Episode Transcript
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Speaker 2 (00:01):
Este podcast pertenece a la red Podcast SN. Historia con sentido.
Un podcast realizado y presentado por Juan Carlos González.
Speaker 3 (00:32):
Un saludo a cuantas personas se acercan a través de
las redes sociales, de Facebook, de Twitter, de mi página
web Historia con Sentido. Yo soy Juan Carlos González y
un día más encantado de acercaros una parte de la historia.
El podcast de hoy lo he titulado Por la Alpujarra
o Por las Alpujarras con Pablo de Rojas. Seguimos recorriendo
(00:56):
este Pablo de Rojas, Pablo de Rachis, en los inicios
del barroco, en todo lo que fue el influjo que
este autor tuvo en la escultura de la escuela, sobre
todo barroca granadina. Pero estamos recorriendo, estamos acompañando a todos
estos recorridos, estos últimos días, a todo lo que fueron
(01:17):
las pandemias a lo largo de los siglos anteriores. No
la pandemia que vivimos casi todos los que estáis oyendo,
sino las terribles pandemias que hubo, como os digo, en
el siglo XIX. Porque cada siglo ha tenido sus pandemias
y además de la gripe española, la tuberculosis, que es
(01:40):
como estábamos hablando estos días atrás, fue una gran plaga
que ocupó prácticamente hasta entre el año 1962, que fue cuando
nací yo, y 1970 en diversas zonas de nuestro país. Vamos
a hacer un bosquejo histórico para poder situarnos qué pasó
(02:05):
hasta desembocar estos años y nos vamos a nuestra triste
guerra civil. Cuando los ganadores se hicieron con el territorio,
Durante la guerra civil tuvieron lugar los consecuentes cambios, en
general destinados a restablecer el orden para ellos anterior a
(02:30):
la proclamación de la república. Había muchas cosas que en
su entender indudablemente no les valía. Y en plena campaña
militar se organizó ya una lucha contra las diversas epidemias
que aciotaban el país, prioritariamente contra el paludismo, el tracoma
(02:50):
y de una manera muy especial contra la tuberculosis, que
también entonces la seguían llamando peste blanca. Ya la llamaban tuberculosis,
pero era más a nivel médico que a nivel popular.
Esa lucha se había iniciado a principios de siglo a
través de las diversas campañas de prevención. Había continuado durante
(03:12):
la dictadura de Primo de Rivera, mediante la creación de
institutos provinciales de higiene y durante la Segunda República, cuando
se emprendió un extenso plan de de construcción de dispensarios
que la guerra frustró con todo un vicioso proyecto de
reorganización de la sanidad puesto en marcha en los primeros años 30.
(03:35):
Pero los resultados hasta la fecha habían sido pobres. Como
puede comprobarse en las fatales estadísticas sanitarias, a finales de
la década aún asignaban 40.000 muertos anuales a la tuberculosis, 2.000 al
paludismo y un sinnúmero de ceguera al tracoma que se
(03:56):
cebó especialmente en el levante español. Durante los primeros años
de la posguerra se encontraron las respectivas soluciones para erradicar
el paludismo y el tracoma. Aunque ambas epidemias persistieron todavía
algunos años más. El foco generador del paludismo eran las
(04:18):
aguas estancadas y la erradicación de la enfermedad se logró
mediante actuaciones conjuntas de siembra de pequeños peces devoradores de
las larvas y el desecado de terrenos pantanosos. Y el
tracoma era consecuencia de la falta de higiene corporal y
no hubo más que repartir gratuitamente entre la población pastillas
(04:40):
de jabón lagarto, que las conocéis todos. Bueno, todos los
jóvenes igual no, pero los mayores sí. Y la corriente
castilla de instrucciones para que se hiciera el buen uso
de este para muchos inusual producto y remitiera la enfermedad.
