Episode Transcript
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Speaker 1 (00:05):
Me desperté. Eran las tres de la mañana. TenÃa una
sensación muy extraña. La certeza de que habÃa alguien conmigo
en la habitación. Con la esquinita de la vista vi
algo parado junto a mi cama. Una sombra, muy negra
y con un sombrero alto. Sentà un miedo que no
(00:26):
sé ni cómo describir, pero no cerré los ojos. Solo
me quedé ahÃ, viendo esa silueta de reojo sin moverme.
esperando que se fuera. Muy buenas noches comunidad, espero encontrarles
bien y del mejor humor para escuchar las siguientes historias.
(00:47):
En este episodio hay relatos muy cercanos que podrÃan pasarnos
en cualquier momento, sobre todo si tenemos la desfortuna de
asistir a una funeraria. Pero también hay historias que nos
hablan de encuentros con leyendas, historias que nos harán saber
que algunos mitos que se cuentan en zonas rurales, son
mucho más reales de lo que imaginamos. Te invito a
(01:10):
escuchar con mucha atención y quedarte hasta el final de
este episodio porque vamos a regalar 10 libros autografiados de relatos
de la noche. Quédate para que sepas cómo puedes llevarte
uno de ellos. Apaga la luz y déjate llevar. Ya
estás escuchando relatos de la noche. Soy Jorge de Aguascalientes
(01:36):
y apenas tengo unos meses escuchando relatos. La verdad es
que ya se volvió mi compañÃa en la oficina porque
me viento 10 horas ahà metido. Quiero contar algo que no
me pasó a mà directamente, le pasó a mi mamá.
Y lo aclaro desde el principio porque en mi familia
casi nunca hablamos de cosas paranormales. Mi mamá es cero
de esos temas. Nunca ha visto nada, nunca cuenta cosas raras, nada.
(02:00):
Eso es más de la familia de mi esposa, que
sà son de los gitanos del barrio de Triana y
traen historias para aventar para arriba, pero bueno, no es
el momento de contar esas. Lo que voy a contar
inició el 24 de diciembre de 2024. Fue literalmente la noche buena
más triste que hemos vivido, porque ese dÃa en la
tarde falleció mi tÃo Abuelo Chuy. Para mà era como
(02:22):
mi abuelo. Yo lo querÃa un montón y como era
fecha festiva y estaban cerradas las oficinas del panteón, El
velorio duró dos dÃas completos. Terminamos pasando la noche del 25
al 26 en la funeraria. Él no tuvo esposa ni hijos,
asà que estuvimos ahà sus sobrinos y sobrinos nietos, nada más,
tratando de acompañarlo y orar para que descansara. Como a
(02:44):
las 5 de la mañana yo ya no podÃa dormir y
me levanté del sillón para ir por un café. Ese
sillón daba a una ventana que daba al patio central
de la funeraria, en un segundo piso. Cuando me movÃ
desperté sin querer a mi mamá, Le pregunté si ella
querÃa algo caliente porque hacÃa frÃo, pero me dijo que no,
que querÃa seguir intentando dormir, asà que se volvió a
(03:05):
acomodar y cerró los ojos. Y fue justo en ese ratito,
en ese punto donde estás quedando dormido otra vez, cuando
ella escuchó algo que la hizo abrir los ojos de golpe.
No
Speaker 2 (03:19):
me quiero morir, no me quiero morir
Speaker 1 (03:25):
Dice que escuchó un grito. pero un grito de verdad, desesperado, angustiado,
como de alguien que estaba sufriendo muchÃsimo, que decÃa, no
me quiero morir, no me quiero morir asà tal cual.
Mi mamá abrió los ojos toda asustada y volteó a
ver a sus hermanas y primas, y vio como todas
despertaron igual, como si las hubieran jalado del sueño. Se
(03:48):
miraban entre ellas, pero nadie decÃa nada, y antes de
que pudieran reaccionar bien, se escuchó otra vez, igualito, AhÃ
fue cuando todas se dieron cuenta de que no habÃa
sido un sueño. Una de ellas preguntó si también la
habÃan escuchado. Otra dijo que qué habÃa sido eso, pero
nadie tenÃa una explicación. No sabÃan qué hacer. Solo empezaron
(04:09):
a rezar. Fue lo único que les salió en ese momento.
Lo más curioso es que ese dÃa mi mamá no
me dijo nada. No sé si por el cansancio o
porque no le gusta hablar de esas cosas. Me enteré
meses después cuando fui a verla con mi esposa para
contarle algo raro que nos habÃa pasado a nosotros en
la casa. Y entonces ella me dijo, bueno, si tú
(04:31):
ya estás contando esto, yo también te voy a contar algo.
