Episode Transcript
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Speaker 2 (00:00):
Hola a todos y bienvenidos a Ideas para Vivir Mejor.
Soy Eugenio Paya Ruiz, lector empedernido, escritor y experto en
desarrollo personal. Y hoy te traigo las ideas principales del
poder de confiar en ti, que es un libro escrito
por Curro Cañete. El libro nos dice que la confianza
(00:22):
en uno mismo no se activa con un chasquido de
los dedos. No hay una pastilla mágica, no hay atajos.
Construir confianza en uno mismo es un proceso. Y ese
proceso empieza con una elección que todos hacemos una y
otra vez en nuestras vidas. Aunque no siempre seamos conscientes.
(00:44):
Vivir dormidos o vivir despiertos. Vivir dormidos es caminar por
la vida en piloto automático. Es creernos a ese narrador
que llevamos dentro cuando nos susurra que no podemos o
que no valemos o que ya es tarde para hacer
esto o para hacer lo otro. Cuando ese narrador dirige
(01:06):
la historia, tu potencial se pierde. Vivir despiertos, en cambio,
es otra cosa. Es hacer una pausa, es mirar hacia
adentro y es cambiar ese no puedo por el cómo podrÃa.
Es sustituir la queja por la acción. Confiar en uno
(01:28):
mismo no significa no tener dudas. Significa saber navegar con
esas dudas. No significa tener un plan perfecto siempre. Pero
sà que significa dar el siguiente paso, aunque ese siguiente
paso sea pequeño. Significa ir cumpliendo micropromesas que nos hemos
hecho a nosotros mismos. La confianza no te arregla la vida,
(01:50):
no te regala el futuro, pero sà que te da
permiso para poder habitar el presente. Y cuando tú habitas
el presente, todo se mueve. Porque el verdadero éxito no
es sentirte bien contigo mismo cuando nadie te está mirando.
Es estar en paz. Es estar en tu centro. Vivir
(02:11):
conscientemente no es una meta que tenemos ahà al final
del camino. Es una forma de caminar, simplemente. Es aprender
a navegar entre las tormentas sin que se te hunda
el barco. Es aprender a disfrutar de la calma sin
miedo a la próxima ola que va a venir. Es
recordar que no se trata de esperar a que pase
(02:33):
algo para empezar a confiar en ti, sino de empezar
a confiar en ti para que esas cosas que esperas
empiecen a pasar. ConfÃa. ConfÃa no porque tengas garantÃas, sino
porque tú debes de ser tu propia garantÃa. Si lo
piensas bien, gran parte de lo que hoy llamamos nuestra
vida no es más que el resultado acumulado de todo
(02:58):
lo que hemos creÃdo y de todo lo que hemos
pensado durante años. Asà que no es casualidad que estés
donde estás, no es casualidad que sientas lo que sientes.
Las creencias son como un programa invisible que ejecutamos en
segundo plano en nuestra cabeza sin pedir permiso. Y esas
creencias no descansan, no se van de vacaciones, son ellas
(03:20):
las que moldean la forma en la que tomamos nuestras decisiones,
son ellas las que definen cómo vamos a reaccionar ante
lo que ocurre y sobre todo cómo vamos a interpretar
lo que vemos. Y lo más curioso de todo es
que esas creencias no tienen por qué ser ciertas. De hecho,
muchas de ellas ni siquiera son tuyas. Son cosas que
(03:42):
te contaron cuando eras un niño, cosas que escuchaste en casa,
en el colegio, cosas que vienen de la cultura que
te rodeaba y las diste por hechas sin revisarlas. Y asÃ,
sin darte cuenta, esas creencias se convirtieron en la voz
que guÃa cada uno de los pasos que das en
tu vida. Pero esa historia se puede reescribir. Y el
(04:07):
punto de partida siempre es el momento presente. Este instante.
