Episode Transcript
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Speaker 1 (00:03):
Escuché algo y me asomé al patio de la vecina,
por una rendija. No fue curiosidad, sino reflejo. Vi que
mi vecina estaba descalza con un vestido largo, levantado hasta
las rodillas para no ensuciarlo, rodeada de velas negras que
parecÃan clavadas en el pasto. Frente a ella vi una
figura hecha de ramas, como una pequeña estatua con algo.
(00:24):
AparecÃan cuernos. Bienvenidos, bienvenidas comunidad. Espero que estén del mejor
humor para escuchar historias de terror, de brujas, demonios y fantasmas.
Y si no, de verdad espero que estas historias al
(00:46):
menos les acompañen. Recuerda que este espacio, esta comunidad, va
a acompañarte siempre que lo necesites. Estás escuchando Relatos de
la Noche. Buenas noches. Quiero contarles algo que todavÃa me
(01:09):
cuesta confesar que estoy viviendo.¿ Por qué nos dará pena
aceptar que vivimos algo paranormal? Inicia el año pasado, cuando
me mudé por fin a una casita que pude rentar barato. Pequeña, vieja,
pero tenÃa su propio patio, y para mà eso ya
era mucho. La primera semana no pasó nada raro. Lo
(01:31):
único que me llamaba la atención era mi vecina. VivÃa
en la casa de al lado, pero... Siempre tenÃa las
cortinas cerradas y casi nunca encendÃa las luces. No hablaba
con nadie. Apenas salÃa a sacar la basura y volvÃa
a meterse sin levantar la vista. No era mala onda,
simplemente era de esas personas que viven hacia adentro. Una
(01:52):
noche como a las diez, salà al patio a sacar
unas cajas que habÃa usado para la mudanza. Cuando abrÃ
la puerta escuché algo que no supe identificar. Como un canto,
pero bajo, grave, repetitivo. Pensé que venÃa de alguna televisión
o de un radio encendido, pero cuando me acerqué al
fondo del patio entendà que venÃa del otro lado de
(02:13):
la barda, de su jardÃn. Lo siguiente no fue por curiosidad, Uriel.
Fue un reflejo. Di dos pasos y me asomé por
un hueco de la madera. Vi que mi vecina estaba
descalza con un vestido largo, levantado hasta las rodillas para
no ensuciarlo, rodeada de velas negras que parecÃan clavadas en
(02:34):
el pasto. Frente a ella vi una figura hecha de ramas,
como una pequeña estatua con algo parecido a cuernos. TenÃa
las manos extendidas hacia esa figura mientras murmuraba algo. Definitivamente
no era en español. Y habÃa algo más. El olor.
Un olor a establo, fuerte, que se sentÃa dentro de
(02:56):
la nariz, como si hubiera animales encerrados ahÃ, respirando justo
debajo de nosotros. Yo solo la vi unos segundos. Ella
no volteó, no dejó de murmurar, pero levantó ligeramente la cabeza,
como si supiera que alguien estaba ahÃ. No se giró,
no hizo ningún movimiento, nada, pero yo sentà clarito que
(03:20):
sabÃa que la estaba viendo. Esa noche fue terrible, incluso
cuando me fue a intentar dormir, a olvidar lo que
habÃa visto, pero luego fue todavÃa peor. Al dÃa siguiente
la vecina apareció en mi puerta. No tocó fuerte, solo
dos golpecitos. Cuando abrà tenÃa una canasta con pan. Me sonrió,
(03:44):
pero no era una sonrisa normal. Era una sonrisa falsa,
como si lo hubiera estado ensayando. Me dijo, para que descanse.
A veces uno necesita silencio y una mente tranquila. Me
lo dijo asÃ, tal cual. Y yo solo le di
(04:04):
las gracias porque no supe qué otra cosa hacer. Esa
misma noche comenzaron los ruidos. Primero pensé que era la
casa porque era vieja, pero no eran ruidos de madera.
Eran pasos. Pasos que parecÃan descalzos, lentos, justo detrás de
la pared que compartÃamos. También escuchaba risitas bajitas, como si
(04:28):
hubiera niños jugando del otro lado, pero ella vivÃa sola.
eso sà lo sabÃa y empezó lo del olor en
mi cuarto de repente a mitad de la noche entraba
ese mismo olor a establo y no es una metáfora
era un olor real me despertaba y sentÃa como si
hubiera tierra húmeda bajo la cama suciedad como si hubiera
(04:50):
respiración de animales dentro del closet lo busqué revisé movÃ
muebles nada la primera vez que la vi a la
otra mujer Pensé que estaba soñando. Fue una madrugada pasando
las tres. Yo estaba acostado sin poder dormir por el
olor cuando vi que alguien cruzó frente a la puerta
(05:12):
de mi cuarto. Una silueta delgada, encorvada, con un camisón largo.