Tiempo después nos enteramos de que la sala donde estuvimos
esa noche está arriba del lugar donde preparan los cuerpos
de los difuntos antes de pasarlos con sus familiares. Honestamente
no sé si llamarlo morgue, pero ustedes que crean comunidad...
(04:52):
que al momento de morir el alma se desprende de
inmediato del cuerpo, o quizás si no estás preparado, el
alma se aferra a quedarse un poco más de tiempo.
Les deseo felices fiestas, feliz diciembre y gracias por escuchar.
(05:17):
Hola Uriel, hola al equipo de Relatos de la Noche
y hola a la comunidad más linda de internet. Espero
poder escuchar esta historia en el canal porque es algo
que siento que puede gustarles y además me gustarÃa ver
si alguien puede ayudarme. Mi nombre es Segundo Sarlange. Tuve
la oportunidad de compartirles una historia a través de la
voz de Uriel hace ya un tiempo. No sé si
(05:38):
alguno se acuerda. Esa casa embrujada en La Prida, el
pueblito de Buenos Aires, Argentina. Tengo que admitir que tuve
que alejarme de relatos por un tiempo por temas laborales.
El dÃa no me alcanza para poder escucharlos. Pero por
suerte hace poco pude cambiar mi trabajo y ahora tengo
uno que me permite disfrutar los relatos de personas de
todos lados mientras creo artesanÃas en mi taller. Pero no
(06:02):
les escriba para contarles eso. Les traigo una historia más,
vivida en carne propia, junto a un familiar y un amigo,
en el mismo pueblo que la historia anterior, acá en
La Prida. paro de divagar y les paso a contar
mi vivencia. Desde hace tiempo estoy viviendo en el campo
con mis dos abuelos. Como ya se imaginarán, la tranquilidad
(06:23):
y la paz que se siente por esta zona es
algo que no se puede explicar con palabras. Esta calma
obviamente es un escape para algunas personas de sus vidas
ajetradas de la ciudad, como es el caso de mi
amigo Rafa, a quien llamaré Chino en esta historia. El
Chino me habÃa avisado que querÃa venir un fin de
semana al campo. Estaba bastante aturdido por la ciudad y
(06:44):
A lo que yo respondà pidiéndole que por favor viniera,
que lo iba a estar esperando con gusto. Le avisé
a mis tÃos que iba a venir el chino y
como ya lo conocen se alegraron con la noticia. Pasada
una semana llegó el dÃa de buscarlo en el terminal
del pueblo y luego volver al rancho. En el camino
fuimos hablando de cosas para hacer en los dÃas que
iba a quedarse. QuerÃamos ir a cazar, cuidar el ganado,
(07:08):
recorrer con los caballos y algunos otros trabajos que tenÃa
planeado hacer con él. Al llegar a la casa mis
tÃos lo recibieron cálidamente y pronto estábamos ayudando a poner
la mesa para cenar. Durante la cena le comentamos al
tÃo nuestras intenciones para los siguientes dÃas, a las cuales
aceptó de inmediato la gran mayorÃa, excepto la de ir
(07:29):
a cazar. Cabe aclarar que yo ya habÃa intentado salir
a cazar con él, pero siempre tenÃa una excusa para
no hacerlo y como esta vez estaba con el chino,
planeaba usarlo como una ayudita para que aceptara salir a cazar.
Mi tÃo nos miró a los dos un segundo, para
luego seguir explicando por qué se negaba, poniendo una excusa boba,
(07:50):
cuando mi tÃa le apoyó su mano sobre la muñeca
y le dijo algo que nos dejó al chino y
a mà extrañados.¿ Y si tallabas tu cruz? Mi tÃo
se cayó un rato, y luego dijo que aceptarÃa la oferta,
y que al dÃa siguiente iba a ir al pueblo
a comprar las balas para la noche siguiente. Nosotros obviamente
nos alegramos, y rápidamente nos olvidamos del comentario de mi tÃa.
(08:15):
El dÃa siguiente estuvo lleno de preparativos. Aceitamos las armas,
preparamos los cargadores y una bolsa con comida para el camino.
