18 – Las privaciones del ministerio
2 Corintios 6:3-13
“No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo. Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios; nuestro corazón se ha ensanchado. No estáis estrechos en nosotros, pero sí sois estrechos en vuestro propio corazón. Pues, para corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros.”
1.Todo lo que Pablo enfrentó, tanto sus limitaciones impuestas por sí mismo para mantenerse alejado de todo mal, como las limitaciones impuestas externamente por las dificultades que enfrentó al servir, todo lo hizo para “no (dar) a nadie ninguna ocasión de tropiezo” (v. 3). Su deseo era mantener un ministerio íntegro para que no sea causa de acusaciones o de daños a otros.
2.Por un lado, estaban todas las dificultades que enfrentaba que requerían de sacrificio, esfuerzo, sufriendo dolor, “necesidades” y “angustias”. Pablo, como muchos de los discípulos, sufrieron necesidades y persecuciones a causa del evangelio. (v. 4-5)
3.Pero también estaban las limitaciones que voluntariamente se imponía para no pecar, y que requerirían de un carácter piadoso y fructífero. A más de esto, buscaba un crecimiento diario de dependencia y aprendizaje continuo para poder ser utilizado con eficacia, “en poder de Dios”. Para todo esto dependía de la obra del “Espíritu Santo” en él. (v. 6-7)
4.Todo esto tenía un resultado bivalente. Por un lado, podía dejar un buen testimonio de provecho para unos, mientras que para otros esto no era nada bueno, sino que era deshonroso o causa de “mala fama”, dependiendo de quien juzgaba. Si eran los creyentes, ellos verían todo lo que Pablo enfrentó como algo grandioso; pero para sus enemigos, todo era resultado de una charlatanería y malicia de parte del siervo de Dios. (v. 8)
5.La bivalencia recaía en que todo lo que Pablo sufría o enfrentaba podía para unos ser motivo de pérdida, pero para otros de victoria, dependiendo la perspectiva. Para Pablo, todo era de gran provecho, y de la misma manera era considerado por los creyentes sinceros y piadosos que veían al ministerio de Pablo como una gran bendición para ellos. (v. 9-10)
6.Pablo exhorta a los hermanos a considerar correctamente todo lo mencionado para que su aprecio y cuidado por Pablo no se pierda. Recordándoles el amor que él tiene hacia ellos, les ruega que sientan el mismo aprecio por él, amor que, por causa de la mala influencia de los falsos maestros, y enemigos de Pablo, los hermanos en Corinto estaban perdiendo, estrechando así su “propio corazón” (v. 11-13).
El ministerio es una de las labores más bellas porque va acompañada de grandes bendiciones y victorias junto al Señor. El ver a vidas transformadas por el poder de Dios, y observar como crecen y llevan fruto, alienta cada día a quien sirve en el ministerio, a más del honor de ser usados por Él para cumplir con Su voluntad.
Pero el ministerio también tiene muchas dificultades y privaciones. Dios permite que Su siervo enfrente todo ello para poder manifestar Su poder en medio de todo, y así las personas pueden afirmar que hay evidencia contundente de un Dios de poder que obra en todo momento en y a través de Su siervo.
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