El cabello blanco, larguÃsimo, arrastrándose casi por el suelo. No caminé.
No se acercó, solo pasó y desapareció en la pared
de la sala. Yo me quedé quieto sin saber ni
(05:32):
cómo reaccionar. Entendà que correr, que salirme no iba a ayudarme.
Al dÃa siguiente de nuevo movà la cama, revisé las ventanas,
cualquier señal de que alguien pudiera haber entrado, pero no
habÃa nada. Todo estaba bien cerrado. La segunda vez que
la vi ya no lo pude negar. No pude negar
(05:54):
que era algo paranormal. Desperté cuando escuché mi nombre, suave.
como si me lo hubieran dicho desde dentro de la almohada.
Abrà los ojos y ahà estaba, parada en la esquina
del cuarto, de frente a mÃ, una viejita flaquÃsima de
piel gris con el mismo camisón. No me veÃa directamente,
(06:15):
tenÃa la cabeza inclinada hacia un lado como si tratara
de oÃr algo que estaba dentro de la pared. Y
el olor, ese maldito olor, era tan fuerte que me
ardÃan los ojos. pronto vi que se metió a la
pared nada más que se metió en ella y dejé
de verla esa misma mañana fui a tocar la puerta
(06:37):
de la vecina para preguntarle si tenÃa animales si habÃa
visto algo raro por ahà en realidad iba a preguntarle
lo que fuera solo querÃa un pretexto para hablar con
ella para caerle bien o algo para que me dejara
en paz para que viera que yo no era ninguna
amenaza pero no abrió aunque sé que estaba ahà Porque
(06:58):
escuché su respiración pegadita al otro lado de la puerta.
Y no respiraba normal. Respiraba como si se estuviera riendo.
Desde entonces no me habla. Pero aparece de casualidad cuando
estoy afuera. Siempre me dice cosas que no son amenazas
pero que suenan como si lo fueran. Durmió bien. A
(07:20):
veces se meten en estas casas. Si escucha ruidos, no
vaya a salir. Y asÃ... Lo peor es que las
apariciones de la viejita no han terminado. Varias veces al
mes se aparece un poco más cerca. Ya no en
la esquina, ya no fuera del cuarto. Las últimas veces
(07:40):
las he visto muy cerca. La noche estuvo sentada al
pie de mi cama, con ese camisón blanco que parece
mojar el piso cuando se mueve, aunque no deja rastro.
Y el olor a establo se queda cada vez más tiempo,
más fuerte. A veces siento que me lo llevo yo
cuando salgo de la casa. No sé qué está haciendo
(08:02):
mi vecina, ni qué cosa le pertenece a ella y
qué cosa está entrando a mi casa por mi miedo.
Pero de que algo cruza la barda por las noches,
eso no lo puedo negar. Y cada vez está más
claro que no fue accidente verla aquella noche. Y siento
que ella sabÃa que algo tenÃa que brincar de su
(08:22):
lado al mÃo. Y ya lo hizo. Y no sé
cómo deshacerme de eso. Hola, Uriel. Hola, comunidad. Quisiera contarles
una de las experiencias que más me han marcado. Una
que de verdad todavÃa me hace dudar si en serio
(08:44):
pasó asà como la recuerdo. Esto fue en el 2018, en Alajuela,
Costa Rica. Era 30 de diciembre. Mi familia suele pasar el
fin de año en la finca de mi abuelo. Esas
fechas son cuando todos nos juntamos, comemos, hacemos relajo. Y también, bueno,
han pasado cosas ahà que podrÃa contarles en otro momento.
(09:04):
Algunas bien pesadas y otras simplemente raras. Pero ya tenÃa
años sin que pasara nada o eso creÃamos. Ese domingo 30
todos estaban jugando y bailando en el rancho con música.