Ahora mismo. Aquà es donde el poder de decisión está
en tus manos. El primer paso para cambiar tu vida
no es salir corriendo hacia algún lugar nuevo y brillante.¿
Es pararte, es observar, es escuchar lo que pasa en
(04:28):
tu mente sin miedo? Porque la mayorÃa de las veces
no es la realidad la que nos roba la calma,
sino la historia que nos contamos sobre la realidad que
está pasando en ese momento. Entonces, cuando aprendes a observar
tus pensamientos como quien observa pasar coches desde la acera
o nubes por el cielo sin subirte a ninguno de
(04:51):
esos coches, entonces empiezas a recuperar parte de tu poder,
empiezas a poder elegir, empiezas a decidir qué pensamientos alimentas
y qué pensamientos dejas marchar. Y si lo haces con
la constancia suficiente, esas ideas que antes te limitaban empezarán
a perder fuerza. Se van quedando sin gasolina, se van
(05:13):
quedando sin combustible. Pero para entender por qué nos cuesta
tanto cambiar, tenemos que mirar más adentro. Tenemos que mirar
cómo funciona nuestra conciencia. Dentro de ti, dentro de mÃ,
dentro de todos, conviven dos fuerzas. Una es tu yo esencial,
que es la parte viva, la parte curiosa, flexible, esa
(05:35):
parte que quiere crecer, que quiere avanzar, que quiere equivocarse,
que quiere seguir adelante. Y la otra es el ego.
El ego es como un guardián desconfiado que lleva años... protegiéndote.
Y entonces te dice, cuidado, mejor no, quédate aquÃ, donde
todo es conocido, donde todo es previsible. Y como lleva
(05:56):
tanto tiempo hablándote asÃ, acabas creyendo al ego. Cuando decides
hacer algo nuevo, algo que te saca de tu rutina habitual,
el ego se altera, no le gusta nada eso, grita,
se defiende, te llena la cabeza de dudas. No porque
sea malo, El ego cree que te está salvando. Entonces
(06:18):
la clave no es pelearte con él, sino enseñarle. Mostrarle
que avanzar no significa estar en peligro. Mostrarle que lo
desconocido no es necesariamente una amenaza. Mostrarle que tu zona
de confort no es lo mismo que tu zona de vida.
Y además a todo esto tenemos que sumar nuestras emociones.
(06:40):
Las emociones son fuerzas muy poderosas que dirigen nuestro rumbo
incluso cuando no nos damos cuenta. Entonces, si no las comprendemos,
nos arrastran. Si las escuchamos, si aprendemos a leer lo
que nos están diciendo esas emociones, nos pueden servir de guÃa.
Y la calidad de nuestra vida está profundamente conectada con
(07:02):
la calidad de nuestras emociones. Pero no todas las emociones
agradables te van a acercar a la felicidad ni todas
las emociones incómodas te van a alejar de esa felicidad.
Muchas veces lo que llamamos placer no es más que
una distracción cómoda que nos mantiene quietos, parados en esa
(07:24):
zona de confort. Y otras veces una emoción incómoda, como
el miedo, como la incertidumbre, como la incomodidad de dar
un salto en un momento determinado, pues puede ser la
puerta que nos lleva a una libertad duradera y verdadera.
Hay un gesto sencillo que puede abrir esa puerta. A
lo mejor ese gesto es tan sencillo como coger un
(07:46):
folio en blanco y empezar a escribir. No lo que
deberÃas escribir, sino lo que piensas, lo que sientes, las
cosas que necesitas entender y preguntarte qué ha pasado realmente
en esta situación, cómo me siento ahora mismo, qué otra
forma hay de ver esta situación... Y después, aunque estés cansado,
(08:06):
aunque estés enfadado, aunque estés triste, pues escribir una serie
de cosas, cinco, diez cosas, tres cosas, por las que
estés agradecido ese dÃa. Ese pequeño acto está entrenando a
nuestro cerebro para mirar lo bueno. Y cuando cambia nuestro enfoque,
cambian nuestras emociones. Cuando cambian nuestras emociones, cambia la dirección
(08:29):
de nuestra vida, porque tomamos las decisiones desde otro sitio.
Tienes que pensar que tu mente no ve la realidad
como es. La ve como cree que es. Cada creencia
actúa como un filtro que tiñe todo lo que vemos.
