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October 3, 2025 33 mins
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Speaker 2 (00:00):
hola amigos bienvenidos a leer para viajar así me encuentran
en todas las plataformas de audio en youtube ya no
están disponibles los audiolibros ya que los canales que he
creado me los han cerrado por el libro mi lucha
que estamos leyendo en este momento aunque en los canales
nuevos que empecé en esos canales no subí este libro

(00:25):
que estamos leyendo y aún así me cerraron los canales
entonces no voy a volver a abrir un canal en
youtube espero me sigan acá en spotify en todas las
plataformas de audio si desean aportar a este proyecto de
audiolibros lo pueden hacer a través de paypal y la
información la encuentran en mi correo Ahí me pueden escribir

(00:52):
y también me pueden comentar qué otros libros desean que
siga leyendo y también los comentarios de cómo les ha
parecido este tipo de lecturas. Continuamos con la lectura del
libro Mi Lucha. En la primavera de 1912 me trasladé definitivamente
a Múnich, una ciudad alemana, que a diferencia de Viena,

(01:12):
me descomponía la sola idea de pensar lo que era
aquella Babilonia de razas. En Múnich, el modo de hablar
era muy parecido al mío y me recordaba la época
de mi juventud, especialmente al conversar con gente de la
Baja Baviera. Había pues mil cosas que me eran o
que se me hicieron queridas y apreciadas, pero lo que

(01:34):
más me subyugó fue el maravilloso enlace de fuerza nativa
con el fino ambiente artístico de la ciudad, es decir,
eso que se puede observar en la perspectiva única que
se ofrece desde la Hombra Harbour al Odeon y desde
la pradera de Osterberfet a la Pinacoteca, etc. Y si

(01:55):
hoy tengo predilección con Múnich como en ningún otro lugar
en el mundo, es sin duda porque esa ciudad está
indesolablemente ligada a la evolución de mi propia vida. Aparte
de la práctica de mi trabajo cotidiano, en Múnich volvió
a interesarme sobre todo el estudio de los sucesos políticos

(02:16):
de actualidad y particularmente aquellos relacionados con la política externa,
estos últimos considerados a través de la política alicista alemana
con Austria e Italia, que ya desde mi permanencia en
Viena era conceptuada por mí como un total error. En Austria,
los únicos partidarios de la idea de la alianza eran

(02:37):
los hamburgos y los astroalemanes. Los hamburgos, por frío cálculo
y necesidad, y los alemanes de allá por buena fe
y por ingenuidad política. Por buena fe, porque creían... que
con la triple alianza se le prestaría al Reich alemán
en sí un gran servicio, contribuyendo a garantizar su seguridad

(02:58):
y su potencia, por ingenuidad política, porque no solamente su
esperanza era irrealizable, sino porque, por el contrario, cooperaba más
bien con ello a encadenar al Reich a un estado
ya cadavérico, que más tarde debía arrastrar al abismo a
ambos países. Y era ingenuidad, ante todo porque los astroalemanes

(03:19):
en virtud de aquella alianza fueron cayendo cada vez más
en el proceso de la desgermanización. Si en Alemania se
hubiese estudiado con mayor claridad la historia y la psicología
de los pueblos, seguramente nunca se hubiera podido creer que
un día llegasen a formar un frente común en el
Quirinal y la corte de los Habsburgo. Italia se hubiese

(03:41):
convertido en un volcán antes que un gobierno suyo se
atreviera a movilizar. Salvo que fuese como adversario, ni un
solo italiano a favor de tal fanaticadamente odiado estado de
los Hamburgo. Más de una vez fui a Viena mismo
testigo del apasionado desprecio y del odio profundo con que
el italiano se hallaba ligado al estado austriaco. Demasiado grande

(04:05):
para olvidarlo, aunque se hubiese querido. Era el pecado que
la Casa de los Habsburgo cometió en el curso de
los siglos, atentando contra la libertad y la independencia italianas.
La voluntad de olvidar aquello no existía ni en el
ánimo del pueblo ni del gobierno. Por eso, para Italia
existían solo dos posibilidades de convivencia con Austria, o la