Mis primos y yo estábamos en la plaza jugando fútbol
en la oscuridad. Eran como las once y media. o
ya casi en la medianoche y pues para nosotros ya
(09:25):
era tarde. En una de esas se nos ocurrió jugar
a escondidas. Ya nos habÃan dicho muchas veces que no
lo hiciéramos de noche, que eso era malo, que podÃa
salir un espÃritu, o que te podÃan asustar o que
te jalaran las patas, ya saben. Cuando una tÃa vio
que querÃamos jugar a eso, decidieron mejor hacer una fogata
y dormir en tiendas de campaña, para que no anduviéramos
(09:46):
metidos entre los pastos. Como a la una de la
mañana estábamos ahÃ, asando malvaviscos y una carne asada, y
yo le pedà permiso a mis papás para usar el cuadriciclo,
la cuatrimoto como también le dicen. Era chiquito y ya
estaba medio descompuesto, pero mi papá y yo tenÃamos un
truco para encenderlo manipulando el carburador, a veces encendÃa empujándolo también.
(10:09):
Lo saqué de la bodega donde lo guardábamos, y cuando
lo logré arrancar me dio un montón de gusto porque
casi siempre me costaba. Me subà y empecé a subir
por las manzanas de la finca, En ese entonces el
encargado de cuidarla la tenÃa muy bien trabajada. HabÃa divisiones
por manzana y por hectárea, llenas de pasto para las vacas.
(10:30):
La hierba era tan alta que, sin exagerar, podÃa estar
más alta que yo en muchas partes. Con los varos
halógenos de la moto se alcanzaban a ver los árboles
del camino, pero fuera de eso no habÃa nada de luz.
Si apagabas la moto no veÃas absolutamente nada. Cuando iba
llegando al otro rancho donde se mete el ganado, La
(10:50):
cuatrimoto se apagó de golpe, y sÃ, estaba dañada, pero
no era normal que se apagara asà nada más. Más bien,
lo malo era prenderla. Cerca habÃa vacas hachadas en el pasto, durmiendo.
Encendà la luz del celular para ver qué pasaba y
de repente, escuché murmullos entre los pastos, murmullos fuertes y
(11:13):
algo moviéndose ahà dentro. Se escuchaba como... Me quedé tratando
de entender qué era, pero seguà intentando conectar un tubo
pequeño que se habÃa soltado del carburador, el que llevaba
la gasolina al motor. Fue entonces cuando, con la luz
de la luna, vi algo al fondo, entre los árboles
(11:37):
más grandes, unos de 15 o 20 metros. Algo estaba brincando de
un árbol a otro, y los árboles se movÃan raro.
como si algo pesado los empujara. Ahà sà sentà como
se me erizó la piel, pero por completo. Intenté arrancar
la moto de nuevo y justo en ese momento escuché
algo desde donde estaban las vacas. Una voz. Una voz
(12:02):
que dijo, Ya es muy noche para que esté solo.
Iluminé con el celular hacia donde lo escuché y alcancé
a ver unos ojos brillando en la oscuridad. ParecÃan mirarme directamente.
Levanté la mirada hacia el rancho donde comen las vacas
y vi que la puerta se abrÃa lentamente y entre
(12:23):
la oscuridad salió algo negro, encorvado, caminando despacio. Les juro
que se estaba riendo. Escuché una risa muy fea, muy rara,
mientras esta cosa subÃa entre los pastizales. quedé quieto quise
acercarme un poco no sé ni por qué pero mientras
(12:45):
lo hacÃa todas las vacas se levantaron de golpe y
empezaron a alejarse todo lo que pasó ahà arriba desde
que se apagó la moto hasta eso que vi habrá
sucedido en cuatro minutos pero para mà fue eterno después
escuché un grito horrible como un lamento ahà sà me
terminó de agarrar el miedo empujé la cuatrimoto con todas
(13:08):
mis fuerzas para arrancarla normalmente costaba un montón encenderla asÃ,
pero siento que el miedo me dio fuerza, cuando por
fin encendió me subà y aceleré con todo, y ahÃ,
creo que ahà cometà la peor tonterÃa de mi vida,
volvà a ver hacia atrás, y arriba sobre el rancho
(13:31):
estaba ese bicho, observándome, señalándome con el dedo, en el
camino de los nervios terminé quebrando uno de los halógenos,
pero no me importó nada, solo querÃa regresar donde estaban todos.
Iba con miedo, pánico, ansiedad, un montón de emociones mezcladas.
