Episode Transcript
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Speaker 2 (00:01):
Hola a todos y bienvenidos a Ideas para vivir mejor.
Soy Eugenio Paya Ruiz, lector empedernido, escritor y experto en
desarrollo personal. Y hoy te traigo las ideas principales de
Sé más feliz. Este libro está escrito por Daniel Amen.
Imagina por un segundo que pudiéramos abrir una pequeña ventana
(00:24):
en nuestras cabezas. para vernos por dentro. Nos miramos demasiado
por fuera. Imagínate que pudiéramos vernos por dentro y asomarnos
a lo que realmente está ocurriendo dentro de nuestro cerebro
cuando nos sentimos felices, o cuando tenemos miedo, o cuando
tomamos una decisión, o cuando sin saber muy bien por
qué no conseguimos salir de algún bucle mental, de estos
(00:47):
que tenemos tantos. Imagina que en vez de juzgarte por ser,
yo qué sé, demasiado sensible o por ser demasiado impulsivo
o por ser demasiado analítico o por lo que sea,
pudieras entender que tu cerebro simplemente es que está diseñado así,
que hay un mapa, que hay una lógica interna y
(01:11):
que hay una explicación a todas esas cosas.¿ Te imaginas
la libertad que te podría dar algo así? Mira, para
alcanzar una felicidad duradera, no te hablo de la euforia
de fin de semana que se evapora el domingo por
la tarde, sino de una calma profunda que permanece aunque
(01:32):
haya cosas a tu alrededor que no estén bien, pues
lo primero que hay que hacer es conocer el terreno
en el que vivimos. Y ese terreno no está fuera
de nosotros, no está en las circunstancias, no está en
la suerte, no está en las personas que nos rodean tampoco.
Está aquí dentro, en tu cerebro, en tu cabeza. No
(01:54):
todos tenemos el mismo tipo de cerebro, nos dice el libro.
Hay al menos cinco grandes configuraciones que influyen directamente en
cómo percibimos el mundo, en cómo gestionamos nuestras emociones y también,
por qué no, en cuánto de feliz nos permitimos ser
o no ser. El primer tipo es el cerebro equilibrado.
(02:19):
Estos son las personas que son como un reloj bien afinado.
Nada chirría, nada sobra, nada falta. Su actividad cerebral está
repartida de una forma armónica y sus neurotransmisores, que ya
sabes que son esas sustancias químicas que van determinando cómo
nos sentimos a cada momento, pues están en niveles óptimos
(02:42):
siempre o casi siempre. Son personas estables, con los pies
en la tierra, son personas que pueden parecer un poco
frías o un poco convencionales, pero cuando la vida se
vuelve impredecible, pues son estos los que se mantienen en
pie y son los que conservan la calma cuando otras
personas tienden a hundirse. Saben adaptarse sin perderse por el camino.
(03:06):
Este es el primer tipo. Luego están los espontáneos. A
los espontáneos se les reconoce enseguida. Son aquellas personas que
no marchan al ritmo de la banda, sino que marchan
a su propio ritmo. Su lóbulo frontal, que es la
zona encargada de frenar impulsos, trabaja un poquito menos que
en los demás tipos y eso les da un toque salvaje,
(03:29):
un toque creativo, un toque libre. Su dopamina, que es
la molécula de la recompensa como hemos hablado en este podcast,
suele estar un poquito más baja y por eso buscan
constantemente nuevas fuentes de placer y nuevas fuentes de emoción.
Son los que te dicen que sí antes de saber
a qué. Son los que convierten la rutina del día
(03:51):
a día en una aventura. Pero también, y esto es importante,
son las personas que se aburren con facilidad. Son las
personas que tienden a perder el foco o que tienden
a lanzarse a situaciones arriesgadas solamente porque necesitan sentir algo más.
Ese es el segundo tipo. El tercer tipo son los persistentes,
(04:14):
los perfeccionistas. Si los espontáneos que hemos visto antes son fuego,
estos son piedra. Son gente constante, rigurosa, incansable. Estos tienen
una zona del cerebro, concretamente el giro cingulado anterior, hiperactivada.
