20 – No insistamos, no hay comunión – Parte II
2 Corintios 6:16-7:1
“¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”
1.En la lección inicial estudiamos que no es posible tener comunión entre dos personas espiritualmente distintas (2 Co. 6:14-16 – Lección anterior). Las diferencias son extremas, por lo que es imposible mantener una relación apropiada.
2.Pero no solo está la dificultad que se da en la comunión entre las personas, sino que esto es un acto de desobediencia ante Dios. El versículo 17 expresa la voluntad de Dios para que salgamos de dicha relación. Como lo expresa un comentarista, la separación espiritual es un mandato, y el no hacerlo “no solo es irracional y sacrílego, sino un acto craso de desobediencia unirse con incrédulos”. (J. MacArthur)
3.En los versículos 16-18 Pablo nos expresa las promesas de Dios a la obediencia ante este llamado. Una relación íntima de Dios con sus hijos es esperada. El Señor se aparta del pecador, pero establece una comunión firme, profunda y constante con quienes le temen y le honran con su obediencia.
4.Ante la promesa expresada en la Palabra de Dios, Pablo nos exhorta a tomar la decisión de seguir el mandato de Dios para caminar apartados del mal y alejarnos de cualquier relación que afecte nuestra santidad y comunión con el Señor. El Señor Jesucristo nos dio ejemplo de ello (He. 7:26)
En la enseñanza del “yugo desigual” (2 Co. 6:14 – 7:1) encontramos unos tres puntos que son muy valiosos para considerar:
Enseñanza contundente (6:14-16a): En el pasaje que nos da Pablo en estos versículos nos deja la clara enseñanza que no hay posibilidades coherentes para mantener una relación buena con un no creyente. Las diferencias son tan grandes que no hay posibilidades de conciliarlas. No hay duda de que, el dejar a un lado este principio, o minimizar su importancia, el creyente expresa una necedad de su parte; pero aquel que es prudente escuchará dicha advertencia y tomará acciones apropiadas ante esto.
Llamado evidente (6:16b-17:1a): El llamado de parte de Dios es a vivir en santidad. Una relación con personas que no son creyentes siempre nos pone en una posibilidad gigante de pecar o de alejarnos de Dios. En la Biblia la enseñanza de no compartir con gente pagana y pecaminosa es clara (Sal. 1). Nuestro llamado es a apartarnos de ellos para vivir en santidad.
Decisión urgente (7:1b): La decisión que debemos tomar debe ser firme. No podemos ignorar la enseñanza de la Palabra de Dios. Si queremos agradar al Señor tenemos que tomar su llamado urgentemente. Las relaciones con incrédulos nunca van a edificarnos, al contrario, siempre nos llevará al detrimento de nuestra santidad y de nuestra comunión con Él. Apartarse es la única opción sabia y santa que tenemos, y esa decisión debe ser tomada seria y urgentemente. Si queremos disfrutar de las promesas de Dios en Su relación con nosotros, debemos seguir Su voluntad sin titubear.
«Aquel que es sabio escucha las enseñanzas de la Palabra de Dios y las pone en práctica, pero el necio las rechaza y cae en desgracia espiritual» –Ministerio UMCD–
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