(13:51):
Cuando llegué mi papá me regañó porque ya me habÃa
advertido que no corriera con el cuadriciclo, y cuando vio
el faro de halógeno quebrado se enojó más. Me dijo
que subiera con él, caminando, para ir a encontrarlo y
arreglarlo al dÃa siguiente. Mientras Ãbamos subiendo le conté lo
que habÃa visto. Me dijo que de seguro yo estaba inventando,
(14:11):
que no me creÃa nada. Pero más arriba, cuando recogimos
el faro, le dije, pa, mira allá. En el fondo,
un punto negro estaba moviendo uno de los árboles. Él
no dijo nada ni me contestó. Solo vio hacia otro lado.
(14:32):
Al bajar, cuando llegamos al rancho donde estaba la familia,
mi papá no me comentó nada, pero sà vi que
habló con mi mamá Cuando le pregunté qué le habÃa dicho,
ella me dijo que lo que yo habÃa visto era
la mona. En Costa Rica las monas son brujas que
se transforman en animales para atormentar o robarse a los niños,
o a los hombres. Tiempo después supe que esa figura,
(14:55):
esa cosa que vi, no era la primera vez que
se aparecÃa en la finca de mi abuelo. Antes de
que yo naciera ya habÃa salido tres veces más. Algo
busca esa mujer ahÃ, esa mona, algo que no ha
logrado encontrar. La última vez que apareció fue también durante
una fogata, con la familia reunida contando historias. Muchas gracias
(15:18):
por escuchar, comunidad. En esa finca, como les digo, pasan
muchas cosas. Y si ustedes gustan, la próxima vez les
cuento lo que me contó mi tÃo. Esas tres noches
de infierno que vivió mi abuelo cuando compró ese terreno.
Esta historia sà pasó. Les prometo que lamentablemente sà ocurrió.
(15:49):
Gracias por continuar por aquÃ... Recuerda que si has llegado
a este punto... Y aún no estás suscrito o suscrita...
No hay ninguna razón... Para que no te vuelvas parte
de la comunidad... Relatos de la noche... SuscrÃbete... Y vuélvete
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(16:10):
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muchÃsimo a seguir trabajando en este proyecto. Continuamos. Hola Uriel,
(16:32):
soy SofÃa, seguidora tuya desde que empezaste en YouTube. Literal
crecà escuchando tus historias y creo que por fin llegó
el dÃa de contar la mÃa. Ojalá puedas leerla, me
gustarÃa saber qué opina la gente. Les saludo desde Colombia,
soy de un pueblo pequeño que casi nadie conoce. Mi abuela, Lala,
era bruja, aunque a mi familia no le guste hablar
(16:53):
del tema. Ella murió antes de que yo naciera, pero
crecà escuchando las historias de mi papá. LeÃa las cartas,
el cigarro, hacÃa rituales. Mi abuela Lala hacÃa muchas cosas asÃ.
Mi historia empieza en 2020, en plena pandemia. Yo acababa de
terminar con mi pareja y después me enteré de que
estaba embarazada. En ese tiempo yo vivÃa en España y
(17:15):
él en Estados Unidos. Él se quedó allá un buen
rato hasta que pudo viajar. Aún asà seguimos viviendo separados
hasta que mi hijo nació. Mi hijo que ahora tiene
cinco años. Yo no me considero bruja, pero sà practico
brujerÃa y santerÃa. Hago lecturas y rituales para gente cercana.
(17:35):
Lo que te quiero contar es lo que pasó durante
mi embarazo y los tres primeros años de vida de
mi hijo. En España nos fuimos a vivir a una
cabaña lejos de todo, como a 40 minutos del pueblo. AhÃ
vivimos hasta que mi hijo cumplió tres años. En esa
casa pasaron muchas cosas, algunas aún no quiero creerlas, pero
(17:57):
sé bien lo que vi. Lo primero que puedo contar
fue la manera en la que me enteré del embarazo.
Yo vivÃa solo en Mallorca y un dÃa de la
nada empezaron a aparecer gusanos blancos, de esos pequeñitos de basura.
Yo supe de inmediato que eso era un trabajo, porque
no habÃa forma de que hubieran aparecido de la noche
a la mañana. No tenÃa basura en la casa y
(18:19):
aún asà los gusanos estaban trepando por las paredes. Hice
una limpieza profunda y un ritual de volteo. Durante ese
ritual vi sombras, escuché voces. Todo se sentÃa como estar
en una pelÃcula de terror, pero curiosamente ahà no tenÃa miedo.
