"Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros." (Hechos 14:11)
Llama la atención las diferentes reacciones a la obra de Dios. Aquí Pablo y Bernabé sanaron a un hombre cojo y la primera reacción es adoración a los apóstoles como dioses. Parece ser que al principio, Pablo y Bernabé no entendían lo que estaba ocurriendo, pero en el momento que se dan cuenta, intentan frenar la multitud, explicándoles que realmente son simplemente hombres como ellos. Al final, la escena cambia completamente y los que estaban dispuestos a tratarlos como dioses terminan apedreándolos y dejándolos por muertos. No es tan diferente a las reacciones que a veces experimentó Jesús durante su ministerio. A veces se acercaban las multitudes con el pensamiento de obligarle a reinar y otras veces intentaban despeñarle o apedrearle. En nuestros días seguimos viendo algo parecido. Si bien es verdad que no hacemos milagros (no digo que Dios no los siga haciendo), cuando Dios obra en la vida de uno, vemos que hay los que lo mal interpretan y otros que lo rechazan, minimizan o critican. No debemos dejar que estas reacciones nos desanimen, porque habrá otros que reconozcan a Dios y ponen su fe en Cristo.
Lo más importante para nosotros es someternos a Dios en obediencia para dejar que Él haga en y por medio de nosotros según su voluntad. (db)