Y eso les hace quedarse atascados en pensamientos y resistirse
(04:36):
al cambio también. Además, estas personas suelen tener niveles bajos
de serotonina. La serotonina, también hemos hablado de ella, es
esa sustancia que amortigua la angustia y suaviza las aristas
de la vida, de alguna manera. Así que estas personas
trabajan duro, tienen principios firmes, pero también pueden volverse muy tercos,
(04:58):
muy rígidos y pueden caer incluso prisioneros de su propio
ideal de perfección. Luego tenemos a los sensibles. Los sensibles
viven con el volumen emocional subido al máximo. Su sistema límbico,
el sistema límbico ya sabes que es el corazón emocional
de nuestro cerebro, lo tienen permanentemente en alerta. Claro, esto
(05:22):
les da una capacidad extraordinaria para sentir, para conectar, para
empatizar con los demás. Estas son las típicas personas que
te miran y saben que algo te pasa sin que
tú tengas que decir ni una sola palabra. Pero esa
misma sensibilidad puede volverse en su contra. Y entonces se
transforma en tristeza, se transforma en pensamientos que se repiten,
(05:45):
se transforma en problemas de sueño, en ansiedad... su dopamina,
su serotonina, su oxitocina y sus endorfinas suelen estar más
bajas de lo normal. Y esto amplifica cada emoción, amplifica
cada inseguridad y amplifica cada una de las sombras que
todos tenemos. Y por último tenemos al quinto tipo, a
(06:07):
los cautelosos. Si los espontáneos aceleran, estos son los que
pisan el freno. Su cerebro vive en modo alerta. Sus
ganglios basales y su amígdala están trabajando como centinelas, siempre
atentos a cualquier amenaza, sea una amenaza real o sea
una amenaza imaginaria. Son personas muy reflexivas, muy precavidas y
(06:31):
con unos estándares muy altos. Y eso está bien hasta
cierto punto, pero cuando la alerta es constante, entonces se
convierte en ansiedad. También nos dice el libro, no tienes
por qué pertenecer a un solo tipo de cerebro. Hay
muchas personas que tienen cerebros híbridos. De hecho, yo te
diría que la mayoría. Por ejemplo, un poco de espontáneo
(06:54):
con un toque de persistente. Hay muchísimas combinaciones, tantas como 25.
Cuando entiendes cómo funciona tu cerebro, entonces dejas de luchar
contra él. Dejas de intentar ser alguien que no eres.
Dejas de pensar, tengo que cambiar mi forma de ser.
(07:14):
Y empiezas a preguntarte, oye,¿ cómo podría yo colaborar con
mi propia mente sabiendo cómo es? Si eres espontáneo, lo
suyo es que aprendas a canalizar esa energía creativa sin
autodestruirte en ese proceso. Si eres, por el contrario, persistente,
(07:36):
tienes que descubrir que soltar no es rendirte. Si eres sensible,
tienes que aprender a cuidar esa delicadeza como una fortaleza
y no transformarla en una debilidad. Si tienes un cerebro cauteloso,
tienes que entender que tu miedo no es tu enemigo,
es simplemente una señal que puedes escuchar, pero que no
(07:56):
debes dejar que te paralice. Y si eres un cerebro equilibrado,
tienes que aprender a usar esa calma no solamente para ti,
sino también para las personas que te rodean en tu
día a día. La felicidad duradera, nos dice el libro,
que no consiste en convertirte en otra persona, no consiste
(08:17):
en cambiar tu tipo de cerebro, consiste en conocerte tan
bien y tan profundamente que aprendes a vivir en sintonía
con tu propio diseño, con el diseño de tu cerebro,
que es lo que no podemos cambiar. Tu cerebro es
una orquesta. Es una orquesta inmensa. Y ahí dentro tienes
miles de músicos que están tocando al mismo tiempo. Cada
(08:38):
uno con un instrumento distinto. Hay violines que representan nuestras emociones.
Hay instrumentos de percusión que son los que marcan nuestra energía. Hay,
por ejemplo, trompetas que anuncian nuestros pensamientos más brillantes. Todo
esto es una metáfora, ¿vale? Pero para que te hagas
una idea. Ahora,¿ quién está en el centro de todo
(08:59):
de una orquesta? El director, ¿no? Es el que da
la entrada, es el que marca el ritmo, es el
que coordina cada instrumento para que en lugar de ruido
lo que haya es armonía. Pues ese director en esta
metáfora es tu salud cerebral. Cuando el director está bien,
la orquesta responde. Cuando la orquesta responde, pues cada nota
(09:22):
va encajando con la siguiente, ¿verdad? Piensas con claridad, te
concentras sin demasiado esfuerzo, vas tomando tus decisiones del día
a día con calma, te ríes más fácilmente, te sientes
tú mismo o tú misma, pero si dejas de cuidar
a ese director, si en lugar de afinar esa orquesta
cada día, lo que haces es ignorar al director, la
(09:43):
música se vuelve ruido. cuando la música cerebral se vuelve ruido,¿
qué es lo que pasa? Que toda nuestra vida va
a empezar a desordenarse. A veces no pasa de golpe,
a veces sucede en silencio, sucede poco a poco, como
esa sinfonía que se va desafinando sin que nadie lo note,
hasta que un día simplemente hay algo dentro de ti
(10:06):
que ya no suena igual y tú no te sientes igual.