(04:28):
alianza o la guerra. Eligiendo lo primero,¿ podía Italia prepararse
tranquilamente para lo segundo? La política alicista de Alemania resaltó
como absurda y peligrosa sobre todo desde el momento en
que las relaciones entre Rusia y Austria se aproximaban más
y más a la posibilidad de un conflicto bélico.¿ Cuál

(04:51):
fue por último la razón para concentrar una alianza con Austria?
Ciertamente no fue otra que la de velar por el
futuro del imperio alemán en condiciones distintas a lo que
habrá sido estando este solo. Mas ese futuro del Reich
no podría ser otro que el mantenimiento de la posibilidad
de subsistencia del pueblo alemán. El problema por lo tanto

(05:14):
se reducía a lo siguiente. cómo acondicionar la vida de
la nación alemana hacia el futuro factible y cómo darle
a ese proceso los fundamentos indispensables y la necesaria seguridad
dentro del marco de las relaciones generales del poderío europeo.
Analizadas con claridad las condiciones inherentes a la actividad de

(05:36):
la política externa alemana, se debía llegar a esta conclusión. Alemania,
Cuenta anualmente con un aumento de población que asciende más
o menos a 900 mil almas, de manera que la dificultad
de abstener la subsistencia de este ejército de nuevos súbditos
tiene que ser año tras año mayor, para acabar un

(05:57):
día catastróficamente si es que no se sabe encontrar los
medios de prevenir a tiempo el peligro del hambre. Cuatro
eran los caminos a elegir para contrarrestar un desarrollo de
tan funesta consecuencia. Primero, siguiendo el ejemplo de Francia,¿ se
podía restringir artificialmente la natalidad y de este modo evitar

(06:19):
una superpoblación? La naturaleza misma suele también oponerse al aumento
de la población en determinados países o cierta raza. y
esto es en épocas de hambre o por condiciones climáticas desfavorables,
así como tratándose de la escasa fertilidad del suelo. Por
cierto que la naturaleza ahora sabiamente y sin contemplaciones no

(06:41):
anula apropiadamente la capacidad de procreación, pero sí se opone
a la conservación de la prole al someter a esta
a rigurosas pruebas y privaciones tan arduas. que todo el
que no es fuerte y sano vuelve al seno de
lo desconocido. El que sobrevive a pesar de los rigores
de la lucha por la existencia es entonces mil veces experimentado,

(07:06):
fuerte y apto para seguir generando, de tal suerte que
el proceso de la selección puede empezar de nuevo. La
disminución del número implica así la vigorización del individuo y
con ello finalmente la consolidación de la raza. Otra cosa
es que el hombre por sí mismo se empeñe en

(07:26):
restringir su descendencia y haga que, en lugar de la
lucha por la vida, que solo deja en pie al
más fuerte y al más sano, surja, en lógica consecuencial,
el púlito de salvar a todo trance también al débil
hasta el enfermo, cimentando el germen de una progenie que

(07:46):
irá degenerando progresivamente mientras persista ese escarnio de la naturaleza
y sus leyes. Eso quiere decir que quien cree asegurar
la existencia del pueblo alemán por medio de una limitación
voluntaria de la natalidad, le roba a este automáticamente el porvenir. Segundo,
un segundo camino era aquel que aún hoy oímos proponer

(08:09):
y ensalzar con demasiada frecuencia, la colonización interior. Se trata
aquí de una idea bien intencionada de muchos, pero al
propio tiempo mal interpretada por los más y capaz de
ocasionar el mayor de los daños imaginables. Indudablemente, la productividad
de un determinado suelo es susceptible de ser acrecentada hasta

(08:31):
un cierto límite, pero no más que hasta un cierto
límite y de ningún modo indefinidamente. Resultaría entonces que durante
un tiempo más o menos largo se podría compensar el
aumento de la población alemana mediante una intensificación del cultivo
agrícola y de la consiguiente mejora del rendimiento de nuestro suelo. Más,

(08:53):
frente a esa posibilidad está el hecho de que generalmente
las necesidades de la vida aumentan con más celeridad que
la población misma. Las exigencias del hombre en lo que
respecta a alimentación e indumentaria son mayores en año en
año y no es posible establecer ya un paralelo con

(09:14):
lo que fueron. Por ejemplo, las necesidades de nuestros antepasados
hace 100 años es, pues, erróneo considerar que todo aumento de
la producción supone un crecimiento de población. La naturaleza no
conoce fronteras políticas, sitúa nuevos seres sobre el globo terrestre
y contempla el libre juego de las fuerzas que obran