Las fórmulas para atajar la tuberculosis, sin embargo, no llegarían
(05:01):
hasta una década después. Mientras tanto, la medida para aislar
a los enfermos en sanatorios era llevarlos a sanatorios apartados,
buscando además lugares saludables y supuestamente provincias para una curación
(05:21):
más que dudosa. Para ello, se puso en marcha un
ambicioso plan que era la construcción del Patronato Nacional de Antituberculosis. Paralelamente,
se tomaron algunas medidas para mejorar las condiciones de vida
de los trabajadores. Lo había establecido con aquella famosa ley
(05:43):
del fuero del trabajo y todas estas historias y empezaron
a crearse... unos seguros de la vejez y de la silicosis,
que también moría mucha gente, y un seguro de maternidad
a las esposas de los trabajadores. Y se publicó, aunque
no se hacía mucho caso, un reglamento de seguridad e
(06:04):
higiene en el trabajo. y en el año ya 42 se
estableció el Seguro Obrero de Enfermedad mediante aquella famosa, aquel
ministro Girón, que era tan falangista, os acordaréis, los que
conocéis la historia de aquella época, os vendrá a la
memoria aquel personaje que era un tío grandullón. Bueno, Aunque
(06:30):
el factor de la renovación sanitaria más influyente en esta
posguerra fue la ley del seguro obligatorio de enfermedad, que era, bueno,
a ver, a ver, morirte no te morías. Pero como
estuvieras en un pueblo, primero si eras pobre, el acceso
(06:50):
al médico era complicado, porque los médicos, como tampoco tenían
mucho sueldo, pues lo que hacían era, y en los
pueblos había una iguala. Supuestamente los médicos eran médicos públicos. Bueno,
eran médicos públicos y eran a la vez médicos privados,
a ver si nos entendemos. Era sanidad pública en el
(07:15):
sentido de que sí estaban en un dispensario para atender
a todas las personas. Eran médicos también de las fábricas,
a las que atendían a las fábricas y por eso cobraban.
Y eran médicos sobre todo por la tarde de la Iguala.¿
Qué era esto de la Iguala? Pues lo que era
la igualdad consistía en que tú le pagabas a ese
(07:38):
médico una cantidad pequeña, vamos a suponer 25 pesetas todos los
meses o 15 pesetas todos los meses y eso te daba
derecho a ser atendido supuestamente gratis por ese médico. A cambio,
el médico te podía hacer recetas, tanto si eras de
(07:59):
una empresa, que te las hacía a través de haber
revisado a los enfermos que tenía la empresa. Cuando hablo
de la empresa, hablo de un dispensario en la fábrica
o en una clínica que tuviera allí. No iban los hombres,
no los dejaban salir de las fábricas para ir al médico,
eso al botiquín y ahí estaba el médico y le decía,
(08:20):
usted que tiene gripe, muy bien, venga, tómese estas dos
pastillas y siga trabajando. Poco iba por ahí la cosa, ¿eh?
Alguno igual me puede regañar que me dirá que no
interpreto bien la historia y que no la sé, pero
yo lo viví así en mi pueblo, pasaba con todas
las fábricas, porque todas las fábricas tenían su dispensario, el médico, bueno.
Y luego... La gente iba por la tarde con su
(08:42):
hijo o si era una persona mayor y había pagado.
El médico estaba en una isla y le decía,¿ usted
quién es? Normalmente tenían una ayudanta o una enfermera y
allí no había teléfono, ni había cita previa, ni había
nada de nada. Todo tocaba la puerta, el timbre.¿ Usted
tiene igual así?¿ Cómo se llama? Margarita Piñeiro... pues Margarita Piñeiro...
(09:05):
pues nada, pasa a la sala de espera... y espere
que luego le verá el doctor... allí estábamos en una
sala de espera... que era un... la sala de entrada...
de una vivienda... no penséis que era... yo me estoy
acordando ahora que la casa donde vive... mi amigo Luis Igualto...
que os he hablado de ella... que es una de
(09:25):
las casas más bonitas que quedan... en mi pueblo, era
en la parte baja... era donde vivía el médico... este
médico que se llamaba el doctor Cuadrado, que era de Valladolid,
era así como muy serio, muy rimbombante. Había dos médicos,
el doctor Cuadrado y el doctor Oñatibia. El doctor Oñatibia
Tenía una cosa curiosa, que en verano el doctor Cuadrado
(09:47):
se quedaba con todo el trabajo de los dos. Y pensaréis, normal,
se iba de vacaciones. No, no, no se iba de vacaciones.