Esto no tiene por qué ser trágico. Nuestro cerebro es
muy generoso, no guarda rencor. Si lo cuidas, responde. Si
le das lo que necesita, nuestro cerebro florece.¿ Qué necesitas
para eso?¿ Tienes que irte a un laboratorio?¿ Tienes que
(10:27):
hablar con gente que lleva batas blancas para lograrlo? No,
solo necesitas prestar atención a lo más cotidiano, a lo
más sencillo y al mismo tiempo a lo más poderoso
que haces cada día.¿ Y eso qué es? Comer. Comer.
La nutrición no es solamente energía. La nutrición es información.
Cada bocado es un mensaje que le estás enviando a
(10:49):
tu cerebro. Le estás diciendo, esto es lo que quiero
que seas. vitaminas, minerales, omega 3, probióticos, no son solamente palabras técnicas.
Todo esto son ladrillos que van a sostener tu estado
de ánimo, tu claridad mental, que van a sostener también
(11:10):
tu capacidad para concentrarte, para seguir adelante, para afrontar los retos.
Por eso es tan importante lo que comemos. Hay suplementos
que funcionan como ese afinador silencioso de nuestra orquesta interior.
Nos da varios ejemplos el libro El Azafrán. Es un
(11:31):
suplemento que eleva el ánimo porque sí, porque es así.
El magnesio, por ejemplo, es un elemento que le dice
a tu sistema nervioso que estés tranquilo y que puede descansar.
Hay bastantes ejemplos, nos pone el libro. La hierba de
San Juan también, que nos dice que lleva siglos acompañándonos
y que es una mano tendida para quienes sienten que
(11:54):
el mundo se ha vuelto demasiado pesado. Te anima, te
ayuda a estar bien. Pero más allá de los suplementos,
hay algo también muy importante. Es lo que comes cada día.
No con qué lo suplementas, sino lo que comes. La
comida ultraprocesada te promete energía rápida, pero claro, el problema
(12:15):
es que te roba esa energía igual de rápido. Los
productos con envases brillantes, esas listas interminables de ingredientes que
llevan escritas por la parte de detrás y que muchos
son imposibles de pronunciar, no te están ayudando. Hay que
comer comida real para ayudar a nuestro cerebro, la que
no tiene etiquetas, la que viene de la tierra, del mar,
(12:37):
de los árboles, de un huerto. Esa es la comida
que va a alimentar tus células y al mismo tiempo
va a afinar la orquesta cerebral que todos llevamos. Porque
cuando comes bien, estás alimentando tu cuerpo, sí, pero no
solamente eso. Estás encendiendo tu mente de alguna manera. Estás
dándole a tu cerebro la oportunidad de que brille. Y
(13:01):
cuando tu cerebro brilla, obviamente tú lo notas y los
demás también. Te levantas más ligero, piensas con más claridad,
sientes con más intensidad y vuelves otra vez a escuchar
la música de esa orquesta cerebral. Y una cosa importante,
no todos los cerebros necesitan las mismas cosas, no tienen
(13:25):
las mismas necesidades. Si tienes un cerebro espontáneo, de esos
que hemos visto que van saltando de idea en idea,
de esos que tienen mucha energía y mucha creatividad, necesitas
gasolina de alto octanaje, como si fueras un coche.¿ Esto
qué son? Pues dietas ricas en proteínas, Bajas en carbohidratos,
cosas sencillas, huevos, almendras, aguacates, pescado, pollo, chocolate negro, alimentos
(13:51):
ricos en tirosina, que son los que ayudan a tu
cerebro a producir más dopamina. Y cuando eso ocurre, la
mente de este cerebro espontáneo se enfoca y pasa de
ver una foto borrosa a ver una foto en alta definición.
Si tu cerebro es del tipo persistente, es decir, si
(14:11):
tiendes a pensar en bucle, si tiendes a ser metódico, constante,
lo que necesitas es justamente lo contrario. Lo que necesitas
son Carbohidratos complejos. Necesitas triptófano, que están los plátanos. Necesitas
comidas que eleven tu serotonina y que calmen tu mente. Marisco, pavo, batatas, garbanzos, zanahorias, arándanos.
(14:34):
Es como cambiar una tormenta interna por un cielo despejado.
Si tu cerebro es de tipo sensible, es decir, si
tiendes a sentir mucho, si tiendes a observar más y
anticiparte más, lo tuyo es el equilibrio. No puedes comer
ni demasiado de una cosa ni demasiado de otra, ni
(14:56):
demasiada proteína ni demasiado carbohidrato. Tienes que comer un poquito
de todo. Los alimentos picantes, el chocolate negro, van a
liberar endorfinas. Esas endorfinas se van a sentir como un
pequeño chute de bienestar que nos van a ayudar. Un pequeño,
tampoco hay que pasarse con nada. Y si tu mente
(15:16):
es especialmente cautelosa, tu aliado se llama GABA. Esto está
en cosas tan sencillas como el té verde, como las lentejas,
como las bayas, como la carne de pasto o como
los alimentos fermentados. Tenemos, por ejemplo, el chucrut o el kimchi.