Hice mis oraciones fuertes en latÃn hasta que las velas
(18:42):
se apagaron solas. Después vino un silencio que me dejó
los oÃdos zumbando. Me dieron náuseas y terminé vomitando hasta desmayarme.
Mi mamá fue a verme tres dÃas después. Según ella
yo parecÃa muerta, pálida, delgada, inconsciente. Me llevó al médico
y ahà me enteré de que estaba embarazada. Yo estaba
(19:04):
en la universidad y sentà que se me venÃa el
mundo encima. Los dÃas siguientes soñé mucho con la muerte.
La veÃa sentada mientras yo estaba como en una piscina
cargando un bebé. Y siempre era lo mismo. Cuando me
daba cuenta el bebé estaba ahogado y ahà me despertaba,
siempre un poco después de las 3 de la mañana. Yo
(19:27):
seguÃa trabajando, haciendo lecturas para la gente de la universidad
y uno que otro ritual también. SentÃa como el bebé
se movÃa todo el tiempo, como inquieto. Cuando ya iba
por los 8 meses mi pareja logró venir a vivir conmigo
y ahà fue cuando realmente empezó lo fuerte. Empecé a
tener sueños repetidos con una mujer, cabello negro, mojado, como
(19:49):
si acabara de salir del agua, flaca, casi en los huesos.
Ella cargaba a mi bebé y yo estaba tirada en
el piso, sintiendo que era mÃo, y siempre pasaba lo mismo.
Lo dejaba caer y lo soltaba con un grito horrible.
Mi pareja amanecÃa con aroñazos, mordidas, rasguños, cosas que no
(20:09):
sabÃamos explicar. Decidà contactar a mi maestra en lo espiritual.
Ella me dijo que tenÃa algo pegado. que alguien me
estaba trabajando desde hacÃa tiempo, un trabajo de cementerio. Me
explicó qué hacer y me ayudó a limpiar el apartamento.
Y sÃ, todo se calmó un poco. Apenas pudimos nos
(20:30):
fuimos de ahÃ. Nos mudamos a una cabaña a 40 minutos
del pueblo, como les digo. Yo pensé que ahà por
fin Ãbamos a estar tranquilos. QuerÃa creer que al dejar
Mallorca también dejaba atrás los gusanos, las voces, esa brujerÃa.
Pero fue ingenuidad mÃa. Mi hijo nació, era hermoso, pero
(20:50):
desde el primer dÃa noté que esa oscuridad no se
habÃa ido, solo cambió de objetivo. Poco después de mudarnos,
mientras mi pareja estaba en el pueblo comprando cosas, hice
la primera limpieza de la casa. La cabaña era antigua,
con humedad, madera vieja, ese olor que se apega. Empecé
a quemar ruda y romero. Desde el inicio noté que
(21:12):
el humo no subÃa normal, en lugar de disiparse se
iba directo a una dirección. el dormitorio principal, donde estaba
la cuna del niño. Entré. El cuarto estaba frÃo, como
si no hubiera calefacción. El humo se remolinaba justo sobre
la cuna, formando una figura alta, vaga. De pronto escuché
(21:32):
un ruido metálico de abajo de la cuna. Me agaché
y encontré pegada en la parte baja de la madera
una moneda de cobre oxidada, antigua. No era moneda de euros.
TenÃa tierra seca y algo que parecÃa cera negra. No
me dio miedo por superstición. Fue la confirmación de que
alguien habÃa metido un amarre de cementerio justo bajo la
(21:55):
cuna de mi bebé. Desde esa noche su sueño cambió.
No lloraba normal. Gritaba de pánico. Como si despertara de
una pesadilla adulta. Siempre entre medianoche y las tres de
la mañana. Y lo peor era antes del grito. Yo
sentÃa cuando eso entraba al cuarto. No lo veÃa pero
(22:17):
el silencio era tan profundo que me dolÃan los oÃdos.
Iba a la cuna y mi bebé estaba despierto pero
no me miraba a mÃ. Sus ojitos enormes estaban clavados
en una esquina oscura del techo y tenÃa un miedo
que no era de un bebé. Empezaba a sollozar como
si le doliera el alma. Una madrugada finalmente me cansé.