La idea era adentrarnos bastante en el monte para buscar
ciervos o jabalÃes, lo que encontráramos. Durante los preparativos notaba
de reojo que el tÃo murmuraba entre dientes o hacÃa
caras como de resignación, como si supiera por qué no
(08:37):
debÃamos ir. Más tarde ese mismo dÃa yo estaba en
mi taller con el chino. cuando me acordé de que
tenÃa que cargarle a nafta a la camioneta. Mi taller
queda a la derecha de la casa si se le
ve de frente, y el galpón donde se guarda el
vehÃculo está a la izquierda, asà que debÃa pasar por
el frente de la casa para llegar. Cuando estaba pasando
(08:57):
por la ventana de la habitación de mis tÃos, escuché
a mi tÃa decirle a su esposo, ya lo viste
un par de veces y no te pasó nada, ya sabes,
con esa cruz estás perfecto, yo tengo la mÃa acá.
Asà que no te preocupes, anda con los chicos. Yo
pasé de largo medio despacio para terminar de escuchar eso,
(09:18):
y luego recordé lo que le habÃa dicho la tÃa
al tÃo el dÃa anterior. Ahà comencé a sospechar algo.¿
Una cruz? Que no se preocupara. No lo sé, supersticiones
del campo, pensé. Cuando llegó la noche nos subimos a
la quemaneta. Despedimos a la tÃa y nos fuimos los
tres hacia el monte, todavÃa de noche. con nuestros faros
(09:40):
y linternas apuntando a los lados, esperando ver un animal.
Al llegar al pie de una loma decidimos estacionar la
camioneta ahà y subir el monte a pata. QuerÃamos ir
con el mayor silencio posible para poder escuchar a los animales.
Al bajar del vehÃculo nos dimos cuenta de que el
silencio nos rodeaba. No estaba oscuro porque la luna ilumina
(10:01):
mucho más en el campo, pero sà que no se
escuchaba nada, absolutamente nada. Nos pareció curioso, pero no exagerado.
Asà que fuimos subiendo el monte hasta llegar a un
camino que usaban los chanchos para caminar con sus lechones.
Entonces nos preparamos entre unos pastos y los esperamos. Voy
a tratar de explicarles el lugar donde estábamos, asà pueden
(10:23):
tener una imagen clara del espacio. ImagÃnense un sendero de tierra, plano.
Miren a su izquierda, imaginen una pared de piedra de
unos 5 metros de alto con algunos árboles en la cima.
A la derecha imaginen una leve bajada, y más o
menos a la altura del camino, las copas de unos
pinos dada la bajada del terreno, lo que hacÃa que
(10:44):
los árboles crecieran desde mucho más abajo. Nosotros nos fuimos
a esconder a unos pastizales que estaban del lado izquierdo
del camino, quedando contra la pared. Esperamos y esperamos, 10 minutos, 20, 30,
una hora y no pasaba nada. Sin embargo, se comenzaba
a sentir una brisa de viento bastante frÃa, lo que
(11:04):
hacÃa que las copas de los árboles bailaran. Mi tÃo
estaba con las manos entrelazadas sobre sus rodillas y con
la espalda contra la pared. Se notaba preparado para cualquier cosa,
pero también se notaba expectante. Mi amigo también estaba ansioso.
Luego de un rato más se escuchó algo. Al fin
(11:25):
se escuchó algo. Levantamos los tres las armas muy lentamente.
para no hacer ruido ni alertar a nada que anduviera
por ahà dando vueltas. Si recuerdan cómo era el paisaje
que les expliqué, se acordarán de la bajada de tierra
que habÃa a la derecha del camino, ¿verdad? Bueno, no
hay manera de explicar de forma razonable lo que pasó después.
(11:50):
Al frente nuestro se comenzó a escuchar el crujir de
ramitas de pino seca sobre el suelo, cerca del borde
del camino, pero hacia abajo. dejando a lo que estuviera
ahà todavÃa sin ser visto. Algo venÃa subiendo. El sonido
era cada vez más recurrente, más cercano y por momentos
más lento, pero estaba ahÃ, moviéndose a unos cinco metros
(12:15):
más o menos. En un momento ese sonido se detuvo
y luego comenzó a subir la pendiente hacia el camino,
acercándose a él. Nosotros, listos atrás de los arbustos, con
los dedos sobre los gatillos de las escopetas. De atrás
al camino se comenzó a asomar. Él. No era un ciervo,
(12:38):
no era un jabalÃ, tampoco un puma. Era algo peor.
Un niño. Un niño humano. Bajito, de un metro treinta serÃa.
Se notaba como intentaba subir al camino desde atrás de
la ladera. porque vimos sus manos agarrando pasto para poder trepar.
(12:59):
De todo lo que podrÃa haber subido de la ladera,
un niño era lo último en que pensábamos. Mi amigo
comenzó a bajar el arma y levantó apenas la cabeza
para aclarar la imagen de lo que veÃa, para luego
intentar avanzar hacia el chiquillo. Vi como mi tÃo lo
agarró del brazo firmemente, pero con mucho cuidado para mantener
el silencio. Nos hizo una seña para que no hiciéramos ruido.
