Episode Transcript
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Speaker 2 (00:01):
Bienvenidos a El Intercambio, el podcast donde los chismes, tendencias
y debates del día se cruzan en un solo lugar.
Speaker 3 (00:15):
Comenzamos con los chismes que están dando de qué hablar hoy.
Bienvenidos
Speaker 4 (00:21):
a El Intercambio. Hoy vamos a abordar un tema que
dio de qué hablar hace un tiempo. México Canta. Aquel concurso, recordarán, musical, binacional,
bastante ambicioso, que impulsó el gobierno mexicano. La iniciativa, si
hacemos memoria, tenía como meta principal promover, digamos, narrativas de
paz y también combatir las adicciones. Todo esto usando la
(00:45):
música como el vehículo principal, buscando crear un puente entre
México y Estados Unidos. Para este análisis, bueno, nos hemos
basado en diferentes fuentes, claro, los comunicados oficiales de presidencia,
crónicas periodísticas que cubrieron la final, algunas críticas que se publicaron,
como las de Álvaro Cueva en Milenio, y otros análisis
sobre el formato y la recepción que tuvo. Entonces, la
(01:07):
pregunta central que va a guiar nuestra conversación hoy es
bastante directa. Podemos considerar México Canta una iniciativa cultural fallida,
o sea, marcada por esa desconexión mediática tan comentada y
un enfoque que muchos calificaron de erróneo. O, a pesar
de los tropiezos de las críticas, representa un esfuerzo valioso,
(01:30):
con potencial, con objetivos que valían la pena. Yo por
mi parte voy a argumentar que sí, reconociendo las dificultades
y las críticas, que algunas son muy legítimas, la iniciativa
sí fue un esfuerzo gubernamental importante, con metas que eran
necesarias en nuestro contexto social y cultural actual. Y bueno,
Speaker 5 (01:50):
mi postura va a ser que las fallas... digamos, de
raíz en su estrategia, sobre todo la mediática, junto con
problemas ya del formato que eligieron, y una desconexión cultural,
y yo diría que hasta generacional bastante palpable, pues limitaron
muy severamente su impacto y su efectividad real, más allá
(02:10):
del evento en sí.
Speaker 4 (02:12):
gubernamental de gran escala, que respondía a una necesidad y
que en su esencia estaba bien intencionada. Los objetivos oficiales
eran claros, promover la música mexicana, pero específicamente aquella que
no hiciera apología de la violencia o del consumo de drogas.
Esto se enmarcaba en una campaña más amplia del gobierno
(02:32):
por la paz y contra las adicciones. Este propósito, creo yo,
ya en sí mismo justifica un esfuerzo de esta magnitud. Además,
no hay que olvidar que buscaba explícitamente impulsar la creatividad
de jóvenes entre 18 y 34 años, tanto en México como en
Estados Unidos. Incluso, tenía la mira puesta en atraer parte
de la industria creativa estadounidense, bajo eso que llamaron el
(02:55):
Plan México. No fue, digamos, una ocurrencia aislada. Contó con
respaldo formal de la Secretaría de Cultura, del Consejo Mexicano
de la Música, el CMM, y logró sumar a figuras
relevantes de la industria, artistas ya consolidados. La escala misma
habla por sí sola. Una convocatoria binacional, eventos selectivos en
(03:16):
varias ciudades y una respuesta inicial que, híjole, sorprendió a
muchos con más de 15 mil inscripciones. De ahí se filtraron 365
participantes en una primera etapa. En el fondo, la idea
era ofrecer una alternativa narrativa, ¿no? Un contrapeso a esas
problemáticas sociales que, bueno, con o sin razón, a menudo
(03:37):
se asocian a ciertos géneros musicales muy populares hoy en día.
Speaker 5 (03:41):
Entiendo tu punto, la verdad. Pero yo lo veo distinto.
Desde mi análisis, México Canta nació ya con deficiencias estructurales.
O sea, tanto en su diseño conceptual como en cómo
se llevó a la práctica. La crítica que más resonó,
y la verdad es que coincido plenamente con ella, es
(04:02):
la que articuló Álvaro Cueva con mucha agudeza. Esa inexplicable, casi...
