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October 8, 2025 19 mins
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Speaker 2 (00:00):
Hola,¿ qué tal amigos? Bienvenidos a este podcast Leer para Viajar.
Estamos leyendo en este momento el libro Mi Lucha. Espero
que les guste. Recuerden que este libro lo estamos leyendo
por temas culturales, temas históricos y no compartimos ninguna ideología

(00:21):
ni nada que incite a la violencia. Simplemente leemos este
libro por temas históricos. Continuamos con el capítulo La Guerra Mundial.
Nada me había contristado tanto en los agitados años de
mi juventud como la idea de haber nacido en una

(00:41):
época que parecía elegir sus templos de gloria exclusivamente para
comerciantes y funcionarios. Las fructaciones de la historia universal daban
la impresión de haber llegado a un grado de tal
aplacamiento que bien podía creerse que el futuro pertenecía realmente
solo a la competencia pacífica de los pueblos, o lo

(01:02):
que es lo mismo, a una tranquila y mutua ratería
con inclusión métodos violentos de defensa. Los diferentes estados iban
asumiendo cada vez más el papel de empresas que se
socavaban recíprocamente y que también recíprocamente se arrebataban clientes y pedidos,
tratando de aventajárselos los unos a los otros por todos

(01:24):
los medios posibles y todo esto en medio de grandes
e inofensivos aspavientos. Semejante evolución no solamente parecía persistir, sino
que por recomendación universal debía también en el futuro transformar
el mundo en un único gigantesco bazar en cuyos halls

(01:45):
se coloarían como signos de la inmortalidad las esfigies de
los especuladores más refinados y de los funcionarios de administración
más decidiosos. De vendedores podían hacer los ingleses, de administradores
los alemanes y de propietarios no otros, por cierto, que
los judíos.¿ Por qué no nací unos 100 años antes? Dejé

(02:10):
ahora en la época de las guerras libertarias, en que
el hombre valía realmente algo, aún sin tener un negocio.
Cuando en Munis se difundió la noticia del asesinato del
archiduque Francisco Fernando, estaba en casa y oí solo vagamente
lo ocurrido. Me invadió en el primer momento el temor

(02:32):
de que tal vez el plomo homicida procediese de la
pistola de algún estudiante alemán que, irritado por la constante
labor de esclavización que fomentaba el heredero del trono austriaco,
hubiese intentado salvar al pueblo alemán de aquel enemigo interior.
No era difícil imaginarse cuál hubiera podido ser la consecuencia

(02:54):
de esto, una nueva era de persecuciones que para el
mundo entero hubiera sido justificadas y de fundado motivo. Pero
cuando poco después me enteré del nombre de los supuestos
autores del atentado y supe además que se trataba de
elementos serbios, me sentí sobrecogido de horror en la realidad

(03:15):
de esa venganza del destino insondable. El amigo más grande
de los slaos cayó bajo el plomo de un fanático slao.
El que en los años anteriores el atentado hubiese tenido
ocasión de estudiar detenidamente el estado de las relaciones entre
Austria y Serbia, no podía dudar ni un instante de

(03:37):
que la piedra había empezado a rodar y que ya
era imposible detenerla. Es injusto hacer pesar hoy críticas sobre
el gobierno bienes de entonces acerca de la forma y
del contenido de su ultimátum a Serbia. ningún poder en
el mundo hubiese podido obrar de otro modo. en igualdad

(03:57):
de circunstancias y condiciones. Austria tenía en su frontera sudeste
un irreconciliable enemigo que provocaba sistemáticamente a la monarquía de
Luxemburgo y que no habría cejado jamás hasta encontrar el
momento preciso para la ansiada destrucción del imperio astrohúngaro. Había

(04:17):
sobrada razón para suponer que el caso se produciría a
más tardar con la muerte del viejo emperador Francisco José.
Evidentemente es injusto atribuirle a los círculos oficiales de Viena
el haber instado a la guerra, pensando que quizá se
hubiera podido evitar todavía. Esto ya no era posible, cuando

(04:39):
más se había podido aplazar por uno o dos años,
pero en este residía precisamente la maldición que pesaba sobre
la diplomacia alemana y también sobre la austriaca. que siempre
tendía a dilatar las soluciones inevitables para luego verse obligado
a actitudes decisivas en el momento menos oportuno. Puedes estar