(13:23):
Y ahà noté en su muñeca, la cual habÃa levantado
para señalar la boca con su Ãndice, un rosario con
una cruz blanca, de plata. TenÃa una lágrima en su
mejilla derecha. Yo volvà la mirada hacia el niño y
lo vi ya parado en medio del camino. El pequeño
estaba con los brazos inclinados hacia su pecho, tocándose los
(13:45):
dedos los unos con los otros, como cuando un niño
se pierde y espera que su madre lo vaya a buscar.
Su vestimenta era extraña. TenÃa un ponchito rojo, un pantalón
corto verde oscuro y unos zapatitos como muy antiguos. Era
un conjunto extraño, como pasado. Su piel era pálida. Seguro
(14:10):
ya se lo pueden imaginar. Una piel del color de
los huesos, blanquecina. La parte de las piernas que se
notaba después del pantalón estaba manchada de tierra. En realidad
vi manchones oscuros sobre todo en las rodillas. Su cara,
su cabeza, por Dios, su cabeza estaba hinchada. No sé
(14:31):
cómo explicarlo, parecÃa como si le hubieran picado muchas abejas
a la vez. Estaba lleno de raspones por toda la cara.
Su pelo negro se organizaba en mechones a lo largo
de su cabeza, dando la apariencia de una cabellera como
la de las muñecas antiguas a las que se les
cae el pelo. Sus ojos estaban igual de hinchados que
(14:52):
su cara, los párpados rojos, y no se le veÃan pestañas.
Luego noté sus manos, a las que no habÃa mirado
más que para ver su postura. Estaban desgarradas, como si
hubiera estado tirándose una zarza o rasuñando cemento. Se le
notaban los huesos a través de los dedos, y sus
(15:13):
muñecas estaban moradas. La visión de esa cosa se vio
interrumpida por un sonido. una especie de llanto mezclado con algo,
no sé bien qué, pero era un llanto muy grave,
parecÃa que en el momento de inhalar el aire lo
exhalara y al revés, cuando exhalaba parecÃa inhalar, no sé explicarlo,
(15:34):
además parecÃa sumársele un carraspeo, como si no tuviera garganta
para poder hacer esos ruidos, comenzó a mover su cabeza
para varios lados, no eran movimientos erráticos, eran premeditados, ParecÃa
que estaba buscando algo en especÃfico. Realmente parecÃa la escena
de un niño buscando a su madre. Era terriblemente desgarrador
(15:55):
verlo ahÃ, parado, llorando. En un momento, mientras movÃa su cabeza,
el chino hizo un sonido como de un jadeo, como
cuando quieres llorar pero no te sale nada, como si
liberaras una carga de aire encerrada. Y con ese sonido,
en ese momento el niño miró hacia nosotros. Mi tÃo
(16:15):
estaba rezando, el chino trataba de cubrirse la boca y
yo tenÃa mis manos duras contra la escopeta. El niño
comenzó a sollozar. Paró de llorar, pero también era un
sollozo muy raro, como muy rasposo y grave. Yo no
miraba directamente a los ojos, unos ojos que por momentos
(16:36):
dejaban ver su interior, unos ojos blanquecinos como el color
de la luna. esa imagen me va a perseguir muchÃsimo
tiempo en mi vida, quizás hasta mi muerte, el niño
parado en el medio del camino, llorando sin hacer nada,
mirándonos con una expresión entre tristeza, frustración y pesar, como
(16:58):
si algo terrible hubiera ocurrido, de repente el niño dejó
de llorar, y nos miró a los tres, un momento
a cada uno, mientras mi tÃo rezaba, el chino lloraba
y yo seguÃa en shock, Luego giró levemente su cuerpo
y se fue caminando en la dirección contraria de la
que venÃamos. Y ese fue el fin de la aparición.
(17:24):
Ni bien se fue de nuestra vista, los tres salimos
de ese estado de parálisis y caminamos hasta el camino.
De ahà volvimos a la camioneta, atentos en cada esquina
del camino, atentos a cada piedra, mirando detrás de cada árbol.
Creo que el trayecto hasta el vehÃculo fue la experiencia
en la que más me sentà observado en toda mi vida.
(17:44):
SentÃa que el niño nos estaba siguiendo. Vaya saber que
otras cosas rondaban la zona. No tenÃamos ganas de saberlo.
Cuando por fin llegamos a la camioneta, notamos que se
escuchaban los ruidos de la noche, los grillos, las aves, etc.