(09:35):
sobre ellos. Al que entonces se sobrepone por su empuje
y carácter, le concede el supremo derecho a la existencia.
Un pueblo que se reduce al plan de la colonización interior,
mientras otra raza abarca extensiones territoriales cada vez más dilatadas
sobre el globo. Veráse obligado a recurrir a la voluntaria

(09:57):
restricción de su natalidad, precisamente en una época en que
los demás pueblos sigan multiplicándose permanentemente. como sensiblemente por lo
general las naciones más capacitadas o mejor dicho, las únicas
que representan razas de valía cultura y que son conductoras
de todo el progreso humano, renuncian en su alucinación pacifista

(10:20):
a la adquisición de nuevos territorios, bastándoles con su colonización interna.
En tanto que otras naciones de nivel inferior saben asegurarse
potestad sobre enormes dominios coloniales, tendría que llegarse a la
lógica conclusión de que el mundo será un día dominado
por aquella parte de la humanidad culturalmente rezagada, pero que

(10:42):
es capaz de una mayor fuerza de acción. Jamás podrá
insistírselo bastante en aquello de que toda colonización interna alemana
está en primer término destinada solo a corregir anomalías sociales
y a evitar que el suelo sea objeto de la
especulación general. Con lo anterior anotado, quedaría todavía por mencionar

(11:05):
dos medios conducentes a garantizar pan y trabajo para la
población alemana en continuo aumento. Tercero, podrían adquirirse nuevos territorios
para ubicar allí anualmente al superávit de millones de habitantes
y de este modo mantener la nación sobre la base
de la propia sustancia. Cuarto, o bien decidirse a hacer

(11:28):
que nuestra industria y nuestro comercio produzca para el consumo extranjero,
dando la posibilidad de vivir a costa de los beneficios resultantes.
No quedaba pues por elegir más que entre la política
territorial o la colonia y comercial. Estas dos posibilidades fueron
consideradas estudiadas, preconizadas y también combatidas desde muy diversos puntos

(11:51):
de vista hasta que finalmente se optó por la última
de ellas. Ciertamente que la más conveniente de ambas hubiera
sido la primera, la adquisición de nuevos territorios colonizables. Para
el excedente de nuestra población ofrece infinidad de ventajas, ante
todo si se tiene en cuenta el porvenir y no
el presente. Indudablemente, una tal política territorial por parte de

(12:15):
Alemania no puede llenar su cometido. En el Camerún, por ejemplo,
pero sí es posible y hoy en día casi exclusivamente
en Europa, muchos estados europeos semejan en la actualidad una
pirámide invertida. Su superficie territorial en Europa es de proporciones
sencillamente ridículas en relación a sus dominios coloniales, su comercio exterior, etcétera.

(12:40):
Bien se puede decir, el vértice en Europa y la
base en el mundo entero, contrariamente a lo que ocurre
con los Estados Unidos de Norteamérica, cuya base radica en
su propio continente no tocando el resto del mundo, sino
por su vértice. De allí emana la enorme potencialidad de
esta nación y tratándose de Europa, la escala vitalidad de

(13:04):
muchos países europeos con inmensos dominios coloniales. En caso de
Inglaterra mismo, no prueba lo contrario, pues al considerar el
imperio británico se suele muy fácilmente dejar de asociar la
existencia del mundo anglosajón. Desde luego, la situación de Inglaterra,

(13:24):
por el solo hecho de su comunidad de cultura y
lengua con los Estados Unidos de Norteamérica, no es susceptible
de compararse con la de ningún otro país europeo. En consecuencia,
La única posibilidad hacia la realización de una sana política
territorial reside para Alemania en la adquisición de nuevas tierras

(13:44):
en el continente mismo. Las colonias no responden a ese propósito,
si es que no se prestan para ser pobladas en
gran escala por elementos europeos. En el siglo XIX ya
no era posible adquirir por medios pacíficos zonas apropiadas a
la colonización. Una política colonial semejante habría sido pues solo