Tenía que irse al exilio. Cuando el señor que mandaba
en este país venía de vacaciones a San Sebastián y
veía las regatas y todas estas cosas, este, como había sido...
(10:08):
del bando de los perdedores... y muy significado... pues tenía
que irse nada menos que al pueblo de... del centro
de la provincia de Iquipuzcoa... tenía que irse al pueblo...
al pueblo de Castuera... en Extremadura... el cual le veneran...
creo que tiene una plaza, una calle allí... por todo
el bien que hacía en el verano, pero ahí tenía
que cogerse a su mujer y a su prole, que
(10:30):
eran muchos hijos, irse a pasar el verano al frescor,
al frescor extremeño de Castuera. Entonces este médico, como os digo,
pues era una sala de espera de una vivienda, como
una salita, te sentabas allí y ahí no había ni
mascarillas ni medidas protectoras, nos podíamos contagiar todos de todo, ¿no?
(10:53):
Y después de esperar un rato, te pasaban y te atendían.
Esa era la sanidad pública que teníamos. Luego, si te
veían que tenías alguna cosa que no sabías, te mandaban
a un hospital, a un ambulatorio intermedio. La ambulatoria había,
(11:16):
para que os hagáis una idea, esto lo he vivido yo,
en el que soy ya mayor, pero no soy un anciano,
el dispensario de mi pueblo estaba hecho en lo que
eran las cárceles del ayuntamiento. Una cárcel, una bóveda de
piedra que la habían pintado de blanco y en esas
(11:38):
cárceles con un ventanú con un lado, eso era el ambulatorio.
Luego ya hicieron un ambulatorio más grande y luego otro
más grande y luego hicieron hospital comarcal y todo eso
ya no tiene nada que ver. Pero imaginaros cómo estaba
el mundo organizado entonces. y luego lo mismo era practicante...
pasaba con lo mismo... tenías que tener otra iguala... a
(11:58):
veces el médico y el practicante iban en la misma...
en la misma... en la misma iguala... tenían la manía
de pinchar mucho... o sea te recetaban inyecciones... si ibas
al médico ya sabías que alguna... alguna inyección te caía...
lo de las pastillas era poco... pero lo de las inyecciones...
amigo eso te ponían para todo... para gripe, para esto,
para lo otro... pero bueno también nos salvaron la vida
(12:20):
me imagino... y hemos tirado para adelante... Y vamos a
tirar para adelante y nos vamos a ir a la Alpujarra,
que es lo que estamos recorriendo con las obras de
Pablo de Rojas, que son tan absolutamente interesantes. Subiendo por
los parajes alpujarreños granadinos, encontramos la pequeña localidad de Bérchules,
(12:44):
en cuya iglesia, concretamente en la Sacristía, hallamos otra pieza
relacionada con las gubias, con la... con los elementos con
los que trabajaba Pablo de Rojas. La imagen nuevamente representa
a Cristo crucificado de tamaño académico y clavado con tres clavos.
(13:05):
El mismo presenta está todavía vivo... con la cabeza erguida...
quizás queriendo... recordar los últimos diálogos del Señor... en el
relato del Evangelio de San Juan... y persiste por tanto
una intencionalidad... evangelizadora La talla ofrece una mayor corpulencia que
(13:30):
la que hemos visto, hemos recorrido, hemos visitado en Órgiva
y que he descrito y presenta también una anatomía bien
cuidada propia de lo que es un naturalismo escultórico, que
era lo que tenía él de características. La cabeza es voluminosa,
(13:51):
rígida y levemente virada a la derecha y reitera las
formas ovaladas en el rostro, estilizándose de modo sutil en
una barba bífida, o sea que se abre en dos.