Asà que si quieres un futuro distinto, vas a tener
que cuestionar esos filtros. Vas a tener que desmontar las
(08:51):
viejas historias y vas a tener que elegir conscientemente qué
quieres creer ahora. porque cada pensamiento es una semilla. Y
lo que decides creer hoy es el suelo sobre el
que vas a caminar el dÃa de mañana. Ese es
nuestro verdadero poder, es elegir conscientemente cómo queremos vivir. No mañana,
(09:14):
no cuando se pueda, sino hoy, aquà y ahora. Nuestros
deseos Son como brújulas invisibles. A veces los ignoramos y
otras veces los seguimos sin ni siquiera entender muy bien
por qué. Pero cuando por fin les prestamos atención, cuando
de verdad escuchamos qué es lo que nos quieren decir
(09:37):
esos deseos, pueden guiarnos como esa brújula que te comentaba.
No todos los deseos nacen del mismo lugar. Hay deseos
que aparecen desde lo más hondo. Son deseos limpios, son
deseos serenos que cuando pensamos en ellos nos iluminan por dentro.
De alguna forma nos empujan, nos invitan, sin exigir, sino inspirándonos.
(10:02):
Y luego están esos otros deseos que vienen disfrazados. Parecen
muy grandes, muy brillantes, muy urgentes, pero en el fondo
son deseos que solamente buscan tapar un hueco. Son deseos
que nacen del miedo o de la comparación o de
ese anhelo infantil de que alguien nos mira y nos diga, oye,
tú vales mucho, ¿no? De validación. Esos deseos son tramposos.
(10:26):
Cuanto más corres tras ellos, más se alejan. Y los
alcanzas y no te llenan. Y entonces subes la apuesta
y le vuelves a alcanzar y tampoco te llenan. Aprender
a distinguir esas dos clases de deseos es alfabetizar nuestra alma.
Cuando te conectas con un deseo genuino, el cuerpo se
(10:47):
relaja aunque la respiración se hace más amplia, pero el
tiempo parece tener otra textura. En cambio, el deseo engañoso,
el segundo tipo de deseo, siempre tiene prisa. Es un
deseo que nos genera urgencia, comparación, tensión en la mandÃbula.
Es un deseo que nos habla de ser alguien, de
llegar antes, de que no se nos pase no sé
(11:09):
qué tren. Y si lo seguimos... acabamos dando vueltas en cÃrculos,
acabamos agotados y acabamos con la sensación de que siempre, siempre,
siempre nos tiene que faltar algo. Hay una trampa muy
sutil en la que solemos caer con demasiada facilidad. Esa
trampa es atar nuestra felicidad a conseguir aquellas cosas que deseamos.
(11:32):
Convertirnos en prisioneros del cuándo. Cuando tenga esto seré feliz,
cuando logre aquello podré relajarme. Es un espejismo. En cuanto
alcanzas la meta, el horizonte se va a mover un
metro más allá. La verdadera alegrÃa no está al final
de ningún camino. La verdadera alegrÃa se esconde en la
(11:55):
manera en la que vas caminando por el camino que sea.
En esa certeza Ãntima de que estás avanzando hacia algo
que tiene sentido aunque todavÃa estés lejos de llegar. Creer
en tus deseos genuinos es el primer gesto de dignidad
de una persona. No porque el universo esté obligado a
cumplir ese deseo y a obedecerte, sino porque cuando crees,
(12:18):
tu atención cambia de foco y con ella cambia también
el paisaje que tú ves. Y entonces empiezas a ver
oportunidades que antes no veÃas, empiezas a encontrar personas que
resuenan con lo que buscas, empiezas a ver señales que
a lo mejor habÃas minusvalorado en el pasado. Lo que
miras crece. Lo que ignoras se marchita. Los deseos auténticos
(12:43):
son los que crecen como un árbol, ¿no? Despacio, echando raÃces,
requieren paciencia, requieren cuidados, cambian con las estaciones, necesitan poda.
A veces decir sà a un deseo verdadero implica decir
no a diez cosas que te distraen. Una poda, en definitiva.
El no es una herramienta de cultivo en este contexto,
(13:04):
no es un acto de egoÃsmo. En cambio, el deseo
engañoso suele venir acompañado de esa tensión que te comentaba antes,
del miedo, de la necesidad de estar contándolo todo el
tiempo para convencerte a ti mismo de que es un
deseo que realmente tienes... Un deseo propio se sostiene en
el más absoluto silencio. Es decir, si nadie lo aplaudiera,
(13:26):
seguirÃa teniendo sentido para ti. Si nadie lo viera, seguirÃa
mereciendo la pena para ti. No busca validación, busca coherencia vital.
