🔹 Presentación del caso – Motivo de consulta y contexto personal
Hoy os traigo un caso muy interesante, de esos que nos recuerdan que cuando el cuerpo habla y no le escuchamos bien, acabamos mirando al lugar equivocado.
Una mujer de 36 años acudió a consulta preocupada por su anemia. Llevaba varios meses tomando hierro por prescripción médica, pero los niveles seguían bajos. Estaba agotada, con dolores de cabeza frecuentes, la piel muy pálida, y últimamente también con digestiones pesadas y cierto malestar abdominal. Lo peor era la sensación constante de cansancio, incluso después de dormir bien.
Ella pensaba que todo venía de la anemia, que a su vez la achacaban a sus reglas. Porque sí: tenía menstruaciones muy abundantes, irregulares, y a veces sangraba durante 10 días seguidos. Por eso, todos los médicos asumieron que ahí estaba el origen de su anemia. Nadie fue más allá. Y durante años, nadie le planteó hacer una prueba de celiaquía.
Trabaja como maestra, siempre ha llevado una vida bastante activa y una alimentación, en general, equilibrada. Come en el comedor escolar y no sigue ninguna dieta especial. Aunque desde pequeña recordaba que el pan y la pasta no le sentaban bien del todo… gases, barriga hinchada, a veces diarrea… pero se lo tomaba como algo normal, “porque soy así”.
🔹 Desarrollo del caso – La pista que cambió el rumbo En consulta, al hacer la entrevista completa, empecé a ver otras piezas que no encajaban:
- Dos suplementos distintos de hierro y el hierro no subía.
- Síntomas digestivos recurrentes desde hacía años.
- Antecedentes de abortos de repetición en su primer embarazo.
- Y, por supuesto, esas reglas abundantes, que habían “tapado” todo lo demás.
💡 Fue entonces cuando decidimos pedir una analítica con serología celíaca: anticuerpos anti-transglutaminasa, anti-endomisio… y efectivamente: positiva. El digestivo confirmó el diagnóstico con biopsia intestinal: era celíaca, y llevaba toda la vida sin saberlo. 🔹 Evolución tras el diagnóstico Empezó una dieta sin gluten estricta y en menos de tres meses los resultados fueron claros:
- Los niveles de hierro comenzaron a subir sin necesidad de suplemento.
- Su energía mejoró notablemente.
- Las digestiones dejaron de ser una molestia diaria.
- Y lo más llamativo: sus menstruaciones se regularon y el sangrado se redujo.
Sí, la celiaquía también puede tener impacto hormonal e influir en la salud menstrual. 🔹 Reflexión final – Lecciones del caso Este caso nos enseña que cuando algo no cuadra, hay que seguir investigando. No siempre la causa más evidente es la verdadera. En mujeres con anemia persistente, aunque haya reglas abundantes, no deberíamos dejar de explorar otras posibles causas, como la celiaquía, especialmente si hay síntomas digestivos —aunque sean sutiles— o antecedentes que puedan dar pistas. Porque muchas veces, detrás de un hierro que no sube, hay algo más que una regla larga.
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