(05:00):
seguro de que una nueva tentativa para salvar la paz
habría conducido tan solo a precipitar la guerra seguramente en
una época todavía más desfavorable. La socialdemocracia se había empeñado
desde decenios atrás en realizar la más infame agitación belicosa
contra Rusia y el partido católico. Había hecho del Estado austriaco,

(05:23):
por razones de índole religiosa, el punto de referencia capital
de la política alemana. Por fin había llegado el momento
de soportar las consecuencias de tan absurda orientación. Lo que vino,
debió venir fatalmente. El error del gobierno alemán deseando mantener
la paz a toda costa, fue el de haber dejado

(05:44):
pasar siempre el momento propicio para tomar la iniciativa, aferrado
como estaba a su política alicista con la que creía
servir a la paz universal y que a la postre
la condujo únicamente a ser la víctima de una coalición
mundial que, a su ansia de conservar la paz, opuso
una inquebrantable decisión de ir a la guerra. estalló una

(06:07):
gigantesca lucha libertaria gigantesca como ninguna otra en la historia
apenas hubo comenzado la fatalidad cuando en la gran masa
del pueblo la persuasión de que esta vez no iba
a tratarse de la suerte aislada de Serbia o de
Austria sino de existencia de la nación alemana dos ideas

(06:29):
pasaron por mi mente cuando la noticia del atentado de
Sarajevo se había difundido en Múnich Primero, que la guerra
sería el fin inevitable y segundo, que al estado de
los Habsburgo no le quedaba otro recurso que mantener en
pie el pacto de alianza con Alemania. Pues lo que
siempre yo más había temido era la posibilidad de que

(06:50):
un día la misma Alemania resultase envuelta en un conflicto,
quizás justamente debido a ese pacto, pero sin que Austria
fuese la causante directa, de modo que el estado austriaco,
por razones de política interna, hubiese carecido de la energía
suficiente para adoptar la decisión de respaldar a su aliado.

(07:10):
La mayoría eslava del imperio astrohúngaro hubiera comenzado inmediatamente a
sabotear un propósito tal y hubiese preferido en todo caso
precipitar la rutina del estado antes que presentarle a su
aliado el concurso a que se hallaba obligado. En aquella
desgracia ocasión tal peligro estaba eliminado. La vieja Austria debía

(07:33):
entrar en acción queriendo o sin quererlo. Mi criterio personal
en cuanto al conflicto era claro y sencillo. Para mí
Austria no se empeñaba por obtener una satisfacción por parte
de Serbia, sino que al arrastrar consigo a la nación alemana,
la obligaba a luchar por su existencia, por su autonomía
y por su porvenir. La obra de Bismarck debía ponerse

(07:56):
a prueba. Aquello que nuestros abuelos habían alcanzado en las
batallas de Winsenburgo, Sedan y París, A costa de heroico
sacrificio de su sangre, tenía que lograrlo ahora de nuevo
el joven Reich alemán. Coronada victoriosamente la lucha, nuestra nación
habría vuelto a colocarse por virtud de sus pujanzas exteriores

(08:20):
en el círculo de las grandes potencias. Solo entonces podría
Alemania constituirse en un poderoso baluarte de la paz, sin
tener que restringir a sus hijos el pan cotidiano por
amor a la paz universal. El 3 de agosto de 1914 presenté

(08:41):
una solicitud directa ante SM el rey Luis III de Baviera,
pidiéndole la gracia de ser incorporado a un regimiento bávaro.
Seguramente la cancillería del gabinete tenía mucho que hacer en
aquellos días, por eso fue mayor aún mi alegría cuando
a la mañana siguiente me era dado recibir la noticia

(09:01):
de mi admisión. Debía, pues comenzar para mí, como por
cierto para toda alemán, la época más sublime e inolvidable
de mi vida. Ahora, ante los sucesos de la gigantesca lucha,
todo lo pasado debía hundirse en el seno de la nada.
Y llegó el día en que partimos de Munich rumbo

(09:22):
al frente para cumplir con nuestro deber. Así vi por
primera vez el ring. cuando a lo largo de su
apacible corriente nos dirigíamos al oeste, a defender a la
ambición del enemigo secular el río de los ríos alemanes.
Después en Flandes, marchando silenciosamente a través de una noche