Pues sí, negligente falta de cobertura y de interacción con
la fuente mediática que es clave, o sea, esencial para
cualquier proyecto musical que aspire a ser masivo. La fuente
de espectáculos, es decir, el mundo de la farándula, las
(04:25):
revistas del corazón, los programas de chismes, que son los
que realmente marcan el pulso popular. Aunque los anuncios se
hicieron en un foro de altísimo perfil como La Mañanera,
la conferencia presidencial, pues, el proyecto pasó casi desapercibido justamente
donde más importada para generar conversación y conectar con el
(04:46):
gran público, el que está interesado en música. Además, Yo
considero que al intentar emular formatos de reality shows comerciales
ya muy vistos, algunos quizás recuerden festivales como el Oti,
otros pensarán en La Voz, pues se desperdició una oportunidad
muy valiosa para construir una propuesta cultural auténtica, con un
(05:08):
lenguaje propio, diferente. se cayó en lo que alguna crítica
llamó emulación, prefiriendo replicar esas lógicas del espectáculo televisivo comercial
en lugar de arriesgarse a innovar. Y esto se vinculó
directamente con lo que se señaló como un desfase generacional.
La estética general, la dinámica del concurso, incluso cómo presentaban
(05:33):
las historias de los participantes, pues no parecieron conectar con
los lenguajes, las plataformas, las formas de crear y consumir
música que usa la juventud actual. Se sintió por momentos
forzado hasta anacrónico. Y si a esto le sumamos una
percepción generalizada de falta de transparencia, de claridad en las
(05:55):
reglas del juego, en el proceso de selección, en cómo
se aplicaban los criterios, o sea, cómo se pasó de 365
a un puñado de finalistas, eso nunca quedó del todo claro,
pues la legitimidad del proyecto se vio comprometida. Todos estos
elementos juntos, a mi juicio, lo condenaron a ser un evento,
(06:16):
pues sí, vistoso para la foto oficial, pero aislado. con
un impacto real muy, muy limitado y poco duradero en
el ecosistema cultural que supuestamente quería transformar.
Speaker 6 (06:27):
Comprendo, comprendo la crítica sobre la cobertura mediática. Es un
punto innegable que la presencia en la fuente de espectáculos
fue mínima, casi nula. Sin embargo, yo matizaría un poco
la responsabilidad. A ver, el gobierno cumplió con anunciarlo en
la mañanera, que es hoy por hoy el principal foro
de difusión oficial, ¿no
Speaker 4 (06:49):
Con un alcance masivo garantizado. Quizás, y aquí retomo algo
de lo que Cuema insinuaba, los medios de espectáculos operan
bajo otras lógicas muy específicas. Están acostumbrados a eventos de
prensa organizados por disqueras, a los yonkets pagados, a recibir
un flujo constante de boletines, fotos, videos, ya digeridos por
(07:09):
agencias de relaciones públicas. Es posible que no hubiera una
estrategia proactiva por parte de estos medios para cubrir una
iniciativa gubernamental que no siguió ese libreto tradicional, que no
les facilitó la nota como suelen hacerlo las empresas privadas.
Pero yo iría un poco más allá. Argumentaría que la
relevancia intrínseca del tema, hablamos de paz, de adicciones, de
(07:33):
cultura como herramienta de cambio, de juventud, justificaba por sí
misma una cobertura más amplia. independientemente de las estrategias de
RPA habituales. La magnitud del proyecto, con esos 365 seleccionados iniciales
que surgieron de miles de inscripciones y el respaldo explícito
(07:54):
del Consejo Mexicano de la Música, pues no era algo menor.
Indicaba una apuesta seria, no un evento improvisado. Era noticia
por derecho propio,¿ no
Speaker 5 (08:05):
crees? Híjole, disculpa, pero ese argumento no me parece muy sólido,
la verdad. Ignorar activamente a la prensa de espectáculos o
por lo menos no diseñar una estrategia específica y adecuada
para esa fuente fue un error estratégico fundamental por parte
de los organizadores. No fue una omisión menor, fue una
falla de cálculo garrafal. Cueva lo expresó sin rodeos y
(08:27):
con crudeza. Sin espectáculos, México cantaba a servir para un carajo.