Y en este contexto conviene hablar también del miedo. El miedo,
al igual que el ego, no es nuestro enemigo. Es
el vigilante de la puerta. Es ese vigilante que aparece
para preguntarte si de verdad quieres pasar por aquÃ. Si
(13:50):
lo escuchas, si escuchas su mensaje sin dejar que te paralice,
el miedo puede volverse tu aliado. Ahora, si lo confundes
con una orden, pues se va a transformar en un carcelero.
El coraje, la valentÃa, no es ausencia de miedo. Es
movimiento a pesar del miedo. Pasito pequeño, otro más, otro más.
(14:10):
La disciplina que nace del deseo propio. Esa disciplina no ahoga,
esa disciplina sostiene. Es una cuerda que te ayuda a
cruzar al otro lado. No te fÃes de ese discurso
que nos habla de una épica permanente para conseguir las cosas.
En tu camino habrá dÃas planos, dÃas tontos, y esos
dÃas también son parte del camino. El deseo verdadero pide
(14:33):
constancia y se alimenta de gestos que son mÃnimos. Levantarte 10
minutos antes... Hacer esa llamada, apagar la pantalla cuando toca,
cuidar ese cuerpo que te transporta y te tiene que
transportar hasta el final de tu vida, proteger las horas
que importan. La grandeza se parece mucho a la repetición
bien elegida. Es rutina bien elegida, básicamente. deja de perseguir
(14:59):
esos deseos que te prometen que cuando los consigas por
fin vas a ser alguien. Persigue los deseos que te
permiten ser tú mientras llegas a ese punto. En ese
matiz se decide una vida entera. Y por supuesto, creer
en una meta es comprometerte sin garantÃas. Y por eso
confiar en ti mismo no es algo opcional, es el
(15:21):
punto de partida de cualquier cosa. Si no confÃas, si
te frenas antes de dar el primer paso, estás perdido.
Si confÃas, aunque tengas miedo, aunque no lo veas claro,
si te lanzas, Ahà empieza un viaje interesante, un viaje
en el que cada paso cuenta, en el que cada
error te enseña, en el que cada tropiezo te va
a dar una pista. Y ya no se trata solamente
(15:43):
de alcanzar la meta, se trata de que vas a
crecer mientras caminas, de que vas a aprender a estar
presente en el camino. Todo está conectado. Los buenos momentos
y los malos. Los logros en la vida y los tropiezos.
La vida no te castiga cuando las cosas se tuercen.
(16:03):
La vida te está entrenando en esos momentos. Te está
pidiendo que confÃes un poquito más. Los contratiempos son exámenes
que te preguntan cuánto crees en ti y cuánto quieres
las cosas que crees que quieres. Pero para avanzar no
podemos caminar a ciegas. Necesitamos saber hacia dónde vamos. Necesitamos
(16:25):
una meta. Una meta es una dirección clara, un norte.
Y si no lo tienes, te vas a dispersar. Te
vas a perder en distracciones. Te vas a perder en
mirar lo que hacen los demás por redes sociales. Te
vas a perder en la comparación constante, en el ruido.
Por eso aprender a decir que no es tan importante
como aprender a decir que sÃ. Decir no a lo
(16:48):
que no te acerca a tu meta. Decir no a
lo que te roba energÃa. Decir no a personas, a
hábitos o a entornos que te están alejando de tu camino.
Y muchas veces decir no duele. A veces significa que
vas a decepcionar a otras personas. Pero si no lo haces,
vas a acabar decepcionándote a ti mismo. Y eso es mucho, mucho,
(17:08):
mucho peor. Vivir con ese norte, con ese propósito, tampoco
se trata de tener la vida perfectamente organizada, no se
trata de saber exactamente qué es lo que va a
ocurrir al minuto siguiente, pero sà que significa caminar con sentido,
significa poner intención en cada uno de nuestros pasos, hacer
(17:29):
que cada gesto, por insignificante que te parezca, te acerque
un poquito más a esa persona que quieres llegar a ser.