(09:43):
fría y húmeda y cuando empezaba a disiparse las primeras
brumas de la mañana, recibimos de súbito el bautismo de fuego.
Los proyectiles que silbaban sobre nuestras cabezas caían en medio
de nuestras filas azotando el mojado suelo. Pero antes de
que la ráfaga mortífera hubiera pasado, un hurra de 200 gargantas

(10:04):
salió al encuentro de esos primeros mensajeros de la muerte.
Es muy posible que los voluntarios del regimiento Leeds aún
no hubiesen aprendido a combatir, pero a morir sí habían
aprendido y morirán como viejos soldados. Este fue el comienzo
y así continuó años tras años, mas lo romántico de

(10:25):
la guerra fue reemplazarlo por el horror de las batallas.
Poco a poco decayó el entusiasmo y el terror a
la muerte ahogó el júbilo exaltado de los primeros tiempos.
Había llegado la época en que cada uno se debatía
entre el instinto de la propia conservación y el imperativo
del deber. Tampoco yo debí quedar exento de esa lucha interior.

(10:48):
Siempre que la muerte acosaba, un algo indefinible pugnaba por
revelarse en el individuo, presentándose ante la debilidad humana como
la voz de la razón y no siendo en verdad
más que la tentación de la cobardía que, disfrazada así,
intentaba doblegar al hombre. Pero cuando más se empeñaba ese impulso,

(11:10):
aconsejando rehuir el peligro y cuando más insistentemente trataba de seducir,
tanto más vigorosa era la reacción del individuo en el que,
después de larga pugna interior, acababa por imponerse la conciencia
del deber. Ya en el invierno de 1915-1916 había yo
definido íntimamente el problema. La entereza lo había dominado todo

(11:36):
y así como en los primeros tiempos fui capaz de
lanzarme jubiloso y riendo al asalto, ahora mi estado de
ánimo era sereno y resuelto. Lo perdurable era precisamente esto,
el destino podía, pues ahora someternos a las más severas
pruebas sin que nos fallasen los nervios ni perdiéramos la razón.
El joven voluntario se transformó en veterano. La misma evolución

(12:00):
se había operado en todo el ejército alemán, experimentado y
recio por virtud del eterno batallar. Ahora, después de dos
y tres años de lucha constante, saliendo de una batalla
para entrar en otra, siempre combatiendo contra un adversario superior
en número y armamento, sufriendo hambre y soportando privaciones de

(12:21):
todo género, había llegado la hora de probar la eficacia
de aquel ejército único. Transcurrirán milenios y jamás se podrá
cantar el heroísmo sin dejar de rememorar el ejército alemán
de la gran guerra. Descorriendo el velo del pasado, emergerá
siempre la visión del frente ferreo, de los grises cascos

(12:42):
de acero frente inquebrantable, firme monumento de inmortalidad, y mientras
haya alemanes, nunca olvidarán que aquellos héroes fueron hijos de
la patria alemana. Entonces era yo soldado y no quise
hacer política, pues tampoco el momento era realmente a propósito
para ello. Sin embargo, no pude menos que formar criterio

(13:03):
con respecto de ciertos hechos que afectaban a toda la
nación y que particularmente debía interesarnos a nosotros los soldados.
Fue un error incalificable en los primeros días de agosto
de 1914 el haber tratado de identificar al obrero alemán con
el marxismo. En aquel momento el obrero alemán estaba ya
desligado de las garras de esa ponzoña. Se tuvo sin

(13:27):
embargo la candidez de afirmar que el marxismo se había
hecho nacional. El marxismo, cuyo supremo objetivo es y será
siempre la destrucción de todo Estado nacional no judío, debió
ver con horror que el mes de julio de aquel
año el proletariado alemán al cual tenía acogido en la
red despertó para ponerse hora por hora con creciente celeridad

(13:52):
al servicio de la patria En pocos días quedó desvanecida
toda la apariencia de ese infame engaño al pueblo y
de un momento a otro la banda de dirigentes judíos
vio se sola y abandonada, como si no existiera huella
del absurdo y del desvarío que infiltraron en la psicología
de las masas durante 60 años. Fue un instante sombrio para