Y creo que, pues, el tiempo le dio la razón.
La cobertura que sí hubo, como él mismo documentó, quedó
relegada a secciones como nacional, política o, en el mejor
de los casos, cultura. Pero seamos sinceras, ahí no están
los artistas que llenan estadios, ahí no se genera el
(08:50):
bus masivo, ahí no se alcanza la gran audiencia interesada
en la música popular y sus protagonistas. Los nombres que
mueven la aguja del entretenimiento, pensemos en cualquier estrella pop
o de regional mexicano del momento, no figuran en las
notas de política, sino en las portadas y los programas
de espectáculos. Era indispensable, como bien apuntó Cueva, que el
(09:12):
gobierno o quien operara el proyecto se acercara a esa fuente,
entendiera sus códigos y aprendiera a navegar sus dinámicas particulares.
Incluso las más incómodas o superficiales para algunos, como el rumor,
el chisme o el famoso chacaleo, ese estilo a veces
inquisitivo de la prensa del corazón. El contraste con otros
(09:34):
fenómenos mediáticos es brutal y muy revelador. Mientras realities como
La Casa de los Famosos reportaban finales con cifras astronómicas,
como 43 millones de votos del público, de México Canta apenas
hubo un murmullo en ese universo mediático paralelo, pero enormemente influyente.
Esa diferencia abismal en la atención no puede ser casualidad.
(09:58):
Es el resultado directo de una estrategia de comunicación fallida
o de plano inexistente para el público objetivo clave.
Speaker 4 (10:06):
Es interesante lo que plantea sobre la estrategia, sin duda,
aunque yo le daría otro enfoque al analizar el formato.
A ver, respecto a la elección de un concurso televisivo,
yo sí lo defiendo como un vehículo deliberadamente conocido y accesible.
Es una fórmula que el gran público entiende perfectamente y que, teóricamente,
permite llevar un mensaje a una audiencia amplia de manera, pues, eficaz.
(10:28):
Pero insisto, no hay que quedarse solo en la forma,
en el contenedor, hay que ver el propósito superior que
animaba a esa elección de formato. Se trataba de promover
valores considerados positivos, y sobre todo, de ofrecer una plataforma real, tangible,
a nuevos talentos que tuvieran propuestas alternativas, alejadas explícitamente de
la violencia. Y sí, sí hubo resultados concretos en ese sentido,
(10:52):
no fue solo discurso. Los ganadores, como Sergio Maya, Carmen
María González y Galea Siaurov, obtuvieron contratos discográficos o editoriales.
Esto según lo reportaron en su momento medios como LJM.MX
y Conciertos MX. Eso representa una oportunidad real para iniciar
o consolidar una carrera. Además, la participación de artistas ya consolidados,
(11:14):
nombres como Majo Aguilar, Intocable, Lila Downs y otros que
se mencionaron en comunicados y notas de prensa, no fue
un detalle menor. Su presencia, ya sea en el jurado
o en actuaciones especiales, sirvió como una validación del esfuerzo.
Le dio un espaldarazo importante frente a la industria y
el público. Demostraba que no era únicamente un proyecto gubernamental aislado,
(11:36):
sino que contaba con el aval y la participación de
figuras reconocidas y respetadas en el mundo de la música.
Speaker 5 (11:44):
Permíteme disentir en ese punto. Precisamente esa emulación de formatos comerciales,
como la etiquetó acertadamente una de las críticas que analizamos,
es donde radica gran parte del problema. Se sacrificó la
posibilidad de crear algo original con una profundidad cultural distinta.
a cambio de ofrecer un espectáculo superficial que, pues ya
(12:07):
hemos visto hasta el cansancio.¿ Qué se priorizó según esa
misma crítica? Las historias lacrimógenas, una especie de vitrina del
dolor o de superación personal muy telegénica, por encima de
una evaluación rigurosa de la calidad artística intrínseca, de la
innovación musical real o de la capacidad de las propuestas
(12:29):
para conectar con una narrativa comunitaria o social relevante, más
allá del cliché. Y esto nos devuelve al desfase generacional
que mencioné antes. El formato tal como se ejecutó no
incorporó o lo hizo de manera muy superficial y tímida
los lenguajes, las estéticas y las plataformas musicales contemporáneas que
(12:49):
son el día a día de los jóvenes creadores hoy.
