Episode Transcript
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Speaker 2 (00:01):
Los 75 ratones del espacio En abril de 2024, desde el cosmódromo
de Baikonur, una cápsula de diseño soviético despegó hacia el espacio.
No llevaba cosmonautas, no llevaba robots. Dentro viajaban 75 ratones macho,
acompañados de semillas, células, líquenes y 1500 moscas de la fruta.
(00:24):
Su misión era enfrentar lo que ningún ser vivo puede
evitar allá afuera, la radiación cósmica. La cápsula, llamada avión M2,
fue concebida como un laboratorio flotante. Durante 30 días debía orbitar
la Tierra, de polo a polo, exponiendo a sus pasajeros
a un nivel de radiación un tercio más alto que
(00:45):
el que reciben los astronautas en la Estación Espacial Internacional.
Los ratones no iban todos en las mismas condiciones. Algunos
recibían fármacos experimentales, otros portaban modificaciones genéticas y otros simplemente
servían de control. Eran en miniatura la representación de un
futuro donde los humanos intentan viajar más allá de la
(01:06):
órbita baja. Adentro de la cápsula, la vida continuaba en silencio.
Los científicos desde la Tierra registraban cada señal. Los pequeños
cuerpos flotaban en microgravedad, se movían, peleaban y respiraban. Mientras tanto,
las moscas de la fruta seguían reproduciéndose. Allí, entre paredes
(01:26):
metálicas y cables, nacieron nuevas generaciones, la novena y la décima.
La vida persistía incluso en el entorno más hostil. Treinta
días después llegó el momento más peligroso, el regreso. La
cápsula Bion-M, pariente cercana de la que en 1961 llevó a
Yuri Gagarin, no estaba diseñada para suavidad. La reentrada fue brutal.
(01:51):
El descenso terminó en la vasta estepa rusa. El paracaídas
se desplegó. Y al tocar tierra, los retrocohetes sólidos encendieron
una llamarada que envolvió por segundos el módulo. Cuando el
humo se disipó, los equipos corrieron hacia la cápsula. Al
abrir la compuerta encontraron lo que tenían y esperaban a
la vez. 65 ratones vivos, 10 habían muerto. La explicación no
(02:16):
fue un fallo técnico ni un problema de radiación. Los
machos confinados y tensos habían peleado entre sí. Eran víctimas
de su propia naturaleza. Aún así, la misión fue considerada
un éxito. En 2013, durante el primer vuelo de este programa,
murieron 29 de los 45 ratones enviados. Esta vez, la mayoría regresó
(02:37):
con vida. Y lo más importante, los datos recogidos ahora
reposan en laboratorios rusos. Células, órganos, ADN, todo examinado en
busca de respuestas.¿ Cómo afecta la radiación a la vida?¿
Qué defensas naturales existen?¿ Qué podemos aprender para proteger algún
día a los humanos que sueñen con viajar más lejos?
(03:00):
Los ratones no tendrán su nombre en placas ni monumentos,
no aparecerán en portadas de revistas ni en documentales heroicos,
pero su sacrificio silencioso y las generaciones de moscas que
nacieron en el espacio forman parte de un legado más grande,
el intento humano de entender hasta dónde pueden resistir la
vida frente al vacío cósmico. Porque detrás de cada misión
(03:22):
espacial hay una pregunta, detrás de cada pregunta un riesgo
y detrás de cada riesgo una certeza. Que seguimos intentando
comprender nuestro lugar en el universo. Autor José Pardal. Narración
Coral Bravo.