Esta se muestra poblada y trabajada en los mechones. El
semblante de Cristo es notoriamente melancólico, manteniéndose las líneas rectas
(14:14):
de nariz y cejas, pero consiguiendo este efecto mediante unos
ojos almendrados, tenuamente inclinados, que miran fijamente al fiel que
contempla la escena, incluso el labio superior, ligeramente elevado, da
la sensación de que la talla estuviese como hablando. Todo
(14:37):
esto hace que se logre de manera sublime la interpelación
de la imagen con el devoto, que esa era la
relación que se quería buscar. De igual modo, el tratamiento
del cabello es realizado de forma similar a la anterior
imagen que os he descrito, y quizá en este ejemplo
(14:57):
se observe levemente un mayor volumen en el pelo, determinado
en todo caso por la posición de la cabeza erguida,
como hacía habitualmente Pablo de Rojas, y tampoco aparece tallada
la corona de espinas. Con respecto al cuerpo, las líneas
(15:21):
serpentinadas que va esbozándose el contrapunto, en este caso es
más matizada, toda vez que la propia pose de la
imagen lo determina. La contorsión y violencia que genera la
caída de un cuerpo inerte en este simulacro no se da.
Sí se repiten los brazos menudos, aunque el Toras de
(15:44):
Cristo percibe algo más musculado que en el ejemplo de Órgiva.
Anatómicamente se definen muy bien las líneas musculares, evoca en
ello al del seminario mayor que veremos, incluso el de
la localidad del Padul, y sus piernas difieren también ligeramente.
En lugar de flexionar paralelamente ambas extremidades hacia la derecha,
(16:07):
se observa como su pierna izquierda, clavada hacia bajo el
pie derecho es la que vira más notoriamente hacia la derecha,
mientras que la opuesta permanece visiblemente más estirada. Esto es
un juego escalonado de sendas rodillas. Aún así, se aprecia
menor movimiento de la figura que en otros ejemplos. En
(16:30):
ello recuerda un tanto al Cristo de la fe de
la Basílica de las Angustias... como también a un grabado
que hay de Johannes de Leder... que representa la escena
del Calvario de finales del siglo XVI. Y con respecto
al paño de pureza... se reiteran aquí uno de los dilemas...
que ya hemos hablado de ellos anteriormente. A la hora
(16:56):
de relacionar esta imagen... Con otras, independientemente de referir que
ya sean las que ya se han hablado de ellas,
la misma resulta ciertamente curiosa, puesto que no es frecuente
encontrar crucificados vivos en la obra de Pablo de Rojas,
por tanto supone un ápice de novedad. Quizá al contemplar
(17:18):
su rostro debamos poner en relación esta talla con otra
iconografía de Cristo del maestro Alcalaino, como os he dicho,
con el nazareno de la Basílica de las Angustias de Granada,
el de la también localidad granadina de Huétor Vega y
nuestro padre Jesús de la Paciencia, de la parroquia de Granada,
(17:42):
la parroquia de San Matías, o el famoso Jesús Nazareno
de Priego, en Córdoba. La similitud es especialmente reseñable en
estos dos últimos modelos, así pues, y siguiendo criterios meramente estilísticos,
se podría datar la fecha en torno al año 1590. En Jubiles,
(18:06):
en la iglesia parroquial de San Sebastián, hay un Cristo
crucificado que se atribuye o a Pablo de Rojas o
a su círculo. Jubiles es uno de los pueblos más
pequeños de la Alpujarra y, como os digo, se encuentra
otro crucificado que nos evoca las trazas de Pablo de Rojas.
(18:26):
Claramente se observa la pose de las líneas helicoidales que
realiza para el Cristo de la Esperanza o el del
Seminario Mayor, que rayan ya hechuras barrocas. Se trata pues
de imágenes muy de finales del siglo XVI o primeros
años de la centuria del 600 al igual que esta. Lamentablemente
(18:49):
se observa que la talla ha sido bastante retocada con
el paso del tiempo, especialmente con repintes, lo que impide
contemplar la pureza de su imagen en un principio. En
este sentido, se adscribía al elenco del círculo del escultor jienense,
(19:15):
del pecho definido, aunque no musculoso, como es el tipo
de rojas, Denota en este retoque que ha sufrido, que
ha querido resaltar las líneas de la musculatura, es proceso,
y las piernas giran hacia la derecha de forma paralela,
como en ejemplos que hemos visto y el perizoma se
(19:36):
ven los resabios de los modelos también de Rojas. Donde
más se aleja de los cánones clásicos de Rojas es
en la cabeza. Por eso puede ser que sea obra
de su círculo más que propiamente de él. Hemos empezado
(20:01):
a recorrer la Alpujarra y he dado título a ella,
pero tenemos que seguir recorriendo obras atribuidas a Pablo de Rojas.