Pienso en todo el universo digital, la cultura colaborativa del remix,
del sampleo, la fusión de géneros, estéticas sonoras más experimentales
o híbridas. En cambio, pareció privilegiarse una idea un tanto anticuada,
casi paternalista, de lo que es la música correcta, bonita, limpia,
(13:12):
con mensaje positivo. Como si solo un tipo muy específico
de expresión musical fuera válido o deseable desde la perspectiva oficial.
Y a esto se suma, de nuevo, la opacidad en
el proceso que mencioné antes, la falta de claridad en
cómo se aplicaron las reglas y los criterios de selección
a lo largo de las distintas etapas, bajo qué parámetros
(13:33):
exactos se pasó de esos 365 iniciales a los finalistas. según
recogió otra crítica especializada, fue un ejemplo de cómo no
hacer televisión, larguísima, con una edición torpe, sin ritmo, que
terminó por diluir el talento que supuestamente se quería destacar.
Se sintió más como un evento protocolario, un trámite burocrático cultural,
(13:57):
que como una verdadera celebración del talento emergente.
Speaker 4 (14:01):
Entiendo, entiendo las críticas a la ejecución. Y es cierto
que hubo aspectos mejorables, quizás muchos, pero insisto en la
validez y la importancia de los objetivos fundacionales de México Canta.
Buscar activamente cambiar las narrativas musicales dominantes, que a menudo
normalizan o incluso glorifican la violencia. intentar fomentar una cultura
(14:23):
de paz desde el arte, usar la música como herramienta
de prevención de adicciones y además impulsar la industria creativa binacional.
Son metas que me parecen no solo loables, sino urgentes
y necesarias en el México actual. El concurso, con todos
sus defectos de implementación, fue un paso concreto en esa dirección.
Representó un intento tangible, visible, de intervenir culturalmente desde el
(14:46):
Estado con un propósito social explícito y, a mi juicio, positivo.
Y no podemos simplemente descartar el dato de los 15,115 jóvenes
que se inscribieron en la convocatoria inicial, provenientes tanto de
México como de Estados Unidos. Esa cifra, por sí sola,
demuestra que sí hubo una resonancia inicial, un interés genuino
entre el público al que iba dirigido principalmente, los jóvenes creadores.
(15:12):
La convocatoria tocó una fibra. Además, el mensaje que transmitieron
varios de los artistas participantes y jurados, como Jesse Martínez,
América Sierra o Horacio Palencia, citados en el comunicado oficial
de presidencia, fue claro y consistente. Es perfectamente posible crear
música exitosa, comercialmente viable y artísticamente relevante sin tener que
(15:34):
recurrir a la apología de la violencia o del crimen.
Ese mensaje, amplificado a través de la plataforma del concurso
por limitada que fuera su difusión final, tiene un valor
intrínseco que no deberíamos minimizar.
Speaker 5 (15:46):
Mi lectura es distinta. El problema fundamental reside en la enorme,
casi abismal brecha que existió entre esos objetivos tan ambiciosos,
y sí, sin duda lo hables, y una ejecución que
resultó deficiente en aspectos absolutamente clave. La estrategia de comunicación
y medios, el diseño mismo del formato del concurso y
(16:08):
la conexión real con las sensibilidades y lenguajes de la
generación a la que se dirigía. Esta brecha fue la
que en última instancia minimizó drásticamente cualquier posibilidad de un
impacto real y significativo. El riesgo, como advirtió Cueva en
su momento, es que México Canta se quedara en eso,
un bonito evento del gobierno. Una actividad vistosa para la
(16:29):
fotografía oficial, bien intencionada en el papel, pero sin la
capacidad de permear verdaderamente en el tejido cultural, sin trascendencia duradera.