Pero todo esto que nos cuenta el libro no va
(15:37):
de dietas milagrosas. Al final de lo que se trata
es de entender que cada decisión que estamos tomando sobre
lo que comemos es una forma de hablarle a nuestro cerebro.
Es una forma de decirle Te cuido y quiero que
estés bien. Y no todo es comer. En el día
a día, cuando el tráfico te atrapa, cuando el correo
(15:59):
no para de llegar, cuando alguien te ha hablado mal
sin motivo, cuando ni siquiera tienes energía para preguntarte por
qué estás haciendo lo que estás haciendo, normalmente lo que
solemos hacer todos es reaccionar en modo automático, en piloto automático.
Nos enfadamos, nos frustramos, nos hundimos un poquito más en
(16:20):
esa nube gris que parece seguirnos a todas partes y
así vamos avanzando con nuestra vida sobreviviendo. Claro, el problema
es que esa nube no está fuera. En realidad la
nube no es el tráfico, ni es el jefe, ni
es la persona que te ha hablado mal. La nube
normalmente la llevas dentro, la llevas en tu propia cabeza.
(16:43):
Y si no la diriges tú, ella se dirige sola
y por lo general no suele elegir bien. Tienes que
aprender a dirigir tu mente de una forma intencionada. Es
probablemente uno de los secretos más poderosos que existen para
vivir mejor. Dirigir tu mente de una forma intencionada. Sé
(17:05):
que suena a eslogan, pero no lo es. No se
trata de que tengas que repetir frases motivacionales delante del espejo,
que si lo haces está muy bien. No se trata
de que finjas que todo va bien cuando no va bien.
No va de eso exactamente lo de dirigir tu mente.
Dirigir tu mente es otra cosa. Es decidir conscientemente cómo
(17:30):
quieres interpretar las cosas que te pasan. No lo que pasa,
que muchas veces no va a depender de ti, sino
cómo miras aquello que te pasa, como te digo siempre.
Mucha gente confunde esto con pensar en positivo, con el
pensamiento positivo, como si a veces bastara con ponerle purpurina
(17:50):
a los problemas y entonces los problemas van a desaparecer.
No es así. Pensar en positivo no es negar que
hay una tormenta encima de nosotros. Es abrir una rendija
en la ventana para que entre un poquito de luz
a pesar de la tormenta. Y cuando esa pequeñita luz entra,
las cosas empiezan a cambiar. La mente es como un
(18:14):
perro sin correa. Si la sueltas,¿ qué hace? Pues se
va corriendo a los arbustos de siempre, ¿no?¿ Cuáles son
los arbustos de siempre para nosotros? La queja, el miedo,
el no soy suficiente. Entonces, si no la entrenas, pues
tu mente no te va a seguir a ti. Tú
vas a seguir a tu mente. Y entonces esa nube
(18:34):
va a crecer, se va a hacer más grande. buena
noticia es que nuestra mente es capaz de ser entrenada.¿
Cómo la entrenamos?¿ Yéndonos al Himalaya?¿ Meditando 10 años? La
mayoría de personas no podemos hacer eso, pero lo que
sí podemos hacer la mayoría de nosotros son una serie
de pequeños actos que si los repetimos durante el suficiente
(18:57):
tiempo van a reescribir la dirección de nuestra atención. Una
de las técnicas más sencillas, por ejemplo, sería lo que
el libro llama el juego de la alegría. El juego
de la alegría viene de la historia de Poliana. Poliana
era una niña que tenía la habilidad de encontrar siempre
(19:19):
algo bueno, algo positivo en cualquier situación que viviera. Suena
muy sencillo, pero es algo que funciona. La próxima vez
que te suceda algo que no te gusta, hayas tenido
una discusión o hayas perdido una oportunidad o simplemente tengas
un mal día, hazte una sola pregunta.¿ Qué hay aquí
(19:42):
en este día tan malo que yo pueda agradecer? Seguro
que hay algo, no tiene por qué ser algo enorme.
Seguramente haya algo mínimo, un gesto, una oportunidad escondida, una
pequeña cosa que te va a alegrar el día. Cuando
haces esto, no estás fingiendo que todo va bien. Simplemente
estás cambiando el foco de las cosas que van mal
(20:04):
a las pocas cosas que a lo mejor van bien.