(14:06):
factible si se empeña una tenaz lucha, que en realidad
habría resultado más provechosa aplicada a adquirir territorios en el
propio continente y no en los países de ultramar. Y
si esa adquisición quería hacerse en Europa, no podía ser,
en resumen, sino a costa de Rusia. Por cierto que

(14:26):
para una política de esta tendencia había en Europa un
solo aliado posible, Inglaterra. Únicamente contando con el apoyo de
ese país hubiese podido darse comienzo a la nueva cruzada
del germanismo. El derecho a invocarse en este caso no
habría sido menos justificado que el de nuestros antepasados. Para

(14:47):
ganar la adquisicencia inglesa ningún sacrificio pudo haber sido demasiado grande.
La cuestión hubiera sido renunciar a posesiones coloniales y a
la aspiración del poderío marítimo, ahorrándole así la lucha de
competencia a la industria británica. Solamente una orientación fija y

(15:08):
clara era capaz de conducir a ese resultado, renunciar al
comercio mundial y a las colonias, renunciar a mantener una
marina alemana de guerra y concentrar en cambio toda la
potencialidad militar del Estado en el ejército. Naturalmente que la
consecuencia inmediata podría haber sido una momentánea limitación. pero si

(15:29):
hubiera tenido la garantía de un porvenir grande y poderoso.
Hubo un momento en que Inglaterra habría estado dispuesta a
tratar la cuestión, pues que comprendía perfectamente que Alemania, en
vista del creciente aumento de su población, se vería obligada
a buscar una solución para su problema y encontrarla, ya
sea con Inglaterra en Europa o sin Inglaterra en el mundo.

(15:52):
Fue seguramente bajo esta impresión que a fines del siglo
pasado se intentó desde Londres un acercamiento hacia Alemania. Por
primera vez pusose entonces de manifiesto eso que los últimos
años hemos podido observar en Alemania en forma realmente alarmante.
Se sentía desagrado a la sola idea de que tendría

(16:13):
que sacar para Inglaterra las castañas del fuego. Como si
alguna vez se hubiese dado el caso de una alianza
sobre una base que no fuese la de recíproca conveniencia.
Y con Inglaterra no era difícil llegar a una negociación semejante.
La diplomacia inglesa fue siempre la suficientemente inteligente para no

(16:35):
ignorar que toda concesión supone reciprocidad. Imagínese por un momento
la enorme trascendencia que para Alemania habría tenido el que
un hábit política exterior alemana hubiese adoptado el rol que
el Japón se adjudicó en 1904. Jamás se hubiera producido una

(16:55):
conflagración mundial, pero sensiblemente no se optó por seguir ese camino.
En pie quedaba ya únicamente la cuarta posibilidad anunciada, industria
y comercio mundial, poderío marítimo y dominio colonial. Si una
política territorial europea era solo factible contra Rusia, teniendo Inglaterra
como aliada, Inversamente, una política colonial de expansión y de

(17:19):
comercio mundial era únicamente concebible en contra de Inglaterra, con
el apoyo de Rusia. Más, en tal caso, debíanse asumir
las consecuencias sin contemplación alguna, y ante todo, desentenderse cuanto
antes de Austria. Considerada desde todo punto de vista, fue
para Alemania, ya a finales del siglo pasado, una incalificable

(17:41):
locura la alianza con Austria. Pero no se había pensado
en ningún momento aliarse con Rusia en contra de Inglaterra,
ni mucho menos con Inglaterra en contra de Rusia, pues
ambos casos hubiera significado a la postre la guerra. Y
precisamente para evitarla se resolvió optar por la política del
comercio y de la industria en el propósito de la

(18:02):
conquista pacífica económica del mundo. Se creyó tener la receta
para acabar de una vez para siempre con la política
de violencia empleada hasta entonces. Es probable que algunas veces
no se estuviera tan seguro del camino elegido, especialmente cuando
de tiempo en tiempo llegaban desde Inglaterra amenazas inexplicables. A

(18:23):
esto se debía que Alemania se decidiera a construir una
flota de guerra, no destinada a agredir ni destruir el
poderío británico, sino simplemente a defender la mencionada paz universal
y la conquista pacífica del mundo. De ahí que esa
flota fuese creada bajo una escala en todo sentido más