Cuando actúas desde ahÃ, la rutina deja de ser una
simple repetición de dÃas. Los dÃas ya no son iguales,
tienen una dirección, tienen un fin, tienen un propósito. Y sÃ,
(17:51):
tener un propósito implica que vas a tener que planificar,
por supuesto. Pero planificar no es encadenarte. No se trata
de que controles cada uno de los detalles que pueden
salir mal, sino de que traces un camino y de
que sepas qué pasos puedes dar hoy para acercarte a
aquello que sueñas. Porque si no planificas, el problema es
(18:11):
que te quedas a merced de la corriente. Si tu
sueño te parece demasiado grande, divÃdelo. Es decir, fragmenta la
montaña en pasos que puedas recorrer sin rendirte. DÃa a dÃa,
poquito a poco. Porque oye, avanzar despacio también es avanzar.
La velocidad en este contexto importa menos que la dirección
(18:31):
hacia donde vas. Lo importante es la dirección, no la velocidad.
Asà que ser feliz es una decisión. Aunque no siempre
puedas cambiar lo que pasa afuera, sà que puedes elegir
desde dónde miras eso que te pasa. La felicidad no
está ahà fuera esperándote como un premio. La felicidad es
una forma de estar en el mundo. No necesitas que
(18:52):
la vida sea perfecta para estar en paz. Lo que
sà necesitas es entrenar tu mirada, entrenar tu percepción para
reconocer las cosas buenas. Pensamientos negativos, por supuesto que van
a venir, porque vienen siempre, somos humanos. Pero la diferencia
no la marca que los tengas o que no los tengas,
sino lo que haces con ellos cuando esos pensamientos negativos llegan.
(19:16):
Puedes atenderlos como tus invitados de honor o puedes observarlos
pasar sin convertirlos en los dueños de tu mente. AhÃ
es donde la meditación juega un papel importante. Meditar es
aprender a bajar el volumen del ruido. Es aprender a
dejar de anticipar todas las desgracias que pueden pasar. Es
(19:36):
aprender a soltar esa repetición obsesiva de las cosas que
ya han sido. Es volver aquÃ, a la respiración, a
tu cuerpo, a este momento, a este instante, aunque sean 30 segundos.
Intenta siempre volver a ti. Y lo que cambia no
es el mundo cuando haces esto, lo que cambia eres tú.
Y cuando cambias tú, pues el mundo lo vas a
percibir de una manera completamente distinta. La felicidad madura no
(20:03):
depende de que evites aquellas cosas que duelen. Depende de
interpretar aquellas cosas que sientes. El enfado, por ejemplo, es
un veneno que se libera de manera inmediata pero tiene
un coste muy alto. Perdonar es renunciar a que el
resentimiento gobierne tu vida, en cambio. Es decidir caminar sin
piedras en los bolsillos. Es elegir que no vas a
(20:25):
cargar con historias que ya se han terminado y que
ya están acabadas. Vivir en armonÃa contigo es mirarte sin
huir de aquello que ves. Es saber cuáles son tus
valores cuando nadie te está mirando y actuar en coherencia
con esos valores siempre. Es aceptar tus errores también. Cuando
(20:45):
entiendes que como humanos fallar es parte de existir, entonces
aparece la amabilidad. La amabilidad primero contigo mismo y después
con las demás personas. Hay una libertad inmensa en dejar
de vivir pendientes de la aprobación de los demás. No
has venido a este mundo a gustar. Y traicionarte para
(21:08):
encajar duele más que cualquier rechazo. Decirle a alguien hasta
aquà no te convierte en una mala persona. Te convierte
en un adulto que se cuida y se respeta. Si
alguien cruza esa lÃnea y te hiere, ponerle un lÃmite
es un acto de respeto con uno mismo. Otro aspecto
(21:29):
de lo que nos habla el libro es de la soledad.
La soledad merece una defensa. Al principio incomoda porque esa
soledad apaga el ruido que nos distraÃa de nosotros mismos.
Pero al otro lado del silencio hay encuentro. Es en
la soledad donde escuchas lo que de verdad te pasa.