Nos subimos rápido y antes de volver al rancho, miré
(18:05):
una última vez al monte. ahà me pareció verlo con
sus manos juntas sobre su pecho su ponchito y su
cabellera negra y de hecho me pareció ver algo al
lado suyo una figura más alta que él de pelo
largo y con un camisón largo y claro su madre,
(18:27):
la abuela algo más no querÃa saberlo y no les
comenté esto último a los demás volviendo al rancho mi
tÃo me miró TodavÃa con la cruz en sus manos
y me digo. Por esto no querÃa venir. No sé
qué es ni qué quiere. Hoy está acá en el
monte y otras lo veo más cerca de casa. A
(18:50):
veces está en el potrero atrás del rancho. Otras lo
veo al atardecer. Parado en medio del campo o caminando
sin un rumbo aparente. No sé quién es o qué
es o qué quiere. Lo único que hago es evitarlo.
Y rezar por lo que sea eso. Por su descanso.
por protección o por otras cosas por lo que sea
(19:12):
mientras nos deje en paz las palabras de mi tÃo
me hicieron sentir un tonto un tonto por no darme
cuenta antes del porqué de su negación del porqué de
las palabras de mi tÃa cuando llegamos al rancho nos
fuimos a dormir rápido los tres y por suerte esta
noche ya no pasó nada luego me enteré de que
(19:34):
mi tÃa se quedó hablando con mi tÃo ayudándolo a
hacerse un café y escuchándolo mientras él le contaba lo
que habÃamos pasado. Esto lo sé porque mi tÃa me
lo contó a los pocos dÃas. A la mañana siguiente
ayudé al chino a preparar su bolso y lo despedÃ
en la puerta, viendo cómo mi tÃo lo llevaba al pueblo,
despidiéndolo por el camino. Y no sé si fue un
(19:57):
reflejo o algo por el estilo, pero cuando se iban,
entre los árboles, al lado del camino, apareció verlos de nuevo,
muy a lo lejos. Muy borrosos pero... Verlos otra vez
a ambos... Uno al lado del otro... Bajo un eucalipto
cerca de un silo... Pero espero que haya sido solo eso...
(20:19):
Un reflejo... Un asomo de memoria... De mis miedos... Obviamente
el chino no quiere volver al campo... Y mi tÃo
me mira con mala cara cuando yo le hago chistes
sobre ir a cazar... Tratando yo también de distraerme... E
intentar olvidar los sucesos ocurridos esa noche en el monte...
Es la única forma que tengo de lidiar con eso. ReÃr.
(20:44):
Espero que les haya gustado mi historia, comunidad. Espero que
alguien pueda ayudarme. Que deje un comentario, por favor. Quiero
sacarme la duda de qué podrÃa ser ese niño. O
esa cosa. Y si creen que puede ir acompañado o no. Gracias, Uriel,
por el espacio. Si esa historia llega a ser leÃda
por vos en el canal... Saludos al equipo y a
(21:06):
la comunidad y les deseo a todos un feliz dÃa,
una feliz noche, una buena vida. Saludos. Gracias por seguir
por aquà y antes de continuar con las siguientes historias, recuerda,
(21:26):
si aún no te suscribes, este es el momento, vuélvete
parte de la comunidad. Recuerda también que este espacio, Relatos
de la Noche, es el único original porque están saliendo
muchos canales con nombres parecidos robándose las historias, tus historias,
subiéndolas simplemente con otros tÃtulos. También mencionar que las redes
(21:50):
oficiales las encontrarás como en el usuario, pero el nombre
siempre es Relatos de la Noche. pasen la voz cuando
vean esas cuentas piratas porque mucha gente cree que tenemos
varias cuentas que le cambiamos el nombre lo cual no
tendrÃa ningún sentido para hacer y lo peor es que
(22:13):
muchas de esas cuentas le piden dinero a la gente
de la comunidad para seguir creando contenido asà que por
favor recuerden nosotros nunca nunca nunca les vamos a pedir
una donación recuerda quedarte hasta el final porque vamos a
decirte cómo ganar libros autografiados Ya sea que nos escuches
en tu plataforma de podcast favorita o en YouTube. Continuamos.
(22:38):
Hola comunidad, mi nombre es Andrea. Llevo mucho tiempo escuchándolos
y aunque he vivido varias cosas, esta fue la primera
y la más fuerte. Me costó decidirme, pero finalmente me
animé a compartirla por la confianza que les tengo. Esto
(22:58):
ocurrió alrededor del 2017, cuando estudiábamos en el Cebetis. una preparatoria pública.