Pero cambiar el foco también cambia tu mundo interior. Lo
que estás haciendo en realidad es reeducando a tu cerebro,
seas del tipo que seas, para que busque posibilidades en
lugar de concentrarse en las amenazas o en las cosas
que van mal. Y cuando tu mente se entrena para
(20:24):
ver esas posibilidades, todo lo demás se va transformando poquito
a poco. Otra técnica que nos da el libro es
muy sencilla también. De hecho, cuesta creer que llegue a funcionar,
pero funciona. Y se llama ponle un nombre a tu mente.
Un nombre. El autor que popularizó esta idea, por ejemplo,
(20:49):
llamó Germi a la suya.¿ Germi por qué? Porque era
un mapache travieso que tuvo de mascota cuando era niño.¿
Por qué? Porque cuando Germi, esa voz interior negativa, aparecía,
él sabía que no era él. Era solamente Germi hablando.
Y si era Germi, lo podía escuchar y lo podía
(21:12):
mandar callar también. Fíjate qué cosa más sencilla. Darle un
nombre a tu mente crea distancia. Y en esa distancia
hay poder para ti. Porque una cosa es escuchar lo
que tu mente te dice y otra cosa muy distinta
es creerte todo lo que tu mente te dice. Eso
es un error enorme. Así que si quieres probarlo, simplemente
(21:35):
ponle nombre a tu mente. Y la próxima vez que
esa mente empiece a susurrarte que no puedes hacer algo,
que no vales tal, que esto te va a salir mal,
vas a poder responderle. Responderle cómo, pues oye, gracias por
tu opinión, Germi, o como lo quieras llamar, pero hoy
(21:56):
decido yo. Y hay otra práctica que nos da el
libro que a menudo pasamos por alto porque creemos que
la felicidad está en los grandes momentos, en los ascensos,
en los viajes, en los aplausos, pero no, no es así.
La felicidad duradera vive en los detalles. Vive en el
(22:18):
primer sorbo de café de la mañana. Vive en el
olor de la lluvia. Vive en cosas pequeñas. Vive en
la risa inesperada de alguien al que quieres. Vive en
ese sol que atraviesa las persianas por la mañana y
te acaricia la cara. Vive en las cosas pequeñas. Si
cada noche, antes de dormir, haces un repaso rápido de
(22:41):
al menos tres cosas que hayan ido bien en tu día,
solamente tres, a lo mejor dos, incluso una, tu cerebro
va a empezar a afinar su radar. Y cada vez,
sin que tengas que forzarlo, va a encontrar él solito
más motivos para agradecer. Lo estás reentrenando. Y lo que
entrenas crece. Si entrenas la queja, pues va a crecer
(23:05):
la nube que tienes encima. Si entrenas la gratitud, pues
va a crecer otra cosa, va a crecer algo más positivo,
va a crecer la luz. Y cuando agradeces no es
que desaparezcan los problemas, no lo van a hacer, pero
sí que quizás van a perder fuerza, van a perder volumen,
van a dejar de ser una tormenta que te arrastra
y se van a convertir en nubes pasajeras con menor importancia.
(23:30):
Las relaciones humanas. También habla el libro de las relaciones humanas,
las de verdad, las que se construyen con paciencia, con
presencia y con cariño. Esas relaciones humanas son probablemente el
mejor predictor que tenemos de una vida feliz. Y no
lo dice solamente el libro, lo dicen décadas de investigación científica.
Hay muchísimos estudios muy serios, muy rigurosos, muy fríos, pero
(23:55):
que dejan claro que las relaciones humanas son de las
cosas más importantes que tenemos en la vida y las
que más influyen en la felicidad. En 2016, un meta-análisis publicado
en el American Journal of Psychiatry confirmó algo que en
el fondo todos sabemos. que trabajar en cómo nos relacionamos
con los demás no solamente mejora nuestro estado de ánimo,
(24:18):
sino que también puede prevenir y puede aliviar cosas como
la depresión, la ansiedad o cualquier trastorno psicológico que podamos pensar.
No estamos hablando de una cosa sin importancia. Estamos hablando
de salud mental. Estamos hablando de conservar nuestra energía vital.
(24:41):
Y lo que más influye en esa energía vital no
va a ser ni tu cuenta corriente ni cuántos títulos
cuelgan en tu pared. Tampoco si tu coche tiene o
no tiene los asientos de cuero o tiene más caballos
o menos. Lo que más va a influir en tu
felicidad son tus vínculos, tu red con otras personas, tu
red con otras personas con las que caminas en la vida. Pero, claro,
(25:08):
las relaciones sanas no son algo que se construya solo.
No basta con querer mucho, no basta con darlas por hecho.