(22:39):
Prendà la linterna y seguà su mirada. La luz llegó
a la esquina donde veÃa. No habÃa nada. Solo madera,
pero en medio del rincón la madera se veÃa húmeda,
como si algo mojado se hubiera apoyado ahÃ. Recordé a
la mujer de cabello mojado de mis sueños. Mi pareja
(23:00):
trataba de ser racional, pero era difÃcil amaneciendo con esas
marcas que tenÃa que curarle. Una mañana, mientras él estaba
con el niño, fui a mi mesa de rituales. Sobre
mi libro de santerÃa habÃa una trenza de cabello seco.
amarrada con un hilo negro. Al desenrollarla, el olor tabaco
sin quemar llenó el cuarto. El mismo olor que yo
(23:24):
habÃa sentido en mi ritual del embarazo. El mismo del
que mi papá hablaba cuando mencionaba a Lala. No querÃa
creer que fuera mi abuela. Ella murió el mismo año
en que yo nacÃ. Nunca tuve contacto con ella, pero
esa trenza, el tabaco, parecÃa una advertencia y no una linda.
Era una advertencia desesperada. Los ataques empezaron a volverse más directos.
(23:50):
Mi hijo tenÃa poco más de un año cuando la
entidad comenzó a manifestarse de una forma que mi pareja
ya no pudo negar. Todas las noches, entre la una
y las tres, se escuchaba un sonido muy claro en
el pasillo. Algo pequeño arrastrando un objeto de metal por
el suelo, como cuando un juguete se te cae y
lo arrastras con un dedo. El sonido siempre paraba justo
(24:14):
frente a la puerta del cuarto del bebé. Y antes
de detenerse, se alcanzaba a escuchar una risita seca, muy,
muy a lo lejos, y uñas, como si rasparan algo.
Una noche, cuando el sonido llegó a la puerta y
sonó esa risita detrás de la madera, mi pareja encendió
la luz y abrió de golpe. No habÃa nadie, el
(24:37):
pasillo estaba vacÃo. pero justo en el umbral habÃa una
fila de pequeños cÃrculos de ceniza, como dibujados, y en
medio una pieza del rompecabezas de madera del niño. Era
la cara de un animal. Al dÃa siguiente él me
confesó temblando que cuando abrió la puerta sintió algo húmedo,
algo frÃo que le pegó en la cara, como si
(24:59):
hubiera chocado con algo que estaba justo ahÃ, frente a
la puerta. Yo quise tomar el asunto en mis manos,
la moneda, la trenza, las marcas, Todo apuntaba a lo mismo.
Preparé un ritual fuerte, muy fuerte. Uno de protección, pero
muy agresivo. Usé un hueso de res purificado. Le marqué
(25:21):
el nombre de la entidad y el de mi hijo.
La idea era enterrar ese trabajo. Mientras hacÃa la ofrenda,
la vela se elevó demasiado alto y el humo negro
no subió. Se fue hacia la sala. Minutos después, escuché
a mi hijo gritar,« Pero no desde la cuna, sino
desde la sala». CorrÃ, él estaba en la alfombra gateando,
(25:42):
pero con una expresión de terror mirando la ventana, y
en el reflejo del vidrio vi la silueta de la
mujer mojada, la misma de mis sueños, detrás de mÃ,
solo que esta vez alcancé a ver sus manos moviendo
algo que colgaba de un hilo. Cuando me di la
vuelta no habÃa nadie, pero mi hijo señalaba a Figo
(26:04):
un punto y decÃa, con una voz muy diferente a
la suya, ¡Mu! En el punto que señalaba estaba otra
pieza del rompecabezas. Esta mostraba la cara de una cabra negra.
Ahà entendà que la entidad no se iba a ir.
(26:25):
No solo estaba en la cabaña. Estaba jugando con mi hijo.
La noche en que finalmente decidimos huir, empacamos lo necesario.
Yo hice un último ritual sencillo para poder salir. Mi
pareja guardaba las maletas en el coche y yo fui
por mi hijo a la cuna. La habitación estaba completamente oscura,
(26:45):
pero habÃa una luz frÃa dentro de la cuna. Mi
bebé estaba despierto, tranquilo, con una sonrisa que no parecÃa
ser la suya, y miraba a la esquina. Lo levanté,
su piel estaba frÃa y un poco húmeda, y cuando
le toqué la parte baja de la espalda sentà una
cicatriz redonda, pequeña. Del tamaño de la moneda que habÃa
(27:09):
encontrado antes Era una marca nueva Salimos de ahà sin
mirar atrás Abandonamos cosas, muebles, todo Solo querÃamos salvar a
nuestro hijo Regresamos a Colombia Yo pensé que cruzar el
océano cortarÃa todo Mi hijo creció sano pero siempre tuvo
(27:30):
algo raro Jugaba a enterrar muñecos y a sacarlos para
que hablaran con él La cicatriz nunca desapareció Hace unos meses,
mientras hacÃa una limpieza, sentà de nuevo ese ambiente raro, turbio.
