección, Secretos para
Vivir Mejor. Es un compendio de ideas, de herramientas prácticas
para que puedas aplicarlas en tu día a día y
empezar a dar pasitos reales hacia esa vida que deseas.
Lo tienes ya disponible en Amazon y te dejo el

(24:41):
enlace directo en la descripción de este episodio para que
le eches un vistazo sin compromiso. Gracias de verdad, como siempre,
por estar al otro lado. Si este episodio te ha
aportado valor, por favor, compártelo con alguien a quien también
pueda ayudar. Suscríbete al canal y sigue al podcast en Instagram.
Y si alguna vez te apetece apoyar este proyecto con

(25:03):
un café virtual, sabes que puedes hacerlo muy fácilmente a
través de PayPal o de transferencia. También encontrarás todos los
detalles en la descripción del episodio. Y ahora sí, me despido.
Un fuerte abrazo y hasta la próxima.
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