Lo que hay que hacer es cultivarlas. Y eso requiere
algo que no suele aparecer normalmente, responsabilidad. La primera gran
(25:31):
responsabilidad es entender que tu felicidad no depende de nadie
más que de ti. Que nadie va a venir a salvarte,
que nadie está obligado a hacerte sentir bien. Eso es
muy importante. Hay un escritor que se llama Dennis Pryor
(25:52):
que lo explica con una imagen perfecta. Culpar a tu
pareja por tu infelicidad es como culpar al termómetro de
que haga frío. No tiene sentido. El termómetro no tiene
la culpa de que haga frío ni de que haga calor.
Solamente refleja lo que hay ahí fuera. Y cuando lo piensas,
tiene todo el sentido del mundo. Si entregas el control
(26:14):
de tu bienestar a otra persona, vas a vivir en
una montaña rusa emocional. Si subes a montaña rusa, sonríes.
Si baja, frunces el ceño. Tu paz va a depender
de señales externas, como si esas señales externas fueran algo
así como semáforos que deciden si puedes o no estar
(26:36):
bien tú. No tiene sentido vivir así. Pero cuando tomas
la decisión de ser tú quien conduce tu estado interno,
las cosas cambian y entonces la pregunta ya no es¿
por qué esta persona no me hace feliz? La pregunta
pasa a ser¿ qué puedo hacer yo hoy para sentirme
(26:57):
mejor y para aportar algo bueno a esta relación? Tomar
la responsabilidad en primera persona. En primera persona. No hace
falta un ramo de flores, no hace falta una cena
a la luz de las velas cada semana tampoco. A
veces basta simplemente con tener un tono más amable, con
(27:21):
hacer un silencio en lugar de hacer una crítica. A
veces basta con mostrar una sonrisa donde antes iría un reproche.
Son pequeñas cosas, pequeños gestos. Pero esos pequeños gestos son
como gotitas de agua que con el tiempo van llenando
un vaso entero. La segunda gran clave que nos da
(27:41):
el libro es entrenar nuestra mirada. además de la responsabilidad,
entrenar nuestra mirada. Porque siempre hay cosas que no nos
gustan de la otra persona. Defectos, manías, rarezas, siempre. Pero
también hay luz en la otra persona. Hay gestos, hay
pequeños actos que pasan desapercibidos.¿ Por qué? Pues porque nuestra atención,
(28:04):
si no la entrenamos, va a tender a enfocarse en
aquello que falta, no en lo que ya está ahí.
Próxima vez que sientas ganas de lanzar una crítica a alguien,
haz una pausa antes. Respira y pregúntate,¿ decir esto va
(28:24):
a construir o va a erosionar la relación que tengo
con esta persona? La mayoría de las veces, si somos honestos,
la respuesta es bastante clara. Va a erosionar la relación.
Hay estudios que han contado literalmente cuántas interacciones positivas y
negativas tienen las parejas que duran en el tiempo.¿ Sabes
(28:49):
cuál es esa proporción mágica? 5 a 1. Por cada interacción negativa...
Tendría que haber cinco positivas. Cinco gestos de cuidado, cinco
gestos de atención, por ejemplo. Eso sería una interacción positiva.
Es una especie de ritmo que mantiene afilada esa relación
(29:10):
cuando la vida desafina.¿ Hacen falta fuegos artificiales?
Speaker 3 (29:15):
No.
Speaker 2 (29:16):
Hacen falta cenas de película?
Speaker 3 (29:18):
No.
Speaker 2 (29:19):
Hacen falta sorpresas espectaculares?
Speaker 3 (29:21):
No.
Speaker 2 (29:21):
Lo que de verdad importa es que alguien te llene
el depósito del coche sin decírtelo, por ejemplo. O que
te escuche sin interrumpir. O que se ponga esa camisa
que le has regalado porque sabe que a ti te
gusta aunque a él o a ella no le guste.
Alguien que te envíe un mensaje, aunque sea corto, y
(29:42):
que te diga que está ahí para lo que necesites.
Son pequeños detalles, muchos de ellos invisibles a primera vista,
pero nos dice el libro que son la base sobre
la que se va a construir todo lo demás. Los
grandes amores no se miden por los grandes gestos, sino
por la suma diaria de pequeños actos de presencia. Pero
(30:05):
esto no aplica solamente a las parejas, esto aplica a
los amigos, a los familiares, a los compañeros de trabajo,
incluso aplica con desconocidos. Nuestra salud emocional no puede florecer
en la soledad absoluta. Florece cuando hay contacto humano, cuando
nos sentimos vistos, cuando sabemos que le importamos a alguien.
(30:28):
Así que no esperes a que las relaciones importantes en
tu vida se cuiden solas. No puedes delegar tu felicidad
en los demás tampoco. No des por sentado nunca el
afecto que te tienen los demás. Cuídalo, aliméntalo como una planta.