Es en la soledad donde reconoces heridas y donde puedes
(21:49):
empezar a reparar esas heridas. Y recuerda siempre que la
felicidad vive en un cuerpo fÃsico. Dormir, moverte, alimentarte de
comida real, todo eso no son lujos. Son formas de
decirle a tu sistema nervioso, estás a salvo. Un cuerpo
bien cuidado es un suelo firme sobre el que la
(22:10):
mente puede descansar y puede hacer cosas muy grandes. Elegir
la felicidad, por supuesto que no significa sonreÃr todo el tiempo,
no significa negar el dolor, significa distinguir entre el dolor
inevitable y el sufrimiento que añadimos con nuestro relato. Significa
tener criterios propios para determinar qué es lo que dejamos
(22:32):
entrar en nuestro dÃa y qué es lo que no
dejamos entrar en nuestro dÃa. Para vivir de verdad hay
que aceptar que la vida no es una lÃnea recta,
no es un camino limpio, asfaltado, bien señalizado, que te
lleva de la mano desde el punto A hasta el
punto B. Eso no es la vida. La vida se
parece más a un sendero de montaña, ¿verdad? Que sube,
(22:54):
que baja, que se enreda, que gira y justo cuando
crees que ya sabes por dónde tienes que ir y
por dónde va ese sendero, pues coge, te sorprende y
cambia de dirección. Y esa es precisamente su esencia. Es
ahà donde se esconde gran parte de la belleza que
tiene vivir. Cuando dejas de exigirle a la vida que
(23:16):
siempre sea otra cosa distinta y empiezas a mirar lo
que ya tienes, algo se recoloca dentro. Y te repito,
no cambia el mundo de fuera. Cambia tu forma de
habitar ese mundo. Vivir plenamente no significa que todo te
vaya a salir bien. Significa que vas a estar presente
incluso cuando las cosas no te vayan bien. Significa que
(23:39):
vas a caminar aunque no veas el final del camino.
Que incluso cuando no lo sientes, estás construyendo ese camino,
dÃa tras dÃa, rutina tras rutina, repetición tras repetición. No
se trataba de llegar, se trataba de vivir mientras llegabas,
se trataba de disfrutar de los dÃas normales, de esas
rutinas aparentemente anodinas que no nos dicen nada, de entender
(24:03):
que la vida no está en las grandes metas solamente,
sino en este instante diminuto que a veces pasamos por alto,
demasiadas veces. Este segundo que se escapa si no lo miras.
Aquà es donde la vida se vuelve real. Estoy aquÃ,
no sé lo que viene, pero estoy aquÃ. Asà que
(24:26):
ya lo sabes, la confianza en uno mismo no es
algo que llega con un chasquido de dedos, no aparece
cuando todo está perfecto, nace cuando decides dar el primer
paso a lo que sea, aunque tengas miedo. Porque confiar
no es saber cómo termina la historia, es atreverte a
escribir esa historia. No eres tus pensamientos, no eres tus miedos,
(24:46):
no eres las voces que has heredado de los demás.
Eres quien elige qué historia vas a contar a partir
de hoy. Y si decides confiar en ti, entonces ya
has empezado a ganar. Porque cuando tú confÃas en ti,
tu historia cambia completamente. Porque cuando tú confÃas en ti,
todo puede pasar. Bueno, espero que este episodio te haya
(25:09):
inspirado y que te lleves al menos una idea, una,
que puedas poner en marcha hoy mismo. Y si quieres
seguir profundizando, déjame contarte que ya está disponible el volumen 1
de mi nueva colección de libros. Se llama Secretos para
vivir mejor. Es un compendio de las ideas y de
las herramientas prácticas que tocamos en este podcast para que
puedas tenerlas por escrito, para que puedas repasarlas y para
(25:32):
que puedas aplicarlas en tu dÃa a dÃa para empezar
a dar pasos reales hacia esa vida que deseas. Lo
tienes ya disponible y te dejo el enlace directo en
la descripción de este episodio para que le puedas echar
un vistazo sin compromiso. Gracias de verdad por estar al
otro lado. Si este episodio te ha aportado valor, compártelo
por favor con alguien a quien también pueda ayudar. SuscrÃbete
(25:55):
al canal, por supuesto, y sigue al podcast en Instagram.
Y ahora sÃ, me despido. Un fuerte abrazo y hasta
la próxima.