(18:44):
modesta que la de Inglaterra. no solo en el número
de unidades, sino también en lo concerniente al desplazamiento de
estas y su armamento, dejando entrever también aquí la intención
realmente pacífica que se abrigaba. El tema de la conquista
pacífica económica del mundo fue indudablemente el mayor de los

(19:06):
absurdos entronizados como principio directriz de la política de Estado.
Semejante contrasentido se hizo aún más notable por la circunstancia
de no haberse vacilado en tomar a Inglaterra como referencia
para la posibilidad de llevar a cabo una tal conquista.
El daño con que, por su parte, contribuyeron a ocasionarnos

(19:27):
nuestra concepción tan académica de la historia y la rutinaria
enseñanza de la misma, jamás podrá ser reparado y constituye
la prueba incontestable de que infinidad de gentes aprenden historia
sin entenderla ni mucho menos poderla interpretar. Debió verse en
la política de Inglaterra la refutación evidente de aquella teoría,

(19:51):
pues ningún otro país supo preparar mejor ni más brutalmente
que Inglaterra sus conquistas económicas valiéndose de la espada para
después defenderla resueltamente.¿ No es acaso típica característica del arte
del gobierno británico sacar de su poder político beneficios económicos
y viceversa, transformar sin demora toda nueva conquista económica en

(20:13):
poderío político?¿ Y qué error es el suponer que Inglaterra
misma fuese quizás demasiado cobarde para arriesgar la propia sangre
a favor de su política económica? El que la nación
inglesa careciera de un ejército constituido por el pueblo, no
probó en modo alguno lo contrario, porque en esto no
depende la situación de la forma que tenga la institución

(20:35):
armada en sí, sino más bien ante todo de la
decisión y voluntad con que es expuesta en acción en
el momento dado. Inglaterra contó en todo tiempo con el
abastecimiento bélico indispensable a sus necesidades y luchó siempre con
aquellas armas que el éxito exigía. Se sirvió de mercenarios,

(20:56):
mientras los mercenarios bastaron y apeló también resueltemente al concurso
de la sangre de los mejores elementos de la nación
cuando ya no quedaba otro medio que ese sacrificio para
asegurar la victoria. Pero siempre quedó invariable su decisión para
la lucha, junto a la tenacidad y la inflexibilidad conducida

(21:16):
de la misma. Recuerdo claramente el gran asombro que se
reflejó en las fisionomías de mis camaradas cuando en Flandes
nos vimos por primera vez cara a cara con los Tomies.
Después de los primeros combates, cada uno de nosotros pudo
convencerse de que aquellos escoceses nada tenía de común con
aquellos otros que se tenían a bien caracterizar en nuestras

(21:39):
hojas humorísticas y en las informaciones de prensa. Bastaba considerar
la insensatez de esa política de conquista, pacífico-económica, del mundo
para percatarse igualmente a todas luces de absurdo que entrañaba
la triple alianza. El valor de la triple alianza era
ya psicológicamente insignificante, porque la consistencia de una alianza tiende

(22:05):
a disminuir en la misma proporción en que ella se
concreta al solo mantenimiento de un estado de cosas existentes,
mientras que en el caso inverso, una alianza será tanto
más fuerte cuando mayor sea la expectativa de las partes
contrayentes por lograr finalidad tangible y de carácter expansivo. Gracias
a esa alianza, aquí como todo, la pujanza no radica

(22:29):
en la acción defensiva sino en el ataque. Para Alemania
fue una suerte que la guerra de 1914 viniera indirectamente por
el lado de Austria, de manera que los Habsburgos se
vieron así compelidos a tomar parte en ella. Si hubiese
ocurrido lo contrario, Alemania se habría quedado sola. Muy pocos
en aquella época pudieron darse cuenta de la magnitud de

(22:52):
los peligros y las dificultades que trajo consigo la alianza
con la monarquía del Danubio. En primer término, Austria tenía
demasiados enemigos ansiosos de heredar los despojos de aquel decrépito
estado y no era de extrañar que en el transcurso
del tiempo hubiera nacido un cierto odio contra Alemania. Considerando

(23:13):
a esta como el obstáculo para la tan esperada y
anhelada ruina de la monarquía austriaca, se había llegado a
la conclusión de que solo se podía llegar a Viena
pasando por Berlín. En segundo término, Alemania perdió, gracias a
esta política suya, las mejores y más auspiciosas posibilidades de
pactar otras alianzas. En efecto, en lugar de estas se