Nos dice el libro también que la felicidad no está
(30:50):
escondida en algún rincón del pasado esperando a que vuelvas
al pasado a encontrarla. Es imposible además. Tampoco la vas
a ver agazapada en un futuro perfecto que nunca va
a terminar de llegar porque nunca nada es perfecto al 100%.
La felicidad de verdad, la que no depende de las circunstancias,
(31:10):
se esconde aquí, como te digo siempre, en este instante,
justo donde estás ahora. Una cosa es decirlo, lo sé,
y otra muy distinta es vivirlo. Avanzar no siempre es fácil.
A veces la vida es complicada y nos sentimos que
estamos en medio de un cruce de caminos y que
no hay señales, no tenemos mapa, no tenemos brújula. Y
(31:34):
en ese momento en el que piensas que estás tú
y tu mente, pues te surge la gran pregunta de¿
ahora qué?¿ Hacia dónde camino?¿ Hacia dónde voy?¿ Hacia dónde avanzo?¿
Me siento perdido? No vas a encontrar la respuesta ni
en ningún libro, ni en nada, ni en Instagram, desde luego.
(31:54):
No la vas a encontrar en ningún sitio, porque la
respuesta está en ti, la respuesta está en tus valores
y está en tu propósito. En eso que va a
seguir firme en tu interior, pase lo que pase. Aquí
es donde el libro nos presenta una herramienta que es
sencilla pero transformadora. Lo llama el One Page Miracle o
(32:16):
simplemente OPM, el milagro de una página. No necesitas ser
un monje tibetano para usar esto. Necesitas solamente una hoja
en blanco. Seguro que la tienes por ahí. Bueno, una
hoja en blanco y necesitas también la valentía de ser
brutalmente honesto contigo mismo. El OPM consiste en condensar en
una sola página quién eres y hacia dónde quieres ir.
(32:39):
Una página que te va a servir como brújula cada
vez que la vida te ponga a prueba. Cuando el
camino se nuble, cuando no tengas claridad, cuando la mente
se llene de ruido, vuelves a esa página y esa
página es tu norte. Claro, para hacer esto lo primero
que tienes que identificar son tus valores fundamentales. Tus valores fundamentales. Ojo,
(33:01):
un matiz importante. Tus valores no son lo que debería importarte.
Tampoco son lo que te han enseñado a repetir sin pensar.
Tus valores son lo que de verdad te importa a ti.
Lo que de verdad te sostiene cuando todo lo demás
se cae.¿ Cómo llegas a ellos? Pues piensa en cuatro
(33:23):
áreas esenciales de tu vida. El área biológica, el área psicológica,
el área social y el área espiritual. En la parte
biológica estamos hablando de tu cuerpo, de tu energía y
de tu salud.¿ Cuáles son tus valores en este área?
Puede ser que valores la vitalidad, la fuerza, la longevidad.
(33:45):
En la parte psicológica, ahí pasamos al mundo interior.¿ Qué
valoras ahí? Creatividad, libertad, autenticidad, amor propio, serenidad, no sé.
Pasamos a la parte social. Ahí entran tus vínculos.¿ Qué valoras?¿
Cuáles son los valores a nivel social? Amistad, familia, comunidad,
conexión con los demás, lo que sea. Y en la
(34:07):
parte espiritual, que no tiene por qué ser religiosa, hablamos
de esa dimensión más profunda que todos tenemos.¿ Qué valoras
en esa dimensión? Humildad, gratitud, aceptación, trascendencia, conexión con algo
más grande que uno mismo, lo que sea. Tienes que
definir tus valores en esas cuatro áreas. Si no sabes
(34:29):
por dónde empezar, hay un truco que te puede funcionar
muy bien. Piensa en tus héroes, no en los héroes
de las películas, en las personas a las que admiras,
en esas personas que han influido en ti de alguna
manera alguna vez. Alguien que admiras en silencio. Y pregúntate
qué valores está representando esa persona. Porque lo que admiras
(34:52):
en otras personas muchas veces es lo que tu propia
alma te está pidiendo que expreses en el mundo. Después
de identificar tus valores llega el momento de descubrir tu propósito.
Te he hablado de esto mil veces. Tienes que frenarte,
parar un segundo, porque la palabra propósito a veces nos impone,
(35:15):
nos suena a algo grandioso, nos suena a algo inalcanzable, ¿verdad?
Como si un propósito siempre tuviera que ser salvar al
mundo o fundar una empresa que cambie la historia de
la humanidad. Pero no, tu propósito no tiene por qué
ser algo espectacular para ser algo importante. Tu propósito es
simplemente esa razón íntima que da sentido a tu historia.