La abuelita de una amiga habÃa fallecido, y como éramos
un grupito de niñas muy unido, decidimos acompañarla al rezo
de cuerpo presente. Ese dÃa después de clases, viajamos de
Cuautla a Tlayacapan. El ambiente era muy tranquilo en la
(23:20):
casa donde tenÃan el cuerpo, muy pacÃfico. HabÃa un pasillo
largo que llevaba a una sala donde tenÃan el cadáver.
Nosotros no entramos. Solo abrazamos a nuestra amiga y nos
sentamos para el rezo. Las sillas estaban acomodadas a lo
largo del pasillo, y yo me quedé hasta atrás, casi
frente a la calle. A la mitad del rezo, de
(23:42):
la nada, escuché que alguien susurró mi nombre, muy claro,
en el oÃdo. Andrea... Me giré a la izquierda con
mucho miedo, pero no habÃa nadie. Me quedé inmóvil pensando
que quizás fueron mis nervios, pero cuando volteé hacia el
(24:03):
otro lado, vi a una de mis amigas con la
misma cara de susto que yo. ¿Escuchaste? Me dijo, y
yo nada más asentÃ. Nos sonreÃmos asÃ, nerviosas, y nos
quedamos calladas. Al final lo comentamos con las demás, pero
como todo estaba tan reciente, el luto, no quisimos darle
(24:25):
vueltas a un simple susurro. Esa noche llegué muy cansado
a mi casa. Yo compartÃa cuarto con mi hermana menor.
Me cambié, me acosté y me dormà casi al instante.
Ya en la madrugada desperté. Revisé el teléfono. 3.15 de
la mañana. Me sentÃa muy cansada, asà que nada más
(24:47):
me acomodé y traté de volver a dormir. El dÃa
siguiente fue normal. Le conté a mi mamá lo del susurro,
pero no lo tomó como algo importante. solo me dijo
que rezara, en la noche aunque traÃa esa inquietud, me
pude dormir bastante rápido, pero otra vez desperté en la madrugada,
(25:08):
volvà a ver la hora, las 3.15, igual que la noche anterior,
y ahà sÃ, sentà algo distinto en el cuarto, como
si hubiera alguien más, no era una sensación, era una certeza,
quise moverme para acomodarme y no pude, Me quedé completamente
(25:28):
inmóvil y por la esquinita de la vista vi algo
parado junto a mi cama, una sombra, muy negra, como
un sombrero alto. Sentà un miedo que no sé ni
cómo describir. No cerré los ojos, solo me quedé ahÃ,
viendo esa silueta sin moverme hasta que empezó a amanecer
y con la luz dejó de verse. No le dije
(25:52):
nada a nadie porque estaba segura de que no me
iban a creer. no le dije nada a nadie porque
estaba segura de que no me iban a creer fui
a la escuela pero no pude concentrarme todo el dÃa
estuve tensa esperando que no llegara la noche que el
dÃa se me hiciera eterno no podÃa dejar de pensar
en ese momento en que otra vez me iba a
(26:14):
sentir totalmente a merced de algo que no entendÃa esa
noche recé y recé como me dijo mi mamá me
quedé dormida rezando y volvió a suceder Desperté por la madrugada,
pero esta vez ni siquiera quise ver la hora. Me
dio miedo que otra vez el reloj dijera 3.15. De reojo
(26:36):
confirmé que ahà estaba otra vez, la misma sombra, igual
de quieta, con ese sombrero. El miedo era peor. SentÃa frÃo,
pero al mismo tiempo estaba sudando. No podÃa mover nada
del cuerpo, solo un poquito la cabeza. Intentaba convencerme de
que era parálisis del sueño, de que eso pasa, de
(26:57):
que es común, pero yo estaba perfectamente consciente, estaba completamente despierta.
Con toda la fuerza que pude empecé a llamar bajito
a mi hermana. Fernanda, Fernanda, Fer. Yo pensé que no
me iba a escuchar, pero se levantó, me vio y
(27:19):
su cara cambió por completo. Me preguntó qué tenÃa y
yo le pedà que fuera por mi mamá. Mi mamá
entró con la Biblia en la mano. Se sentó conmigo,
empezó a rezarme. Me acariciaba las piernas y los pies.
Y su cara, su preocupación, nunca se me va a olvidar.
(27:39):
Asà se quedó conmigo hasta que amaneció. Hasta entonces pude
dejar de sentir ese miedo profundo. Ella se fue a
dormir un rato y yo por fin me quedé medio dormida.
Después de eso ya no pasó nada tan fuerte... Pero
el cuarto... No sé... Quedó con una vibra muy fea...
Como si algo se hubiera quedado ahÃ... Pasaron más cosas...