Y al dÃa siguiente, al revisarme el brazo, vi una
mancha oscura en mi piel. Gráspera como tierra seca, en
(27:53):
forma de una letra L mayúscula. La firma del ala.
Una marca para contrarrestar lo otro. TodavÃa no lo sé.
A veces, cuando mi hijo está en el jardÃn, lo
veo hablando solo. Me acerco y le pregunto con quién habla.
Él levanta la cabeza, sonrÃe igual que aquella noche en
(28:13):
la cuna y dice, con la señora mojada. La cabaña
quedó atrás, pero la entidad del cementerio y la bruja
Lala que no conocà siguen aquÃ, luchando por algo que
está pegado a la sangre de mi hijo. Y sé perfectamente, Uriel,
que tal vez suene a una historia muy fantástica. Yo
(28:34):
también lo creerÃa asà si no lo estuviera viviendo. Y
sé que hasta que no encuentre la raÃz de esta historia,
nunca va a tener un final. Hola Uriel, me llamo
Danerio Hernández. Es la primera vez que te escribo y
me harÃa muy feliz que llegaras a leer esto, aunque
(28:55):
no se publique. Soy de Guatemala, aunque lo que te
voy a contar no pasó en mi paÃs. Antes de comenzar,
quiero darte las gracias. Te escucho desde el 2021 y todavÃa
recuerdo el primer relato que oÃ, La Casa de la Bruja.
Desde ahà me puse al corriente y llegué a escucharte
casi las 24 horas del dÃa. Tus relatos y tú han
(29:16):
estado conmigo en dÃas en los que me he sentido
muy solo. Pero bueno, esta historia empieza el 31 de octubre del 2022.
Ese año yo me graduaba de tercero básico y en
lugar de hacerme fiesta mis papás me regalaron un viaje
a Estados Unidos, que era mi primer viaje a ese paÃs.
Recuerdo que el dÃa 30 me dormà temprano, escuchando precisamente relatos
(29:38):
de la noche, y es que siempre duermo con audÃfonos.
Pero el teléfono que usaba en ese entonces no permitÃa
usar audÃfonos alémbricos mientras estaba cargando, porque solo tenÃa una
entrada para todo y yo tenÃa audÃfonos de cable. Por
eso cuando desperté el dÃa 31, no me pareció raro escuchar
ruidos en mis audÃfonos. Estaba somnoliento y emocionado por el viaje.
(30:03):
Asà que se me olvidó ese detalle. Me los puse
para ver si era algún relato tuyo porque sonaba como
si fueras tú narrando. Pero cuando me los puse, solo
escuché algo parecido a ti hablando en un idioma que
definitivamente no era español ni inglés. Era una lengua totalmente
desconocida para mÃ.¿ Qué es eso? y apenas saqué el
(30:33):
celular de debajo de la almohada, el ruido en los
audÃfonos se apagó. Ahà caà en cuenta de que el
teléfono se estaba cargando, de que los audÃfonos no estaban conectados.
No le di importancia porque tenÃa el viaje encima. Llegué
a Estados Unidos ese mismo dÃa, en Halloween. A mi
hermana y a mà nos encanta esa fecha, y en Salem, Massachusetts,
(30:57):
todavÃa más porque lo celebran en serio. Mi hermana vivÃa
cerca de ahà en ese entonces, Asà que ese dÃa
fuimos a Salem a festejar, y cuando regresamos me quedé
dormido en un sillón. Y ahà empezó todo. Esa misma
noche empecé a soñar algo muy especÃfico. Una mujer vestida
de negro que llegaba a tocar la ventana donde yo dormÃa.
(31:18):
Y asà se repitió muchas veces durante mi estadÃa. Era
una mujer completamente de negro, de pies a cabeza. Nunca
le vi la cara, pero por alguna razón yo sabÃa
que era mujer. Noche tras noche era lo mismo. Mi
viaje terminó y regresé a Guatemala Seguà con mi vida
En 2024 me gradué de bachillerato Y mis papás otra vez
(31:40):
me regalaron un viaje a Estados Unidos Para ir con
mi hermana Para ese entonces ella ya se habÃa cambiado
de casa Y ahora vivÃa incluso más cerca de Salem
Y otra vez estuve ahà para Halloween Nos disfrazamos y
disfrutamos como siempre Pero al pasar los dÃas empecé a
soñar nuevamente con la misma mujer La diferencia era que
(32:01):
ahora la soñaba en la calle la que llevaba a
la entrada del departamento de mi hermana, y cada vez
que la soñaba empezaba a verle más y más el rostro.