(35:40):
Es esa fuerza que te va a hacer levantarte incluso
cuando no te apetece. Es aquello que, aunque nadie más entienda,
para ti es importante.¿ Cómo descubrimos nuestro propósito? Haciéndonos preguntas.¿
Qué te apasiona hacer incluso cuando nadie te aplaude?¿ Qué
(36:01):
harías gratis?¿ Para quién lo harías?¿ Puedes transformar alguna de
tus heridas en una forma de ayudar a otras personas?¿
Qué necesitan los demás de ti que tú ya tienes
para ofrecerles?¿ Cómo cambia la gente cuando tú pasas por
sus vidas? Hay muchas preguntas así. La más potente quizás.
(36:23):
Cuando ya no estés, cuando te mueras,¿ cómo quieres que
te recuerden? El propósito no siempre te va a gritar.
A veces te susurra. Y para escucharlo hace falta silencio,
hace falta honestidad y hace falta mucho valor también. No
te va a servir de nada saber quién eres si
no sabes hacia dónde tienes que caminar. Por eso el
(36:45):
One Page Miracle, el OPM, es una herramienta muy práctica
porque vas a escribir metas específicas en cada una de
esas cuatro áreas.¿ Cuáles son tus metas a nivel biológico,
a nivel psicológico, a nivel social y a nivel espiritual?
Metas que no tienen que ser vagas ni aspiraciones etéreas,
sino caminos con forma y dirección. Por ejemplo, si uno
(37:09):
de tus valores biológicos es la vitalidad, a lo mejor
uno de tus objetivos es mantenerte física y mentalmente fuerte
durante muchos años.¿ Cómo se traduce eso en acciones para
el día a día? Moverte, cuidar tu descanso, nutrirte bien.
Otro ejemplo, si uno de tus valores espirituales es la trascendencia,
(37:32):
quizás tu objetivo, uno de tus objetivos, sea proteger el planeta,
cultivar la gratitud, dejar un legado significativo. Si uno de
tus valores sociales es la empatía, pues a lo mejor
tu objetivo o uno de ellos puede ser cuidar conscientemente
tus relaciones más importantes. A lo mejor tienes que llamar
más a tus amigos, tienes que escucharles más y hablar menos,
(37:57):
cultivar tus vínculos verdaderos. Y si uno de tus valores
psicológicos es la libertad emocional, pues quizás tu meta o
una de ellas puede ser aprender a gestionar tus pensamientos,
aprender a gestionar tus emociones con inteligencia en lugar de
verte arrastrado por esos pensamientos o por esas emociones todo
(38:17):
el tiempo. En fin, cuando termines, vas a tener en
tus manos una sola página que idealmente lo que va
a hacer es resumir las cosas que de verdad te
importan y plantearte un mapa o una ruta de hacia
dónde quieres ir. Y esa página no es un adorno,
esa página va a ser tu brújula. Va a ser
tu brújula. La felicidad no es una meta lejana, no
(38:40):
está en el pasado que no vuelve, no está en
un futuro que no puedes controlar. La felicidad vive en
este instante, en este preciso momento y se fortalece cada
vez que alineas lo que haces con lo que de
verdad te importa. No con lo que le importa a
los demás, sino con lo que de verdad te importa
a ti. cuando a tus pasos los guían tus valores,
(39:04):
cuando tu propósito está claro, cuando tus metas tienen dirección,
el cruce de caminos deja de darte miedo. Ese silencio
incómodo se convierte en una oportunidad. Esa pregunta de ahora
qué hago se transforma en aquí estoy y sé hacia
dónde voy. Bueno, espero que este episodio te haya inspirado
(39:27):
y que te lleves al menos una idea que puedas
poner en marcha hoy mismo. Y si quieres seguir profundizando
en todo esto, déjame contarte que hace unos días he
lanzado el volumen 1 de mi nueva colección de libros. Se
llama« Secretos para vivir mejor. Volumen 1». Es un compendio de ideas,
es un compendio de herramientas prácticas para que puedas aplicarlas
(39:50):
en tu día a día y empezar a dar pasos
reales hacia esa vida que deseas. Lo tienes ya disponible
en Amazon y te dejo el enlace directo en la
descripción de este episodio para que le puedas echar un
vistazo sin compromiso. Gracias de verdad por estar al otro lado.
Si este episodio te ha aportado algo de valor, compártelo
(40:10):
con alguien que a quien también pueda ayudar. Suscríbete al canal,
por supuesto, y sigue al podcast en Instagram. Y si
alguna vez te apetece apoyar este proyecto con un café virtual,
también puedes hacerlo muy fácilmente a través de PayPal o
de transferencia. Te dejo todos los detalles en la descripción.
(40:31):
Y ahora sí, me despido. Un fuerte abrazo y hasta
la próxima.