(23:36):
produjo una situación de creciente tensión con Rusia y hasta
con Italia misma. Sin embargo, en Roma la opinión general
se mostraba favorable a Alemania, en tanto que en el
corazón del último italiano fermentaba, y muchas veces llegaban a desobedecerse,
un sentimiento hostil hacia Austria. Por último, en tercer lugar,

(23:57):
esta alianza debía entrañar en el fondo un grave peligro
para Alemania, si se tiene en cuenta las circunstancias de
que cualquier potencia europea realmente adversa al Reich de Brisbane
podía en todo tiempo lograr con facilidad la movilización de
una serie de estados contra Alemania. ofreciéndoles a estos ventajas

(24:17):
materiales a costa de los aliados de Austria. Contra la
monarquía del Danubio estaban predispuestos todos los países de la
Europa Oriental, pero Italia y Rusia en grado superlativo. Ya
en los contados pequeños círculos que frecuentaba yo en Múnich,
no oculté jamás mi convicción de que ese... de que

(24:38):
esa infeliz alianza con un estado destinado fatalmente a la
ruina iba a conducir también al desastre catastrófico de Alemania.
Si se es que ésta no sabía desligarse a tiempo
de aquella, tampoco dudé ni un momento de aquella mi
firme persuasión cuando el estallido de la guerra mundial pareció
haber anulado toda reflexión y cuando el delirio del autoecismo

(25:01):
cívico absorbía hasta aquellos extractos oficiales para los cuales no
debió existir otra cosa que un frío cálculo de la
realidad aún hallándome en la línea de fuego sostuve siempre
mi opinión siempre que se trataba del problema de que
la alianza austroalemana debía ser disuelta y cuanto antes lo
fuera tanto mejor para Alemania Y también que como tributo

(25:25):
a ello, la monarquía de los Habsburgo no significaría ningún
sacrificio comparado con la posibilidad de obtener de ese modo
una disminución en el número de los adversarios de la
nación alemana, pues no había sido para defender una dinastía corrupta,
sino para salvar a la nación alemana para los que
millones de hombres llevaban el casco de acero. En varias

(25:49):
ocasiones antes de la guerra se tuvo la impresión de que,
por lo menos en uno de los sectores políticos de Alemania,
cundía cierta duda sobre la conveniencia de la política aliancista
seguida por el gobierno. De cuando en cuando los círculos
conservadores alemanes dejaban oír su voz de prevención contra el

(26:10):
exceso de confianza existente. Pero esto, como todo lo razonable,
debió caer en el vacío. Con la marcha triunfal de
la técnica y de la industria alemana y por otra
parte con el creciente desarrollo del comercio, fue desapareciendo cada
vez más la noción de que todo esto solo era
posible bajo la ejida de un Estado poderoso. Por el contrario,

(26:34):
hasta se había llegado en muchos círculos a sostener la
convicción de que el Estado mismo debía su existencia a
esas manifestaciones y que representaba, en primer término, una institución
económica regida de acuerdo a principios económicos y, por lo tanto,
dependiente también en su conjunto de la economía. En total,

(26:55):
un Estado de cosas que se ponderaba como el mejor
y el más natural del mundo. El Estado nada tiene
que ver con un criterio económico determinado o con un
proceso de desarrollo económico. Tampoco constituye una reunión de gestores
financieros económicos en un campo de actividad con límites definidos
que tiende a la realización de cometidos económicos. sino que

(27:17):
es la organización de una comunidad de seres moral y
físicamente homogéneos con el objetivo de mejorar las condiciones de
conservación de su raza y así cumplir la misión que
a esta le tiene señalada la providencia. Esto y no
otra cosa significa la finalidad y la razón de ser
de un Estado. el estado judío no estuvo jamás circunscrito

(27:42):
a fronteras materiales sus límites abarcan el universo pero conciernen
a una sola raza por eso el pueblo judío formó
siempre un estado dentro de otro estado constituye uno de
los artificios más ingenuos de cuando se ha aburrido hacer
aparecer a ese estado como una religión y asegurarles de