Una iniciativa que no logró romper su propia burbuja institucional. Además,
la advertencia de Cuevas sobre cómo la falta de cobertura
en espectáculos podía ser interpretada incluso como un síntoma de
(16:50):
un cerco informativo contra el gobierno por parte de ciertos
sectores mediáticos, pues añade una capa de complejidad política al
análisis que no es menor. Revela lo intrincado que es
operar culturalmente desde el poder. Y finalmente, la evidencia más
palpable de su limitado alcance masivo es la ausencia total
de datos comparables a los de otros realities en términos
(17:11):
de interacción del público. No oímos hablar de millones de votos,
ni de tendencias virales sostenidas. Esto sugiere que más allá
del interés inicial de quienes participaron directamente, el proyecto no
consiguió generar una resonancia significativa en la sociedad en general.
Las buenas intenciones por sí solas, pues, no son suficientes
si la estrategia, la ejecución y la comprensión del terreno
(17:34):
cultural y mediático no están a la altura del desafío.
Speaker 4 (17:39):
Para resumir mi postura entonces, considero que México Canta, a
pesar de todo, fue un esfuerzo significativo y necesario impulsado
desde el gobierno. Un intento por emplear la cultura como
una herramienta de transformación social. Sí, consiguió abrir espacios, aunque
fueran limitados, para jóvenes creadores, y promovió activamente mensajes positivos
(18:00):
que son muy necesarios en nuestro contexto actual. Es innegable
que enfrentó obstáculos considerables en su difusión y recepción, particularmente
al navegar el complejo y, a veces, hostil ecosistema mediático contemporáneo.
Sin embargo, creo que tanto sus objetivos declarados como su
mera existencia representan un valor que no deberíamos desestimar tan fácilmente.
(18:20):
Y
Speaker 5 (18:21):
resumiendo mi posición, Yo sostengo que, a pesar de las
buenas intenciones que sin duda existieron en su origen, México
Canta falló, pues falló estrepitosamente en aspectos cruciales que determinan
el éxito o fracaso de una iniciativa de este tipo.
La estrategia mediática fue errónea, el diseño del formato resultó
(18:44):
anticuado y poco original, y la conexión cultural y generacional
fue insuficiente. Estas fallas estructurales y de ejecución impidieron que
alcanzara sus lobables objetivos de una manera efectiva y, sobre todo,
que tuviera un impacto transformador real y perdurable en el
panorama musical o social del país. se quedó muy corto
(19:04):
en su ambición, precisamente por no atender a las complejidades
y los detalles de la implementación.
Speaker 4 (19:09):
Creo que en lo que sí podemos coincidir es en
la enorme complejidad que implica llevar a cabo un proyecto
de esta naturaleza. Estamos hablando de una iniciativa gubernamental con
metas sociales muy valiosas, pero que inevitablemente se ve enfrentada
a innumerables desafíos al intentar implementarse dentro de un ecosistema
(19:30):
mediático y cultural tan intrincado, tan cambiante y con tantas
inercias como el nuestro. La discusión sobre México Canta, más
allá de juzgar su éxito o fracaso, ciertamente nos deja
lecciones sobre las dificultades inherentes a la intervención cultural desde
el ámbito público, sobre todo cuando se busca que sea
(19:51):
realmente efectiva
Speaker 5 (19:52):
Exactamente, y subraya la importancia crítica que a menudo se
subestima de entender a fondo, antes de lanzar cualquier iniciativa,
las dinámicas específicas de los medios de comunicación que se
quieren utilizar, las sensibilidades particulares de las generaciones a las
que se quiere llegar y las lojitas culturales propias del
campo en el que se pretende intervenir. Sin esa comprensión profunda,
(20:13):
cualquier intervención corre el riesgo de quedarse en buenas intenciones,
en eventos aislados o en, pues, en mera propaganda, sin
lograr permear realmente ni generar los cambios sostenibles que se buscan.
Las fuentes que hemos mencionado hoy y otras disponibles ofrecen
sin duda muchos más detalles y matices para quien desee
profundizar en este caso tan interesante y aleccionador. La verdad.
Speaker 2 (20:37):
Gracias por acompañarnos en el intercambio. Y sigue sintonizando Pletora Radio.
Speaker 3 (20:43):
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y nos escuchamos en el próximo capítulo. Hasta el próximo intercambio.