(28:04):
Se escuchaban voces cuando no habÃa nadie... Las luces se
apagaban solas constantemente... Pero ya no volvà a tener miedo
como esa noche... No tanto... Hasta la fecha nadie duerma
en ese cuarto... No entiendo si tiene... Conexión... La voz
de la funeraria con la que empecé a vivir. No
(28:24):
entiendo si algo se fue conmigo, si algo se me pegó,
o si algo que ya estaba ahà despertó, pero nunca
volvió a ser igual. Gracias por leer mi historia. Ojalá
algún dÃa pueda escucharla aquÃ, con ustedes. Hola Uriel, mi
(28:46):
nombre es Javier. Te escribo esta historia junto a mi
amigo Baldo. Nosotros crecimos en una comunidad muy pequeña de
la Sierra Norte de Puebla, de nombre de Tlapizalapa, Tlao
la Puebla, donde de hecho solo hay un transporte al
dÃa para llegar ahÃ. Más que una historia paranormal, es
un suceso que nos deja pensando hasta el dÃa de hoy.
(29:07):
Esto no nos sucedió a nosotros, pero sà a un
señor del pueblo, que no dirá el nombre por respeto
a él y a su familia, al cual le cambiará
el nombre por respeto a su familia. Esta historia se
remonta a finales del 2022, cuando un señor de la tercera edad,
al que llamaremos Don Octavio, desapareció. Este señor era alguien
(29:29):
muy conocido en el pueblo. Lo caracterizaba su humor, además
de que era un tanto borracho, y la mayorÃa de
la gente lo querÃa, y es que siempre te saludaba
con una sonrisa. VivÃa encima de una loma, la cual
casualmente está a dos minutos del panteón de la comunidad.
En nuestro caso, siempre que lo veÃamos le gritábamos,¡ Don Octavio!
(29:50):
Y él respondÃa siempre con su frase rara pero graciosa,¡
Maten pollo antes de que me echen al hoyo! Ya
sé que es una frase que no tiene sentido, pero
era lo que lo caracterizaba. Bueno, una tarde lluviosa en
la comunidad, Don Octavio salió según los vecinos a comprar
algo de cervezas para pasar el rato. Lo normal de
(30:13):
siempre en un dÃa como esos. Solo que la tienda
más cercana estaba a 15 minutos, pues el camino se llenaba
de lodo. Pero él nunca llegó a la tienda, ni
a esa ni a ninguna otra del pueblo. Su último
avistamiento fue caminando cerca del panteón, un tanto preocupado por
la lluvia. Desde ese entonces nadie supo de él, o
(30:35):
al menos de su paradero. Pasó esa noche y su
familia alertada pidió ayuda para salir a buscarlo, ya que
pensaron que se habÃa emborrachado en alguna tienda y podrÃa
estar afuera. como los demás borrachos, pero no. Simplemente no estaba.
En los dÃas siguientes siguió la búsqueda. Llegaron policÃas y
hasta la Guardia Nacional. Y esto fue muy raro porque
(30:56):
en esta comunidad, al ser muy alejada, no viene gente
de seguridad municipal y mucho menos la Guardia. Esto alertó
a la comunidad y todos apoyaron en su búsqueda. La
mayor parte de la comunidad es monte, cafetales o potreros.
asà que no descartaban que por su borrachera hubiera subido
y tenido un accidente o algo asÃ, pero nadie encontró nada.
(31:18):
Buscaron en cada lugar, en cada recoveco y no. También
hicieron una búsqueda en el rÃo del pueblo, que solÃa
crecer por las lluvias. Ese rÃo tiene historias y sucesos
bastante paranormales, difÃciles de creer, pero eso te lo contaré
en otro momento. Nadie encontró nada en el rÃo, ni
un rastro de su ropa. También descartaron la idea de
(31:42):
un secuestro, pues nunca hay entrada de desconocidos, menos porque
la gente se darÃa cuenta de un vehÃculo extraño. Y
para llegar al poblado más grande, que es Xicotepec de Juárez,
son dos horas y media de un camino de terracerÃa.
Para salir por el otro lado tendrÃas que caminar tres
horas de subida, asà que nadie supo qué pasó. Te
(32:02):
lo juro, Uriel, era como si se le hubiera tragado
la tierra, o como si algo más se le hubiera llevado.
Esas noches los tecolotes cantaban en el pueblo por todos lados,
y ya ven que dicen que eso es de mal agüero,
asà que la gente pensaba lo peor. Entonces,¿ acaso se
dio lo que aún nos pone a pensar? La bisabuela
(32:24):
de mi amigo Baldo nos contó acerca de un ave
con un pico rojo, alargado, que se encargaba de desaparecer
a la gente que veÃa vagando de noche bajo la lluvia.