(28:02):
ese modo la tolerancia que el elemento ario está en
todo momento dispuesto a conceder a un dogma religioso. En
realidad la religión de Moisés no es más que una
doctrina de la conservación de la raza judía, de ahí
que ella englobe casi todas las ramas del saber humano
convenientes a su objetivo, sean estas de orden sociológico, político

(28:27):
o económico. Toda vez que el poder político de Alemania
experimentaba un cambio ascendente, la situación económica mejoraba también, pero
cuando la actividad económica se convertía en el objeto exclusivo
de la vida nacional, ahogando virtudes idealistas, el Estado sufría
un derrumbamiento para arrastrar luego consigo a la economía. Si

(28:48):
uno se preguntase cuáles son en realidad las fuerzas que
crean o que, por lo menos, sostienen un Estado, podríase, resumiendo,
formular el siguiente concepto. Espíritu y voluntad de sacrificio del
individuo en pro de la colectividad. Que estas virtudes nada
tienen de común con la economía. Fluye la sencilla consideración

(29:10):
de que el hombre jamás va hasta el sacrificio por
esta última. Es decir, que no se muere por negocios,
pero sí por ideales. La persuasión dominante en la época
de la antiguerra de que el pueblo alemán podía hacerle
factible acaparar el mercado mundial o llegar hasta conquistar el
mundo por medios pacíficos, fue un signo clásico de haber

(29:32):
desaparecido las virtudes realmente conformadoras y sostenedoras del Estado. así
como también los resultantes de esas virtudes, discernimientos, fuerza de
voluntad y espíritu de acción. El corolario de tal estado
de cosas debió ser la guerra mundial y sus consecuencias.

(29:52):
Meditando infinidad de veces sobre todos estos problemas que se
me revelaron a través de mi modo de pensar con
respecto a la política aliancista alemana y a la política
económica del Reich en los años 1912 y 1914, pude darme cuenta
cada vez más claramente de que la clave de todo
estaba en aquel poder que ya antes conociera en Viena,

(30:14):
pero desde puntos de partida muy diferentes al actual. la
doctrina y la ideología marxista, así como las influencias de
su acción organizada. Por segunda vez en mi vida debí
engolfarme en el estudio de esta doctrina demoledora, pero con
las circunstancias de que esta vez dediqué mi atención al
propósito de dominar ese flagelo mundial. Estudié el sentido, la

(30:37):
acción y el éxito de las leyes de emergencia de Bismarck,
del mismo modo que sometí de nuevo a un riguroso
examen la relación existente entre el marxismo y el judaísmo.
En diversos círculos, que en parte sostenía hoy lentamente la
causa nacionalista, empecé en los años de 1913 y 1914 a poner

(30:58):
de manifiesto la convicción que me animaba de que el
problema capital para el porvenir de Alemania residía en la
destrucción del marxismo. La desgraciada política alemana de Alanzas se
me reveló como una de las muchas consecuencias derivadas de
la obra disociadora de esta doctrina. Lo espeluznante era precisamente

(31:19):
el hecho de que el veneno marxista estaba minando casi
insensiblemente la totalidad de los principios básicos propios de una
sana concepción del Estado y de la economía nacional, sin
que los afectados mismos se percatasen en lo más mínimo
del grado extremo en que su proceder era ya un
reflejo de esa ideología que solía impugnarse enérgicamente. También algunas

(31:44):
veces se ensayó un tratamiento contra la endemia reinante, pero
casi siempre confundiendo los síntomas con la causa misma. Y
con esta solución no se conocía o no se quería
conocer la lucha contra el marxismo, obra de la cual
la terapéutica en un charlatán. Bueno amigos, hasta aquí llegó
este capítulo, espero que les haya gustado, recuerden que ahora

(32:07):
solo me encuentran en las plataformas de audio, ante todo
pido disculpas de pronto por los ruidos que se escuchan
al fondo, a veces es muy difícil grabar, también el
tema de la edición. Entonces recuerden que este libro lo
estamos leyendo simplemente por temas educativos, por temas de historia,

(32:30):
temas culturales. Incitan, no estoy de acuerdo con ninguna de
las posturas que incitan a la violencia. Eso es lo
que menos necesitamos en el mundo en estos momentos. Esperamos
que les sigan gustando los audios y espero que también
me puedan apoyar por medio de Paypal.
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