La Casa Museo de las Pisas posee el marco espléndido
de una característica arquitectura granadina del primer tercio del siglo XV.
(20:24):
Es un palacete señorial, es pequeña, se puede visitar, es
muy agradable de visitar y mezcla espacios y formas residuales
que van desde el arte árabe al estilo gótico con
visos de renovación renacentista y la presencia de elementos mudéjares.
En la ordenación de la vivienda que mira hacia el interior,
(20:44):
un gran patio porticado con doble galería y fuente central
y en las significativas techumbres de madera y alfarges. En
la decolación de azulajería de sus zócalos y en los
enseres y mobiliarios moriscos que aún conserva. Aparte del ejemplo
de arquitectura local que representa el edificio de principios del
(21:07):
siglo XVI, repetida mansión entre la nobleza reconquistadora de la ciudad,
de orgullosas fachadas de piedra blasonadas, de escudos y sosegados
retiros de íntima comodidad, nos interesa reseñar el caudal histórico-artístico
de la que es depositada. Conserva el valioso archivo interprovincial
(21:31):
de la orden hospitalaria y preciosas estancias abarrotadas de pinturas,
esculturas y piezas sorprendentes de todo tipo de artes suntuarias.
Se le atribuye a Pablo de Rojas la majestuosa figura
de la Virgen con el Niño, de la sala 8 de
la Casa de los Pisa, llamada por la congregación religiosa
(21:56):
Virgen del Pópulo. Está repintada y perteneció a la familia
de los Covarrubias, que tenían situada una capilla-panteón a la
entrada del Hospital de San Juan de Dios de Granada.
Se vislumbra una policromía con tonos dorados y verdes a
los que se le añaden el rosacio muy típica de
(22:18):
Pablo de Rojas y de su estofador Pedro de Rax.
Es una talla muy bonita. Custodia, en el pequeño museo
de San Juan de Dios de Granada, nos encontramos a
esta virgen sedente, que aparece superar las fórmulas más romanistas,
a favor de un mayor manierismo que alarga las proporciones
(22:42):
y que involucra levemente la parte superior del cuerpo y llena...
A la imagen de una, podríamos decir, una melancolía, con
unos suaves y elegantes plegados de su ropa. Tenemos también
la imagen de la Virgen con el niño en el
(23:03):
retabo provisional de la Compañía de Jesús. Virgen del escultor que,
como os digo, se colocó en un retablo provisional. También
tenemos figuras de barro que representan a María en el
templo y a la purificación de María. responden a una
misma temática iconográfica que coinciden con la etapa de la
(23:27):
infancia de Jesús. Se conservan estos dos conjuntos en el
convento de la Concepción y fueron atribuidos por Manuel Moreno
a Pablo de Rojas. Las mojas suelen colocarlos a los
pies de la Inmaculada, obra atribuida a Pablo de Rojas,
y el empleo de este material en su elaboración de
(23:49):
una imagen solía ser un primer paso para que sirviera
de modelo en la ejecución de obras posteriores. Y no
es de extraño que Pablo de Rojas recoja esta tradición.
En la iglesia de Olvolote tenemos la imagen de la Inmaculada.
Tenía pequeñas dimensiones y se colocaba en el manifestador, de
(24:13):
tal modo que aparece en fotografías anteriores a la guerra civil.
Hoy en día está en manos de un particular. otras
piezas que tenemos es el retablo del convento de Santa
Isabel la Real pero esto ya lo seguiremos viendo en
el siguiente capítulo de Historia con Sentido hablando de Pablo
(24:35):
de Rojas
Speaker 2 (24:48):
hasta aquí un episodio más de Historia con Sentido El
podcast que te habla de historias de la historia, sucesos, eventos,
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(25:11):
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