Nos decÃa que era para asustarnos, por andar siempre de noche.
Según ella ese pájaro se convertÃa en una especie de
hombre pájaro enorme que podÃa llevarse a las personas volando.
(32:46):
Obviamente no le creÃmos y entre burlas le dijimos, aguas
y ese pájaro se llevó a don Octavio. Ese dÃa
todo estuvo normal, hasta que de noche, por ahà de
las dos y media de la madrugada, mis amigos y
yo bajamos después de terminar de jugar fútbol y vimos algo.
Entre la niebla, justo entre el campanario de la iglesia,
(33:08):
que también está muy cerca de la casa de don
Octavio del Panteón, vimos a un hombre grande, vestido totalmente
de negro. Se movÃa como si estuviera empapado de agua,
sacudiéndose el cuerpo con movimientos torpes, extraños, como si estuviera exhausto.
Esa tarde habÃa llovido, pero lo que se nos hizo
(33:28):
raro fue que no conocÃamos a esa persona. Cuando vio
que lo mirábamos se quedó quieto. y luego decidió bajarse
del campanario muy rápido, casi corriendo. Nosotros por instinto y
desconfianza decidimos irnos corriendo, hasta que al ir llegando al panteón,
se los juro comunidad, escuchamos claramente encima de un árbol
(33:50):
como cayó algo muy, pero muy pesado. Todos miramos hacia arriba,
y ahà estaba, ese pájaro del que nos habÃan contado recientemente.
El plumaje era de un color negro intenso que apenas
se veÃa gracias a una luz tenue de un postre
de luz y ese maldito pico rojo del cual nos
(34:11):
habÃan advertido. Les juro que no se parece a ningún
pájaro real. Solo nos miró y empezó a sacudir las alas,
pero lo hacÃa exactamente igual que la persona que habÃamos
visto en el campanario de la iglesia. El mismo movimiento
como de cansancio. Me quedé en shock y baldo también.
(34:33):
Nuestros demás amigos conocÃan la historia y también se llenaron
de miedo. Entonces, entre esa parálisis, escuchamos algo más, un susurro,
una voz que les juro comunidad, no era nada humana,
pero nos dijo, Chomacos, dejen de andar de chismosos, a
(34:55):
ese viejo ya le tocaba. Al oÃr eso, la pura
adrenalina y el miedo hicieron que saliéramos de esa parálisis.
Todos salimos corriendo, cada uno hacia su casa, mientras veÃamos
como el pájaro volaba sobre el potrero, directo hacia la loma,
allá donde solÃa vivir don Octavio. Que en paz descanse.
(35:19):
Hasta el dÃa de hoy no encontramos explicación entre el
suceso de su desaparición y nuestro encuentro con ese hombre pájaro.
Actualmente ya no vivimos ahÃ. Decidimos salir a distintos lugares
para estudiar la prepa, porque en el pueblo el bachillerato
está en pésimas condiciones. Pero aún seguimos hablando de ello
cuando nos encontramos, y aunque no queremos aceptarlo, en el
(35:44):
fondo sabemos que esa maldita criatura se ha llevado a
don Octavio. Les mandamos los dos un saludo, comunidad. Que
tengan buenas noches, y si alguna vez escuchan un aleteo fuerte...
enorme bajo la lluvia. No se asomen, no miren hacia afuera,
no volten hacia las copas de los árboles. Comunidad, para
(36:13):
celebrar que el libro ya está disponible también en España
y Chile, vamos a regalar 10 libros autografiados a continuación. y 5
para plataformas de podcast en youtube puedes participar comentando este
episodio diciéndonos escucho relatos de la noche desde y ahÃ
(36:36):
menciona tu pueblo tu ciudad tu estado provincia o tu
paÃs lo que tú quieras puede tener más tu comentario
pero es importante que tenga esa frase para que puedas
participar puedes hacer hasta tres comentarios si quieres todos van
a participar Y si nos escuchas en podcast, toma una
(36:56):
captura de pantalla de este episodio reproduciéndose y etiquétanos en
una historia de Instagram. Tenemos que hacerlo asà porque no
en todas las plataformas hay opción de comentarios y queremos
que de todas puedan participar. Y ya que estás por allá,
no dejes de seguirnos. Vienen varios especiales, tenemos sorpresas que
les van a encantar este diciembre que será el más
(37:20):
aterrador de la historia, garantizado. Gracias por ser parte de
la comunidad. Que tengan muy buenas pesadillas. Muy buenas noches.