(14:16):
los defraudores de la clase obrera del pueblo alemán. Pero
tan pronto como esos dirigentes se percataron del peligro que corría,
cubriéndose hasta las narices con el manto de la mentira
y fingieron participar de la exaltación cívica nacional. Había llegado
el momento de arremeter contra toda la fraudulenta comunidad de

(14:38):
esos judíos envenenadores del pueblo. El deber de un gobierno
celoso de su misión hubiera sido al ver que el
obrero alemán se sentía reincorporado a la nacionalidad. acabar despiadosamente
con los agitadores que minaban la estabilidad de la nación
ya que en el frente de batalla rendían el tributo
de su vida los mejores elementos de la patria lo

(15:00):
menos que en retaguardia se debía hacer era exterminar a
las abandijas venenosas pero en el lugar de eso fue
el mismo emperador Guillermo II quien tendió la mano a
los criminales de siempre e hizo que esos perfidos de
la nación tuviesen la oportunidad de recapacitar y de cohesionarse

(15:22):
toda concepción ideológica sea de un índole religiosa o político
es difícil a veces establecer límite en esto lucha menos
en sentido negativo por la destrucción del mundo de ideas
del adversario que en sentido positivo para imponer el suyo
propio su lucha en estas condiciones es más un ataque
que una defensa Desde luego, lleva ya ventaja por el

(15:44):
simple hecho de precisar su objetivo que representa el triunfo
de la propia idea, en tanto que en el caso contrario,
solo muy difícilmente pueda determinarse a punto fijo cuando es
dado considerar como cosa hecha y segura la finalidad negativa
de destruir una doctrina opuesta. Todo intento de combatir una

(16:05):
tendencia ideológica por medio de la violencia está predestinado al fracaso,
a menos que la lucha no haya asumido el carácter
de agresión en pro de una nueva concepción espiritual. Sólo
cuando están en abierta lucha dos ideologías, puede el recurso
de la fuerza bruta, empleada con persistencia y sin contemporización alguna,

(16:27):
lograr la decisión a favor de la parte a la
cual sirve. He aquí por qué fracasó siempre la lucha
contra el marxismo. Esa fue también la razón por la
que falló y debió fallar a la postre la legislación
antisocialista en Birman. Se carecía de la plataforma de una
nueva concepción ideológica por cuyo éxito se habría podido empeñar

(16:49):
la lucha. Pues aquello de que la farsa de una
llamada autoridad del Estado o el lema tranquilidad y orden
constituía la base apropiada para impulsar ideológicamente una lucha de
vida o muerte no podía caber en la proverbia sabiduría
de los altos funcionarios ministeriales. En 1914 hubiera sido realmente factible

(17:12):
una acción eficaz contra la socialdemocracia, pero la falta absoluta
de un sustituto práctico hacía dudar sobre el tiempo que
habría podido mantenerse la lucha. En este orden era enorme
el vacío existente. Muchos antes de la guerra tenía yo
esta opinión y por eso no pude decidirme y enrolarme

(17:34):
en ninguno de los partidos políticos militantes. En el curso
de los sucesos de la guerra se consolidó mi criterio
gracias a la aprobada imposibilidad de empeñar resueltamente la lucha
contra la socialdemocracia. Lucha para la cual hubiera sido menester
un movimiento de opinión que fuese algo más que un
simple partido parlamentario. Ante mis camaradas íntimos expuse claramente mi

(18:00):
modo de pensar sobre esta cuestión. Por primera vez surgió
entonces en mi mente la idea de que un día
me ocuparía tal vez de política. Y este fue justamente
el motivo por el cual yo reiteraba en el pequeño
círculo de mis amigos el propósito de que, pasada la guerra,
actuaría como orador político sin perjuicios de atender a mi

(18:21):
trabajo profesional. Bueno amigos, hasta aquí llegó este pequeño capítulo.
Recuerden y repito que estos libros, como es mi lucha,
es un libro muy polémico y lo leemos con temas culturales,
educativos e históricos. Los que quieran apoyar mi canal me

(18:46):
pueden escribir al correo jason.beltran84.com jason con j y una s.
Lo pueden hacer también por medio de Paypal. Si desean
que más adelante al terminar este leamos algún libro de
su agrado me pueden escribir también al correo y apenas

(19:09):
terminemos este libro continuamos con el que ustedes sugieran. Gracias
y hasta la próxima.
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