Al principio la imagen era borrosa, pero con los dÃas
yo podÃa verla más clara, hasta que un dÃa la
vi nÃtida por completo. Para que entiendas mejor, el departamento
(32:24):
tenÃa tres puertas, una trasera que daba directo a la
cocina y adelante otras dos, La primera daba a la
calle y la segunda después de esa ya entraba al departamento.
Entre esas dos puertas habÃa otro espacio donde estaba la
bodega de las personas que vivÃan arriba. Ya dejando eso claro,
volveré a la historia. Un dÃa Ãbamos caminando de regreso
(32:47):
al apartamento. Yo iba viendo el suelo cuando escuché una
voz de mujer que me susurraba al oÃdo.« Levanta la
cara y mÃrame. MÃrame de frente». Lo hice sin pensarlo.
Y ahà estaba. La mujer con la que llevaba soñando
desde el 2022. VenÃa caminando directamente hacia nosotros. Me quedé completamente paralizado.
(33:14):
Le pregunté a mi hermana quién era y me dijo
que sà la conocÃa. Que era una hija de los
del departamento de arriba, pero que casi nunca la veÃa.
Yo no le dije nada a mi hermana. Y es
importante mencionar que los primeros sueños, los del 2022, solo lo
sabÃa mi mamá. Nunca se lo contamos a nadie. Esa
noche me costó muchÃsimo dormirme, pero cuando lo logré volvÃ
(33:38):
a soñarla. Esta vez sà le veÃa muy bien el rostro,
y en el sueño se dirigÃa a la primera puerta,
la de la calle, y luego caminaba hacia la segunda,
a la entrada del departamento. Empezaba a tocar la puerta.
Y aunque su boca no se movÃa, yo sabÃa que
era su voz diciéndome que la abriera, que la dejara entrar.
(34:02):
Ese sueño se repitió durante todos los dÃas. Cada vez
que soñaba eso me levantaba y revisaba la puerta. AbrÃa
para ver si habÃa alguien en ese espacio entre las
tres puertas. A veces incluso revisaba si tenÃan seguro y
siempre estaban cerradas la de la calle, la bodega y
la del departamento. Con el tiempo dejé de soñarla en
(34:24):
esas puertas y empezó a aparecer en la puerta de
la cocina. Cada vez insistÃa más en entrar y aunque
su boca nunca se movÃa, su voz sonaba cada vez
más fuerte en mi cabeza, como distorsionada. No sé cómo explicarlo,
pero se escuchaba dentro de mÃ. Al final no pasó
(34:46):
nada más. Volvà a Guatemala. Mi hermana se volvió a
cambiar de casa. Mi papá acaba de regresar de visitarla
y últimamente hemos hablado con mi mamá sobre ir también.
Y desde antes de que mi papá volviera, desde que
empezamos a hablar de ese viaje, empecé otra vez a
soñar con esa mujer. Ahora su rostro está cubierto y
(35:10):
aparece en una calle que yo no reconozco. Aún. Aunque
por lo que ha contado mi papá, tal vez queda
muy cerca de donde vive ahora mi hermana. Tal vez
es su cuestión o tal vez tiene una explicación, pero
les juro, comunidad, que esto me pasa desde 2022. No sé
cómo explicar que soñé con alguien años antes de conocerla,
(35:32):
ni todo lo que ha pasado alrededor de esos sueños.
No sé si me crean, pero les prometo que es verdad.
Si viajo otra vez y vuelve a pasar algo parecido,
les escribiré para contarles cómo sigue todo. Quiero despedirme mandándole
un saludo grande a mi hermana. que también escucha relatos
de la noche a veces y que además me regaló
(35:53):
mi primer libro tuyo en Navidad. Me encantó, aunque no
soy tan lector, ese me lo leà en una sola noche.
Gracias Uriel y gracias comunidad por tanto cariño. No sé
si este relato se llegue a publicar, pero sÃ, sÃ,
gracias por escucharme y que pasen muy buenas noches.