Escrito por el maestro Samael Aun Weor
Narración por Parsifal Flores Aguila
https://www.facebook.com/audiolibrosgnosticosEn el trabajo esotérico relacionado con la eliminación de los elementos indeseables
que cargamos en nuestro interior, surge a veces el fastidio, el cansancio y el aburrimiento.
Incuestionablemente necesitamos volver siempre al punto de partida original y
revalorizar los fundamentos del trabajo psicológico, si es que de verdad anhelamos un
cambio radical.
Amar el trabajo esotérico es indispensable cuando de verdad se quiere una
transformación interior completa.
En tanto no amemos el trabajo psicológico conducente al cambio, la reevaluación de
principios resulta algo más que imposible.
Sería absurdo suponer que pudiésemos interesarnos por el trabajo, si en realidad no
hemos llegado a amarle.
Esto significa que el amor es inaplazable cuando en una y otra vez tratamos de
revalorizar fundamentos del trabajo psicológico.
Urge ante todo saber qué es eso que se llama conciencia, pues son muchas las
gentes que nunca se han interesado por saber nada sobre la misma.
Cualquier persona común y corriente jamás ignoraría que un boxeador al caer
noqueado sobre el ring pierde la conciencia.
Es claro que al volver en si, el desventurado púgil adquiere nuevamente la conciencia.
Secuencialmente cualquiera comprende que existe una clara diferencia entre la
personalidad y la conciencia.
Al venir al mundo todos tenemos en la existencia un tres por ciento de conciencia y un
noventa y siete por ciento repartible entre subconciencia, infraconciencia e inconsciencia.
El tres por ciento de conciencia despierta puede ser acrecentada a medida que
trabajemos sobre sí mismos.
No es posible acrecentar conciencia mediante procedimientos exclusivamente físicos
o mecánicos.
Indubitablemente la conciencia solamente puede despertar a base de trabajos
conscientes y padecimientos voluntarios.
Existen varios tipos de energía dentro de nosotros mismos, debemos comprender:
Primera.- energía mecánica. Segunda.- energía vital. Tercera.- energía psíquica. Cuarta.-
energía mental. Quinta.- energía de la voluntad. Sexta.- energía de la conciencia. Séptima.-
energía del espíritu puro
Por mucho que multiplicáramos la energía estrictamente mecánica, jamás lograríamos
despertar conciencia.
Por mucho que incrementáramos las fuerzas vitales dentro de nuestro organismo,
nunca llegaríamos a despertar conciencia.
Muchos procesos psicológicos se realizan dentro de sí mismos, sin que por ello
intervenga para nada la conciencia.
Por muy grandes que sean las disciplinas de la mente, la energía mental no logrará
nunca despertar los diversos funcionalismos de la conciencia.
La fuerza de la voluntad aunque fuese multiplicada hasta el infinito no consigue
despertar conciencia.
Todos estos tipos de energía se escalonan en distintos niveles y dimensiones que
nada tienen que ver con la conciencia.
La conciencia sólo puede ser despertada mediante trabajos conscientes y rectos
esfuerzos.
El pequeño porcentaje de conciencia que la humanidad posee, en vez de ser
incrementada suele ser derrochado inútilmente en la vida.
Es obvio que al identificarnos con todos los sucesos de nuestra existencia
despilfarramos inútilmente la energía de la conciencia.
Nosotros deberíamos ver la vida como una película sin identificarnos jamás con
ninguna comedia, drama o tragedia, así ahorraríamos energía concientiva.
La conciencia en sí misma es un tipo de energía con elevadísima frecuencia vibratoria.
No hay que confundir a la conciencia con la memoria, pues son tan diferentes la una
de la otra, como